Franz Galich

Desde el centro de la periferia de la periferia
Reflexiones de un subalterno letrado

Escritor guatemalteco-nicaragüense

fgalich@yahoo.es


Nadie ignora que ahora, ya alcanzada la paz, Centroamérica es una zona olvidada. Prácticamente en todos los aspectos. En lo que respecta a los estudios literarios, lo dicho anteriormente tiene sus matices, aunque de modo general tenga vigencia. De los países del área el que está más adelantado en los estudios literarios es, indudablemente, Costa Rica. Allá existen programas universitarios de maestrías y doctorados, existen programas de investigación, revistas donde se publican los avances de las investigaciones, editoriales que publican estos resultados. Por si fuera poco, se realizan eventos nacionales e internacionales para debatir las ideas y resultados producto de esas investigaciones, y de las provenientes de las metrópolis y de las que se producen en el resto del área.

Algo similar ocurre con otras Universidades centroamericanas, aunque con menor repercusión. Tal el caso de la Universidad Rafael Landivar de Guatemala, donde también se ofrece una maestría, se realizan congresos y existen publicaciones. En El Salvador y Honduras parece poder decirse lo mismo. Pero con todo y ello estos países constituyen la periferia de la periferia. América Latina en su conjunto conforma la periferia, con matices, por supuesto. Periferias respecto a los centros hegemónicos.

¿Pero, qué sucede en Nicaragua? Nada. Así de simple: Nada. Desde la década de los ochenta el área fue objeto de la atención del neoliberalismo. Las luchas emprendidas por las insurgencias afectaron principalmente a tres países. Con la paz, en cada uno de estos países se emprendieron diferentes planes neoliberales, con los resultado sociales que todos conocemos. Sin embargo el país que llevó la peor parte del vendaval neoliberal, fue Nicaragua.

Una de las áreas más afectadas por la tormenta fondomonetarista ha sido la educación (la universitaria en particular) y de ésta, las hHmanidades. Se han desplazado de los pensums de estudios superiores casi todas las materias humanísticas, con excepción de contadas instituciones. Pero de todas ellas, la que ha sacado la peor parte ha sido la literatura.

Actualmente, de las 43 universidades y centros de estudios superiores, sólo una posee estudios de literatura. ¡En la tierra del jefe máximo del modernismo! Las políticas neoliberales hicieron que en poco menos de cinco años se desmontaran todas las estructuras de los estudios humanistas en general y de los literarios en particular.

¿Pero, qué consecuencias tuvo este desmontaje? De las universidades existentes, (aún no llegaban a 43), sólo 2 tenían estudios literarios dentro de sus programas de estudio. La que indudablemente marchaba a la cabeza en estos estudios era la Universidad Centroamericana que tenía la carrera de Artes y Letras. Esta fue cerrada por no ser rentable. Así de simple.

Pero ¿Qué hacía esta Escuela? Además de los pensums artísticos y literarios, se había logrado fundar el “Seminario permanente de Estudios de Literatura Centroamericana” fundado por la Dra. Bárbara Dröscher, profesora de la Universidad Libre de Berlín, y representante del Servicio de Intercambio Universitario Alemán, DAAD, y por quien suscribe este artículo. Se fundó la revista de teoría y crítica literaria centroamericana (también tenía una sección de creación), El Ángel Pobre, la única que ha existido en Nicaragua, la cual sobrevivió 8 números. Se participó en varias oportunidades en diversos congresos, tanto dentro del país como fuera de él, fundamentalmente los de CILCA. Se realizaron dos trabajos grandes de investigación: un libro de Teoría y Crítica de Literatura Centroamericana, que reunía los trabajos realizados a lo largo de los cuatro años que duró el proyecto; y una Antología del Cuento Contemporáneo Nicaragüense. Ambos se quedaron en el limbo de las editoriales. Y por último, se tuvieron dos ideas trascendentales para el desarrollo de los estudios literarios en Nicaragua: la realización de una maestría en literatura centroamericana, con el apoyo de la Universidad Libre de Berlín, y el más ambicioso de los proyectos: la escritura de una Historia de las Literaturas Centroamericanas. Estas actividades se realizaron en forma conjunta y con el apoyo del Dr. Werner Mackenbach, de la Universidad de Frankfurt, quien sustituyó a la Dra. Dröscher en el puesto del DAAD.

La maestría se realizó pero de una manera totalmente distinta de cómo había sido concebida por el equipo del Seminario. (Al cerrar la carrera y con la reingeniería de la universidad, varios profesores quedaron cesanteados). Con la realización de ésta no se logró el principal objetivo, que consistía en poner al día a un equipo de maestros de secundaria y de las universidades, en las corrientes modernas de los estudios literarios. Se impartió a alumnos que pudieron pagarla (costó 2,000 dólares; mientras que la propuesta de la Universidad Libre de Berlín era que fuera gratis o muy barata.) Pero la mayor debilidad de la maestría, además de la deficiente preparación de la mayoría de docentes, fueron los alumnos: la mayoría no estaban en el ejercicio de la docencia y/o la investigación literaria, además, tampoco tenían el nivel necesario –salvo contados casos. A la fecha, dos años después de concluida, parece que sólo han presentado sus tesis dos o tres estudiantes.En resumidas cuentas, la maestría fue un fracaso, pues en nada o muy poco, contribuyó a superar el estado de los estudios literarios en Nicaragua. Más bien se han desmejorado, dejándole el campo a los críticos tradicionalistas que han copado el terreno de la crítica, la cual se mantiene entre el comentario impresionista y uno vagamente sociológico.

En cuanto al proyecto de la Historia de las Literaturas Centroamericanas, se trasladó a Costa Rica. Cuando el Dr. Mackenbach concluyó su período al frente de DAAD, viajó a Costa Rica a cumplir otras responsabilidades del DAAD, trasladando allí el proyecto porque las condiciones objetivas para su posible realización están allá. En realidad, con las condiciones actuales de Nicaragua, nunca se hubiera podido realizar el proyecto.

Pero ¿qué tiene que ver toda esta historia con el título del artículo? Aunque ya se infiera, hay que repetirlo otra vez: Nicaragua, después de haber pertenecido, junto con el resto de países centroamericanos, a la periferia de la periferia, pasamos a ser el centro de esa periferia de la periferia.

Pero ¿acaso quedó en nada aquellos esfuerzos tan interesantes? No. No todo el panorama es tan negativo. Leonel Delgado, un ex-miembro fundador del Semanario y la revista, publicó en el 2002, el primer libro de crítica utilizando el instrumental teórico contemporáneo: Márgenes recorridos. Mientras otros autores, por su cuenta, han contribuido a estos estudios. Carlos Midence, egresado de la Escuela de Artes y Letras y ex-estudiante de la maestría, publicó un libro de estudios rubendarianos: Rubén Darío y las nuevas teorías, también en el 2002. Por otro lado, producto de tesis de doctorado, se han publicado algunos libros que también utilizan el instrumental teórico contemporáneo, casi todos egresados de universidades de Estados Unidos. Tal los casos de la Dra. Nidia Palacios, con sus libros Voces Femeninas en la Novelística de Rosario Aguilar y el Dr. Erick Blandón, con su libro Barroco Descalzo. Además, sé de la recientemente presentada tesis de Erick Aguirre, La representación del indígena en la poesía nicaragüense.

Como se puede apreciar es muy poca la producción y la actividad literaria desde una perspectiva científica que actualmente se desarrolla en el país. Ello trae como consecuencia, hasta quién sabe cuándo, que se siga enseñando la literatura nacional en la secundaria, único reducto de la literatura, con los enfoques tradicionales con que se ha venido haciendo. Si no es que se deja de enseñar, como ya sucedió con la filosofía.

Contradictoriamente, Nicaragua es un país donde se ha producido bastante y buena literatura (pero se ha estudiado parcialmente), sobre todo la eclosión novelística a partir de 1990. En estos últimos 13 años en Nicaragua se han publicado, por lo menos unas 30 novelas, muchas de las cuales han sido escritas por mujeres. Fenómeno realmente nuevo para nosotros.

Sin embargo, hay gente que se niega a abandonar la idea de que es posible estudiar la producción literaria desde las diferentes ópticas que otorga la ciencia. Es más: tratan de sentar algunas bases, e ideas para estudiarlas, desde la periferia, y hacer una interpretación propia y no necesariamente con las ideas e instrumental importados desde los distintos centros hegemónicos. Sabemos que ello es sumamente complicado, pero posible. En tertulias ocasionales, elucubramos posibilidades, tanteamos y valoramos. Estamos claros que es difícil crear una tradición de la nada. Es decir, no podemos inventar teorías literarias donde no ha existido una tradición por los estudios literarios, donde todo ha sido importado, casi impuesto.

¿Cómo superar una tradición que data desde la Poética de Aristóteles? Mientras, otra realidad nos cae como una lápida: no tenemos los recursos para sentarnos a trabajar e investigar. Con las uñas se puede crear literatura. Con recursos se le estudia. Mientras esperamos el milagro, luchamos y nos negamos a seguir siendo el centro de la periferia de la periferia.

© Franz Galich


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