Franz Galich

Reflexiones y propuestas para la escritura de la
Historia de las Literaturas Centroamericanas

Universidad Politécnica, Managua

fgalich@yahoo.es


En el momento en que estamos, la historia
de la ciencia sigue teniendo gran importan-
cia. Naturalmente, apreciamos a nuestros pre-
decesores y, hasta cierto punto, les agradecemos
el servicio que nos han prestado. Pero a nadie
le gusta considerarles como mártires a los que una
irresistible inclinación atrajera a peligrosas situa-
ciones. Sin embargo, en esos antepasados que han
planteado los cimientos de nuestra existencia
suele encontrarse más solidez que entre los
descendientes que derrochan esa herencia.

Goethe

Plantearse la escritura de una Historia de las literaturas centroamericanas, resulta un reto verdaderamente duro. Para el caso y el nivel en que se encuentra el desarrollo de las ciencias literarias, no se puede pensar en una historia de corte tradicional. Digo tradicional, pensando en las diferente Historias existentes en Centroamérica. Claro resulta que no pueda hablarse de una Historia de la Literatura Centroamericana. De allí que tampoco pueda hablarse de tradición. Simplemente no hay tradición. No existe. Acaso lo más aproximado sea La Historia del desenvolvimiento intelectual de Guatemala de Ramón A. Salazar (1897).

Como ya se ha hecho, no se trata ahora de hacer crítica a las Historias literarias de cada país; cf. La historiografía literaria en América Central (1957-1987), de Magda Zavala y Seidy Araya (1993). Tampoco se trata de cuestionar el canon literario. Se trata de reformularlo, de ampliarlo a otras dimensiones que en la actualidad han sido campos de atención únicamente de especialistas.

En primer lugar creo que todos los centroamericanistas estarán de acuerdo en que no se debe –ni puede–, suprimir géneros. Ampliarlos sí. Tampoco inventarlos. Los llamados a ellos son los creadores. El problema de los géneros es una dinámica que surge de la época (la historia), lo social (los grupos o individuos sujetos de literaturizacion) y lo individual, que incluye el escritor y su expresión, como sujeto literaturizador de su tiempo, su sociedad y su particular visión de la vida. Dicho en otras palabras, no se puede escribir una Historia de la Literatura de ninguna sociedad, sin tomar en cuenta la enseñanza de sus clásicos.

Entonces, ¿en qué consistiría esta Historia de las Literaturas Centroamericanas? ¿Acaso vendría a ser un gran pastiche de todas las Historias del istmo existentes? Definitivamente no.

Considero que como primer gran objetivo se trata de examinar e incluir los cambios experimentados en la literatura centroamericana, respecto de los canones tradicionales. En especial los operados en las últimas tres décadas, sobre todo con la aparición (y desaparición) de los conflictos armados. Estos, por ejemplo, propiciaron la potenciación del testimonio. Otro resultado de esta situación histórica fue que por primera vez los sujetos subalternos pudieran hablar. Con ciertas normas de tolerancia y democratización también fue posible que otras voces surgieran: los indígenas, los campesinos pobres, los homosexuales, gays y lesbianas, las voces femeninas, los emigrantes, etc. Y, por último, el reciente fenómeno que en Centroamérica ha tenido una importante manifestación: la nueva novela histórica.

Por supuesto que también serán motivo de atención las manifestaciones populares, como la poesía y narrativa anónimas, el ensayo literario, el periodismo literario, la literatura infantil (¿la escrita para niños y/o la escrita por niños?). Se tendría que someter a discusión, la inclusión de cantidad de textos que circulan o han circulado por las manos de los receptores, tal el caso de oraciones, conjuros, adivinanzas, canciones anónimas y tantas otras expresiones pertenecientes al campo del folclor. Así como tampoco deberá pasarse por alto la producción de comics o paquines y fotonovelas que en algunos países se produjeron.

Como se ve, pues, existe bastante material cuya vertiente y origen son los clásicos de las tres ramas culturales de nuestros países: lo indígena, lo africano y lo europeo. De manera que una metodología para la escritura de esta Historia, podría ser:

Primero: la construcción de un mapa conceptual partiendo de los géneros modernos y posteriormente desarticulados en sub-géneros y nuevos géneros. Por ejemplo:

Novela – primero su ubicación en el tiempo y en el espacio. Sabido es que no todos los países del istmo produjeron novela en los mismos períodos. Una vez establecidas estas coordenadas espacio-temporales, se establecerá su desarrollo hasta llevar esta evolución a un punto que podría ser Miguel Ángel Asturias. Posterior a la novelística asturiana, en el área se empieza a manifestar lo que se conocerá como la nueva novela centroamericana, con voces de altos quilates. Además, habrá que incluir la nueva novela histórica centroamericana. Finalmente, habrá que discutir si a la producción novelística de las mujeres se la estudiará como un nuevo renglón o si por el contrario se incluye en la novela en general.

De manera similar se procederá con todos los géneros, tradicionales o nuevos. Posteriormente, para efectos operativos, en cada uno de los países del área se formarían equipos de trabajo que se encargarían de estudiar e interpretar cada uno de los géneros.

Después, en una reunión preliminar, todavía en cada país, se unificarían criterios nacionales para en otra reunión más amplia, se unificarían los de todos los países. Siguiendo con el ejemplo de la novela: en cada país se formaría un grupo para estudiar la producción novelística. Este grupo tendría su coordinador, cuya responsabilidad o función sería organizar y coordinar a los investigadores, mantener la comunicación con el coordinador de cada país, quien a la vez será el enlace entre los diferentes equipos de los otros países y la coordinación general del proyecto cuya sede será Costa Rica. También se encargaría de mantener el contacto con los centroamericanistas que viven y trabajan en otros países y que integren los equipos de trabajo. Quedaría a criterio de cada país si integran a una misma persona en uno o más equipos en el mismo país.

Entonces, prosiguiendo con el contenido de la Historia, creo que todos estaremos de acuerdo en que ésta no se limitará, únicamente, a la simple enumeración de nombres, de obras, de autores y fechas, con un breve comentario, a lo sumo. Se tratará en todo caso, de desentrañar la mecánica de la producción novelística, cronológicamente, quizás (por ser más consistente que por temas) o por estilos (novela romántica, modernista, de vanguardia, indianista, indigenista, etc.). También se podría dar el caso de que se tenga que estudiar de manera particular a algunos autores, ya sea en grupos o individualmente, como el caso de Asturias que es bastante amplio, o fundadores de formas de novelar como Manlio Argueta, por ejemplo.

Por supuesto que no escapa a mi atención la dificultad que ofrecen cada uno de los géneros. Cada uno de estos habría que estudiarlos dentro de sus coordenadas formales, temáticas y temporales.

¿Ahora, cómo se abordaría el caso, por ejemplo, de la literatura oral? En primer lugar, habría que establecer los límites temporales (igual que con todos los géneros y toda la Historia: de tal fecha a tal fecha; desde la época precolombina hasta el año 2005, por ejemplo), apoyándose en el material investigado existente. Pienso en los archivos y la magnifica labor desarrollada por el Centro de Estudios Folklóricos –CEFOL –, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, bajo la dirección de Celso Lara. Lo mismo se haría en cada país.

¿Pero qué pasaría, por ejemplo, en el caso de las literaturas indígenas y del Caribe, Centroamericano? Me parece que como primer punto, deberán ser estudiadas por académicos pertenecientes a cada una de las etnias y en su defecto, por un especialista.

Las diferentes muestras de la producción en cualquiera de sus manifestaciones (géneros), tendrían que ser hechas en sus respectivos idiomas y atendiendo a su propia clasificación cuando la hubiera. Además, deberán ser presentadas en sus versiones al español; lo mismo para el caso del creole e inglés y otros idiomas del Caribe.

Para el caso de los grupos menos numerosos que se han expresado en cualquier género, como los emigrantes, por ejemplo, creo que la tarea es relativamente más sencilla, pues me parece que hay más documentación disponible.

Quizás, para concluir estas reflexiones y propuestas, creo que no deberá escribirse una Historia por períodos, como se hizo con la interesantísima Historia General de Centroamérica (1993ss.), de FLACSO, bajo la coordinación general de Edelberto Torres-Rivas. Esta abarca seis tomos: “Historia Antigua” (350 paginas); “El régimen colonial” (350 páginas, aproximadamente); “De la Ilustración al Liberalismo” (350 paginas), “Las repúblicas agro-exportadoras” (450 páginas, aproximadamente); “De la posguerra a la crisis” (350 páginas, aproximadamente) y el último tomo “Historia inmediata” (350 páginas, aproximadamente). Como podemos ver, hay un esfuerzo grande por unificar criterios temporales, basados, indiscutiblemente, en la similitud de la historia centroamericana. Sin embargo, en la literatura creo, no se lograría.

Sólo imaginemos el primer tomo “Historia antigua”, no hay registros de una gran producción literaria en esa época. Ni siquiera sabemos si se cultivaron todos los géneros. Y no es porque deban ir. Se trata de que por muy importantes que sean las obras de este período, no hay producción suficientemente documentada, además, no existen registros en el resto de países del área. Por supuesto que estoy claro que estas son ideas, reflexiones y algunas propuestas para el debate..

© Franz Galich


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