Teatro
centroamericano
Introducción
Pensar Centroamérica (que incluye el
Caribe) supone un ejercicio que lleva a reconocer la diversidad
de las regiones y producciones culturales. Los diferentes números
de Istmo han creado un registro sistemático de
esta realidad. Unido a tal objetivo, el giro cultural y subjetivo
ha permitido repensar la cultura desde diferentes interpretaciones.
Una de ella es acercarse al estudio de la cultura como recurso,
sin embargo para tal efecto se debe tener suficiente conocimiento
de las producciones culturales de las diversas regiones centroamericanas
con el propósito de entender los procesos y fortalecer
la sociedad civil y promover su agencialidad. Al final, tal ejercicio
supone desarrollo político y económico (Yúdice,
2006).
Una de las producciones culturales que aún
no está en el centro de las discusiones académicas
es la escritura de dramaturgia en Centroamérica, en particular
y el desarrollo de las actividades teatrales en general. Tal
actividad ha sido subestimada doblemente: por el público
y por los académicos. A su vez, abrir una discusión
sobre los textos dramáticos perfila otra que se adeuda
en este dossier: la diversidad de formas de hacer teatro en la
región. La creación artística y su valoración
pasan por el contexto social y el momento político para
su debido reconocimiento. Es por ello que este dossier intenta
evidenciar la producción de textos dramáticos en
la región y mostrar las preocupaciones de grupos subalternos.
Esperamos que en una segunda versión, el mundo académico
pueda aportar aún más al conocimiento sobre la
producción teatral y dramática en la región.
Los cambios en las políticas culturales
iniciados en la década de 1990 que rompió con la
posición homogeneizante de los Estados nacionales y los
giros culturales y subjetivos, unidos al cambio en el Estado
han producido nuevas formas de percibir, entender y producir
arte. La creciente producción de textos dramáticos
en la región es un ejemplo de las posibilidades que implica
el cambio en las premisas y los criterios de “canonización”,
valoración y reconocimiento de todo tipo de producciones
culturales. Por tanto, vemos mayores posibilidades de acceder
a los espacios de representación, promoción y análisis
de la diversidad cultural, lo cual a su vez supone reconocer
valores culturales de diversos grupos étnicos, etarios,
genéricos y sociales.
La desmedida reducción de los presupuestos
para la cultura y la desestatización han promovido cambios
importantes en la forma en que se escriben textos dramáticos
y se ponen en escena. Algunas de las obras comentadas por los
académicos dan muestra de ello: pocos actores y poca escenografía
y utilería. A su vez, abrir una discusión sobre
los textos dramáticos perfila otra problemática
que se adeuda en este dossier: la diversidad de formas de hacer
teatro en la región.
Varios de los textos que incluye este dossier
lo que hacen es buscar el reconocimiento, ser reconocido, cambiar
el estatus quo o poner problemáticas específicas
en la esfera pública. El presente número temático
contiene diez artículos organizados como se explica a
continuación. El trabajo Ana-María Caula aborda
uno de los arquetipos femeninos presente en diferentes versiones
en la tradición latinoamericana. Estudia su representación
en dos obras costarricenses en las cuales se muestra un intento
por morigerar y controlar la conducta sexual de las mujeres y
convertirse en una alegoría sobre la explotación
del planeta por los seres humanos.
María Luisa Collins, Deb Cohen, Elaine
Miller y Janis Krugh estudian obras de teatro costarricense cuyo
eje de discusión es el género. Collins además
aporta tres entrevistas con figuras claves: con la dramaturga
costarricense Ana Istarú, la poeta, dramaturga y ensayista
guatemalteca Luz Méndez de la Vega y la escritora panameña
Rosa María Britton quien escribe novela, cuento y teatro.
Las entrevistas abren una puerta para mirar la producción
literaria de estas mujeres y de la región.
El teatro costarricense contemporáneo
es estudiado por Deb Cohen a través de cuatro obras, una
de Ana Istarú, dos de Melvin Méndez y dos de Claudia
Barrionuevo, las cuales buscan discutir y entender la transición
de los papeles tradicionales asignados por la sociedad patriarcal
a los géneros masculinos y femeninos. Miller también
estudia la forma en que se cuestionan las normas sociales a través
de las relaciones entre diferentes generaciones de mujeres representadas
por los personajes en las tres obras analizadas de Barrionuevo
e Istarú.
Janis Krugh, analiza el monólogo interior “Hombres
en escabeche” de la costarricense Ana Istarú. La
obra expone en forma cómica la doble moral impuesta por
la sociedad a las mujeres y hombres. La propuesta apunta a la
necesidad de la reinvención simultánea del hombre
y la mujer.
El teatro existencialista es analizado por Tatiana
Séeligman a través de la obra del salvadoreño
Walter Béneke, quien representa la búsqueda de
identidad y la construcción de su propia imagen a través
de ceremonias sociales y al enfrentarse a la mirada del otro.
Carole A. Champagne destaca la forma en que las tragedias colectivas
han formado la identidad centroamericana a través de dos
obras sobre el asesinato en 1980, del Arzobispo Óscar
Arnulfo Romero en El Salvador, escritas desde Estados Unidos
y Costa Rica. Al igual que las obras estudiadas en este número
especial, ambos dramas discuten los sistemas totalitarios (patriarcales
y/o políticos) y el abuso del poder.
Willy Muñoz continúa la discusión
sobre el otro y la identidad nacional al estudiar la obra del
hondureño Rafael Murillo Selva Rendón. Murillo
Selva Rendón, intenta exponer a los otros la historia
de colonialismo y explotación del pueblo garífuna,
a través de una obra construida, entre otros, con parámetros
del teatro popular,el teatro antropológico y el teatro épico
brechtiano, la cual está llena de coros, cantos, danzas
y héroes.
El cambio en la forma en que se miraba la cultura
en la década de 1970 posibilitó la creación
de un teatro popular y colectivo entre los sectores subalternos
latinoamericanos. Mario Salazar explora el teatro escrito y producido
por comunidades marginales costarricenses. A su vez, este sugerente
estudio muestra como las “veladas escolares” (representaciones
de teatro escolares y colegiales) sentaron la base organizativa
y performativa para la producción del teatro comunal.
Patricia Fumero introduce las representaciones
teatrales en la Nicaragua del siglo XIX y aporta una base de
datos de las puestas en escena en Nicaragua entre 1850 y 1907
con el propósito de invitar a estudiosos del teatro y
la cultura a analizar el impacto que las representaciones de
teatro tuvieron en las sociedades y sobre todo en el quehacer
cultural de la región.
Finalmente, Sebastián Calderón-Bentin
comenta algunas propuestas artísticas que se presentaron
en el III Festival Internacional de Artes Escénicas de
Panamá 2008 (FAE 08). El FAE tiene como propósito “contribuir
a mejorar la calidad de estas manifestaciones escénicas
nacionales, en el contexto de un lenguaje contemporáneo,
al tiempo que estimula la creación de un público
mejor formado y más interesado que ayude a sustentar y
garantizar la continuidad y desarrollo de estas” (FAE Panamá 2008, http://www.soitu.es/soitu/2008/03/27/info/1206584911_708282.html).
Patricia Fumero
San José, Costa Rica
Febrero de 2009
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