Pauline Bachmann

 

 

La negociación de identidades culturales/nacionales:

Representaciones del Caribe en las novelas Limón Blues y Columpio al aire

 

Instituto de Estudios Latinoamericanos

Universidad Libre de Berlín

pmbachmann@hotmail.com

Bibliografía * Notas


Presentación de proyecto de tesis

“Siempre ha sido periferia en un sentido exagerado: región marginal occidental de los contextos y conflictos del gran Caribe, campo de juego de la expansión colonial británica y, posteriormente, espacio hegemónico y de intervención de los Estados Unidos.” Gerhard Sander (2003 [1984]: 15)

La eterna periferia que describe Sander es el litoral caribeño de Centroamérica. Lo que en los años ochenta todavía parecía una “exageración”, ahora, casi treinta años después, se ha llegado a la conclusión de que el estatus periférico de esta región se ha vuelto “tradición” en el transcurso de la historia. Werner Mackenbach habla de una “doble exclusión”, que

“el Caribe centroamericano tradicionalmente ha sufrido: por un lado, desde la perspectiva centroamericana de tierra firme, ha sido excluido de proyectos político-culturales –especialmente a partir de la independencia y la construcción de los Estados-nación– como espacio de no-lugar, no-cultura, no-civilización. Por otro, desde la perspectiva caribeña insular, ha sido ignorado en los discursos identitarios político-culturales del gran espacio antillano-caribeño como lo no-caribeño, lo ajeno/no propio, el ladino.” (2008: 107-108)

Esta doble exclusión, llega a reflejarse en la literatura centroamericana a partir de lo que ahora se llama literatura de posguerra. Las dichas novelas de plantación bananeras de los años cuarenta y cincuenta pusieron su énfasis en la denuncia de la situación social, en cambio la escritura contemporánea sobre el Caribe, se dedica a tomar una perspectiva del interior para revelar las exclusiones que han sufrido los grupos étnicos que no caben en la imagen de la nación. Mi proyecto de tesis aborda un estudio de dos novelas que discuten las identidades culturales y nacionales en el contexto del margen caribe en Nicaragua y Costa Rica.

En la novela Columpio al Aire, Lizandro Chávez Alfaro describe la vida en Bluefields después de lo que en la historia oficial fue llamado “reincorporación de la mosquitia”. La región antes llamada “Reino Misquito” bajo el protectorado británico, fue tomada en una operación militar en 1894 bajo el régimen del presidente José Santos Zelaya para integrarla en el nuevo Estado liberal nicaragüense. Por el entrelazamiento de dos historias de las protagonistas Tisi Hendy y su Tía Viola Hendy, Chávez Alfaro crea una imagen simbólica de la región. El tema central de la trama, es el cambio del cementerio de Bluefields en el que también descansan los reyes del Estado derrotado. Ellos tienen que ceder a la construcción de una calle que es parte de un proyecto modernizador del gobierno liberal. Pero la novela se puede leer de dos maneras. Aunque la trama se desarrolla a finales del siglo XIX, también es una alusión imposible de omitir del proyecto revolucionario sandinista de los años ochenta siglo XX que en gran parte simplemente siguió los intentos de asimilación de sus antecedentes.

En cambio Limón Blues se concentra solamente en una época y toma lugar en Puerto Limón entre los años 1904 y 1933. Anacristina Rossi cuenta la historia de Orlandus Robinson, un joven jamaiquino que llega a Limón para cumplir con lo que su madre había empezado: hacer una finca de banano en la tierra que había escogido. Pero pronto tiene que enfrentarse con el creciente monopolio de la United Fruit Company y con un racismo cada vez más pronunciado contra los afrodescendientes. Entonces, Orlandus se convierte en un miembro apasionado del movimiento de Marcus Garvey, que se puso como objetivo la “repatriación” en África de toda la comunidad afrodescendiente en América y el Caribe, como solución y reacción a la exclusión. La búsqueda de una identidad afro-caribeña se convierte en la misión de la vida de Orlandus Robinson.

 

La historia oficial y el Caribe

Ambas novelas entran en un diálogo con la historia oficial del país en que toman lugar y deconstruyen el mito de la homogeneidad de la nación mediante un cambio de perspectiva. Los autores efectúan este cambio de punto de vista o punto de partida al centrar la trama alrededor de protagonistas (afro)caribeños por lo cuál se supone que los autores dan una voz a los que hasta entonces no han participado en la construcción de la identidad nacional. Pero de allí parte una de las problemáticas más destacados del tema: ¿desde dónde se mira en las novelas el Caribe que funciona como complejo de lugar de la escritura y cuál es la ideología espacial que encarna? Este es una de las preguntas que intentaré a desarrollar y contestar a lo largo de la investigación.

La historia oficial es reescrita en las dos novelas por la manera cómo está representado el margen Caribe. Mientras Limón Blues cuenta el dilema que trae consigo el experimento de la construcción de una identidad transatlántica y transnacional al enfrentarse con las realidades locales, Columpio al aire propone un concepto de nación pluricultural y trans-étnica que se ha desarrollado en el caribe nicaragüense durante la época del reino misquito.

El Caribe como espacio de acción y espacio imaginario donde se desarrolla la trama de las novelas y desde donde se piensan los conceptos de identidad, presentados y debatidos, toma una posición central en la reescritura de la historia oficial de los dos autores. Pero, ¿qué es este espacio “el Caribe” que parece ser más bien una multitud de espacios? Para profundizar este aspecto, partimos de una cita de Ottmar Ette:

“Space can best be defined no by looking at borders and territories but, rather, by focussing on movements of crossing and re-crossing. The conception of a given area, of course, has to include geographic and topographic information as well as borderlines that, within different historical, political and cultural constructions, produce its image on a map or other forms of visualisation and more yet, create the frameworks of its imaginary. But we can only analyze and understand an area by focussing on its mobile relationships with other areas and by trying to highlight the dynamics of transversal movements that configure a specific area by crossing and linking it with other areas.” (2008: 7)

La zona caribeña centroamericana desaparece en el triángulo de dos regiones (la del Caribe y la de Centroamérica) y los territorios nacionales, lo que se expresa en la negación de todo lo que define estos espacios1. En las palabras de Alexandra Ortiz Wallner,

“se comprenden los términos de territorio y región como expresiones de la espacialización del poder y de las relaciones, conflictivas, complementarias o de cooperación, que de esta espacialización se llegan a derivar” (Ortiz Wallner, 2004).

Columpio al aire y Limón Blues se concentran en la dicotomía pacífico – caribe que equivale a la del Estado nacional y su construcción de identidad y cultura en contraposición a “otra” cultura y “otras” propuestas identitarias que llenan el espacio vacío que el caribe centroamericano ha sido en el triángulo de regiones (Centroamérica – Caribe) – territorio nacional. Lizandro Chávez describe un momento de resistencia más o menos pacífica de los ya vencidos –la población del Caribe– que se articula mediante la cultura. Mientras “los del pacífico”, de la “Granada lacustre” intentan manifestar su poder, a través de la celebración de las fiestas de San Jerónimo, los caribeños organizan la ejecución de El Mesías de Georg Friedrich Händel con el coro de la iglesia morava. La planificación de la fiesta católica ya muestra que no se trata de una profunda expresión cultural-espiritual, si no, que es instrumentalizada “para hacer patria en tierra recobrada” ya que se puede adelantar la fecha de la fiesta cuyo “arranque es religiosamente el 20 de Septiembre” (1999: 88) a cualquier día que cabe mejor en la agenda política. Mientras la organización es llevada a cabo por “un grupo de correligionarios” (87). Con mucha ironía Chávez Alfaro escogió el oratorio El Mesías, una obra con fama mundial del compositor anglo-alemán Händel de la época de la Ilustración, para representar a la cultura de los caribeños. No solamente destaca que las tradiciones culturales caribeñas venían de Europa –de una época colonial– al igual que las de la gente del pacífico sino que también muestra la ignorancia del pacífico hacia el Caribe cuando los invasores no tienen ni mayor conocimiento ni interés en “aquel extraño canto religioso” (58) que planean los moravos.

Anacristina Rossi, en cambio, se concentra más en la lucha social, en la que se mezclan la búsqueda de identidad y el reclamo de derechos cívicos. Los migrantes jamaiquinos que se veían siempre como “súbditos británicos” tienen que aprender que en Costa Rica se les ve como africanos. Al inicio de la novela Orlandus Robinson quiere reclamar sus derechos por la finca que le quitaron, y recibe la respuesta que “en Costa Rica las fincas de los negros eran baldías porque la República no quería propietarios africanos” (24). Sus documentos que lo identifican como súbdito británico, no le ayudan a Orlandus, porque según las autoridades costarricenses “resaltaba a la vista que él era africano” (24). Una vez “hecho” africano, no parece ajena la idea de Marcus Garvey de “repatriarse” en el “continente de origen” . Pero el movimiento de Garvey en Limón se mezcla cada vez más con la lucha por mejores condiciones de trabajo y mayor participación política en las decisiones que afectan la vida limonense. Cuando la utopía garveíta llega a su punto de derrota Orlandus cae en una depresión que culmina en su muerte. La lucha entre la identidad jamaiquina-británica que él trae como herencia cultural, una identidad costarricense con su conexión local y real y la africana abstracta y ajena que promete la salvación, lo cansa tanto que con la caída del movimiento garveíta Orlandus también cae. Pero su esposa Irene dirige la vista a la segunda generación y se decide finalmente por una identidad: pensando en el futuro para sus hijos termina sacando la nacionalidad costarricense y se muda a San José.

Aparte de espacios geopolítico-hemisféricos que se discute en las novelas, se ocupan también de otros dos espacios en los que se articulan las relaciones de poder y mediante de los cuales los autores realizan la reescritura de la historia oficial: espacios “racificados” y espacios específicos de género. Se podría identificar una serie de espacios más con importancia para el tema, pero realizar un análisis completo saldría fuera del marco de este proyecto. Así que me concentraré en estos tres espacios que a mí parecer, son los más destacados en las novelas.

 

Espacios dentro y fuera de la literatura

Desde la conquista las representaciones de espacio juegan un papel importante en la literatura latinoamericana y han sido vinculados estrechamente con la búsqueda de identidad. En los últimos años se publicaron varios estudios que se ocupan de la problemática del espacio en la literatura centroamericana, pero un estudio sistemático y de carácter completo, según Mackenbach, falta por elaborar. No obstante, las “(re-)presentaciones del espacio en la literatura [centroamericana] tienen un papel destacado”, porque la región es una “plataforma giratoria caracterizada por una gran variedad de diversidades y divergencias culturales, étnicas y espaciales” (Mackenbach, 2004a: 364). Efectivamente el espacio geográfico de Centroamérica al que demarcan las fronteras nacionales de siete (o cinco dependiendo de la definición) países no es para nada un espacio cultural homogéneo aunque esto es lo que los discursos nacionales de los países han intentado construir. Costa Rica escogió un camino de exclusión del “otro” en la construcción de la identidad nacional, como lo describe Albino Chacón en la presentación del último libro de Quince Duncan:

“El proyecto de la modernidad [...] y el período de cambio de siglo del XIX al XX, se caracterizaron [...] por la inserción del país en la economía mundial, gracias a las exportaciones de café, lo que aumentó considerablemente el intercambio de bienes con el extranjero, tanto materiales como simbólicos, pero étnicamente fue un proceso restringido, excluyente y limitado.“ (2004)

Refiriéndose a la Historia de la Literatura costarricense (1967) de Abelardo Bonilla, Chacón identifica cuatro mitos en los que se apoya la identidad costarricense: (1) Al territorio de Costa Rica llegaron colonos, no conquistadores que formaron la base de la nación. Además se supone que (2) en el territorio nacional no existe ni existió una población indígena de lo que se deriva que Costa Rica es un país “blanco” de herencia española. La cuna de la nacionalidad costarricense (3) se formó en el valle central donde se asentaron los colonos españoles quienes (4) por falta de mano de obra barata (indígenas y esclavos) y recursos naturales construyeron a base de la constitución homogénea de la población la democracia costarricense. (Chacón, 2004)

Basándose en estos mitos, no hay espacio en la identidad costarricense para la existente población indígena y afrocaribeña con sus tradiciones culturales e idiomas. Es solamente hasta finales del siglo XX que se han comenzado a deconstruir y criticar estos mitos2.

En el caso de Nicaragua se trata más bien de la negación de la diferencia3 en vez de la negación de la existencia del “otro” por la que se quería crear una cultura nacional homogénea: la cultura del centro (capital/pacífico) fue impuesta a la de la periferia, en nuestro caso la región caribeña.

La parte pacífica y la parte caribeña del país desarrollaron en el transcurso de la historia identidades y tradiciones muy distintas. La dominación española se pudo establecer a largo plazo solamente en la parte pacífica del país mientras en la región caribeña se desarrolló a partir de 1631 un dominio informal británico que creó el Reino Misquito. Los reyes eran personas de la población indígena y afrocaribeña, pero recibieron su legitimación de la corona británica. A partir de 1847 entró una entidad determinante en la tarima de la historia: la iglesia morava que se convirtió dentro de pocas décadas en “la principal forma de expresión de identidad étnica de las poblaciones costeñas, tanto indígenas como creoles” (Vilas, 1992: 89). En el año 1894, la republica liberal de Nicaragua conquistó la región caribeña (en este momento llamada reserva misquita) en una operación militar. Este acontecimiento es conocido como la “reincorporación de la Mosquitia” que implica la idea de que la Mosquitia –la región caribeña– pertenecería ya antes del Tratado de Managua4 al Estado nicaragüense. La operación incluyó no solamente el cambio de los nombres enteros de los lugares (del inglés, rama, misquito y creole al español) sino también la implementación de la cultura española-católica del pacífico y la represión de las tradiciones culturales que ya se habían desarrollado en el Caribe.

La importancia de las (re-)presentaciones del espacio en la literatura centroamericana tiene entonces una estrecha conexión con la constitución histórico-política de las naciones del istmo y las negaciones y exclusiones del “otro” que acompañan este proceso. En un ensayo sobre las tendencias literarias del siglo XX en Centroamérica Mackenbach confirma que existe “una estrecha relación entre política y literatura” que comenzó a desarrollarse a partir de los años ochenta. En esta década incluso toma “una función central en la construcción de la nación”, lo que especialmente vale para los casos de Costa Rica y Nicaragua (Mackenbach, 2004b).

 

El espacio Caribe

“La historia y la configuración de los imaginarios nacionales centroamericanos” según Ortiz Wallner, son marcadas por “la división interna entre las regiones del Pacífico y el Caribe” (2008: 124). El Caribe en este caso sale como el perdedor, el negado en los proyectos nacionales, que también se manifestó y sigue manifestándose a través del lenguaje, ya que se suele hablar de la “Costa Atlántica” y el “atlántico” para describir el litoral caribeño en Centroamérica. Incluso en Nicaragua el uso de estos términos fue fijado legalmente en la designación de las áreas autónomas, RAAN (Región Autónoma del Atlántico Norte) y RAAS (Región Autónoma del Atlántico Sur), así que la negación de la existencia de elementos caribeños en el espacio nacional fue lingúísticamente institucionalizada.

El primer auge que logró obtener el espacio caribeño en la literatura centroamericana fue como antes mencionado en los años cuarenta y cincuenta en las llamadas novelas de plantaciones bananeras. Novelas como Mamita Yunai (1941) de Carlos Luis Fallas y Puerto Limón (1950) de Joaquín Gutiérrez recibieron mucha atención en Costa Rica y la primera hasta se convirtió en una novela clásica de la literatura costarricense. Pero estas obras representan la región con “una mirada del exterior, que perpetuaba la perspectiva de los conquistadores y los criollos/letrados en las ciudades del pacífico” (Mackenbach, 2003: 114). Lo mismo se puede decir sobre la novela Ebano (1954) de Nicaragua.

Es solamente a partir de los años noventa que se inicia un proceso hacia una “mirada del interior” que representa el espacio y los hechos desde la perspectiva de protagonistas subalternos, indígenas y afrocaribeños, como es el caso de las novelas Columpio al aire y Limón Blues. Lizandro Chávez Alfaro se concentra en sus dos protagonistas femeninas aunque siempre desde la perspectiva de la tercera persona. En cambio Anacristina Rossi escribe desde varias perspectivas, del yo-narrador masculino Orlandus Robinson en varios flashbacks y sobre él en tercera persona. También toma el punto de vista de su esposa Irene en las dos perspectivas. Ambos autores presentan los acontecimientos desde el Caribe, desde los oprimidos que ven el supuesto centro, el pacífico y el valle central, como algo lejano y ajeno de su centro Bluefields/Limón alrededor del que se concentra la vida y los grandes hechos históricos como la construcción del ferrocarril y el comercio intercontinental a través de los barcos.

 

Apuntes metodológico

Ambas, Limón Blues y Columpio al aire, son novelas históricas escritas durante el cambio de siglo, lo que tiene un mayor significado puesto que a partir de los años noventa se ha producido un cambio en la narrativa centroamericana en la cuál un género gozó de un gran auge: la novela histórica.

Después de los estudios de Seymour Menton (1993) y María Cristina Pons (1996) quienes fueron los pioneros en destacar el fenómeno, siguió una ola de trabajos sobre la “nueva novela histórica” en América Latina, en los que se detectaron una serie de cambios que acompañaron el nuevo auge del género, y que lo distinguió de la novela histórica tradicional; pese a que las novelas históricas se han seguido desarrollando en el transcurso de más de una década desde la publicación de Menton, y que, en ninguno de los estudios mencionados se analizan novelas centroamericanas. Una teoría que tome como base la nueva novela histórica centroamericana, queda todavía por ser elaborada.

El estudio más apropiado como base teórica para mi proyecto me parece ser el trabajo Der transversalhistorische Roman, de René Ceballos. Él tampoco analiza novelas de Centroamérica en su estudio, pero desarrolla más el concepto de Menton ajustándolo a las novelas que para él ya pertenecen al siglo XXI y muestran una nueva forma de representación de la realidad y postulan el inicio de una nueva episteme la del siglo XXI (Ceballos, 2002: 241). Ceballos utiliza el término transversal porque muestra explícitamente la manera de conexión entre historia y ficción: transversal, ya no lineal. Con este concepto, se refiere a la idea de sensatez transversal de Robert Welsch5: Algo, que va mas allá de la simple racionalidad y que toma distintas perspectivas para generar nuevas maneras de percepción del mundo (Ceballos, 2005). Además, Ceballos es el único de los teóricos de la nueva novela histórica o en sus palabras la novela histórica transversal, que incluye la intención del autor en su teoría. Según él, las novelas que funcionan dentro del margen teórico que él ha desarrollado, “tienen la intención” –y allí se muestra la intención del autor– “de aportar a la creación de una nueva conciencia histórica” a través de “la realización de posibles nuevos mundos” (2002: 241)6.

Esto también aplica a muchos autores o muchas novelas históricas escritas en la era de posguerra en Centroamérica y especialmente a las dos novelas escogidas para el análisis en este trabajo porque ambos autores manifestaron su intención de mostrar una historia olvidada o todavía no escrita y denunciar los errores que cometió la historia oficial (en el caso de Chávez Alfaro)7. Cabe añadir que ni Menton y Pons ni Ceballos se apoderan de espacios como lugares de articulación de las nuevas formas de representación. Ahora bien, en la operacionalización se mostrará cuáles de los términos del margen teórico de la nueva novela histórica y la novela histórica transversal serán válidos para este trabajo y donde se tendrá que ajustar el margen a la situación centroamericana y específica de las novelas escogidas.

Cabe explicar el uso de espacios en la literatura como categoría de análisis en el proyecto de tesis. Como lo ha destacado Ette, el imaginario de un espacio está creado por un margen de información geográfica y construcciones político-culturales. La relación entre espacio en la literatura y espacio geográfico es demostrado por Andrea Mahlendorff en su trabajo, Literarische Geographie Lateinamerikas.

Su definición de espacio está basada en la comprensión espacial de la geografía desde los años sesenta que incluye influencias de la antropología, psicología y filosofía. En el centro del interés está situada la relación humana-espacio que va más allá del espacio matemático-físico. A base de la geografía de percepción se sitúa el espacio cognitivo en el centro de la atención que está determinada por la valoración, estructuración y percepción humana en el espacio. Además, ella analiza una relación dialéctica entre espacio y tiempo: las estructuras simbólicas del espacio se modifican en el cambio histórico y al mismo tiempo lo influyen. Así que la conciencia espacial, según ella, está estrechamente vinculada a la búsqueda de identidad en América Latina (Mahlendorff, 2000: 10-11, 16-17).

No obstante, la única referencia centroamericana que ella tiene en su estudio es el Popol Vu y la novela Maladrón de Migel Ángel Asturias. Die unbewohnte Utopie de Werner Mackenbach es uno de los pocos estudios que se ocupan específicamente del espacio en la literatura centroamericana (aunque sea sólo en un capítulo) en el que realiza un análisis completo de la novela nicaragüense en los años ochenta y noventa. En la sección sobre el espacio en la literatura critica el procedimiento tan estrecho y referencial de Mahlendorff (Mackenbach, 2004a: 349-352). Él mismo recurre a un estudio de Elisabeth Bronfen que basa su compresión espacial en la distinción de tres dimensiones: la descripción textual de espacios literarios (al que se limita el estudio de Mahlendorff), metáforas de espacio y la relación de intertextualidad y el espacio literario. Mahlendorff igual que Mackenbach escogen relaciones bi-polares como punto de partida del análisis de la problemática del espacio. Mientras ella se concentra en la dicotomía espacio propio/espacio ajeno, Mackenbach introduce más categorías (caribe/pacífico, mestizo/indígena, nación/religión, hombre/mujer, etc.) las cuáles son especialmente importantes para la literatura centroamericana y de las cuáles yo utilizaré las tres ya mencionadas.

Pero volvamos a Ette. Según él, el imaginario de un espacio es solamente una cara de la moneda, para entender realmente un área es necesario enfocarse en las relaciones móviles con otras áreas porque son estas dinámicas las que al final construyen un cierto espacio. Tomando esto en cuenta, es imprescindible comprender el espacio caribeño centroamericano en su relación triangular región (centroamericana-caribeña) – Estado nacional y entender que esta relación nunca ha sido estática. No es solamente el Caribe que se ha alimentado desde la conquista de ideas y utopías transnacionales que incluyeron América del Norte, Europa y África y que forman parte del espacio móvil caribeño.

Partiendo de este concepto, el análisis de relaciones binarias se vuelve más complejo de lo que el término sugiere a primera vista. Se tienen que analizar no solamente las oposiciones sino también los momentos de concordancia y los que salen totalmente fuera del esquema bi-polar en la relación.

 

Apuntes sobre las condiciones de producción

Por último, faltan algunos apuntes sobre las condiciones de producción. La intención de los autores de reescribir la historia y revelar los errores de la historia oficial dejan abiertas algunas preguntas y dudas que se pretenden erradicar en esta sección. Escribir en Centroamérica, como todos los lectores seguramente concordarán, es un oficio que da pocos frutos financieros. Los tirajes son bajos en comparación a otros países y la lectura se limita generalmente a una pequeña élite. ¿Cómo entonces pueden manifestar los autores intenciones que sugieren una lectura masiva? Esto se puede contestar solamente si se distingue una y otra vez la situación geopolítica-social entre Costa Rica y Nicaragua.

Limón Blues se ha convertido rápidamente en un bestseller, sólo en Costa Rica se vendieron 8.000 ejemplares, cifra que supera casi todos los números de otros autores, sin siquiera haber contado los 10.000 ejemplares que se imprimieron en Cuba como resultado de haber ganado el premio José Maria Arguedas de la Casa de las Américas. De eso se puede derivar que la lectura llegó hasta cierto punto a donde pretendía llegar. Pero también el hecho que la historiografía empezó a interesarse por analizar lo que el mito nacional ha omitido, ayudó a que la novela fuera tomada en cuenta en el ámbito académico. Limón Blues forma parte de un proceso de enfrentamiento crítico con la construcción de identidad costarricense en el que participan escritores igual que historiadores y socio-críticos.

Columpio al aire en cambio, tuvo un tiraje de apenas 1000 ejemplares por la Universidad Centroamericana (UCA) la cual no cuenta con una editorial institucionalizada. Los libros no fueron promocionados de ninguna manera, así que según la crítica literaria Isolda Rodríguez, deben de existir todavía ejemplares de venta en la librería universitaria8. También en el ámbito académico la novela quedó casi inadvertida. El crítico literario nicaragüense Leonel Delgado atribuye este detalle al pronunciado conformismo en el área letrada en el país. Un debate sobre la identidad nacional es prácticamente ausente lo que contribuye también a la falta de disposición de análisis crítico9. No obstante, cuestionar y reformular los componentes de la identidad nacional es una tarea pendiente y a la vez actual que debería seguir los cambios político-legales de la legislación de la autonomía que tomaron rasgos más claros en los últimos años. Así Chávez Alfaro queda solitario y sin ser escuchado con su crítica, lo que da más peso aún a su obra.

 

Conclusiones

En conclusión se han destacado algunos ejes importantes que se expresan en las novelas Limón Blues y Columpio al aire. Hemos analizado los diferentes componentes del espacio Caribe y su intercambio con otros espacios. La reescritura de la historia oficial que pretenden realizar los autores con las novelas, se manifiesta en cada obra de una manera distinta. Pero se puede concluir que en las dos obras, el espacio o mejor dicho los espacios, tienen una mayor importancia como lugares de articulación de relaciones de poder a través de lo(s) que se realiza la reescritura de una historia institucionalizada. Cuáles son exactamente las estrategias que cada autor aplica para llegar a su versión histórica, cómo representan los distintos espacios, de qué manera conectan los espacios articulados con la reescritura de la historia oficial y –lo que no se debe olvidar– desde dónde se mira y piensa el Caribe, son preguntas que serán contestadas en el transcurso de la investigación que seguirá a este texto.

© Pauline Bachmann


Bibliografía

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Vilas, Carlos M., 1992: Estado, clase y etnicidad: la Costa Atlántica de Nicaragua. México: Fondo de Cultura Económica.


Nota

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vuelve 1. El triángulo al que me refiero consiste en la región centroamericana, la región caribeña y cada Estado nacional del istmo. La primera se define por su carácter de puente, área de tránsito en direcciones norte-sur y este-oeste y al revez, mientras el gran Caribe más bien se define por su caribeñidad y conceptos culutrales como la negritude. Y para tomar los casos específicos que conciernen las dos novelas, Costa Rica especialmente se define como un país pacífico, blanco de descencia española y con una larga tradición democrática. Nicaragua también se sitúa en la tradición cultural española que fue constituida en el país mediante la poesía moderna con el icono Rubén Darío. Como lo ha destacado Werner Mackenbach, el caribe centroamericano no participa en ninguna de estas concepciones y por lo tanto representa el no-lugar: lo no-caribeño, no-blanco, no-español, no-cultura, no-civilización.

vuelve 2. Entre los trabajos más importantes se encuentra: Molina/Palmer, 1992; Palmer, 2000; Jiménez Matarrita, 2002; Murillo, 2002; Molina, 2003; y Díaz Arias, 2003.

vuelve 3. El término diferencia se aplica acá en el sentido de Homi Bhabha: él distingue en el debate sobre multiculturalidad entre “cultural diversity” y “cultural difference”. Critica el primer concepto como no suficiente porque solamente reproduce parádigmas monoculturalistas en sus tendencias pluralizantes en vez de comprender los principios de construcción de mundo. Al contrario el término “cultural difference” subraya la falta de conectibilidad (“incommensurability”) y genera así un nuevo espacio de negociación para exactamente estas posibilidades de conección. (véase Bhabha, 1994: 122-149, Kley, 2002: 53-66).

vuelve 4. El Tratado de Managua de 1960 es un contrato entre Gran Bretaña y Nicaragua, que incluyó muchos elementos de tratados anteriores entre Gran Bretaña y Estados Unidos y que concluyó con el favorecimiento de los intereses estadounidenses. La población Mísquita y creole de la región, que fue afectada con el tratado, no fue tomada en cuenta en las negociaciones.

vuelve 5. Para profundizar véase: Welsch, Robert, 1995: Vernunft: Die zeitgenössische Vernunftkritik und das Konzept der transversalen Vernunft. Frankfurr a. M.: Suhrkamp.

vuelve 6. La cita fue traducida del alemán por mi.

vuelve 7. Realicé una entrevista con la autora Anacristina Rossi en Marzo 2008. La información sobre Lizandro Chávez Alfaro tiene como fuente una entrevista realizada después de la publicación de Columpio al aire. (Vargas Aguila, Marcio, 1999: “Narrativa: Entrevista con Lizandro Chavez Alfaro.” En: Lado Ocuro, Letras, Televisión. Producida por: Carlos Vargas Arana, Pablo Hernández, Lado Oscuro Porducciones 2006.

vuelve 8. La información es de una entrevista realizada en abril de 2008 con Isolda Rodíguez Rosales.

vuelve 9. La información es de una entrevista con Leonel Delgado Aburto en abril de 2008.


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