Sylvie Durán

 

Buen viaje, Andy Palacio

 

sylvie.duran@gmail.com

 


A mediados de enero recibí una serie de mensajes desde Belice con malas noticias sobre la salud de Andy Palacio.

Andy Palacio es el músico garífuna –y sin duda uno de los músicos centroamericanos– de mayor reconocimiento internacional. Al igual que otros importantes líderes garífunas de Belice, era oriundo de la ciudad costera de Barranco, una comunidad relativamente marginal pero que demuestra en el trabajo de varios de sus hijos, ser fértil cuna de afirmación y profunda comprensión de las propias raíces. Andy creció allí escuchando la música tradicional de su pueblo garífuna, una música presente en todos los momentos de la vida de esta comunidad: durante la cosecha y el trabajo en el campo, la preparación de alimentos, la fiesta, los rituales, la muerte.

Junto a esos otros líderes y a sus conciudadanos garífunas, Andy debió vivir el dilema de ser parte de un pueblo minoritario con un fuerte acervo “no occidental” en países como el nuestro, cuya identidad hegemónica y oficialmente proclamada hasta los noventas, era mestiza, occidental y modernizante.

Dichosamente nació en Belice, país donde los miembros de su comunidad han logrado incorporarse a la sociedad nacional con un estatuto de ciudadanía alto, con reconocimiento y acceso a su desarrollo como individuos y colectividad semejante al de sus conciudadanos. Muchos y muchas son maestros pues se destacan y son reconocidos por su versatilidad lingüística, su tolerancia y su capacidad para convivir en la interculturalidad (que no es solo estar juntos, sino vivir y ser juntos). En su mayoría logran estudiar y ocupar posiciones de responsabilidad, lo que no es la norma en los otros países centroamericanos cuyas poblaciones incluyen a los garífunas.

En el mundo pluricultural de Belice, Andy aprendió a apreciar, junto a su música tradicional, los sonidos y géneros que difundía la radio en los países vecinos y no tan vecinos pero fuertemente vinculados a su país: Honduras, Guatemala, el Caribe y Estados Unidos. Músico y compositor él mismo, Andy hizo un incansable trabajo de promoción cultural empezando por el que consideró un maestro: el legendario Paul Nabor. Fue responsable de un disco histórico “Parranda”, que ponía en valor un género garífuna menos conocido que la punta pero igualmente relevante, bello y profundamente arraigado en la comunidad.

En ese primer esfuerzo y en todo su trabajo posterior, se mantuvo cercano a talentos hermanos de la comunidad garífuna hondureña como Aurelio Martínez. No tuvo reparo en trabajar con igual identificación con sus colegas mestizos Yvan Durán o Eduardo Cedeño (tanto Aurelio Martínez como “Yayo” Cedeño son conocidos y admirados en Costa Rica por su trabajo con Guillermo Anderson y su participación como invitado en la Orquesta de la Papaya o el Papaya Fest). Con Yvan Durán, Andy contribuyó como parte del motor creativo del sello disquero cuya producción ha recibido el mayor reconocimiento a nivel internacional para la región: Stonetree Records, un sello pionero de una calidad absolutamente sorprendente.

Como otros destacados líderes de su país y de Honduras, su trabajo fue motivado por el contacto con la costa Atlántica nicaragüense, una región en la que la comunidad garífuna ha visto depauperarse su lengua y el conocimiento de las tradiciones propias al límite de la extinción. En su caso, este contacto se dio por primera vez en los años ochenta cuando contribuyó al proceso de alfabetización que se promovió entonces. Más tarde viajaría a formarse en arte comunitario en Inglaterra y fundó, ya de vuelta en su país, Sunrise, una organización dedicada a la preservación, documentación y distribución de la música beliceña. Posteriormente, ya con Stonetree Records, creó el concepto del Garifunas Collective, agrupación binacional e intergeneracional que sumaba a Nabor con las que eran entonces nuevas voces como la del propio Andy. Ahora, Andy ya era el referente motivador de los nuevos jóvenes talentos musicales beliceños.
Su trabajo artístico le ganó reconocimiento en el Caribe, en México, en Europa y Asia donde actuó en cantidad de festivales de primer nivel. El año 2007 particularmente, fue un verdadero año de cosecha: se lanzó Wátina, por Andy Palacio & the Garifuna Collective. Fue en marzo y gracias a su calidad, apareció bajo el sello discográfico internacional Cumbancha, un sello fundado por Jacob Edgar, antiguo desarrollador de productos y aún cercano colaborador de Putumayo y que, a diferencia de este que se consagró finalmente a compendios bailables y festivos de las músicas del mundo, procura ahondar y difundir en la obra de los artistas como individuos.

Edgar comenta en el portal de Cumbancha que en Putumayo se acostumbraba decir que “una compilación era como tener una cita y firmar con un artista era como casarse”. Andy, The Garifuna Collective e Yvan Durán con su Stonetree nos han regalado la posibilidad de honrar como se debe a la música garífuna, como buenos padres buscaban el novio adecuado para su joya. Ni un poco menos.

Y es que, en contraste con la divulgación masificada y comercial de la punta, Garifuna Collective fue creado para enfocarse en géneros menos conocidos de la música garífuna y difundirla con toda su riqueza y sentido. (De hecho, cabe recordar que la punta es un género que se interpreta y baila en los novenarios en el contexto de las comunidades y que a pesar de lo que nos enseñaron los medios, “Sopa de Caracol” y chicas en minifalda, tacones o silicona, sacudiendo la cadera no es exactamente la versión más propia de la punta).

El disco Wátina, con su mezcla de tradición e influencias contemporáneas, fue grabado en un particular ambiente de intimidad y apego a las raíces en una pequeña cabaña en la costa, con la calidad profesional del trabajo de Yvan Duran. Su lanzamiento fue seguido por una gira internacional. Críticas notables aparecieron en medios norteamericanos, británicos, franceses, en las listas de radios especializadas. Incluso National Geographic's Online Music escogió Wátina como el mejor álbum del año y The Guardian del Reino Unido lo incluyó en su lista de "Top 1000 Albums to Listen to Before You Die". Wátina fue uno de los poquísimos discos del llamado worldmusic en esa lista.

El disco se coronó al ganar el Premio WOMEX 2007 en la mayor feria internacional de músicas del mundo y fue nominada en la premiación de la estación de World Music de la BBC. Casi simultáneamente, Andy Palacio fue nombrado Artista de la Paz por la UNESCO.

La noche del sábado 19 de enero, abrí mi correo a las 9 p.m. pasadas, y mientras revisaba los mensajes recibidos –incluyendo uno de esa mañana con el último parte sobre su estado– la computadora me señaló que algo nuevo estaba entrando. El escueto mensaje de Roy Cayetano –otro gran personaje de la cultura garífuna y beliceña– estaba en la cola del correo, en esa fila larga que nos organizan las cuentas de gmail: “I’ve just got a phone call informing that Andy passed at nine o’clock, just under an hour ago. We commend his soul to the Great Spirit whence he came to us on loan.”

Tengo dos tristezas igualmente grandes: la muerte de Andy la primera. Por la pérdida de su alma noble, de su música, del líder inspirador y comprometido que tanto su comunidad como el istmo no tendrán más en vida. La segunda tristeza viene de la certeza de que lo lloraremos muchos menos compatriotas centroamericanos de los que alguien de su estatura y generosidad merece. No porque no sepamos apreciar lo que tenemos cerca, sino porque ni siquiera tenemos la oportunidad de conocerlo. Nos pasa en nuestro país, Costa Rica, hasta con nuestras figuras premiadas: don Walter Ferguson en el calypso, Ismael González, el mascarero boruca, etc. ... Su difusión es extremadamente reducida en los medios de comunicación … en fin ... Tanto talento que no nos inunda lo suficiente, mientras nos inundan tantas otras cosas de las que preferiría prescindir …

… Son las 10:37 p.m. Acabo de re-escuchar su música y sus palabras en su disco Wátina, en youtube, en Amazon … ¡Qué vaina, Andy! … te nos fuiste y tan joven, caray ...

Lamentablemente los artistas como él, como los de Stonetree, los de la Papaya, los de Costa Norte Records y de tantos otros esfuerzos que se han hecho en esta región para grabar y difundir a nuestros músicos –esos que nos cantan a nosotros y al mundo la belleza con la que sumamos belleza al mundo–, no merecen una pequeña porción del prime time que devoran “Bailando por un Sueño” o “Latinamerican Idol” con sus covers de las mismas 15 canciones de 4 grandes casas disqueras y con sus miles de jóvenes buscando ser el próximo Bisbal.

En el caso de Andy, el Primer Ministro y el Gobierno de Belice se pusieron a su disposición (el mejor neurólogo, una aeronave oficial para ser trasladado a Estados Unidos a que se le atendiera de urgencia). Andy había sido nombrado como “Embajador Cultural”. Ni así, a pesar de los rezos y la rápida intervención de médicos, amigos, familiares … simplemente no se pudo contra las dolencias que lo quebraron tan abruptamente.

Belice no hubiera dejado a un artista y figura como Andy desprotegido. (Me consta que no cumplimos de igual modo con los nuestros en Costa Rica: don Paco Navarrete, Ray Tico, Pibe Hine y todos los músicos que tocaron para recaudar fondos en los duros momentos de enfermedad de los primeros dos son testimonio de ello).

¿Será que eso cambiará? ¿Que tengamos acceso a nuestros artistas, que ellos puedan trabajar, proyectarse, vivir, enfermarse y morir dignamente? ¿Que podamos escucharlos como podemos andar por nuestras calles para que sus sonidos y cadencias sigan siendo parte de nuestro paisaje.? Debería haber referéndums y horas diputado también sobre lo que nos perdemos cuando no respiramos, bailamos ni tarareamos lo que somos ...

Andy, gracias por Wátina, por Nabor, por la música garífuna, por tu música, por tu militancia. A falta de credos, me sumo al de Roy: tenerte aquí fue un préstamo de valor inestimable. Te nos vas ahora, no a la gira internacional de Wátina –ya programada con todos los novios que iban a enamorarse y pedir la mano a tu música como Dios manda…–, sino a este otro viaje largo que la cultura garífuna acepta con su profundo sentido de continuidad y de contacto con sus ancestros. A mi me cuesta, pero trato de aprender …

Buen viaje a él y, sobre todo, a nosotros ahora sin él aquí. Con menos voz sin vos, Andy. Tenerte en el alma igual lo hace todo mejor …

Algunas informaciones en Internet:
http://www.putumayo.com/Publish/Womex%20Awards%20Press%20Release.pdf
En http://www.cumbancha.com/welcome.php#_Cumbancha_NEWS, se encuentra la lista de recientes reconocimientos a Wátina.

Algunos videos pueden ser vistos en:
http://www.youtube.com/watch?v=A3m4RMZBnOU&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=nt6oOzyG9ec
http://www.youtube.com/watch?v=ISeOgYwn3NY
http://www.youtube.com/watch?v=eSDnR4gxu5c&feature=related
En http://www.youtube.com/watch?v=mzq5eR0DSLY, un avance de la siguiente y realmente bella producción de Stonetree Records, que será lanzada con Cumbancha, Voces y cantos de mujeres garífunas: Umalali.

© Sylvie Durán


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