Nicole Caso
El dedo en la llaga: de articulaciones
y fluidaridad.
La negociación de identidades en Guatemala después
de los acuerdos de la paz1
Universidad de California, Berkeley
ncaso@uclink4.berkeley.edu
Notas*Obras
citadas
¿Bajo qué nuevos parámetros interactúan
los guatemaltecos entre sí a partir de la firma de los acuerdos de la
paz en diciembre de 1996? Ante el final de la lucha armada y el colapso de las
grandes narrativas a nivel mundial, ¿qué espacios se han abierto
para negociar y reformular los términos que delimitan los procesos de
identificación y representación de los sujetos que comprenden
esta nación multiétnica? ¿Cómo se articulan las
diferencias entre los múltiples grupos étnicos en Guatemala para
encontrar un balance funcional entre reconocer diferencias y poder cooperar
bajo la estructura de un estado nacional compartido? ¿De qué manera
coexisten la tradición y la modernidad al integrarse el país al
mercado globalizado? ¿Cómo figuran los intelectuales nacionales
y extranjeros en estas negociaciones?
Estas son algunas de las preguntas que se exploran en los dos
textos por discutir: uno del autor guatemalteco Mario Roberto Morales, La
articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón:
Los discursos literarios y políticos del debate interétnico en
Guatemala (1998), y el otro es de Diane Nelson, titulado A Finger in
the Wound: Body Politics in Quincentennial Guatemala (1999). Ambos autores
se posicionan con intenciones fundamentalmente anti-esencialistas, puesto que
los dos rechazan las antiguas nociones binarias que dividen con categorías
sólidas y estables a los "ladinos" y a los "mayas"
de Guatemala. De tal manera, los dos participan en la búsqueda de nuevos
espacios de articulación --tanto en el sentido de "unir, enlazar
las partes de un todo en forma generalmente funcional" como el de "pronunciar
las palabras clara y distintamente" (Pequeño larousse).
Los dos autores examinan cómo diversos grupos indígenas
se han organizado en torno a una identidad autodenominada "maya"2 en un proceso de concientización y negociación identitaria. Se
traza así el cambio de coaliciones basadas en clases socio-económicas
y de ideologías polarizadas de izquierda o derecha --que todavía
siguen vigentes en movimientos populares-- a organizaciones que surgen paralelamente
a partir de intereses culturales. Notablemente, el movimiento maya ha fomentado
nuevas zonas de aprendizaje y preservación cultural como, por ejemplo,
el centro lingüístico de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala
(ALMG). Desde estas zonas se formula un nuevo discurso que exige que se reconsideren
los parámetros de las relaciones inter-étnicas e interculturales
del país. Ante tal incitación, tanto Nelson como Morales ofrecen
sus diversas perspectivas sobre la manera en que se articula --o se expresa--
el discurso del movimiento maya, y las formas en que se articulan --o convergen--
los distintos grupos étnicos para modificarse mutuamente en un marco
de integración global. Morales escribe desde la perspectiva de un escritor,
académico y periodista guatemalteco que estuvo involucrado en la izquierda
y en la lucha armada en los años 70 y 80, y Nelson escribe desde la posición
de una intelectual de los Estados Unidos que ha hecho sus investigaciones antropológicas
en Guatemala desde mediados de los 80.
Nelson abre su libro explicando que el título, "a
finger in the wound," proviene del comentario que surgía con
frecuencia durante sus investigaciones: se decía que estaba poniendo
un dedo en la llaga cuando indagaba en cuestiones sobre el activismo maya en
torno a derechos culturales o preguntas sobre diferencias étnicas en
una nación que se visualiza como un cuerpo herido después de décadas
de guerra civil. El enfocar las llagas de este cuerpo herido, sin embargo, quizás
sea un primer paso para comprender cómo empezar a suturarlas. Por lo
menos, el visualizar la situación guatemalteca en términos de
un cuerpo herido le ayuda a Nelson a mantener la noción del cuerpo --tangible
y vulnerable-- siempre presente en sus discusiones, tanto al nivel del llamado
"body politic" como al de los individuos que lo comprenden.
Al contrario de quedarse en propuestas académicas abstractas, su análisis
logra anticiparse a las implicaciones físicas de sus observaciones al
tomar en cuenta cómo afectan a las personas involucradas en cuanto a
especificidades de género sexual, el ambiente de violencia, etc.
De hecho, se puede extender la metáfora del cuerpo herido
al rol del intelectual de izquierda comprometido que ahora ve que las narrativas
que definían su solidaridad se han ido desmantelando. ¿Cómo
suturar ese desgarramiento para recrear un rol solidario? ¿Es posible
la solidaridad ante un nuevo discurso que deja al intelectual occidental al
margen de su centro referencial? ¿Cuáles son las demandas que
genera una relación solidaria? ¿Qué otras formas pueden
tomar las alianzas empáticas, ideológicas o personales? En gran
parte, los dos textos mencionados se pueden leer como una reformulación
y cuestionamiento del rol del intelectual una negociación de un
nuevo espacio para participar en la red de interacciones que se están
redefiniendo a partir de los acuerdos de la paz en Guatemala.
Por su parte, Morales utiliza, entre otros, los conceptos de
"hibridez" de García Canclini, la "heterogeneidad"
de Cornejo Polar y la "diglosia", sobre la cual escribe Lienhard,
para armar un argumento que postula un proceso de "mestizaje cultural"
que se opone al esencialismo binarista y a la vez dice respetar las diferencias
culturales. En sus propias palabras: "no se trata de proponer la fusión
cultural equilibrada y perfecta. Al contrario, el mestizaje intercultural como
sinónimo de diversidad cultural viva se opone a la fusión"
(1998: 177). Beverley resume la propuesta de Morales en la introducción
al texto:
Contra el esencialismo binarista implícito en el discurso mayista,
Mario Roberto defiende un proceso de 'mestizaje cultural' interétnico
[
] Entiende por 'mestizaje cultural' más que la supresión
de las diferencias etno-culturales en favor de una identidad 'compartida',
la ampliación, negociación e hibridación de esas diferencias
en condiciones de democratización y globalización. (Morales,
1998: 15)
Morales insiste en observar las particularidades locales y
se resiste a la aplicación indiscriminada de teorías formuladas
en el extranjero al caso de Guatemala. Se opone al carácter divisivo
de los llamados "identity politics" y se resiste en particular
a la colaboración entre intelectuales extranjeros solidarios con intelectuales
del movimiento maya para la construcción de la entidad "maya"
que él considera exclusivista, esencialista e ideológicamente
determinada: "'Maya', entonces, [dice Morales] es no sólo
una palabra que designa una realidad social, económica, política
y cultural del pasado, una realidad arqueológica; es también una
palabra que designa una construcción identitaria del presente realizada
con fines políticos contrahegemónicos" (Morales, 1998: 65).
No se opone al uso del término "maya", per se, sino
más bien insiste en que se admitan sus intenciones fundamentalmente políticas.3 Tampoco está en contra del reconocimiento y la persistencia de diferencias
culturales ni del derecho que tienen los indígenas guatemaltecos de organizarse
en torno a la defensa de derechos que él considera justos.4
Su preocupación principal parece ser la manera en que se elabora el discurso mayista y sus implicaciones, puesto que él
argumenta que se basa en nociones esencialistas y que el efecto es divisivo.
Cuestiona también cuán representativo es el discurso elaborado
por los líderes del movimiento maya en cuanto a los variados grupos indígenas
y a los intereses populares de los que lo comprenden. Favorece, en cambio, hibridaciones
y negociaciones identitarias que se dan espontáneamente en el mercado
globalizado, fuera del esquema trazado por el discurso del movimiento maya --negociaciones
que no amenazan con desestabilizar el balance hegemónico. Él mismo
cita a Richard Adams, quien caracteriza sus intenciones pro-hegemónicas
al escribir: "La intención de Morales es forjar un nacionalismo
guatemalteco que acepte a todos los componentes étnicos democráticamente,
pero que no altere el balance de la hegemonía"5 (Morales, 1998: 422).
En su artículo titulado "What Happens When the
Subaltern Speaks: Rigoberta Menchú, Multiculturalism, and the Presumption
of Equal Worth" --que aparece en la reciente compilación The
Rigoberta Menchú Controversy (2001)-- John Beverley insinúa
una comparación entre la actitud de David Stoll, quien critica el hecho
de que Rigoberta Menchú tenga una agenda política al narrar su
propia historia,6 y la ansiedad
que revela Morales cuando cuestiona la manera en que se está elaborando
el discurso mayista por parte del liderazgo del movimiento maya. En la introducción
al texto de Morales, Beverley profundiza en una posible explicación para
tal ansiedad:
[
] sospecho que detrás de la apelación a la hibridez,
la transculturación y el 'mestizaje cultural' perdura una
ansiedad de clase (burguesa o pequeño burguesa) y de estamento (ladino-letrado)
de ser desplazado por un sujeto popular-subalterno multiforme ansiedad
que se traduce en un deseo de contener el protagonismo y la posibilidad desbordante
de ese sujeto dentro de un marco aceptable para nosotros, por decirlo
así. (Morales, 1998: 19, énfasis del autor)
De pronto, el intelectual ladino (en general), y Morales en
particular, se enfrenta con un marco discursivo que no sólo no ha elaborado
él mismo, sino que también lo excluye, dejándolo en el
margen.
La pregunta que postula Gayatri Spivak --¿puede hablar
el subalterno?-- siempre implica una segunda pregunta: ¿estamos dispuestos
a escucharnos, los unos a los otros, bajo términos diferentes, "inapropiados"/
inapropiables?7 Así pues, al abrirse nuevos espacios de expresión
en torno a la concientización cultural, dados los cambios políticos,
sociales y económicos que analiza Nelson en detalle, el intelectual de
antiguas vanguardias puede llegar a incomodarse con el nuevo giro que toma la
conversación con los "otros" (otredades de etnicidad y de género).
El estar dispuesto a escuchar a los demás bajo sus propios términos
excluyentes, inapropiables, etc.es un reto que provoca indagar en
las posibles consecuencias de otorgarle a otros el reconocimiento de su dignidad
y plenitud humana en su capacidad de generar una agenda propia, política
y personal.8 En su intento de plantear un esquema de "convivencia democrática",
Morales se resiste a aceptar la formulación del discurso mayista puesto
que no ve una salida de las divisiones en las que este se fundamenta. Busca
entonces una convivencia étnica que se lleve a cabo bajo las condiciones
que él considera apropiadas (¿y apropiables?).9
Morales lleva esta preocupación al extremo al asumir
una posición alarmista y exagerada cuando advierte en contra de las posibles
consecuencias del discurso que califica de fundamentalista:
La ladinidad necesita rechazar todo supuesto fundamentalista por parte de
los mayistas, pero también necesita reconocer que los indígenas
han sido tradicionalmente marginados, explotados y oprimidos, y que sus reivindicaciones
concretas son justas, mas no sus puntos de vista religioso-fundamentalistas
ni filosófico-esencialistas, porque esas premisas justifican una
política de dominación "maya" y de exterminio ladino.
(Morales, 1998: 413-414, énfasis mío)
Al hablar de ansiedades sobre la "dominación maya"
y del "exterminio ladino", el autor irónicamente fortalece
las premisas de una visión binaria que él mismo se propone desacreditar.
También sugiere que los puntos de vista "fundamentalistas"
y "esencialistas" son capaces de crear una identidad maya sólida
y estable que surja como dominante y que sea capaz de realizar la exclusión
total del ladino. Pero es precisamente este tipo de identidad sólida
y rígida lo que Morales está tratando de refutar.
El capítulo que le dedica a su crítica del esencialismo
maya es el más virulento del texto. Morales insiste en que la entidad
maya es un constructo político que al plantearse como "puro",
"anterior" o "superior" ante el resto de los guatemaltecos,
mantiene la dicotomía binaria entre los indígenas y los ladinos
al ubicar al ladino en términos absolutamente negativos. En su análisis
del constructo identitario "maya" señala varios cruces de fronteras
que ponen en evidencia la hibridez ya inherente en el sujeto indígena.
Por ejemplo, señala que varios de los intelectuales mayas han sido educados
en los Estados Unidos; argumenta que los indígenas y su cultura han sido
profundamente afectados por encuentros transculturadores desde la conquista;
señala también diferencias de clase que separan a los mayas entre
sí; e incluso se detiene a demostrar las influencias híbridas
de la poesía maya.
Al atacar la legitimidad de la "esencia" o la noción
de "pureza" maya, el autor irónicamente provoca una respuesta
defensiva que se queda entre los parámetros binarios que trata de evitar.
La pregunta crucial no es si el movimiento maya se basa en una identidad realmente
"pura", "anterior" o "superior" o si tiene una
intención ideológica, sino más bien, ¿cuál
es el costo de exigir una prueba de tal legitimidad esencial? Lo que amerita
más análisis no es si la identidad maya es construida o no pues
el declararse anti-esencialista equivale a admitir que todas las identidades
son construidas hasta cierto punto. Lo que debe ocuparnos, en cambio, es investigar
sobre qué asunciones se construyen las identidades que se están
negociando constantemente y cuáles son sus posibles consecuencias. En
este proceso, ¿cómo podemos salirnos de los parámetros
binarios y las nociones de identidades rígidas y estables para reconocer
las pluralidades desbordantes de los sujetos que se constituyen entre sí
ante múltiples articulaciones?
Nelson surge como un modelo alternativo, en parte por su preocupación
por tener "el cuerpo" siempre presente --por tener en cuenta las posibles
consecuencias o implicaciones físicas de las dinámicas sociales
que analiza y por indagar siempre en las sutilezas que distinguen estas implicaciones
en cuanto a diferencias de género sexual. Ella seguramente observaría
que al plantear su crítica de las pretensiones esenciales del movimiento
maya de una forma que provoca una respuesta defensiva, el costo de tales pruebas
de "legitimidad" identitaria los paga ultimadamente la mujer maya;
pues en el imaginario nacional recae sobre ella la preservación de las
costumbres tradicionales. Como tal, la mujer maya, como icono social, se preserva
como esencia incambiable y se le excluye de la metafórica mesa de negociaciones
de identidad en el marco de "convivencia democrática" que plantea
Morales.
Es más que nadie la mujer maya la que paga el precio
de mantener una imagen tradicional intacta puesto que es a ella a quien se le
exige, entre otras cosas, vestir el traje de su pueblo10 y quedarse en la casa
como prueba tangible de la preservación de sus costumbres. Por lo tanto,
ostensiblemente se le limitan las posibilidades de acceder a otros ámbitos
como la alfabetización, la movilización pública en torno
a la defensa de derechos humanos, etc. En una interesante sección de
su libro, Nelson argumenta muy convincentemente que la estabilidad de la identidad
de todos los otros sectores sociales guatemaltecos recae en la preservación
de la imagen inalterada de la mujer maya tradicional. Es importante notar, sin
embargo, que esta noción idealizada de la mujer maya funciona, según
Nelson, como una "prótesis artificial" (1999: 271). Hay una
marcada discrepancia entre la mujer maya como icono o prótesis artificial
y la mujer maya como individuo social. La autora demuestra que en realidad hay
muchas mujeres indígenas fuertes que han logrado negociar cruces de fronteras
en los que se valora tanto la vida tradicional como la de otros ámbitos,
sin necesariamente excluirse por completo. Es más, la dinámica
que propone Nelson entre la tradición y la modernidad no es una de exclusión,
sino de dependencia mutua.
Sin embargo, las ansiedades que generan estos cruces de fronteras
en otros sectores sociales --y aún entre algunos hombres indígenas--
son palpables, puesto que, según Nelson, tales cruces desestabilizan
la simbología que marca la diferencia y fija las diversas identidades
en Guatemala. A pesar del reciente deseo manifiesto de generar una unión
nacional desde la firma de los acuerdos de paz, esta tendencia unificadora está
repleta de contradicciones que generan grandes inquietudes, puesto que, según
Nelson, las identidades "estables" necesitan la diferencia para constituirse,
de la misma forma que la modernidad necesita la tradición como contrapunto:
[
] lejos de imponerle límites a la formación de la identidad
nacional, este "otro" étnico es más bien necesario
para su propia constitución es el telar en que se teje [
]
A pesar de un deseo por lo mismo (manifestado, por ejemplo, en políticas
estatales integracionistas y llamados hacia una concientización a favor
del mestizaje), hay una necesidad nacional de la diferencia, al igual
que la modernidad necesita la tradición.11 (Nelson, 1999: 180-181)
Así pues, mientras que se expresan intenciones unificadoras
persisten las ansiedades generadas por el cruce de fronteras fijas y fácilmente
reconocibles.
La figura más emblemática de tales transgresiones
de categorías es la ganadora del premio Nóbel de la Paz de 1992:
Rigoberta Menchú. En su capítulo titulado "Gendering the
Ethnic-National Question: Rigoberta Menchú Jokes and the Out-Skirts of
Fashioning Identity", Nelson hace una lectura freudiana de los chistes
que han circulado sobre Menchú para tratar de identificar más
claramente las fuentes de tales ansiedades colectivas. Los chistes se centran
sobre todo en la sexualidad de la premio Nóbel y en su transgresión
de las implicaciones convencionales del acto de llevar el traje indígena.
Los chistes la presentan como una "travesti"12 conceptual que esconde algo misterioso, amenazador e inquietante debajo de su
traje: ya sea "la masculinidad", una promiscuidad titilante o incluso
la capacidad desconcertante de la articulación -- del habla clara y diestra.
Rompe así con todas las asociaciones connotativas de los factores visibles de la mujer maya/prótesis artificial que define y estabiliza identidades
nacionales.13
Uno de los chistes sobre los cuales remarca Nelson con mayor
frecuencia es el siguiente: "¿Por qué verdaderamente ganó
Rigoberta el premio Nóbel (o en otra versión, ¿por qué
ya no se pone un cinturón/faja con su corte la Rigoberta)? Porque ya
es una indita muy desenvuelta" (Nelson, 1999: 373). Nelson explica que
la polisemia de la palabra "desenvuelta" implica por un lado la desnudez
de Menchú --al no estar envuelta en su corte tradicional-- insinuando
el haber logrado ésta acceder al prestigioso premio por medio de su sexualidad.
Por otro lado, el ser "desenvuelta" implica su gran capacidad de expresar
su perspectiva y de comunicar su causa ante el público mundial. La marca
identitaria del traje tradicional de la mujer indígena su característica
falta de la capacidad del habla en el imaginario nacional-- ha sido completamente
transgredida. Si la sexualidad de la mujer maya icónica se percibe utilitariamente
para la procreación de sus hijos o incluso es "aceptada" con
lamentable frecuencia como el objeto de violaciones sexuales, ¿en dónde
cabe la noción de una mujer que viste el traje tradicional quien --en
el momento en que se publica su testimonio y durante su exilio-- no está
casada y no tiene hijos por decisión propia?14 Nelson sugiere que los chistes que "desenvuelven" el corte de la premio
Nóbel lo hacen para reclamar control sobre su sexualidad "errante,"
que opera fuera de los ámbitos esperados. Los chistes demuestran un deseo
de reencausarla en una forma reconocible y controlable.15 El
deseo es que debajo
del traje esté la seguridad de encontrar esa figura estable que funciona
de prótesis para el resto de los guatemaltecos.
Nelson ve en este tipo de chiste, aparte de las obvias crueldades
sexistas y racistas, otro nivel de inquietud: "La ansiedad profunda expresada
en estos chistes es sobre una 'mujer fálica', una mujer y una
maya ejerciendo el poder que se supone que es la propiedad de hombre y ladinos"16 (1999: 191). La autora equipara esta ansiedad con la noción freudiana
de "la ansiedad de la castración",17 de tal manera que los chistes sirven a la vez como una manera de cuestionar
la legitimidad del poder y de expresar el miedo de perderlo.18 El tener "el falo" (o el poder sobre el lenguaje en términos
lacanianos) implica siempre la posibilidad de perderlo. El reconocer en Rigoberta
Menchú una persona "desenvuelta" implica reconocer también
la noción, para muchos inquietante, de su gran capacidad de
expresión19 para sus propios fines políticos o personales. Esta es la transgresión
que genera la mayor inquietud y que tiene ecos en las ansiedades de Morales
en cuanto al control de los líderes mayistas sobre su discurso o las
ansiedades de David Stoll sobre el control que tiene la misma Rigoberta Menchú
de su propia agenda política.
A pesar de las preocupaciones que puedan generar las múltiples
transgresiones de categorías, Nelson pone en evidencia repetidamente
el hecho de que ninguna persona cabe simplemente en una categoría u otra
la idea, en inglés, de no ser "either, or" sino
"both, and": ambos y más aún. En una ilustrativa
anécdota en la que cuenta que fue a entrevistar a un exiliado guatemalteco
que fue víctima de la tortura militar, después de la entrevista
la autora observa el cuerpo expuesto del señor, mutilado por el ácido
que le habían echado encima como parte de la tortura. Un mes más
tarde, Nelson vuelve a ver al mismo señor en un contexto completamente
diferente. Esta vez se encuentran por coincidencia en un transporte público
y él le declara que había estado pensando en ella desde la entrevista
y que está enamorado de ella. Esta nueva circunstancia desestabiliza
la relación identitaria inicial: víctima/ intelectual solidaria.
De pronto, como lo pone ella, la víctima habla de vuelta, y habla sobre
sus deseos personales. El cuerpo mutilado se presenta como un sujeto con deseos
que no caben en la categoría de víctima.
Con el concepto de "fluidaridad"20, que toma de James
Clifford, Nelson explora un nuevo tipo de relación entre el intelectual
y el sujeto que analiza, que toma en cuenta este tipo de desbordamiento de posibilidades
identitarias. En lugar de tomar una posición "solidaria", que
se basa en nociones de identidades sólidas y rígidas, Nelson explora
la fluidez de relaciones que constantemente cruzan fronteras "entre lo
transnacional y lo nacional, entre la nación e identidades étnicas,
entre el estado y la sociedad civil, entre lo moderno y lo auténticamente
tradicional y hasta entre lo masculino y lo femenino" (Nelson, 1999: 70).
Con su trabajo de fluidaridad, Nelson enfatiza los espacios de contacto y las
relaciones entre sí, en vez de posiciones identitarias fijas. De esta
forma logra escapar los antiguos parámetros binarios y señalar
una nueva forma de pensar en las negociaciones identitarias en Guatemala.
©Nicole Caso
Notas
Arriba
vuelve 1. Quisiera agradecerles
a Arturo Arias y a José Rabasa por su lectura y comentarios sobre una
versión temprana de este ensayo. Este trabajo fue presentado originalmente
en la conferencia del Latin American Studies Association (LASA) en septiembre
del 2001 en Washington D.C. y en la Segunda Conferencia Internacional de Literatura
y Cultura Centroamericana en octubre del 2001 en California State University,
Northridge.
vuelve 2. En Guatemala hay
22 grupos étnicos indígenas. La designación "maya"
es el término bajo el cual se han unificado estos diversos grupos, colaborando
para negociar un espacio de concientización y trabajo en pro de intereses
indígenas.
vuelve 3. Escribe Morales:
"El derecho de autollamarse 'mayas' no se les puede negar, en
última instancia, a los indígenas, siempre que se admita que el
término en cuestión expresa una identidad construida con finalidades
políticas por parte de intelectuales orgánicos mayistas que,
por este medio, reinterpretan el pasado para darle al presente un vigor ideológico
capaz de organizar a sus masas en torno a sus justos intereses" (Morales,
1998: 412, énfasis del autor).
vuelve 4. Beverley escribe
al respecto: "He recognizes the persistence of the multiethnic and multilinguistic
character of the population of a country such as Guatemala, the justice of many
of the demands of indigenous groups, even the desirability and practical possibility
of semiautonomous indigenous regions within the 'national' space of
Guatemala" ["[Morales] reconoce la persistencia del carácter
multiétnico y multilingüístico de la población de
un país como Guatemala, la justicia de muchas de las demandas de los
grupos indígenas, hasta la deseabilidad y posibilidad práctica
de regiones indígenas semiautónomas en el espacio 'nacional'
de Guatemala." (traducción mía)] (Beverley, 2001: 230).
vuelve 5. He traducido al español
las citas de todos los textos publicados originalmente en inglés. l original
decía: "Morales's concern is to forge a Guatemalan nationalism
that accepts all ethnic components democratically, but does not shift the balance
of hegemony".
vuelve 6. "The argument
between Menchú and Stoll is not so much about what really happened as
it is about who has the authority to narrate. What seems to bother Stoll above
all is that Menchú has an agenda" ["El argumento entre
Menchú y Stoll no es tanto sobre lo que realmente sucedió como
sobre quién tiene la autoridad de narrar. Lo que parece molestarle a
Stoll sobre todo es que Menchú tenga una agenda" (traducción
mía)] (Beverley, 2001: 221).
vuelve 7. Nelson utiliza la
noción del "inappropriate(d) other", citando a Trinh Minh-ha.
vuelve 8. Aunque el liderazgo
del movimiento maya no siempre represente a sus integrantes en su totalidad,
como no lo puede hacer ninguna organización colectiva, el hecho de que
el movimiento cultural tenga tantos participantes indica que sí apela
a las ansiedades y deseos de sus miembros. Es a este nivel que se ejerce la
voz y el poder de gestión de los que deciden participar en diferentes
capacidades.
vuelve 9. Nelson comenta sobre
Morales: "In the past few years, his columns have become increasingly mean-spirited
and acerbic, projecting racism onto the Maya because they don´t accept
his version of mestizo unity" ["En los últimos años,
sus columnas se han vuelto más malintencionadas y amargas, proyectándoles
la calidad de racistas a los mayas porque éstos no aceptan su versión
de una unidad mestiza". (traducción mía) Todas las traducciones
subsecuentes de las citas del texto de Nelson en este trabajo serán mías]
(Nelson, 1999: 232).
vuelve 10. En el capítulo
titulado "Gendering the Ethnic-National Question: Rigoberta Menchú
Jokes and the Out-Skirts of Fashioning Identity" la autora le presta cuidadosa
atención a la carga simbólica del traje tradicional indígena.
Entre otras observaciones Nelson escribe: "And traje brings with
it the weight of tradition in general, condensing a whole range of affect-laden
meanings about spirituality, community, food, language, children, the nation,
and the past onto this fantasy construct of the mujer maya (a term I
use to differentiate this smiling figure from real-life women juggling jobs,
children, and "culture")" ["Y el traje trae consigo
la carga de la tradición en general, condensando toda una gama de significados
cargados de afecto sobre la espiritualidad, la comunidad, la comida, el lenguaje,
los hijos, la nación, y el pasado que se le impone a la fantasía
del constructo de la mujer maya (un término que utilizo para diferenciar
a esta figura sonriente de la mujer real que trata de balancear a los empleos,
los hijos, y la 'cultura')"] (Nelson, 1999: 171).
vuelve 11. La cita original
en inglés decía: "[
] this ethnic "Other,"
far from being a straitjacket that limits national identity formation, is instead
necessary for its very constitution the loom on which it is woven [
]
Despite a desire for the same (manifest, for example, in integrationist state
policies and calls for mestizaje consciousness), there is a national
need for difference, just as modernity needs tradition".
vuelve 12. Escribe Nelson:
"[
] the anxieties about authenticity that typically greet the cross-dresser
are often about the lack of any solid identification [
] So Rigoberta
jokes help us read that cusp between the body and the body politic, and I suggest
the transvestite metaphor as a way to talk about traveling over supposedly secure
bodily and social category boundaries which are rather fluid" ["[
]
las ansiedades sobre la autenticidad que típicamente se dirigen hacia
aquellos que se visten como el género sexual contrario frecuentemente
se refieren a la falta de cualquier tipo de identificación sólida
[
] Entonces los chistes de Rigoberta nos ayudan a leer ese punto entre
el cuerpo y el body politic, y yo sugiero la metáfora del travesti
como una manera de pasar sobre las fronteras supuestamente seguras de categorías
corporales y sociales que son bastante fluidas"] (175).
vuelve 13. Cabe enfatizar
la importancia de la visibilidad de las diferencias identitarias y de la ropa
en sí puesto que tienden a identificarse los grupos étnicos guatemaltecos
sobre todo por su vestimenta ya que los rasgos físicos por sí
mismos no son señales seguras que diferencien claramente a un indígena
de un ladino mestizo.
vuelve 14. Más tarde
Rigoberta Menchú se casa y tiene hijos; también por decisión
propia.
vuelve 15. "If we accept
that a certain anxiety about transvestitism marks a category crisis in
these cases, a crisis concerning gender characteristicsthe jokes and comments
might be seen as working to penetrate the masquerade to restabilize or fix those
categories" ["Si aceptamos que cierta ansiedad sobre el travestismo
marca una crisis de categorías en estos casos, una crisis sobre
características de género sexuallos chistes y comentarios
pueden verse como una manera de penetrar la farsa para reestabilizar o componer/fijar
esas categorías"] (Nelson 193-195).
vuelve 16. El texto original
en inglés decía: "The deep anxiety expressed in these jokes
is about a 'phallic woman,' a woman and a Maya wielding power that
is supposed to be the property of men and ladinos".
vuelve 17. "Although scopophilia [pleasure in looking] (like the desire to see 'the unknown
Rigoberta') may be a basic drive of our libidos, it also contains a constitutive
terror: castration anxiety, or, what if what you want to see is not there? [
]
Insofar as the phallus is not equal to the penis, castration anxiety should
not be read literally but instead as a way of expressing real fears about the
illegitimacy of power" (Nelson, 1999: 190).
vuelve 18. "[
]
in Lacanian terms, 'having' is always a fantasy, constantly haunted by the fear
of losing" ["Aunque la scopophilia [el placer que genera la acción
de mirar] (como el deseo de ver a la "Rigoberta desconocida") puede
ser una urgencia de nuestros libidos, también contiene un terror constitutivo:
la ansiedad de la castración, o, ¿qué sucede si lo que
uno quiere ver no está allí? [
] Hasta el punto en que el
falo no es igual al pene, la ansiedad de la castración no debe ser leída
literalmente sino como una manera de expresar verdaderos temores sobre la ilegitimidad
del poder"] (Nelson, 1999: 190).
vuelve 19. "There is
another element in the jokes that points to anxiety that a 'transvestite'
Rigoberta has a hidden phallus. This is in the sense that the phallus also represents
control of language. Men control high culture --the world of letters, politics,
philosophy, modernity, and the universal by reducing women to the body:
women's form of contributing to culture is 'natural'; they reproduce
the species. The joke (she won the prize because she is desenvuelta)
[
] both reveals the anxiety that she is hiding a phallus under her traje and tries to assuage that anxiety by unwrapping her reducing her to her
body. The joke [
] also marks anxiety about one of the important borders
that Rigoberta crosses: the border that marks off women in traje as a
silent ground on which national or ethnic identity can be fabricated" ["Hay
otro elemento en los chistes que señala la ansiedad de que una Rigoberta
travestida tenga un falo escondido. Esto es en el sentido de que el falo también
representa el control sobre el lenguaje. Los hombres controlan la cultura 'alta'
el mundo letrado, la política, la filosofía, la modernidad,
y lo universal al reducir a las mujeres al cuerpo: la manera en la cual
las mujeres contribuyen a la cultura es 'natural'; reproducen la especie.
El chiste (ganó el premio por ser desenvuelta) [
] revela la ansiedad
de que esté escondiendo un falo debajo de su traje y se trata de calmar
esa ansiedad al desenvolverla reduciéndola a su cuerpo. El chiste
[
] también marca una ansiedad sobre una de las importantes fronteras
que transgrede Rigoberta: la frontera que marca a las mujeres en traje como
un fundamento silencioso en el cual se pueden fabricar identidades nacionales
o étnicas"] (Nelson, 1999: 192-193).
vuelve 20. La palabra "fluidaridad"
juega con la idea de pasar de las identidades sólidas que implica
una relación solidaria a la fluidez que se busca en una nueva
relación fluidaria.
Obras citadas
- Beverley, John, 2001: "What Happens When the Subaltern Speaks: Rigoberta
Menchú, Multiculturalism, and the Presumption of Equal Worth",
en The Rigoberta Menchú Controversy, ed. por Arturo Arias, Minneapolis:
University of Minnesota Press, 219-236.
- Morales, Mario Roberto, 1998: La articulación de las diferencias
ó el síndrome de Maximón: los discursos literarios y
políticos del debate interétnico en Guatemala. Guatemala:
FLACSO.
- Nelson, Diane M., 1999: A Finger in the Wound: Body Politics in Quincentennial
Guatemala. Berkeley: University of California Press.
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