“Rubén Darío: Crónicas desconocidas”, edición crítica de Günther Schmigalle

Universidad de Barcelona

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Introducción

En la cantina del capitán Prío, el pueta López Pérez, contertulio de la mesa maldita, comenta que en la Nicaragua de 1907, cuando Darío hace su famoso viaje a estas tierras, la gente no había podido leer sus obras pues no se habían publicado nunca por estos rincones centroamericanos. Así queda consignado en la novela Margarita está linda la mar de Sergio Ramírez. Afortunadamente de aquella época a la actual hemos conocido la edición de las poesías completas de Aguilar, la antología de Pablo Antonio Cuadra, las ediciones de Ernesto Mejía Sánchez, las publicaciones de Nueva Nicaragua a cargo de Fidel Coloma y Julio Valle-Castillo y las ediciones de la Academia Nicaragüense de la Lengua de Noel Rivas y José Jirón Terán, que han paliado de alguna manera la falta de difusión de la obra dariana en Nicaragua.
 Si la poesía de Darío tuvo una influencia decisiva en ese siglo poético que fue el XX en nuestro país, no se puede decir lo mismo de la divulgación y acogida de sus crónicas periodísticas que constituyen en su obra literaria un elemento consustancial a su poesía. Y es que es imposible una comprensión profunda de la obra dariana sin conocer los debates que Darío sostuvo con los intelectuales de su época por medio de sus crónicas, sobre la transformación literaria que significó el modernismo para las letras hispanoamericanas y en las que fue delineando su arts poetica.
En estas crónicas, Darío, obsequia al lector con una nítida y cuidada prosa literaria,  inscribiéndolas dentro de las más modernas corrientes de ejercicio periodístico, en el que el cronista debe de ofrecer una radiografía de la actualidad que aborda, sabiéndose el responsable de la seducción de público para el diario.
La edición crítica de las Crónicas desconocidas que nos presenta Günther Schmigalle ofrece cincuenta crónicas publicadas en La Nación de Buenos Aires entre los años 1901 y 1906 y que no fueron recogidas por su autor en ninguna de las colecciones de crónicas y artículos periodísticos que publicó –España contemporánea (1901); Peregrinaciones (1901); La caravana pasa (1902); Tierras solares (1904); Los raros (1896-1905); Opiniones (1906); Parisiana (1907); El viaje a Nicaragua (1909); Letras (1911); Todo al vuelo (1912). Con una anotación acuciosa y exhaustiva elaborada por Schmigalle quien presenta 1066 notas a pie de página y un completísimo índice onomástico, las Crónicas desconocidas nos revelan diversas facetas e intereses de Darío reflejados en los temas que trata,  ya sea pendiente de los salones de arte parisino que le permiten ejercer la crítica de las artes visuales, como de muy diferentes conflictos políticos en los que no deja de fuera asuntos hispanoamericanos: La cuestión chilenoargentina o La cuestión franco-venezolana; o sus infaltables crónicas sobre intelectuales y personajes vinculados al acontecer diario de la Europa del momento: Edmond Rostand, Frédéric Passy, Max Nordau o Joséphin Péladan. En una época en la que no existía el concepto de cultura de masas, llaman la atención sus opiniones sobre el baile de moda en Londres y París importado de Estados Unidos, Cake Walk, crónica en la que Darío explica la expansión y penetración de la cultura yanqui en el mundo entero. Sin embargo, quizás lo más sorprendente es el suave zigzagueo del poeta para evitar los tentáculos del poder editorial, del periódico para el que trabaja, y político de la nación argentina. Dando cumplida cuenta del anarquismo político español utilizando el formato de la entrevista, Darío brinda a sus lectores noticias de la militancia revolucionaria de los trabajadores en España, que nada tenía que ver con el anarquismo literario de su amigo Jean Moreás y si mucho con el socialismo libertario de Leopoldo Lugones; en una Argentina que para 1905 comienza a vivir la post era del presidente Julio Argentino Roca, caudillo artífice de la recuperación del territorio indígena y de la expansión agropecuaria, quien promulgó leyes que intentaban frenar la creación de sindicatos y la propagación de las ideas anarquistas y socialistas entre los trabajadores inmigrantes europeos.
Las reflexiones que Darío hace a partir de la actualidad periodística perviven, son absolutamente contemporáneas porque penetra en lo esencial humano, introduciéndose en el fondo de sus problemas fundamentales a través de ese jugo esquivo de transgresiones que cruzan transversalmente todas sus crónicas. Es por eso que los estudios surgidos en las postrimerías del siglo pasado sobre el modernismo (Valle-Castillo, J. Poetas modernistas de Nicaragua, 1993 y Yurkievich, S. La movediza modernidad, 1996) no dudan en vincularlo estrechamente con la modernidad.
Darío fue un hombre de su tiempo y supo vislumbrar los males de la época que le tocó vivir y las consecuencias que acarrearían, por eso, con ocasión de su retrato del líder anarquista español Fermín Salvoechea escribía en 1905:
No hay duda que es respetable ese fanatismo por el bien ajeno, cuando vivimos en la continua é irremediable lucha de intereses, de odios mutuos, de envidias, de recelos, de pitanzas, de prebendas, de gloriolas, de pequeñeces que componen la tarea feroz de lupino rebaño humano. Si la revolución social llega – y todo parece indicar que llegará- tendrá sus mártires, sus santos, sus figuras venerables. Entonces en España, principalmente, los hombres rojos vencedores colocarán en un buen lugar la efigie de Fermín Salvoechea.
Hasta que venga á echarla abajo, destruyendo lo logrado, el triunfo de otro desconocido, ó muy viejo principio; otra nueva revolución social. (Crónicas desconocidas: 451)

Rubén Darío: Crónicas desconocidas, edición crítica de Günther Schmigalle, Managua- Berlin: Academia Nicaragüense de la Lengua & Edition Tranvía-Verlag Walter Frey, 2006

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