Max Araujo El gato. Recuerdos de un amigo

"Pero si sos vos gato, no sabía que eras Franz Galich, el escritor del que nos habló Dante Liano." Así comenzó nuestro diálogo cuando Franz, por recomendación de Dante, llegó a mi oficina de abogado y notario, que a finales de los años setenta yo tenia montada en un pequeño local de la sexta avenida de la zona 4 de la ciudad de Guatemala, para que habláramos sobre la edición de su primer libro de cuentos Ficcionario Inedito que habíamos decidido publicar con quienes integrábamos el Grupo Editorial Rin 78, que formamos los que en ese entonces éramos los jóvenes escritores de Guatemala, y que yo coordinaba. Fue en la década de los sesenta que, cuando en el colegio Don Bosco se celebraban partidos de basketball, en los campeonatos inter-aulas, que entre los jugadores destacaba "el gato", un canche de Amatitlán, que estudiaba un año atrás al de mi promoción. Lejos estaba de imaginar que ese personaje era el autor del "El ratero", un cuento al que con Rafael Zea Ruano y René Villegas Lara le dimos, un año antes, una mención honorífica en los Juegos Florales de Quetzaltenango, y el autor de un magnífico libro de cuentos que yo ya había leído y sobre el que hablaríamos en esa ocasión para su edición. Dante Liano y Lucrecia Méndez de Penedo habían propuesto en sesión de Rin 78 que se publicara. Así nació la edición del primer libro de Franz y así nació nuestra amistad, la que se consolidó en presentaciones de libros, conferencias y reuniones de cantina (las mejores por lo que en estas discutíamos), que nos llevó a encontrarnos en distintos países del área y que se fortaleció con su llegada a Guatemala, cada cierto tiempo, a partir de la firma de la Paz. Fue célebre nuestra polémica cuando públicamente le refutamos por escrito un artículo en el que afirmó que en los años ochenta no se hacia literatura en Guatemala. Eso lejos de enemistarnos nos unió más como amigos. Fue con ocasión del CILCA de 1994, que se celebró en Tegucigalpa, que nos reencontramos por primera vez después de su salida de Guatemala en 1980, con él y con Dante Liano, por lo que después de lo académico hicimos un recorrido por las cantinas de Tegu, con la guía de nuestro anfitrión, el escritor hondureño Juan Domingo, que se prolongó por toda una noche, hasta que la aurora nos dio la bienvenida. ¡En cuantas cosas nos pusimos al día!

Escribir sobre Franz Galich es hacerlo sobre un hombre honesto, con él mismo y con los demás, consecuente con sus valores, principios e ideas políticas, generoso y sin pretensiones de grandeza, fue sencillo y accesible para quienes le conocían: para sus amigos, sus alumnos y principalmente para aquellos que se iniciaban en el oficio de las letras. Su obra como autor es de extraordinaria calidad. Su novela Managua salsa city, ¡Devórame otra vez!, está destinada a convertirse en un clásico de la literatura urbana en el contexto de los postconflictos armados de Centroamérica, la que indudablemente se complementa con su útima obra Mariposa Traicionera, pertenecientes las dos a una trilogía que dejó inconclusa a su muerte. Tuve el honor y el privilegio de gozar de su amistad y que a cada llegada suya a Guatemala, él me buscara para que recordáramos viejos tiempos e intercambiáramos información alrededor de una mesa de uno de los bares típicos de nuestra ciudad y que ADESCA, institución de la que soy miembro de su junta directiva, le publicara En este mundo Matraca, en la que hace un recorrido literario por el Amatitlán de sus recuerdos, con sus dichos, expresiones y personajes con sus situaciones, lo que nos demuestra lo versátil que fue en su literatura y en su temática. Con Franz muere uno de los grandes de literatura contemporánea de Guatemala.