Eva Kalny

El dios de la lluvia está enojado con la OMC: Los pueblos indígenas y el uso de sus símbolos en las actividades contra la globalización neoliberal

Universidad de Viena

eva.kalny@gmx.at

Notas

Los dioses y diosas mayas, algunos visibles y otros no, tomaron parte en muchas actividades durante las protestas contra la quinta reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio OMC en Cancún, México, en septiembre del 2003. Los representantes del Congreso Nacional Indígena los invocaron en su gran ceremonia. Lo mismo hicieron dos jóvenes que presentaron una pequeña ceremonia por la paz y contra el uso de violencia, a poca distancia de la manifestación final. Los organizadores de la mística del Foro Internacional Campesino e Indígena también se refirieron a ellos. También participaron como acompañantes en las manifestaciones. En todos estos momentos e instancias, símbolos indígenas fueron usados para presentar filosofías, cosmovisiones y estilos de vida que difieren de los valores y políticas del mercado neoliberal.

México ya sirve como caso ejemplar en el análisis de las consecuencias de un sistema de economía occidental y explotador. El Tratado del Libre Comercio TLC significa que el capital puede moverse libremente, pero la gente no. Significa que las empresas de los Estados Unidos roban sabidurías autóctonas y las hacen patentar, como en el caso del famoso frijol amarillo. Significa que los campesinos mexicanos tienen que entrar en competencia con las grandes empresas de las agroindustrias estadounidenses y europeas, agroindustrias ricas y ampliamente subvencionadas. Pero hay planes aún más sofisticados. El Plan Puebla Panamá pretende desarrollar a una zona que es muy rica en recursos naturales, agua dulce y en un sinnúmero de plantas y medicinas tradicionales todavía no explotadas por las empresas farmacéuticas.

¿Será coincidencia que sean exactamente los territorios indígenas los que ahora despiertan tanto interés a las empresas? Los indígenas han sido excluidos de muchos procesos políticos en sus respectivos países, y viven en áreas marginadas. Por supuesto, en los procesos actuales de toma de decisiones, no son solamente los indígenas quienes están excluidos. Todas las personas de carne y hueso que tienen que vivir soportando las consecuencias de los acuerdos de la OMC están fuera de las mesas de negociación. Pero en los territorios indígenas hay riquezas que aún son gratis: el agua de una fuente, el aire limpio (ya no tan limpio, pero sigue siendo mejor que en muchas otras regiones), las plantas medicinales. Todavía no están a la venta, no están registrados como posesiones, y en su mayoría no están patentados.

Hace cinco siglos los conquistadores llegaron a sus tierras aniquilando comunidades indígenas, robando sus territorios e introduciendo el sistema de encomiendas. Ahora los conquistadores han cambiado de cara, pero otra vez identifican sus tierras baldías. La autodeterminación por la cual los pueblos indígenas han luchado tantos siglos y siguen luchando, el acceso a los bienes en sus propios territorios, el derecho a ser involucrados en todas las decisiones que conciernen sus vidas: todo esto no existe frente a las empresas transnacionales y frente a la OMC.

Sin embargo, en estos territorios existen otros conceptos de buena vida, de economía y de redistribución de bienes. Prevalece una concepción profundamente diferente frente a la naturaleza. Ésta se puede usar, pero nunca se puede poseer. Por supuesto, debido a los sistemas estatales en los cuales viven, los indígenas tienen algunos títulos de tierras que si bien son pocos, y no son suficientes, de todas maneras sí los tienen, los heredan y los venden. Pero aun así los verdaderos dueños y patrones siguen siendo los dioses y diosas. A ellos se les debe pedir permiso antes de trabajar la tierra, antes de cosechar y antes de cortar un árbol.

Por esto no sorprende que los indígenas y sus dioses y diosas hayan estado presentes en Cancún, tierra maya, para protestar contra la OMC. Las formas de su participación fueron diferentes. Recurramos, entonces, a cuatro momentos para observar el papel que jugaron las fuerzas espirituales en esta lucha.

Chaac y Kukulkán presentes

Pocas semanas antes del encuentro, a todos en las listas electrónicas, había llegado el siguiente llamado: "Los dioses y diosas están molestos porque la OMC está jugando un papel clave en la explotación y el empobrecimiento de la gente de la región. ¡Y para colmo, resulta que la OMC mantiene reuniones secretas en tierras mayas y no ha pedido ningún permiso! (El Centro de Convenciones de Cancún actualmente se encuentra sobre ruinas mayas)."

Los dioses oponiéndose a la reunión de la OMC incluyeron: "Chac, dios de la lluvia, (...) porque la OMC presiona para privatizar los recursos acuosos. Yum Kaax, el dios del maíz, está enfurecido porque la OMC ha permitido que el mercado mexicano se inunde de maíz barato, transgénico y fuertemente subsidiado por los Estados Unidos, poniendo a su gente fuera del mercado y desplazándolos de sus propias tierras. Kukulkán, el símbolo más universal en Mesoamérica (similar al dios mexica llamado Quetzalcóatl), será el que presida todas las movilizaciones". Juntos con ellos, Hunahpu, Hurakan, Ixchel "y muchas otras diosas y dioses estarán marchando con nosotros, ¡pero ellos necesitan tu ayuda para ser construidos y regresar a la vida!"

Y sí se logró reanimar de esta manera a dos dioses mayas quienes se dieron a ver por primera vez el 10 de septiembre, en la primera y más grande manifestación contra la OMC. Uno fue representado por una figura enorme de unos 3 metros de altura cuya cabeza consistía de un cubo gris con orejas enormes. La figura estiraba sus brazos en el aire. Erigida encima de una tabla con ruedas y movida por un grupo de jóvenes acompañaba a los manifestantes. A primera vista podía confundirse fácilmente con un robot. Sin embargo la inscripción en su espalda lo identificaba: "El dios de la lluvia Chac enojado con la OMC por la privatización del agua". Durante la manifestación se quemaron inciensos frente a la figura.

El segundo dios presente tenía una gran cabeza en los colores plata y oro, y mostraba su boca abierta con unos dientes enormes. Un largo tubo de tela blanca adornada con escamas pintadas formaba el cuerpo de esta representación Kukulkán. La figura en su conjunto necesitaba por lo menos a seis cargadores para poder encaminarla a la manifestación.

Indudablemente, los activistas no habían preguntado primero a los antropólogos: Chac Mol es la piedra en la que se hacían los sacrificios a los dioses, mientras que el dios de la lluvia se escribe con doble a, Chaac. Y en la mayoría de las descripciones, Kukulkán tienen plumas y no escamas verdes y azules, sino blancas. Pero, los antropólogos por su lado, tal vez por todo el respeto que le tienen a los dioses mayas, no supieron cómo darles vida otra vez.

Che Guevara, Lenin y Zapata

El humo de incienso, el sonido de la concha y las canciones del Cono Sur llenaron el aula: en la mañana del 9 de septiembre, Vía Campesina, una ONG mundial de pequeños agricultores, empezó sus actividades en el gimnasio Cuxim Baxal con una mística. En esta ceremonia de inauguración se reunieron aspectos de diferentes culturas y referencias a muchas formas de lucha contra la opresión. La ceremonia fue dirigida por el cantante brasileño Marical Combo quien logró movilizar a los campesinos: muchos se pararon, aplaudieron y cantaron: "Cambia, todo cambia", o la famosa canción chilena para los desaparecidos: "¿Dónde están aquellos compañeros? Están aquí porque ya no podrán morir. Están sembrados en la tierra y ya sus huesos son estrellas porque la noche nace aquí". Los gritos: "¡Globalicemos la lucha porque la tierra nos pertenece!" o "¡Zapata, Sandino: seguimos tu camino!" resonaron en el aula.

Los siguientes discursos y presentaciones artísticas fueron introducidos por el "toque de la concha", símbolo de gran importancia entre los mayas y nahuas prehispánicos. Las ponencias hicieron referencias al libro sagrado maya quiché Pop Wuj, a Mahatma Gandhi, a Sandino y a Tupac Amaru. Y envuelto en el humo de copal, las imágenes del Che Guevara, Zapata y Lenin fueron acercadas a la plataforma y colocadas encima de ella.

Unas ochocientas personas participaron en esta introducción mística, una mezcla entre discursos políticos de la izquierda tradicional, símbolos culturales indígenas, y mensajes del Ejército Zapatista de la Liberación Nacional, entrelazados por hombres mestizos.

El maíz

El maíz es una planta y un abastecimiento sagrado para los indígenas mesoamericanos. No solamente nutre al cuerpo sino que, según las mitologías nahuas y mayas, el ser humano como tal está hecho de maíz. La producción de los alimentos, su calidad y su distribución fueron temas muy discutidos durante el Foro Internacional Indígena y Campesino. Las importaciones de cantidades enormes de maíz proveniente de los Estados Unidos preocupan a los campesinos. De cada tres tortillas, la comida básica en las casas humildes, una está hecha de maíz importado. Los productos agrarios importados son más baratos que los productos nacionales, porque el gobierno estadounidense subvenciona fuertemente su agroindustria. Debido a esto, los precios de tales productos no reflejan los gastos de producción. Los campesinos mexicanos, a su vez, no reciben tal apoyo por parte de su propio gobierno y no pueden competir con el maíz importado. Los productos importados reemplazan los productos nacionales, y los campesinos locales pierden su base de supervivencia. Pero las empresas gigantes de la agroindustria no se satisfacen con estas ganancias: desarrollan semillas, herbicidas y pesticidas interdependientes, y así tratan de reunir en sus manos el poder sobre todo el sector tan clave de la alimentación. Las empresas tienen todavía otro invento preparado para los campesinos: las semillas terminadoras, semillas que autodestruyen su poder de reproducción. Estas semillas germinan, pero las nuevas semillas que nacen de ellas ya no pueden germinar. Esta técnica permite a las empresas aumentar sus ganancias a través de las compras de los campesinos. Estos a su vez ya no tendrán semilla propia y entrarán en un ciclo de dependencia absoluta. Otro tema fuertemente discutido fue el de las plantas transgénicas, o sea, plantas genéticamente transformadas. Existen muchas formas de transformación genética, y algunas incluyen la implantación de partículas genéticas de animales en células de plantas. “La OMC fomenta consumo de comida chatarra” decía una de las banderas.

El maíz tiene profundo significativo simbólico y religioso en las diversas culturas indígenas, y así los representantes de los diferentes pueblos indígenas no redujeron las discusiones a los aspectos palpables y científicos del tema: el Congreso Nacional Indígena invitó a los participantes del Foro Internacional de Campesinos e Indígenas a una gran ceremonia común y pública dedicada al maíz. Los representantes de los diferentes pueblos indígenas que participan en el Congreso Nacional Indígena regaron el suelo con pino, quemaron incienso y copal, y saludaron respetuosamente a los cuatro puntos cardinales. En sus rezos transmitidos por altavoces expresaron su visión de la relación entre los seres humanos y la naturaleza:

Necesitamos vivir con armonía y respeto. Por eso nada podemos tocar sin pedir permiso, y nada podemos tocar sin agradecer. Pedimos a la naturaleza, a los vientos. Pedimos que nos den vida, que nos den energía, que nos den fuerza. Que renueve la esperanza. (...) Pedimos para todos los presentes, para los indígenas y no-indígenas, que la madre tierra nos perdone, que la naturaleza nos perdone, por las veces en que no le hemos agradecido, o por las veces en que no le hemos respetado. Queremos continuar la vida en armonía con ella. Porque la madre tierra es como nosotros. Que necesitamos comer para vivir. A la madre tierra también se le dan tortillas, tamales, pozol, también se le da el mezcal que se saca de la tierra. Porque también ellos son seres vivientes. (...) Con esta ceremonia, los pueblos indígenas hemos renovado el compromiso. Hemos renovado esta capacidad que a veces olvidamos y esta responsabilidad que también muchas veces olvidamos y que tenemos con la madre naturaleza. Estamos aquí para renovar, revivir, refortalecer y para comprometernos a seguir siendo indígenas íntegros. Indígenas que no solamente veamos a la tierra con signos de pesos1 como lo quieren los capitalistas. Nosotros tenemos otro significado, otra relación con la madre tierra, con la naturaleza toda.

La concha

Un mes antes de las protestas contra la OMC salió a la luz que el gobierno de México iba a monitorear a varios intelectuales y líderes de ONG. En las listas publicadas figuraron personas tan conocidas como el intelectual Noam Chomsky de Estados Unidos, la autora canadiense Naomi Klein, el presidente y el director de Le Monde Diplomatique Ignacio Ramonet y Bernard Cassen, Vandana Shiva de la India, y el filipino Walden Bello, director de Focus on the Global South. Fueron incluidos en la lista los directores de Global Trade Watch, del Programa Ambiental del Foro Internacional sobre Globalización y de FIAN Food First Information and Action Network, así como varios líderes de ONG latinoamericanas, la directora regional de la Fundación Heinrich Böll, y la directora de Oxfam de Gran Bretaña.

Muchos de los habitantes de Cancún participaron en las actividades contra la OMC y recibieron a los huéspedes con cierto interés y simpatía. Sin embargo, otros tuvieron miedo a esta invasión de extranjeros de fama dudosa. Las imágenes de las protestas contra la reunión de la OMC en Seattle, en 1999, influyeron la visión sobre este tipo de manifestaciones, y muchos habitantes de Cancún temían actos vandálicos. Durante la primera manifestación, algunas personas distribuyeron folletos pidiendo que no se destruyera nada. Otros protegieron sus tiendas con rejas, y varios albergues quedaron completamente cerrados durante aquellos días.

El acto más violento de estos días fue el suicidio del coreano y líder campesino Lee Kyung. Se acuchilló encima de las barricadas que separan al pueblito de Cancún de la carretera que llevaba a la zona hotelera. El mensaje de la delegación coreana fue claro desde su llegada: “La OMC mata a campesinos”. Los suicidios masivos de campesinos pequeños y medianos son un problema grave en Corea del Sur, en la India y en la China, y quien sabe en qué otros países más. En su deseo de mejorar sus vidas, los campesinos sustituyen sus siembras tradicionales por los productos recomendados por el Banco Mundial u otras instituciones internacionales financieras. Se endeudan comprando las nuevas semillas y los herbicidas y pesticidas correspondientes. Ven cómo estos productos destruyen sus suelos y cómo las plagas se vuelven resistentes contra los pesticidas. Y después de algunos años, a pesar de tantos gastos, no pueden competir con las importaciones de alimentos fuertemente subvencionados por los gobiernos de países ricos.

Normalmente estos suicidios —unos seiscientos cada año solamente en la India— se llevan a cabo en silencio, escondidos en las casas privadas y acompañados por la vergüenza de los familiares. En muchos de los casos documentados, los campesinos se envenenan tomando los pesticidas que ya no matan a las plagas. Lee Kyung fue uno de estos campesino endeudados: había perdido todos sus bienes debido a las importaciones de la carne subvencionada y mucho más barata proveniente de Australia. A los 56 años, sin embargo, se negó a morir de manera escondida, y con su muerte pública se transformó en un símbolo de lucha contra la OMC para miles de campesinos coreanos.

Ocurrieron algunos actos destructivos. Un grupo de extranjeros quemó la bandera mexicana pocos días antes de las conmemoraciones de la independencia, y otros destruyeron un restaurante Pizza Hut. A diario había confrontaciones entre la policía y aquellos manifestantes que querían entrar en la zona acordonada. Por esto, muchos en Cancún temían la última manifestación del 13 de septiembre.

Cuando esta última manifestación había ya pasado por las calles de Cancún y empezaba a dirigirse a la zona hotelera, dos jóvenes decidieron ofrecer un programa diferente. Dotados de conchas, copal, velas y flores invitaron a los peatones a participar en un acto espiritual por la paz. Quemaron copal y encendieron velas, rezaron para que no se tomaran medidas violentes por ningún lado, y pidieron a los transeúntes compartir sus opiniones sobre la OMC. En estas ceremonias, la concha les sirvió como antiguo símbolo de diálogo.

¿Tradiciones indígenas o inventos?

Sin duda, Chaac y Kukulkán son dioses de suma importancia en las culturas mesoamericanas. Es también cierto que los indígenas mesoamericanos queman velas así como el copal y otros inciensos para honrar a los dioses y antepasados. Usan la concha, hacen ceremonias para el maíz y ruegan por la paz y el bienestar de los miembros de una comunidad. Sin embargo, los significados atribuidos a estos símbolos cambian, y durante las protestas contra la OMC no fueron solamente indígenas quienes los usaron.

Las marionetas

Las representaciones de los dioses Chaac y Kukulkán que se vieron en las manifestaciones difieren de los patrones conocidos, y costó un poco reconocerlos. Además, no fueron presentados o saludados de manera ceremonial. Parece lógico que Chaac se enoje con la OMC pues él da el agua, y nadie deber atreverse a apropiársela. Sin embargo, el acto de hacer y usar tales marionetas también puede interpretarse como un acto de apropiación. Los mayas hablan con los dioses y diosas y les dan ofrendas para nutrirlos. Es cierto que los indígenas crean imágenes y figuras de los santos, de Jesús o de la cruz sagrada. Sin embargo, hacer tales figuras es un acto religioso profundamente enraizado en el tejido social de la comunidad y acompañado por ceremonias solemnes. Los artistas averiguan los días adecuados y buscan materiales muy finos para crear estas representaciones de las fuerzas espirituales. Sus figuras son mucho más que meros representantes de santos y dioses: de cierta manera ellas se transforman en los santos y dioses mismos.

Para dar vida a los dioses mayas en las manifestaciones, todos habían sido invitados a través de las listas electrónicas “a hacer su propio trabajo de forma independiente, para ayudarnos a construir más”. Los dioses que renacieron así cargaban un mensaje político correspondiente a la rabia de los expropiados. Pero no fueron producto del esfuerzo común de una comunidad, ni fueron saludados y respetados como verdaderos dueños de la naturaleza.

Mensaje político

Durante la 'mística' del Foro Internacional Campesino e Indígena se usaron ciertos símbolos indígenas como el incienso, la concha y referencias al libro sagrado Pop Wuj. Fue una escenificación impresionante abarcando símbolos y mensajes de diferentes culturas, creada por un mestizo brasileño. Se necesitaría otro estudio para analizar este evento y sus diferentes elementos culturales. Sin embargo, en esta inauguración prevalecieron los mensajes políticos que fueron “adornados” por algunos aspectos culturales del lugar.

La naturaleza sagrada

En la ceremonia pública organizada por el Congreso Nacional Indígena, líderes de diferentes pueblos indígenas expresaron su cosmovisión: Los seres humanos deben respetar las fuerzas naturales, las plantas y especialmente el maíz, planta sagrada. La siembra, el cuidado de la milpa y la cosecha se deben hacer respetando a la naturaleza y sus dioses, y no antes de haberles pedido permiso. El maíz y su semilla deben seguir en las manos de los campesinos indígenas, hijos de maíz. Con la ceremonia, los indígenas reforzaron sus lazos estrechos con las mitologías precolombinas. Al mismo tiempo, nació algo profundamente nuevo: la antigua tradición de las ceremonias indígenas fue recreada de una manera interétnica y multicultural. Aún más, fue reconstruida para nutrir una lucha para la supervivencia en un entorno político nuevo. Los indígenas explicaron, a través de esta ceremonia y de sus discursos, su relación espiritual con la naturaleza, y la interpretaron según las necesidades actuales: esta relación estrecha no permite patentes sobre la vida, la trasformación genética industrial del maíz, ni una agroindustria destructora del medio ambiente.

Sin embargo, en esta ceremonia los representantes del Congreso Nacional Indígena identifican dos categorías de indígenas: los indígenas íntegros e indígenas que solamente ven a la tierra con signos de pesos, reflejando así las divisiones internas e intereses contradictorios de los habitantes de los pueblos y aldeas.

La paz

Las tradiciones religiosas mesoamericanas tienen aspectos muy igualitarios: todos pueden hacer su fuego para hablar con los dioses y diosas. El fuego sirve para establecer tal comunicación y para limpiar los pecados. Cualquier persona puede quemar copal y otros inciensos durante momentos decisivos y conflictivos.

Desde este punto de vista, el temor a actos violentos durante una manifestación es una motivación adecuada para tomar medidas espirituales, para quemar inciensos y copal, y para invitar a momentos de reflexión y diálogo. Para comunicar con los dioses hay que comprar el copal y los inciensos, y en casos difíciles se suele pagar a los especialistas que hacen tal ceremonia. Los dos muchachos que crearon tal espacio de intercambio de opiniones de manera pacífica, informaron también a los presentes: “nadie nos paga para estar aquí, y les pedimos compartir con nosotros de forma voluntaria sus monedas y también sus ideas”.

Abusos

¿Quién tiene el derecho de usar símbolos indígenas y con qué fin? ¿Se puede justificar que mestizos monten marionetas de dioses o quemen copal para Che Guevara y Lenin, o que dos muchachos usen una pequeña ceremonia de paz para recaudar también fondos? ¿Y quién tiene el derecho de autodenominarse indígena íntegro?

Los símbolos de las culturas indígenas, las formas de su uso y sus significados cambian de acuerdo con las personas involucradas y los momentos históricos, y se adaptan a las necesidades actuales. No siempre son los indígenas mismos o sus representantes quienes pueden tomar decisiones sobre el uso de tales símbolos. La lucha contra la política económica neoliberal y contra la OMC es un momento histórico en el cual se crea una oposición entre los neoliberales y capitalistas y nosotros que tenemos otras visiones. Los símbolos indígenas y las mitologías se ofrecen para ser usados y para expresar esta diferencia. Y cualquier consideración sobre la autenticidad, de todos modos un concepto muy engañoso, no debe hacer olvidar los abusos obvios:

Los nuevos planes económicos para la región reducen los pueblos indígenas a habitantes exóticos y mano de obra barata en regiones de (eco-)turismo. Cancún, área clave para el ingreso de devisas, es un buen ejemplo para los efectos de tal estratégica económica. Los centros turísticos están bien equipados con electricidad, agua y gigantes centros comerciales, y los precios de los artículos se pueden comparar con Nueva York u otras urbes de Estados Unidos y Europa. Pero el salario mínimo en Cancún es el mismo que en el resto del país: menos de tres dólares diarios. Muchos barrios no tienen luz y faltan escuelas públicas para los niños. Frente a los centros comerciales, indígenas de Chiapas piden limosnas y buscan comida en los basureros. El agua, que es especialmente escasa en esta región, no llega a las casas humildes pero se usa para regar el prado frente a los hoteles de lujo. Los trabajadores de la zona hotelera no tienen el derecho de usar las playas u otras infraestructuras de los hoteles.

Varias calles de Cancún (igual como en muchos otros pueblos mexicanos) tienen nombres de lugares y dioses mayas. La carretera que lleva a la zona hotelera, el lugar donde se reunieron los políticos y delegados de la OMC, también hace alusión a un dios maya: se llama Avenida Kukulkán.

© Eva Kalny


Notas

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