La carrera universitaria y entiéndase ésta como una opción de vida, no como una competencia donde hay que llegar primero, fue asumida por Alvaro como una oportunidad de llegar a metas, pero sobretodo, como una posibilidad para realizar su pasión: la lectura de la literatura y la comprensión de su entorno.
Es primero, mediante el estudio de la literatura rusa (tal vez su más importante placer) y posteriormente, con la asunción de la tarea, impuesta tal vez por circunstancia, de estudiar a fondo y tal vez como ningún otro todavía en este país, el desarrollo de la literatura costarricense, que Alvaro Quesada se inserta y permanece en la vidas universitaria y la vida intelectual nacional.
El debate latinoamericano de la crítica literaria se ha esforzado por establecer categorías, periodizaciones y procedimientos que permitan acercarse a las realidades literarias del continente, en un esfuerzo por abrirse un espacio en la producción-explosión de discursos explicativos de la producción literaria de América Latina, asumiendo la "tragedia de continente subdesarrollado y dependiente", buscando formas y ecuaciones para abrir lentamente la rejilla, que, con rigurosidad, sistematización y en un constante ir y venir de la reflexión teórica al análisis concreto pudiera brindar no sólo la posibilidad de construirnos mejor ante los ojos "ajenos", sino también de construir herramientas para encontrar caminos futuros.
Desde estas búsquedas, es que la producción de Alvaro Quesada encuentra una dimensión mayor. Su aporte, de por sí valioso en cuanto al estudio de la literatura costarricense, nos muestra un cómo. Ya decía Roland Barthes que la historia de la literatura podría realizarse haciendo una historia de la noción de literatura, Alvaro realiza su historia de la literatura costarricense a partir del establecimiento complejo, contradictorio, monológico en la mayoría de los fragmentos y dialógico en aquellos en que la crisis pudo más que la imposición del consenso de la noción de nación:
"La formación de una literatura nacional en Costa Rica se asemeja, en líneas generales, a la formación de otras literaturas nacionales en los países latinoamericanos y particularmente los centroamericanos. Ese proceso forma parte de un esfuerzo más amplio, la construcción o invención de la 'nación', como una 'comunidad imaginada' más que una realidad sustantiva: esfuerzo que a su vez, responde a un proyecto de unificación y centralización del poder económico, político e ideológico, alrededor de un grupo hegemónico criollo ligado a la exportación de productos agrícolas para el mercado internacional." (Uno y los otros, 1998: 17)
Las anotaciones siguientes van a referirse básicamente a tres de sus obras: 1. Uno y los otros. Identidad y Literatura en Costa Rica 1890-1940, editada en 1998. Obra que evidencia, sin lugar a dudas, el laborioso trabajo de revisión, adecuación e inserción en contextos explicativos mayores de sus obras anteriores (La formación de la narrativa nacional costarricense (1890-1910) y La voz desgarrada. La crisis del discurso oligárquico y la narrativa costarricense (1917-1919), publicada en 1988); 2. Breve historia de la literatura costarricense, publicada en enero del 2000 y 3. "Historia y narrativa en Costa Rica (1965-1999)", ponencia presentada en el Vo Congreso Centroamericano de Historia, Mesa historia y literatura, San Salvador, El Salvador, julio de 2000.
De acuerdo con sus mismos términos, Alvaro Quesada buscó esclarecer las transformaciones generales de los modelos de identidad y realidad nacionales en distintos períodos de la historia literaria costarricense. Logró periodizar el continuum de la producción literaria nacional usando el concepto de promociones articulando en ellas, mediante el juego de predominios, relaciones de continuidad y ruptura, imbricando nombres, obras, procesos histórico-culturales. La primera promoción cuyo título muestra ya la ruta de modelización que ha de tomarse como paradigma frente al cual los modelos posteriores han de confrontarse modificándolo: La unidad imaginada. La segunda promoción refiere ciertamente a la problematización de esa unidad y él la denomina La unidad cuestionada, donde se encuentra muy particularmente la Generación de Repertorio Americano. La tercera promoción La quiebra de la unidad, está representada entre otras por la Generación del 40 y a partir de 1960 Encontramos las dos últimas generaciones, La promoción del 60 que se inicia con la Segunda República y La promoción de los ochenta.
De la forma en que lo he enunciado, pareciéramos reconocer una organización de la literatura, que en cierta forma nos es ya conocida. Evidentemente el trabajo de Alvaro queda oculto en esta simple enumeración de promociones y generaciones; su trabajo no está en la superficie, están el análisis riguroso de las novelas, en la lectura paciente y comprehensiva de los aportes de otras disciplinas y otros colegas, en la escucha atenta a las transformaciones culturales y sociales del país, en la capacidad de establecer con toda claridad el hilo conductor que busca dar sentido a esa producción literaria.
Su trabajo se manifiesta con toda claridad en la construcción de esos nudos que articulan período tras período, que van hilando, deshilando y volviéndose a anudar en esa complejísima red de relaciones textuales que forman la "ciudad letrada" costarricense. De ella se registran contradicciones, ambivalencias, modos de representación, inclusiones y exclusiones, fracturas, límites, obsesiones en la tensión que rige, (Como procedimiento, eje de lectura-interpretación) lo UNO- MONOLOGICO Y LO MULTIPLE- DIALOGICO.
En la presentación de su libro Breve historia de la literatura costarricense, en enero del 2000, había señalado algunas claves de lectura que me parecieron indispensable por el acierto en la propuesta de organización metodológica, cualidades de síntesis, apropiación de perspectiva, contexto histórico y pertinencia literaria. Hoy quisiera retomarlas, incorporando algunas otras con la idea de transmitir, tal vez, la profundidad de una propuesta de lectura que se fue construyendo con los años dedicación y esfuerzo de un investigador que vio su trabajo de manera orgAnica, que armó y rearmó, consolidando, revisando, puliendo no sólo la metodología sino también su propio texto con el propósito de acercarse lo mejor posible a la comprensión no sólo de la literatura sino de la identidad nacional forjada en sus discursos contradictorios, problematizadores, utópicos y de alguna manera, sobretodo en las últimas décadas, desencantados.
Claves:
Las claves de lectura podrían agruparse en dos dimensiones: aquellas que de manera transversal han sido seleccionadas por el investigador como componentes importantes para el establecimiento del hilo conductor que articula la síntesis de la producción literaria nacional, y aquellas que una vez lanzado el dispositivo de la Generación del Olimpo (La unidad imaginada), se establece como paradigma del cual se apartan, confrontan, niegan o reproducen transformando las promociones anteriores. El espesor de la producción literaria y de los diversos conjuntos que la conforman se pone en evidencia con mayor claridad al interior de cada uno de los períodos.
1. La elaboración de modelos sistemáticos de representación literaria de la realidad nacional.
En Uno y los otros, esta dimensión adquiere importancia y claridad meridianas cuando se analiza la representación de la ciudad real como uno de los elementos diferenciadores de esos modos de representación. Así, en cada uno de los períodos y para cada una de las promociones, la expansión en textos, actores y redes de constitución de esa ciudad dejan vislumbrar, la diversidad cultural costarricense, su fragmentación, la búsqueda de una condensación significativa y consensual que mAs homogénea en un principio va cuestionando los modelos o proyectos históricos de la Nación. Esa misma clave, permite distinguir los discursos sobre la identidad nacional, su precariedad, su consolidación, sus fracturas y fragmentaciones.
2. La posibilidad dialógica que tipifica cada una de las promociones y a cada uno de los períodos, es clave de partida, pero también instrumento de comparación, explica y profundiza en la tensión más homogenizadora o más democrática en la construcción y participación nacional.
El dialogismo es también constructor del discurso de Alvaro Quesada, así lo muestran su lectura y relectura en el camino trazado por la investigación histórica del país, la investigación literaria, la investigación sobre las identidades. Acercamientos, intromisiones, confluencias, aprendizajes mutuos que le permiten un diálogo enriquecedor y para entender la dimensión que adquiere este diálogo, presentémoslo en sus palabras: "Mijail Bajtín establece una diferencia entre cosa y persona (sujeto) como límites de conocimiento. El conocimiento de una cosa produce una forma de discurso monológico ... aquí solo existe un sujeto, el cognoscitivo (...) Lo que se le opone es tan solo una cosa sin voz. En el límite opuesto está el discurso dialógico: 'Un sujeto como tal, no puede si sigue siéndolo, permanecer sin voz, por lo tanto su conocimiento solo puede tener carácter dialógico.'" (Uno y los otros, 1998: 18).
3. La tensión entre lo monográfico-particular y lo totalizante-globalizador, pasa ademas de ser una forma de organización y uno de los logros en cada uno de sus libros, una propuesta de trabajo que le permite avanzar, por el camino riguroso de la producción literaria desde los trabajos monográficos del análisis hasta las síntesis, para abarcar y rendir con ello cuenta de largos períodos de la historia cultural de nuestro país.
Parte de un análisis particular que enriquece con un procedimiento comparativo hacia las obras del mismo autor u otros autores de la misma, promociones anteriores o posteriores: de manera que las nuevas estrategias serán retomadas y contribuirán a establecer el marco comparativo que le permite estudiar el continuum de la producción literaria nacional.
4. La relación de pareja, familia y la representación de la sexualidad es una de las claves más novedosas que compone esos diversos modos de representación literaria de la realidad.
La homología entre la constitución del núcleo básico de la estructura familiar costarricense se desarrolla de manera importante con los trabajos de Flora Ovares y Margarita Rojas, asociando la noción de nación a la construcción y consolidación de un discurso patriarcal. Esta perspectiva es retomada por Alvaro e introduce en los análisis realizados matices relevantes para la comprensión de la producción nacional. No sólo se apropia de una perspectiva fundamental sino que también le posibilita ampliar, desarrollar, encontrar contradicciones y rupturas en construcción de identidades que está sometida a la confrontación de discursos de manera permanente.
5. La periodización. Los criterios para establecer dicha organización pasan por la formulación de promociones y se subordinan al propósito primero de sus obras: ubicar la producción literaria en una historiografía y crítica literaria que responda a su contextualización histórica-ideológica y social. A partir de ahí se explican y comprenden las posibilidades estético-literarias de cada promoción o de los diversos grupos que la conforman. El punto de partida es la consideración de la práctica literaria como una práctica ideológica, que asociada a la asunción de los escritores a distintas proyectos ideológico- políticos y culturales, ha ido marcando el desarrollo del acontecer nacional.
Dentro del marco inicial de la conformación del Estado, el proyecto asumido por la primera promoción da sentido a las promociones posteriores. Ellas asumen, confrontando, negando, omitiendo y o transformando la práctica literaria conforme a los proyectos nacionales toda vez que su comprensión tiende a establecer una línea en el proceso de constitución de la identidad nacional. Los períodos, nudos articuladores que van más allá de una mera contextualización literaria, se abren a la interpretación cultural, nos brindan un panorama desde la Costa Rica de 1900 a la Costa Rica de la últimas décadas de S. XX:
"La tónica general de la narrativa de las décadas finales del S. XX es la de una desilusión crítica con respecto a los grandes mitos fundadores de la nacionalidad: democracia, excepcionalidad, progreso, optimismo. En gran parte de estos textos la crítica se orienta hacia la burla de los mitos y discursos oficiales, los símbolos y figuras consagradas por los discursos políticos y religiosos tradicionales, mediante el uso de procedimientos como la ironía, la sátira o la parodia, el humor irreverente, las reversiones y travestimientos carnavalescos y desacralizadores." (Ponencia presentada en El Salvador, julio del 2000: 25).
6. La imbricación contextualizada en la literatura latinoamericana y la literatura centroamericana, es una de las exploraciones más valiosas de Alvaro Quesada y que se manifiesta con toda claridad en el libro Uno y los otros. Si en su primera obra se ratifica un interés particular y específico por la producción nacional, en esta obra se evidencia el énfasis por relacionar nuestra literatura con procesos históricos y culturales a lo largo del continente latinoamericano y mundial. Es esa línea de trabajo que Angel Rama propugnaba para el análisis de las literaturas del continente, de lo nacional, lo continental, lo mundial, no como yuxtaposiciones, sino como claves interpretativas que pudieran dar cuenta de esas profundas interrelaciones que marca nuestra historia cultural:
"Por todas partes las unidades tradicionales se fragmentan, se disuelven los fundamentos y las delimitaciones que garantizaban la legitimidad del poder, el orden de los discursos y el orden de la realidad. Desde la periferia de las unidades agrietadas -conciencia, nación, orden internacional- nuevos grupos sociales y étnicos, discursos y culturas, imponen su heterogeneidad y ponen de manifiesto el carácter limitado y arbitrario de la civilización occidental que durante siglos se elevó de manera metonímica al rango de modelo universal (...)
El juego de fragmentaciones, asimilaciones y refracciones generado por el nuevo proceso de globalización y modernización, se multiplica al entrar en contacto con la conciencia, ya escindida -entre la identificación con los modelos metropolitanos y el esfuerzo por elaborar una identidad propia- de las naciones latinoamericanas. (...) El resquebrajamiento de la unidad liberal-oligárquica, vuelve problemático el concepto tradicional de nación que se había venido elaborando en América Latina desde la Independencia..." (Uno y los otros, 1998: 123, 124, 125 y 126).
Que la Semana Mesoamericana lleve al nombre Alvaro Quesada Soto se debe a una dolorosa circunstancia, sin embargo, su presencia no como homenaje póstumo, sino como reconocimiento verdadero estaba ya presente desde que en julio del año pasado empezamos a concebir esta posibilidad. Alvaro Quesada, miembro fundador del Centro de Investigación en Identidad y Cultura latinoamericanas, Subdirector y Director, Coordinador de la Comisión Editorial y presencia constante, estaba comprometido con una de las mesas en que iba a participar desde lo que él sabía, desde lo que había hecho en relación con Costa Rica. Su trabajo excede las fronteras nacionales, lo sabemos, una de las razones es porque señala un camino de aproximaciones críticas necesarias al desarrollo de la producción centroamericana.
Para el investigador, las gracias y para el amigo el recuerdo constante, de su ausencia presente.
*Dirección: Associate Professor Mary Addis*
*Realización: Cheryl Johnson*
*Modificado 06/26/01*
*© Istmo, 2001*