José Edgardo Cal Montoya *

 

Papeles para una Historia de las Literaturas Centroamericanas:

la Biblioteca “César Brañas” y otras colecciones 1

 

Universidad de San Carlos de Guatemala

josecalmontoya@gmail.com

Notas


Palabras iniciales: una invitación y la responsabilidad de recordar a un hombre verdaderamente significativo

Este escrito pretende únicamente ser una invitación. Convidar a quienes hoy me escuchan algunas de las delicias que trae el recorrido por una casa de 11 habitaciones que encierra los anhelos de una generación y la Historia de un país. Una casa del centro de la ciudad de Guatemala en la que César Brañas no solo fijó su residencia, sino también su santuario para pensar, escribir y algunas veces, gozar de la correspondencia de uno de sus amigos más cercanos: Miguel Ángel Asturias, con quien mantendría una estrecha relación personal que se afianzó desde 1928 a raíz de la estancia del poeta en París. Experiencia que marcaría a Brañas perdurablemente en su visión de esa Guatemala gris y autoritaria a la que retornó en forma definitiva y que atestiguó silenciosamente en su escritura desde su habitual ‘proximidad peligrosa’ a la cotidianidad, como diría el poeta nacional Alexander Sequén-Mónchez.2 Dos jóvenes llenos de entusiasmo, hacen de la Página literaria de El Imparcial ese taller en el que su creación literaria recoge sus preocupaciones por temas tan cardinales como la miseria o el analfabetismo, buscando abrir un debate entre los denominados sectores vivos del país, de los cuales por supuesto ninguno se dio por aludido, ya que en la Guatemala de Ubico prevalecería el marasmo, el feudo de la oligarquía, ese “bello y horrendo” país al que el mismo Brañas, Luis de Lión y Roberto Monzón le dedicarían su obra y sus vidas.3 Esta amistad entre Brañas y Asturias está también llena de contrastes: un Asturias desbordado que siempre buscó el retorno del amigo a París para que disfrutara de las últimas tendencias en todas las artes y las ciencias y un Brañas que circunspecto, atravesaba largas rachas de pesimismo y que a pesar de haberse hundido voluntariamente en su soledad y su imagen de hombre tímido como atestigua en su Depresión y resentimiento publicada en 1977, escribiría con la templanza de su espíritu indoblegablemente crítico e insatisfecho del país y de su historia mediocre, de su gente de enflaquecido ánimo por los siglos de silencio y represión. (Pinto Soria, 2001: 23) Esta escritura del periodista antigüeño, verdadero escudo contra un mundo mezquino y superficial, fue fruto de una perseverancia que prohijó esa obra literaria de la que hoy apenas descubrimos algunos de sus numerosos frutos dentro de la Historia de las Literaturas de esta pequeña lengua de tierra a la que pertenecemos. La “Generación del 20” a la que pertenecieron, como señala el colega Julio César Pinto Soria, estos hombres verdaderamente significativos que el país debería recordar, (Pinto Soria, 2001: 27) descubrió las buenas nuevas de la política, las artes y la cultura que quiso compartir con su pueblo, casi siempre al margen de los avances de la época y de las reivindicaciones de un desarrollo íntegro del hombre sin opresión ni ataduras. Los papeles y libros que residen en esta casa, son testigos e interlocutores para los estudiosos de la Literatura e Historia de Centroamérica de los anhelos de modernización y renovación cívica y democrática que esta generación veía perentorias en la Guatemala que salía de la dictadura cabrerista y entraba supuestamente a participar del proyecto político de una autoproclamada ‘ala ‘modernista’ del partido liberal que sólo legitimó una de las dictaduras más férreas que se han conocido en la Historia latinoamericana, condición que nuestro país compartió también con sus vecinos de siempre gobernados por el “Martinato”, el “Cariato” y “La Dinastía”.

La casa del centro de la ciudad que Don César hizo su oficina taller y hogar, sería testigo único y silencioso de la urdimbre del texto Confines, en el que el poeta proclamó la visión de esta generación sobre la Guatemala del momento y su compromiso por el cambio. Compromiso que quedaría como sueño de juventud inevitablemente tragado por la mediocridad de los tiempos que corrían, tragado por el trópico, en palabras del futuro Nóbel de Literatura contenidas en su carta dirigida a Brañas desde París del 13 de julio de 1932 (Pinto Soria, 2001: 15):

“Su carta me dio un respiro. Tan poco sé de los amigos de Guatemala. En Guatemala tengo la impresión de que los amigos deben vivir en la dulce beatitud del silencio, en algo así como la muerte tropical que principia en el ‘para qué’ y concluye en el ‘qué me importa’”. (Pinto Soria, 2001: 69)

Estas consideraciones, no pueden dejar de ser, hasta para un servidor, desoladoras. César Brañas, calladamente, seguiría su inclaudicable rutina del periódico a la casa y viceversa y seguiría también en su determinada modestia que lo llevó siempre a alejarse de las poses, de los talantes doctorales y de reconocimientos, llegando al grado de hacer sus propias ediciones en tirajes mínimos que repartía a sus amigos.4 La otra faceta de esta rutina es la de su casa, la que con el tiempo se irá llenando de frutos valiosos, esos libros y papeles que con pasión infinita de bibliófilo cuidaba como a las rosas de su jardín y llegarían a formar parte de esa Biblioteca que es hoy uno de los más preciados repositorios para todos los estudiosos de la Historia y Literatura de la región centroamericana. (Morales Santos, 2004, Fragmentos...: 22) Son inmejorables las palabras de su poema “Esta es mi vida” que forma parte de Raíz desnuda, publicado en 1958, para expresar la modestia insigne de su legado:

“Esta es mi vida

Un oscuro trabajo, un intenso anhelar,

Las rosas de mi patio

y mi vacío hogar”

Sin embargo, esta casa silenciosa en la que su único y refulgente habitante pasaba largas horas consigo mismo y ‘conversando plácidamente con sus libros y papeles’ en medio de algunos largos períodos de desánimo; no dejaría, de escuchar algunas risas de Don César con las ocurrencias de Miguel Ángel Asturias, quien en una carta enviada desde París el 30 de junio de 1929 le escribía sobre un tema tan serio como un aumento de su sueldo como columnista de El Imparcial para terminar su petición de manera inesperadamente jocosa:

“ […] De todas suertes, dejando para más tarde lo de mi liquidación, si acceden a subirme a los $ 50 oro, mi hermano pasará por la administración, a partir de Septiembre, cada mes, para girármelos con el dinero que envía a casa, y que así ustedes se ahorren el gasto de giro, etc. Apóyeme en esto con Alejandro,5 que de otra suerte, sin revista, no podré vivir en París, y me iré a la Patagonia, a que se me den las patas, para poder volver a meterlas a Guatemala, o al Peloponeso, a que me crezca el cabello, para que me lo tomen”. (Morales Santos, 2004, Fragmentos...: 50)

Asimismo, Brañas recibiría en su soledad esas palabras de ánimo de un Miguel Ángel Asturias interesado en retornarlo a otro periplo parisino y hacerlo partícipe de sus inagotables ideas y proyectos literarios:

“ […] Cabalmente solo, íngrimo, como usted, que debería venirse para que hiciéramos en un circo, un solo de solitarios”. (Morales Santos, 2004, Fragmentos...: 50)

“ […] Le doy todas estas noticias mías, porque quiero que usted se anime, y que me envíe sus cosas, y que hagamos traducir algunas de ellas; estoy cierto que esta vez si cumplirá con mandármelas, sino lo asesinaré a sonetos, que por allí tengo varios para el periódico”. (Morales Santos, 2004, Fragmentos...: 89)

El silencioso “hogar” de Brañas que fue caja de resonancia de esta amistad vital con Miguel Ángel, de los anhelos y frustraciones de una generación literaria ante el paso implacable del tiempo que hoy modesta y respetuosamente revisitamos, no puede cobrar mejor sentido para nuestras reflexiones si no nos adentramos a los que llama el poeta guatemalteco Alexander Sequén-Mónchez, “los dominios del solitario”. Dominios en los que cada papel y cada libro son hoy para nosotros un legado invaluable, una invitación como lo dije al inicio de esta comunicación, a recorrer los itinerarios de su único habitante y guardián que hoy nos deja un legado exquisito para los propósitos de nuestro proyecto de investigación que espero sinceramente, se empiece a nutrir y enriquecer de este hontanar inagotable.

Los dominios del solitario

Cuando murió Don César en 1976, uno de los grandes dilemas de su familia fue qué hacer con los en ese momento 43.000 libros que tenía su biblioteca personal. Al haber sido su deseo que éstos fueran donados a nuestra casa de estudios, la Universidad de San Carlos de Guatemala; decidieron que se quedaran en el país ante el creciente interés de instituciones de Estados Unidos y Alemania que deseaban adquirirla.6 Después de algunas conversaciones se acordó que la USAC pagaría simbólicamente a la familia Brañas Q 1 por cada libro y que la casa en la que vivió Brañas y su madre, sería también entregada a la Universidad por una suma inferior a su precio real para que en ella funcionara la Biblioteca, iniciando sus labores en el año de 1979.

Entrar a una casa de mediados del siglo XX llena de libros es toda una experiencia y al mismo tiempo se hace impensable para el visitante que contenga en sus colecciones especiales documentos y libros cuyas fechas extremas de edición vayan de 1547 hasta 1974 (Martínez, 2005) y que hoy cuente con más de 80.000 volúmenes ordenados por número de adquisición (Martínez, 2005). Más sorprendente es constatar que la mayoría de sus visitantes son niños de escasos recursos que llegan a hacer sus trabajos escolares, lo que ha llevado a la dirección a comprar y pedir donación de colecciones de referencia que le permitan cumplir hasta hoy una importante labor de promoción cultural y social. Algo que también sigue sorprendiendo a quienes nos hemos hecho asiduos a sus fondos, ha sido hasta hoy la poca presencia de los colegas estudiosos de la Literatura producida en y sobre Centroamérica, ya que la Biblioteca cuenta con colecciones que sin lugar a dudas enriquecerán las investigaciones propias de nuestro proyecto así como aquellas adscritas a otros centros de investigación interesados en el estudio de autores centroamericanos. Una de éstas es la colección que lleva el nombre de Luis Cardoza y Aragón y que consta de 5000 volúmenes, especialmente de arte, literatura y sociología, destacando una colección completa de toda su producción escrita que fuera donada por su familia y recogida en México por las autoridades de la Biblioteca. Los y las colegas investigadores pueden beneficiarse también de la lectura de los libros que forman parte de la colección donada por el escritor guatemalteco Enrique Muñoz Meany (1907-1951), quien formara parte de la diplomacia del ‘Gobierno de la Revolución’, cuya correspondencia con el mismo Cardoza y Aragón (1901-1992) y Jorge Luis Arriola (1906-1995) han sido objeto de grato descubrimiento y publicación7 por parte de la Licda. Arely Mendoza –directora de la Biblioteca– y los colegas Julio Pinto y Arturo Taracena para conocer informaciones muy reveladoras de uno de los períodos más complejos de nuestra Historia contemporánea. La colección Mario Monteforte Toledo (1911-2003) donada por el escritor como una de sus últimas voluntades, consta de 3000 volúmenes, los que puede revestir especial interés para aquellos y aquellas colegas interesados en indagar en las lecturas que influenciaron su larga trayectoria creativa. Otras colecciones que alberga la Biblioteca César Brañas son las que fueran Bibliotecas personales del escritor también integrante de la “Generación del 20” Dr. Epaminondas Quintana, la del fundador de la Hemeroteca Nacional Lic. Rigoberto Bran Azmitia, la del Lic. Jorge Luis Arriola, quien fuera director del Instituto Indigenista Nacional y la del Teatro de Arte Universitario –TAU–, una de las iniciativas culturales más sobresalientes que han existido en Guatemala y la región centroamericana y que sin duda será objeto de interés de los colegas estudiosos de la Historia del teatro en la región. (Martínez, 2005)

Hasta aquí sólo una buena parte de las riquezas de esta casa. Para quienes hemos querido dedicar nuestros esfuerzos recientes de investigación a desarrollar una Historia cultural e intelectual en Guatemala, sin duda uno de las principales campos de renovación de la investigación histórica en el país, la Biblioteca César Brañas nos ofrece en su denominada Colección Miscelánea una reunión de impresos de los siglos XIX y XX que difícilmente se pueden encontrar en otras bibliotecas y archivos tanto dentro como fuera de Centroamérica. Sus fechas extremas van desde mediados del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX. Conjunto documental que aporta una amplitud y riqueza de informaciones para comprender e interpretar con mayor amplitud la Historia social, política y cultural de Guatemala y la región centroamericana, ya que también se encuentran impresos de otros países del istmo. Encontramos relaciones geográficas, relaciones estadísticas, informes gubernamentales, panfletos, alocuciones, documentos eclesiásticos, devocionarios, poemarios, catálogos comerciales y bibliográficos además de diversidad de reglamentos, todos ellos expresiones de la disposición de las relaciones sociales de los períodos a los que pertenecen, cuya recepción y representación nos corresponde seguir estudiando y discutiendo en nuestras investigaciones. La Biblioteca cuenta con un índice muy completo de esta invaluable colección de impresos, el cual fue elaborado por el personal de CIRMA, permitiendo al investigador una búsqueda precisa de aquellos materiales que sean de su interés. Las y los colegas que tomen contacto con esta colección aparte de disfrutar de la experiencia única que implica el contacto directo con los materiales, podrán constatar el amor y devoción de Don César por recopilar cuidadosa y celosamente cuanto material impreso llegara a sus manos, reuniéndolos en volúmenes que posteriormente empastaba para preservarlos de manera inmejorable hasta nuestros días. El personal de la Biblioteca y nuestra casa de estudios, se siente muy honrada de la visita frecuente de investigadores centroamericanos y de otros países, especialmente historiadores, que llegan a Guatemala atraídos por la riqueza y diversidad tan singulares de esta colección. Queda hoy aquí la invitación para los colegas estudiosos de la Literatura para sumársenos.

No debe dejar de mencionarse la importante presencia de libros antiguos que forman parte de los anaqueles de la Biblioteca César Brañas. Aparte de los libros que formaban parte del patrimonio del escritor guatemalteco, siendo muchos de ellos del siglo XVI, quisiera resaltar la presencia de muchas primeras ediciones de obras literarias no solamente de autores centroamericanos, sino también de otros países de América Latina, ofreciendo a los y las colegas investigadores mayores posibilidades para la realización de estudios sistemáticos sobre su producción escrita y de encontrar algunos escritos o mensajes personales que nos den nuevas informaciones sobre sus itinerarios personales e intelectuales. Un buen ejemplo de lo señalado es cuando se encontró en la Colección Luis Cardoza y Aragón un breve mensaje de Pablo Neruda al escritor más otro conjunto de cartas que dan cuenta no sólo de su relación personal sino también de las circunstancias políticas que les rodearon, todos ellos escritos curiosamente con tinta verde. Se ha encontrado también en sus colecciones un ejemplar del casi extinto libro Neruda en Guatemala, una recopilación de disertaciones de varios autores con motivo de la visita del escritor chileno a nuestro país en 1950 y del que se piensa hacer una reedición en el futuro.8

La familia Valenzuela, deja a los estudiosos de la Historia y Literatura de Centroamérica un importante legado para el estudio de la cultura impresa. Desde mediados del siglo XIX el funcionario del gobierno de Rafael Carrera José Valenzuela, fue coleccionando extensos conjuntos documentales y bibliográficos de los que Don Gilberto Valenzuela González elaboró un listado inicial que abarca los años 1820 hasta 1860, dando continuidad a estos esfuerzos su hijo Gilberto Valenzuela Reyna, quien lo confeccionó desde el año 1860 hasta 1960 para así completar una colección de 11 volúmenes que sigue siendo referencial para estudiar el desarrollo en el tiempo de la cultura impresa en Guatemala y la región centroamericana. Los Valenzuela donaron la mayor parte de los libros e impresos que formaron parte de sus colecciones a la Biblioteca Nacional de Guatemala, los que hoy forman parte de la denominada Colección Valenzuela, la que a su vez contiene la denominada Colección de Hojas Sueltas en la que vamos a fijar más nuestra atención al reunir impresos que se constituyen en un inmejorable complemento de los que están en la Biblioteca César Brañas; aportándole al estudioso una visión más completa no sólo de la Historia política y cultural de Guatemala y Centroamérica, sino también una cantidad y calidad de documentación que sin duda podrá nutrir de manera sostenida proyectos de investigación de amplio alcance y duración sobre temáticas de interés común para historiadores y estudiosos de la Literatura del istmo.

La Colección Valenzuela en la Biblioteca Nacional de Guatemala

La Colección Valenzuela, ubicada en el octavo piso de la Biblioteca Nacional de Guatemala, es una rica y ecléctica reunión de libros y documentos que a juicio del colega Todd Little-Siebold se equipara por su procedencia, diversidad y calidad de contenidos a las que forman parte de la Hemeroteca y Biblioteca del Archivo General de Centroamérica (AGCA) y la misma Biblioteca César Brañas. Las más de 6500 piezas que contiene entre impresos antiguos, folletos, panfletos e informes, la constituye en uno de los repositorios más importantes para los estudiosos del desarrollo social, político, económico y cultural de la región centroamericana en su conjunto y de Guatemala en particular.9

Más del noventa por cuento de la colección atestigua el sostenido interés de los Valenzuela por recopilar cuanto y libro y documento que sobre Guatemala llegara o pasara por sus manos. Su iniciativa de elaborar listados completos de la bibliografía guatemalteca no solamente se comprenden desde su indiscutible bibliofilia, sino también a partir de su colaboración en las iniciativas del erudito chileno José Toribio de Medina por recopilar todo el patrimonio bibliográfico americano. Actualmente, investigadores chilenos como Sergio Villalobos, mencionan que Guatemala es una meritoria excepción entre los países latinoamericanos que cuentan con recuentos bastante completos de su producción impresa. (Little-Siebold, 1994) Por ello, lo que el investigador encontrará en esta colección cuando visite la Biblioteca Nacional de Guatemala, no es solamente la donación de la enorme Biblioteca familiar de los Valenzuela en la década de los sesenta a una institución pública, sino ante todo la reunión del trabajo de cinco generaciones dedicadas a la preservación de la cultura impresa guatemalteca y centroamericana.

Pondré mayor atención en las secciones de la colección denominadas Colección de Hojas Sueltas y Folletos y Miscelánea, ya que los conjuntos bibliográficos merecen la elaboración de otro estudio específico, aunque no dejo de mencionar algunos datos relevantes. Los libros de la Colección son obras cuyas fechas extremas van de 1650 a 1945, aunque la mayoría de los trabajos están fechados a partir de la primera mitad del siglo XIX, abarcando gran diversidad de regiones geográficas y con gran predominancia de publicaciones guatemaltecas y centroamericanas. En cuanto a las secciones de Hojas Sueltas y de Folletos y Miscelánea de la colección, la cifra de 6500 piezas que contienen es solamente estimativa, ya que su número supera al que se aprecia en el índice, que se encuentra en la Colección Guatemala que se ubica en el segundo piso de la Biblioteca Nacional a disposición de los estudiosos. Estas secciones refieren más de 300 temáticas distintas y más de 15,000 artículos, guardando una numeración secuencial que responde a su ubicación en las estanterías debido a que el terremoto de 1976 obligó al personal de la Biblioteca Nacional a recoger del suelo todos los libros y legajos de impresos de manera inmediata para salvaguardarlos y así controlar el inventario al menos posicionalmente; lo que no impide apreciar su ordenación cronológica pero advirtiendo a los estudiosos la necesidad de una lectura íntegra de este índice de más de mil cuartillas. Advertencia que es en realidad una llamada también a la paciencia y devoción que requiere el siempre arduo trabajo de investigación en los archivos, máxime cuando éstos poseen sus propias lógicas de organización. No dudo que los hermosos descubrimientos superarán a las vicisitudes.

La Colección de Hojas sueltas agrupa aproximadamente 70 legajos que datan entre 1797 y 1945 y en los que se pueden encontrar desde documentos referidos a procesos inquisitoriales y ordenanzas del Consejo de Indias hasta documentos emitidos por el último Capitán General Gabino Gainza y el Arzobispo Ramón Casaus y Torres, todo ello fuera de los conjuntos documentales de fechas más próximas que requieren una revisión más detenida por parte de otros investigadores interesados.

La sección de Folletos y Miscelánea abarca los años de 1820 hasta 1880 reunidos en aproximadamente en 80 volúmenes, los cuales ofrecen al investigador diversidad de impresos que recogen los debates políticos, intelectuales y religiosos del siglo XIX guatemalteco y centroamericano, constituyéndose en un conjunto que reviste una importancia incidental para quienes nos dedicamos a la reconstrucción crítica de las tradiciones políticas y culturales que sustentaron la escritura de los discursos nacionales. Queda un amplio campo de trabajo para estas temáticas. El contenido de estos documentos puede ser revisado de manera general leyendo el índice de cada volumen, aunque tampoco sería extraño, como ya ha sucedido, que el investigador muy frecuentemente se encuentre con algún escrito que no está anotado y que resulta incidental para sus indagaciones.

Esta sección contiene otro conjunto muy amplio de documentos que supera los cien volúmenes, correspondientes a la denominación de Miscelánea. Como lo sugiere su nombre, es una reunión absolutamente ecléctica de documentos que abarcan el último tercio del siglo XIX, en los cuales particularmente he encontrado folletería que se refiere a la expulsión de órdenes religiosas en 1872, a diversos comentarios sobre la política interna, a las pugnas dentro del partido liberal, a métodos agrícolas, a comentarios políticos y sociales del día o a textos producidos para el uso de la denominada en este momento Universidad Nacional de Guatemala. Otro importante conjunto de documentación de esta sección se refiere a informes gubernamentales que aporta fuentes secundarias de gran importancia para diversas investigaciones y gran cantidad de informes de agricultura a partir de 1840, siendo muchas de ellas únicas, ya que no se encuentran en la Biblioteca del Archivo General de Centroamérica u otros repositorios. Esta sección reúne otros conjuntos documentales que nos trasladan nuevamente a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX hasta el año 1928, ofreciendo al estudioso documentos que son muestras de distintos períodos de la Historia de Guatemala y Centroamérica, incluyendo piezas de otras series documentales que sólo se encuentran de manera fragmentaria en otros repositorios. De aquí que no sea raro encontrar tanto decretos coloniales como documentos relativos a la situación de Guatemala durante la Primera Guerra Mundial. Aún y a pesar de que existen hoy en día algunas restricciones para la consulta, una carta de las instituciones de origen posibilitará a los colegas investigadores ampliar sus posibilidades de acceder a la colección. No me queda más que reiterarles mi invitación a seguir explorando estos fondos.

La colección Valle

Otra importante colección de gran riqueza para nuestro proyecto colectivo es la Biblioteca que perteneciera a José Cecilio del Valle, la que fue donada por sus herederos en 1986 a la Universidad Francisco Marroquín, donde pasó a ser denominada como Colección Valle. Está formada por 1800 volúmenes, 300 mapas y parte de la correspondencia de uno de los intelectuales ilustrados más brillantes de la Historia centroamericana. Las publicaciones que guardan sus estantes van de los siglos XVII al XIX, estando la mayoría de ellas escritas en castellano, aunque hay una parte significativa en inglés, francés, italiano, latín y griego, idiomas de los que del Valle tenía amplio dominio. (Martínez, 2005) La distribución temática de esta valiosa colección no puede ser menos que la un ilustrado, encontrándose en ella títulos de derecho, política, economía, religión, ciencias naturales y aplicadas, botánica y medicina además de enciclopedias y diccionarios. Para los interesados en la Historia de la lectura y la cultura impresa de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Centroamérica, esta colección ofrece diversidad de catálogos de librerías a los que del Valle sistemáticamente solicitaba sus libros por medio de agentes libreros franceses, ingleses y estadounidenses. Se encuentran en esta colección diversidad de catálogos bibliográficos de obras en francés, italiano, español y portugués que le eran remitidos a Valle desde Francia así como algunos catálogos de librerías guatemaltecas de mediados del siglo XIX que están por explorarse. Actualmente estoy trabajando en la revisión y transcripción del Catálogo de una de las Librerías más importantes del siglo XIX en Guatemala, la Librería de Andrés Horjales, que en 184810 publicó un catálogo que ofrece importantes informaciones sobre los libros que se leían en la Guatemala que ya era gobernada por el régimen de Rafael Carrera. Libros como el Diccionario de descubrimientos, la Enciclopedia Metódica, la Enciclopedia Moderna de las ciencias, las artes y las letras publicados en Francia; el Espíritu de los mejores diarios literarios que se publican en Europa publicado en España; y revistas como la Gaceta de Madrid, la Gaceta de México, Cuestiones sobre la Enciclopedia, la Revista Enciclopédica, The Edinburg Review y The Westminster Review; formaban parte de las largas y habituales jornadas de lector del intelectual hondureño. Esta diversidad tan amplia de publicaciones que ganaban la atención de Valle ofrecen a los colegas investigadores un recorrido apasionante por las tradiciones y corrientes intelectuales que influyeron las polémicas intelectuales y políticas a la que se refirieron las transformaciones económicas, políticas y culturales de la Centroamérica del siglo XIX.

Si bien lo vertido hoy es un conjunto modesto de reflexiones sobre mis propias experiencias como investigador para el proyecto: ‘Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas’, espero que hayan podido despertar en ustedes nuevas iniciativas para explorar estos fondos que seguramente inspirarán otras investigaciones relevantes en los campos de la Historia y la Literatura de Centroamérica. Esfuerzos, que espero sinceramente, nos permitan seguir repensando esta región para hacer de ellos esa pluma que Miguel Ángel Asturias usó para escribir las más hermosas líneas de nuestra Historia y cultura con una tinta de infinito azul …(Pinto Soria, 2001).

© José Edgardo Cal Montoya


Notas

arriba

vuelve * Profesor de la Maestría en Historia y Encargado de Extensión Académica en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Profesor invitado del Postgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica.

vuelve 1. Conferencia impartida en el Centro de Investigaciones en Identidad y Cultura Latinoamericana (CIICLA) de la Universidad de Costa Rica. Deseo agradecer a los(as) colegas de la Coordinación del Programa de Investigación “Hacia una Historia de las Literaturas Centroamericanas” la posibilidad de compartir algunas de mis experiencias de investigación en archivos y bibliotecas de Guatemala que espero puedan contribuir al fortalecimiento de este proyecto colectivo.

vuelve 2. Sequén-Mónchez, Alexander, 2006: “El solitario en sus dominios”, en: Revista D. Prensa Libre, 12 de febrero: 27-29.

vuelve 3. Pinto Soria, Julio César, 2001: “Prólogo”. En: Fragmentos de uma correspondencia: Brañas y Asturias (1929-1973). Guatemala: Editorial Universitaria, 23.

vuelve 4. Morales Santos, Francisco, 2004: “Poesía esencial – Antología de César Brañas”. Suplemento Cultural. La Hora, 31 de julio al 7 de agosto.

vuelve 5. Alejandro Córdova, director del diario El Imparcial.

vuelve 6. Martínez, Francisco Mauricio, 2005: “Con nombre propio”, en: Revista D. Prensa Libre, 26 de junio.

vuelve 7. Taracena, Arturo, Arely Mendoza y Julio Pinto, 2004: El placer de corresponder. Correspondencia entre Cardoza y Aragón, Muñoz Meany y Arriola (1945-1951). Guatemala: Editorial Universitaria.

vuelve 8. Montenegro, Gustavo, 2004: “Neruda. Un canto a Guatemala”, en: Revista D. Prensa Libre, 11 de julio: 24-25.

vuelve 9. Little-Siebold, Todd, 1994: “The Valenzuela Collection in the Biblioteca Nacional de Guatemala”, en: Latin American Research Review, vol. 29, no. 3: 143-152.

vuelve 10. Cal, José, 2006: “El discurso historiográfico de la Sociedad Económica de Amigos del Estado de Guatemala en la primera mitad del S. XIX. Primeros acercamientos desde la Historia Cultural”, en: Cuadernos Americanos, Nueva Época, año XX, vol. 3, no. 117, julio-septiembre: 127-174.


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