Carleen D. Sánchez
Creando la Identidad Nacional de
entre las Ruinas
California State University, Northridge
maya137ucsb@hotmail.com
Obras citadas
Desde la publicación del libro Incidentes de Viajes
en Centro América y Yucatán en 1841 por John Stephens y Frederick
Catherwood, las impresionantes ruinas de los mayas han inspirado la imaginación
popular. Ese libro de observaciones presentó por primera vez ante los
países del mundo occidental la majestuosidad de la civilización
maya, si bien con un aura de misterio. Además, las observaciones de Stephens
y Catherwood generaron un interés duradero por esa avanzada sociedad
que había escapado de la vista del mundo moderno por tantos siglos. A
partir de ese momento, los mayas serían objeto de investigaciones arqueológicas
hasta el presente.
Eran tan impresionantes las ruinas mayas, abandonadas y cubiertas
con densa vegetación, que los europeos se preguntaron, ¿quiénes
habrán podido construir las pirámides y los templos de esa misteriosa
civilización? En el siglo diecinueve, fueron propuestas algunas especulaciones
basadas en el eurocentrismo y racismo del momento. Los candidatos posibles incluían
a una tribu israelita perdida o a los fenicios. Más recientemente (en
la década de 1970) Erik Von Danieken en su libro seudocientífico Los carruajes de los dioses propuso que las esculturas y los templos
mayas fueron ergidos con intervención extraterrestre. Era (y todavía
es) difícil para la mentalidad europea concebir que los esplendorosos
centros de Centroamérica hubieran sido hechos por los ancestros de los
indígenas humildes y empobrecidos de la región.
Todavía hoy, las ruinas mayas impresionan a miles de
turistas anualmente. Como resultado de proyectos de excavación a gran
escala y de restauración de todo el mundo maya que son financiados por
instituciones de los Estados Unidos y por los gobiernos centroamericanos, hoy
día ya no es necesario viajar por mula por varios días ni trazar
senderos en las junglas para llegar a los sitios. Por el contrario, los turistas
llegan en autobuses de lujo a través de carreteras bien mantenidas. Una
infraestructura entera ha surgido, incluyendo hoteles, restaurantes, cantinas,
tiendas de souvenirs e incluso prostitución para beneficio de los visitantes.
Y por buena razón, el turismo genera mucho dinero. Sólo en Honduras,
el turismo contribuye más 200 millones de dólares anualmente (La
Prensa 1998). En el pueblo de Copán Ruinas, se estima que cada visitante
extranjero gasta un promedio de $100.00 diarios.
Sin embargo, este ensayo no trata sobre el mercado turístico
ni sobre los efectos del turismo en las economías locales, nacionales
o regionales. Discuto más bien cómo los sitios arqueológicos
han sido interpretados primero por los arqueólogos (quienes en su mayoría
vienen de los Estados Unidos) y después son reinterpretados por los centroamericanos
para formar la base de su identidad nacional. Quisera llamar la atención
al proceso de creación de la identidad nacional a partir de una civilización
pasada y gloriosa, y examinar críticamente las consecuencias de tal construcción.
Además, me interesa señalar la ironía implícita
en la creación de la identidad nacional sobre los cimientos de los logros
de los mayas antiguos mientras que sus descendientes actuales son marginados
y excluidos del processo político nacional y no reciben ningún
beneficio económico de la entrada masiva de fondos generados por la industria
turística.
El Turismo Cultural
Actualmente, más y más personas del así
llamado mundo desarrollado tienen la habilidad de viajar a lugares exóticos.
Los diferentes destinos turísticos entran en una competencia animada
por atraer a más visitantes. La publicidad en revistas, televisión
y el internet es cuidadosamente diseñada para atraer a los turistas con
diversos puntos de interés. Por ejemplo:
--Los anuncios para viajes a Grecia ofrecen la oportunidad
de regresar a los orígenes de la civilización occidental al mostrarnos
fotos del Partenón y otros monumentos del periodo clásico griego
(Shohat y Stam, 1994: 55).
--En contraste, los anuncios para el Caribe enfatizan las playas
y los placeres sensuales que ofrecen las islas (Shohat y Stam, 1994: 56).
La publicidad para la región maya, sin embargo, pone
énfasis en la exploración, descubrimiento, y en la oportunidad
de encontrar un mundo perdido y misterioso. Además, los anuncios generalmente
se enfocan en los templos inmensos o en los monumentos esculpidos del área.
Raramente se ve gente en las fotografías. Aunque la jungla "virgen"
está abarrotada de turistas, los anuncios nunca muestran turistas en
los sitios. De esa forma, se perpetúa la idea de que las ruinas fueron
abandonadas, hasta que llegaron los europeos para "descubrirlas".
Cuando los anuncios presentan a los indígenas mayas
actuales, ellos aparecen como adornos de las ruinas --generalmente una mujer
o una niña en vestidos brillantes de las culturas de las tierras altas
mayas (a pesar de que los anuncios promueven los sitios que están en
las tierras bajas). Para los promotores no hay necesidad de poner atención
a este tipo de detalles culturales cuando el punto es crear un sentido de aventura
y búsqueda de lo exótico. De esta manera, los mayas actuales son
presentados como reflejos curiosos de un pasado glorioso o como representantes
estáticos sin posibilidad alguna de movimiento cultural.
En uno de los anuncios turísticos más perturbadores
se presenta la cara de un hombre maya sobre una estela del Rey 18 Conejo de
Copán. Esta yuxtaposición fotográfica efectivamente descorporaliza
a los mayas, ya que entonces, a falta de cuerpo, aparecen faltos de cultura.
Los descendientes de los antiguos mayas son presentados entonces como atracciones
secundarias para dar "color local" y "darle vida" al pasado.
De esta manera los mayas son concebidos como meros "artefactos" del
museo representado por la sociedad maya contemporánea (Sensu Castañeda,
1996).
Creando la Nación
Si, como Benedict Anderson (1991) ha argumentado, la nación
es una comunidad imaginada, es decir, un edificio socialmente construido, entonces
los cimientos de la nación muchas veces son erguidos sobre las ruinas
del pasado. El pasado, o sea la historia y la supuesta continuidad histórica,
es manipulado a través de la toma de imagénes y eventos de manera
selectiva para ser interpretados (y reinterpretados) de manera adecuada con
la narrativa de la nación.
Esto se puede ver, por ejemplo, en la perpetuación del
mito de los griegos como antecedente histórico de los ingleses, de los
estadounidenses y de la civilización occidental en general, aunque no
haya ninguna conexión directa entre los ingleses o los estadounidenses
y los griegos del periodo clásico. Al contrario, la civilización
clásica griega no fue "descubierta" ni llegó a ser apreciada
por los europeos sino hasta el renacimiento.
Sin embargo, las referencias al pasado y la incorporación
de las normas y la estética clásicas de los griegos no son solamente
cuestiones pasajeras sino que tienen un peso simbólico en toda la sociedad
europea. Sólo hay que observar la arquitectura de Washington DC para
apreciar el simbolismo e ideología de la arquitectura griega. Además,
se ha creado la idea de que los logros intelectuales de los griegos han sido
las semillas de todo el pensamiento occidental (aunque la mayoría de
los textos antiguos de los griegos fueron desconocidos en el occidente hasta
la caída de Constantinopla en 1453).
En general, no se reconoce que las tradiciones griegas sólo
han sido absorbidas por la tradicion occidental de una manera indirecta. Se
puede observar que a través de la construcción de una genealogía
cultural ficticia los europeos han podido declarar su superioridad por medio
de su aparente línea de descendencia directa con los antiguos tiempos
griegos.
Las naciones postcoloniales de Centro América han tratado
de establecer sus propias identidades --rechazando referencias eurocentristas
impuestas por sus colonizadores. No obstante, sus efuerzos por construir identidades
nacionales no europeas no han podido evitar ideas mucho más perniciosas
e insidiosas, como la superioridad de la "civilización" y la
"natural" dominación racial europea sobre lo indígena.
Así, los antiguos mayas, con sus logros en arquitectura,
escritura, matemáticas y astronomía, han sido apropiados para
servir como progenitores venerables. Los antiguos mayas han sido incorporados
a las escrituras históricas contemporáneas con el propósito
de proveer una tradición nativa intelectual que da orgullo y para contrarrestar
la influencia hegemónica del eurocentrismo.
Los antiguos mayas son vistos como unos ancestros de la nación
moderna tan desarollados e impresionantes como los antiguos griegos. Este reconocimiento
de los logros indígenas es laudable; no obstante, ésta ha sido
una apropiación no crítica de la herencia cultural indígena
que conlleva una falta de reconocimiento de la marginalización continua
de los indígenas de la región. Parte del problema es que la antigua
civilización maya colapsó y que sus grandes centros fueron abandonados
(en el siglo X) antes de la llegada de los conquistadores españoles.
Por lo menos, en las tierras bajas del sur (el Petén, el occidente de
Honduras, etc.) los conquistadores no precipitaron la destrucción de
la civilizatión clásica maya. Es por esta razón que los
historiadores y críticos sociales no se han preocupado por llevar a cabo
una autocrítica de la conquista (por lo menos en lo que respecta a los
antiguos mayas del sur).
Al contrario, el mundo maya del período clásico
permaneció escondido y casi completamente desconocido hasta mediados
del siglo diecinueve. Además, el conocimiento de los antiguos mayas fue
construido inicialmente por los arqueólogos occidentales, y verdaderamente
el término "maya" fue utilizado sólo para describir
la cultura arqueológica. No fue hasta por 1980 que varios grupos indígenas
de la región empezaron a auto identificarse como "maya" en
lugar de las afiliaciones lingüísticas, regionales o comunitarias
que tenían. Como resultado, el pueblo indígena maya ha tenido
poca voz en la construcción de las narrativas históricas de sus
propios ancestros.
Los estados centroamericanos, como Honduras, han tenido la
libertad de utilizar el pasado y a los antiguos mayas para crear una identidad
nacional separada de la europea en servicio del discurso anticolonial y nacionalista.
A través de la apropiación del pasado maya, los estados centroamericanos
pudieron presentar una antigua civilización única y autóctona
para demostrar al mundo occidental que ellos también eran descendientes
de antepasados ilustres.
Sin embargo, al resucitar a la civilizacon maya como base de una nueva identidad
nacional, los intelectuales nativos aceptaron los prejucios eurocéntricos
para enfrentar a los europeos en un campo cultural parejo. Esto se hizo a través
de la adopción de la misma armazón de dominación colonial
y de la elevación de lo "civilizado" sobre lo "salvaje".
Las naciones centroamericanas, al presentar la identidad con base en una civilización
compleja y avanzada, reiteran la adulación eurocentrista de las tradiciones
civilizadas y "clásicas". La preferencia europea por estéticas
muy desarolladas, por la monumentalidad y la complejidad ha sido aceptada a
tal nivel que la única sociedad indígena que ha ameritado resucitarse
ha sido una con niveles semejantes de complejidad y civilización.
Dado que hay un número finito de ruinas mayas, las investigaciones de
los mejores sitios como Copán han sido dominados por las instituciones
élites de los Estados Unidos (por ejemplo la Institución Carnegie,
la Universidad de Harvard, etc.) y conducidos por miembros de la élite
social de los Estados Unidos --hombres blancos de la clase alta. Además,
por décadas, estas élites se han concentrado en la búsqueda
de las élites sociales de los tiempos antiguos. Así se explica
el énfasis que han puesto en la reconstrucción de las listas de
los reyes mayas y la búsqueda de las tumbas reales.
En términos de la construcción de una narrativa histórica
e identidad nacional, este enfoque excesivo en los antiguos mayas tiene implicaciones
importantes. La sociedad maya del periodo clásico era una muy estratificada
en la que unos pocos miembros de la realeza gobernaron una extensa población
de agricultores comunes. La población común tenía poco
o ningún acceso a la riqueza; sin embargo, eran obligados a mantener
a una élite parásita. Las élites mayas vivían en
esplendor, consumiendo los recursos mientras el crecimiento constante de la
población resultó en deforestación, erosión y el
agotamiento de la tierra. El final del periodo clásico, generalmente
llamado el "colapso", fue precipitado por un orden político
que no fue capaz de responder a los cambios dramáticos que tuvieron lugar
en el medio ambiente social y natural. Finalmente, la confianza en el sistema
político/ religioso se desgastó mientras que el hambre, la enfermedad,
la guerra y la degradación ecológica llevaron a la erosión
progresiva y precipitada de la calidad de vida de todos --tanto de la gente
común como de las élites.
En ese respecto, el sistema social de la civilización maya clásica
presenta un modelo perfectamente análogo de la sociedad moderna de Centro
América en donde los estados son gobernados por una minoría, con
la gran mayoría de la población marginada de los beneficios de
su labor. Utilizando el ejemplo de la civilización clásica maya,
los estados centroamericanos pueden "naturalizar" las diferencias
extremas de su estratificación social. La identidad nacional, entonces,
se asocia con sistemas de explotación y con una organización económica
extractiva.
Otro aspecto de la creación de la identidad nacional con base en los
antiguos mayas es que hay una falta de atención hacia las múltiples
sociedades indígenas precolombinas en la región --muchas de las
cuales tienen descendientes vivos (por ejemplo, los lencas). En el caso de Honduras,
se ha hecho poco esfuerzo por restaurar, reconstruir o promover los restos de
las sociedades no mayas en el país. Los pocos sitios afuera de la región
maya que han sido investigados han languidecido en la obscuridad de la literatura
arqueológica. Tanto se aprecia lo civilizado, que la región contigua
a la maya es conocidad como la "periferia maya". Esa falta de interés
en los sitios y culturas periféricas se puede atribuir al hecho de que
la mayoría no tienen arquitectura ornata ni monumentos o tumbas reales.
Esto se debe a que estos sitios representan los restos de sociedades organizadas
a niveles más simples, en donde las diferencias de riqueza o estatus
eran menos marcados que en la sociedad maya. Además, estas sociedades
de pequeña escala y más igualitarias, aparentamente eran étnicamente
distintas y mantuvieron diferentes tradiciones y talvez hablaban diferentes
idiomas. En otras palabras, en el periodo precolombino, Honduras era un lugar
multicultural y esa situación no era única en Centroamérica.
Mi argumento es que en la construcción de las narrativas históricas
que sostienen la identidad nacional, no se ha reconocido a las sociedades "periféricas"
porque va en contra de los intereses del estado proveer modelos históricos
alternativos de organización social y política. En la construcción
de las naciones, se valora y se promueve la homogeneidad a través del
establecimiento de un idioma nacional y de la represión de las diversas
identidades étnicas. Verdaderamente, la hispanización, el mestizaje
y la homogenización son temas centrales en el discurso de identidad nacional
(Warren 1998: 137). Como consecuencia, las culturas indígenas (pasadas
y actuales) que no reflejan los valores derivados de Europa --como la homogeneidad
cultural y la eminencia e inminencia del estado-- son ignoradas, sus sitios
no son investigados, sus tradicciones no son registradas y sus descendientes
vivos no son reconocidos como parte del proyecto nacional.
Regresando a mi discusión sobre las culturas actuales y su continuo estatus
"periférico" en los estados modernos de Centroamérica,
a través del proceso de modernización y creación de la
nación se le ha dado poco espacio a los pueblos indígenas. En
Honduras, los maya chortí constan de una población de menos de
2000 personas. A pesar de sus bajos números, los chortí se han
movilizado para reclamar su herencia y exigir una porción de las ganancias
que se obtienen de la comercialización de los restos de sus antepasados.
Y como los tiempos desesperados requieren medidas desesperadas, en varias ocasiones,
más recientemente en septiembre de 2000, los chortí bloquearon
la entrada del parque arqueológico de Copán cerrando no sólo
las ruinas, sino también parando la industria turística del pueblo
de Copán Ruinas. Obviamente, los dueños de los negocios en Copán
Ruinas rechazaron estas acciones. Al denunciarlas como "ilegales",
la comunidad negociante opinó lo siguente:
Se deben buscar mecanismos legales y administrativos para que no se utilice
el legado cultural como plataforma política de presión. (La
Prensa, 6 de septiembre del 2000, Honduras)
En otras palabras, los ladinos hondureños no pueden reconocer la demanda
legítima que tienen los mayas contemporáneos de tener una voz
para determinar la manera en que su pasado es presentado o de emplear sus derechos
culturales para recibir restitución por siglos de subyugación
política y económica.
Al respecto, es necesario reevaluar las metas de la creación de la nación
y examinar críticamente el proyecto modernista para comprender, en vez
de contener y asimilar a la fuerza, a los pueblos indígenas de Centroamérica.
Claramente, hay una duradera, y talvez insuperable, contradicción entre
la creación de la identidad nacional y el reconocimiento de los derechos
indígenas (Carranza 1999). Sin embargo, al reconocer la armazón
eurocéntrica implícita en la narrativa de la nación, talvez
sería posible imaginar a la nación de una manera diferente y más
inclusiva.
©Yolanda Rosas
Obras citadas
- Anderson, Benedict, 1991: Imagined Communities (revised edition).
Verso, London.
- Carranza, Douglas, 1999: "Sociedad Civil Expresion del Capitalismo
y Colonialismo: La Dominación del Otro", en La Cultura Omitida,
publicación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
San Salvador, El Salvador.
- Castañeda, Quetzil E., 1996: In the Museum of Maya Culture: Touring
Chichén Itzá, Univeristy of Minnesota Press, Minneapolis.
- La Prensa, San Pedro Sula, Honduras, 2000: "Inversionistas de
Copán piden al gobierno resolver toma en parque maya", 6 de septiembre.
- La Prensa, San Pedro Sula, Honduras, 1998: "Ingresos por turismo
superarán los 200 millones de dólares", 11 de marzo.
- Warren, Kay B., 1998: Indigenous Movements and their Critics: Pan-Maya
Activism in Guatemala, Princeton University Press, Princeton.
- Shohat, Ella y Robert Stam, 1994: Unthinking Eurocentrism: Multiculturalism
and the Media, Routledge, London.
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