Prensa e ilustración: José Rossi y Rubí,
del Mercurio peruano a la Gaceta de Guatemala*
Université de Montréal
Introducción
El día 21 de septiembre de 1821, trece representantes de los poderes civiles, militares y eclesiáticos locales firman el acta de independencia de El Salvador. Entre ellos, un tal Don José Rossi, quien ha sido identificado como José Rossi y Rubí (Barón Castro 1961, Taracena Arriola 1983, 1997). Vástago de una distinguida familia milanesa, es el fundador de la Sociedad Académica de Amantes del País de Lima y del Mercurio peruano, una de las más elevadas realizaciones culturales de la Ilustración americana, a la que contribuyó con artículos que representan, en palabras de Simón Bergaño, segundo editor de la Gazeta de Guatemala, “el mejor y mas considerable numero de los papeles publicados en los siete tomos de aquel Mercùrio, que ten- / go en mi poder con la mayor estimacion” (1806, X, 435, 793-794). En ese momento (1821), llevaría Rossi prácticamente veinticinco años en el Reino de Guatemala donde se entregó a un conjunto asombroso de actividades, y se comunicó con lo más granado de la sociedad letrada. Sin embargo, fuera de esta mención en el Acta de Independencia, no parece que haya dejado su paso una huella particular en la memoria pública centroamericana.
Por cierto, los pocos calificativos de los que se vale en la historiografía local apuntan a unas circunstancias misteriosas, a una personalidad problemática. En palabras de Rodolfo Barón Castro, “[e]ste don José Rossi y Rubí es un personaje inquietante, que por sus merecimientos de militar, literato, filólogo, etc., y por su larga actuación, estaba en condiciones de desempeñar puestos más elevados de los que ostentó en el reino de Guatemala. Acaso algún problema que no aparece en los documentos pudiera haber contribuido a esta inexplicable postergación” (84).
Unos trabajos previos que se efectuaron en la Universidad de Montreal sobre el Mercurio peruano1 me llevaron a unas interrogaciones de las que comparto ahora los primeros resultados : ¿cómo se explica la presencia de este ilustrado cosmopolita, políglota, ambicioso y talentoso, en un puesto secundario de responsabilidad, y en una provincia aislada de un reino marginal de la Monarquía hispánica? Por otra parte, dada su rica experiencia periodística con el Mercurio ¿qué relación estableció Rossi con la Gazeta de Guatemala, de la que actuó el Mercurio como modelo para la tercera serie ?2¿En qué circulos o redes (intelectuales, en particular) operó? ¿Cuál fue su contribución a la especificidad de la Ilustración centroamericana? Intentaré dar unas respuestas a estas preguntas, echando alguna luz sobre el recorrido tortuoso de este personaje, cuya energía, capacidad intelectual y altos ideales fueron estimulados por la situación de frontera (cultural, epistemológica, técnica, política) en la que le tocó vivir, al mismo tiempo que terriblemente desperdiciados por el sistema coercitivo y la arbitrariedad política que lo condenó al olvido.
Se pueden reconstruir con bastante facilidad las grandes líneas de la trayectoria vital de Rossi como máximo hasta 1803, a partir de dos tipos de fuentes —los periódicos citados, donde aparece como autor, pero también como personaje, y varios documentos administrativos, entre ellos los informes que se completaron en 1801 y 1802, en torno a su “vida y costumbres” y su administración de la alcaldía mayor de Suchitepéquez.3 Esbozaré rápidamente estas líneas, resumiendo y parafraseando los documentos citados.
De Milán a Lima
Don José Justiniano Rossi y Rubí de Cerbera nace en Milán en 1765 (Bonfiglio 279, 286-287). Hijo de Martín Rossi y Francesca Rubí, recibió una educación esmerada, en un medio intelectualmente refinado que le abrió tanto a la cultura clásica (profana y religiosa)4 como a los planteamientos —filosóficos y técnicos— de la Ilustración. En 1781, se encuentra en Cádiz, vinculado muy probablemente al círculo del conde Greppi, comerciante y diplomático italiano radicado en aquella ciudad. Efectivamente, en 1785, el gran amigo de Paolo Greppi, el navegante Alejandro [Alessandro] Malaspina, le contrata como secretario a bordo de la fragata Astrea, facilitándole así el paso a América.5 Llega pues Rossi y Rubi al Perú, y hasta su regreso a España en 1793,6 va a multiplicar las actividades :
“[…] reformó y arregló la caxa Real de Paxco […] esclareció las deudas activas de la misma Real caxa contra todo el Mineral de Yauricocha, y sus partidos […] verifico la misma operacion en los fondos publicos del Ayuntamiento de Lima […] desempeñó […] los encargos de Visitador de Real Hacienda, y Juez Pesquisidor de las Caxas Reales, administraciones de Rentas unidas, Contadurias y factorias de dies y siete Provincias […] fue vicitador de dies Minerales […] en estas Vicitas adquirio grandes conocimientos, mineralógicos y metalúrgicos y los // califico con dar a la Prensa un Diccionario de voses Provinciales de la Mineria Peruana […] fundó costeo y precidio la Sociedad academica de Amantes del Pais de Lima y […] la sostubo tanto con su dinero quanto con sus tareas literarias vajo el nombre de Hesperiophilo.7” (AGI, Guatemala 515, 241).
A esto habría que añadir que se casó, aprovechando, nos dice, la dote de su esposa para costear sus iniciativas literarias; y enviudó prematuramente.8
Aparte del drama personal que significó la muerte de la esposa y su confrontación con el clima de envidia propio de un cerrado medio provinciano, el balance de su estancia en Perú no podía ser más positivo : adquirió (o profundizó) una experiencia profesional técnica y administrativa, dialogó con los espíritus más preparados e inquietos del lugar y del momento (entre ellos el doctor José Hipólito Unanue, el Padre Francisco González Laguna, Fr. Diego Cisneros etc., sin olvidar a Ambrosio Cerdán y Pontero con el que se volverá a encontrar en Guatemala).9 Lo que es más —y ésta es una faceta absolutamente fundamental de su experiencia americana—, se abrió a otras realidades económicas y humanas: las culturas indígenas y africanas.
Con mucha prudencia, los colaboradores principales del Mercurio habían adoptado la práctica del anonimato y firmaban sus artículos con seudónimos. En 1793, es decir en el séptimo tomo de un periódico que se inició a principios de 1791, revelan públicamente su identidad, marcándose así para nuestro personaje el paso a otra etapa personal y profesional, en la que pueda recoger los frutos de su prodigioso inicio de carrera. Rossi deja entonces el Perú, muy probablemente con el proyecto de regresar.
Aparte del renombre que la revelación de su identidad como autor le pudiera proporcionar en el escenario intelectual internacional,10 sus numerosas realizaciones como funcionario le valieron el reconocimiento de las autoridades administrativas y, al año y medio de su salida del Perú, se le concedieron las mercedes siguientes : “Derecho de naturalisacion en los Reynos de Castilla”, “Empleo de Alcalde Mayor de la Provincia de Suchitepequez”, “Judicatura de residencia del de Sonzonate”, “honrroso distintivo de llevar el uniforme e insignias de / Guerra” (AGI, Guatemala 515, 241).
En este lapso, o más precisamente hasta su embarque en Cádiz, a principios de enero de 1795, para pasar a servir la Alcadía mayor de Suchitepequez, realiza un amplio periplo por Europa y muy probablemente visite a su familia en Italia.
El regreso a América
Llegamos pues a la segunda etapa americana de la trayectoria de Rossi, etapa marcada por una sucesión de episodios marcadamente novelescos, que ven a nuestro literato/administrador convertirse en hombre de acción, seguramente muy a pesar suyo en una fase inicial.
Efectivamente, “navegando a la vista de Monte-Christi” (AGI, Estado 48, 26, 3), es apresado por los franceses y llevado al Guarico, o Cabo Francés, de donde sale el 5 de agosto, “en virtud de un cange reciproco de Franceses y Españoles” (MN, 279, 105). Durante su cautiverio, trabó amistad con los oficiales enemigos,11 que le iniciaron en los arcanos de la francmasonería. Una vez liberado, desde La Habana, le escribe a Malaspina, rogándole que intervenga para facilitar su traslado a Lima.12 La carta a su “benefactor” llegará a España a punto para el arresto del navegante, entre cuyos papeles se conserva. Acaba de cometer Rossi un primer “error táctico”, asociándose involuntariamente con un enemigo del estado, acusado de complot y encarcelado. Tal vez haya que leer como intento de reponer cierto capital político la carta que, desde Nueva Guatemala, le manda al Príncipe de la Paz a finales de febrero de 1796, “participandole los descubrimientos que ha hecho estando prisionero de guerra en el Guarico, sobre la secta muy nombrada y poco conocida de los framazones” : en este informe, en el que expone los resultados de una investigación basada en testimonios orales y consulta de archivos, llama a una represión más estricta del movimiento, con intervención de la Inquisición, y delata a varios compañeros oficiales (aunque sin identificarlos nominalmente) que se habrán dejado seducir por la “sacrílega” secta (AGI, Estado 48, 26).13
Un poco más tarde, habiéndose ofrecido “à servir voluntaria y gratuitamente en la presente Guerra contra los Ingleses” (AGI, Guatemala 515, 241), organiza la reconquista de la isla de Roatán, partiendo de Trujillo, nos dice, “sin mas apoyo, que la ayuda de Dios, la lealtad de su corazon, /y la compañia de 13 voluntarios, en una Falua sin cubierta en tiempos tempestuosos y rodeado de Corsarios” (AGI, Guatemala 515, 294). Este episodio da lugar a su primera colaboración pública con la Gazeta de Guatemala, que publica un fascinante extracto de la operación militar y del contacto con la comunidad garífuna de la isla, a la que Rossi convence de pasar al continente y servir al Rey de España en la defensa de las costas (1797, I, 21, 164-168). A esta acción siguen otras en las que se afirma como patriota ejemplar.14 Nuestro literato parece haber encontrado su vocación. A menos que esta súbita fascinación por las gestas heroicas responda al cálculo desesperado de que es éste el único modo de acelerar su ascenso en el escalafón administrativo y conseguir por fin otro destino.
Efectivamente, en una carta mandada desde Trujillo al Ministro de Gracia y Justicia, el 5 de agosto de 1797, reitera Rossi la expresión de su voluntad de salir de Guatemala, solicitando en pago de sus buenos servicios una “Intendencia, con los honores de Coronel de Exército, en todo otro Reyno de America, y sea el que fuere, no siendo este de Goatemala”. Nos informa también de las tensiones que reinan en la Capitania y le afectan personalmente:
“D.n Ambrosio Cerdan, Regente de esta R.l Audiencia, ayudado de unos talentos sutilísimos, de su mucho caudal, y de la suma ancianidad del S.or Presidente Domás, está gobernando à todo este Reyno con un despotismo inaudito. Este dicho S.or Cerdan no me puede ver, sin saber yo el porqué : no tira mas que à arruinarme, rebajando mis meritos, ajando mi persona y empleo, y martirizando mi pobre espiritu ; hasta el extremo de haberme despoxar de los Papeles y Documentos que tenia de mis ultimas comisiones. No hago una narracion por menor de estas lástimas por no incomodar la alta atencion de V. Ex.a […] // Dígnese V. Ex.a Sacarme de este Reyno, y de las garras de un enemigo tan fuerte, dandome en otro Reyno el destino que imploro, o el que fuese del agrado de V. Ex.a .” (AGI, Guatemala 515, 4)
Vemos cómo comete Rossi lo que, con la distancia, se nos revela como un segundo error táctico, ya que la carta dirigida al Ministro español se conserva en la Audiencia y estará incorporada, un poco más tarde, a un memorial de 1801 que firma el mismo Cerdán.
Estos errores son particularmente trágicos en la medida en que resultó ser Rossi un administrador modélico. En los dos informes relativos a su permanencia en la alcaldía mayor de Suchitepequez, los testimonios fueron abundantes y unánimes en subrayar una “conducta, judicial y privada, [que] lo ha hecho el exemplo de los empleados de su carrera” (AGI, Guatemala 515, 294). Esbozan, en un registro a menudo ditirámbico, la figura de un Rossi emprendedor, abnegado, imbuido de su papel de protector de los Indios.15 Llegan demasiado tarde, sin embargo, para salvarlo de la humillación de constatar que las autoridades prestaban un oído simpático a las calumnias que había proferido el cura del pueblo de Retaluleuh, José María Aguilar, con la consecuencia de que pronto se encontró sin puesto y sin recursos.
Aguilar se retractó públicamente y el alcalde mayor quedó totalmente absuelto, primero con la encuesta que solicitó y luego con su juicio de residencia. Su realización más espectacular, la apertura del camino de Tolimán, le había valido el reconocimiento del nuevo Presidente de la Audiencia, Antonio González. Sin embargo, la recomendación que le dirigió éste al Consejo de Indias apunta más a un nombramiento en la provincia de Trujillo que a una auténtica promoción con una intendencia fuera del Reino.16 Veía por lo tanto Rossi irremediablemente limitados sus horizontes, sus medios, y el alcance de su actuación pública.
Rossi y la Gazeta de Guatemala
El hecho de que se optara por confinar a Rossi en Trujillo, es muy posible también que se deba al carácter de su colaboración con la Gazeta de Guatemala, que paso ahora a examinar brevemente.
Retomando el título de una publicación periódica de principios de siglo, el editor Ignacio Beteta habia sacado una “segunda serie” de la Gazeta en 1794. Tres años después, a partir del impulso de la Sociedad económica y su presidente, el oidor Jacobo de VillaUrrutia, amplía la Gazeta sus perspectivas para acercarse al formato del “papel científico” (obra de referencia y de reflexión), yendo sin duda todavía más lejos que el Mercurio peruano en su constitución como foro de debate. Conformándose con los ideales y las prácticas cívicas de la Ilustración, la Sociedad no se contentó con la promoción de circuitos de comunicación virtuales, sino que apoyó la construcción de carreteras que permitieran la circulación de bienes por, y hacia, el Reino de Guatemala. Es así como Rossi se vuelve un instrumento de la Sociedad para llevar a cabo la construcción de una carretera entre los altos y la costa del Pacífico;17 y son frecuentes en la Gazeta las menciones del avance de los trabajos del “camino de Tolimán” y de la actuación en todo punto ejemplar del alcalde mayor de Suchitepéquez. 18
Ésta se puede considerar una faceta clave de su colaboración con el periódico: como personaje que encarna y posibilita una realización concreta del programa de reformas promovido por la Ilustración. Y en este sentido es Rossi la figura pública que se vale los homenajes más constantes en la Gazeta, desde el inicio de la llamada tercera serie (año 1797) hasta el t.VI, en 1802.19
Como autor, en cambio, su presencia es limitada, sobre todo en comparación con lo que fue su inversión en el Mercurio peruano.20 No cabe duda, sin embargo, de que existió un aprecio mutuo y un diálogo intelectual entre el periodista experimentado que fue Rossi y sus jóvenes colegas, editores de la Gazeta, Alejandro Ramírez y Simón Bergaño. Daré un solo ejemplo, el de un artículo del tomo V, del 2 de noviembre de 1801 (Núm. 237) que versa sobre un tema fundamental para los primeros años de la Gazeta: el lugar del indígena en la sociedad y la economía del país. Se presenta como complemento de una contribución anónima intitulada “Del trabajo de los Indios. Fragmentos”. Los dos escritos remiten al proyecto ilustrado de promoción del uso de la razón en la averiguación de las causas de los problemas (lucha contra los prejuicios, las “opiniones vulgares”) y de preocupación por el bien público, basada en una concepción más igualitaria de la sociedad. En ambos casos, el texto de Rossi (“La vida de los Indios — Otro fragmento”) y el anónimo llaman la atención por la fuerza de la argumentación, el vigor de la expresión. Se le da una vuelta completa a la premisa, ampliamente admitida en los círculos privilegiados, de que “el origen y causa verdadera de la miseria, pobreza, y abatimiento de los Indios, consiste en su ociosidad y holgazanería”, para, después de una demostración rigurosa, revelar que toda la economía del Reino y el bienestar de sus élites descansa absolutamente sobre su trabajo. Cito del artículo anónimo:
“Los que estamos lo mas del dia desocupados (que puntualmente somos los nueve décimos quando menos) tenemos particularisimo cuidado de que no dejen de trabajar. Para todo los necesitamos: para comer, para beber, para casa en que vivir, para caminar, comerciar, pasear; sin ellos no ès posible dar un paso. Si por una corta temporada suspendiesen sus trabajos, sería incalculable la suma de nuestros males. […] En conclusión los brazos de los Indios son los verdaderos cuernos de abundancia de Guatemala.” (608)
A continuación, la intervención de Rossi refuerza esta posición, con el apoyo de su experiencia como testigo, en la agricultura, en el comercio, en las minas, en tierras americanas y europeas:
“He visto las fértiles campiñas de la Hungría y Sicilia : he visto las estériles de la Saboya y Tirol. En unas y otras el cultivador interrumpe su trabajo quatro veces al dia, descansa otras tantas, laborea casi parado, come jugosamente, bebe vino, y duermne abrigado. He visto los arrieros andaluces y genoveses, los traginantes suizos y maragatos, los carreteros napolitanos y catalanes. Todos caminan sin carga, montan à menudo, andan bien calzados y arropados, pasan las noches en buenos quartos y camas, y se nutren opiparamente. Finalmente he visto los minerales de Friddeberg, Hidria y Wiliska, y he admirado las comodidades de casas, vestido y mesas, de que disfrutan sus trabajadores : reciben un trato humanísimo, llevan crecidos salarios, y dejan que la hydrostatica y la maquinaria hagan mas de la mitad de sus faenas.” (616)
Afimando una posición, prácticamente sobrehumana, de testigo universal,21 acredita la verdad de su discurso hasta el último toque retórico de las exclamaciones finales del artículo : “Y con todo llamamos holgazana, ociosa, degenerada, é imbecil á la de los Indios ¡Qué injusticia! ¡Qué ceguedad!” (616).
Inútil decir que esta serie de artículos levantó una polémica y terminó censurada. Entendemos también ahora el calificativo de inquietatnte que se valió Rossi de parte de Rodolfo Barón Castro. Efectivamente así tuvo que ser percibido por un amplio sector de las élites del reino.
Como voz disconforme, e individuo desconectado de un clan familiar (y además, funestamente vinculado con Alejandro Malaspina), es probable que Rossi haya servido también de chivo expiatorio en las terribles fricciones que conoció el medio administrativo del Reino. Efectivamente, a pesar de sus realizaciones más que notorias y celebradas, no recibió nunca la promoción que solicitó reiteradamente de una intendencia.
La pista salvadoreña
Queda ahora por averiguar la vinculación de Rossi con El Salvador, que resalta la historiografia. Es muy probable que haya que descartarla completamente : el firmante del acta de independencia difícilmente puede ser Rossi y Rubí ; simplemente porque, entre los múltiples talentos de nuestro personaje, no está el don de ubicuidad. Si el Archivo de Indias documenta la existencia de un José Rosi alcalde ordinario en San Salvador en 1790, cuando nuestro Rossi estaba en Lima, el de Centroamérica confirma en 1792 la de un “D.n José Rosi vecino distinguido en la ciudad de S.n Salvador” y “dueño de una opulenta Hacienda” de añil. Será sin duda él (o algún allegado) quien aparece entre los suscriptores del primer tomo, identificado como “S.D. José Rosi, Subdelegado del Partido de Ateos”, cuando sabemos que en ese momento nuestro Rossi es alcalde mayor de Suchitepéquez y mantiene vínculos asiduos con Honduras. Se multiplican así en la Gazeta de Guatemala las menciones de la presencia de uno y otro en parajes alejados. En 1803, por ejemplo, mientras D. José Rosi, corregidor interino de la provincia de S. Salvador, se encuentra inmerso en la lucha contra la plaga de langosta (VII, 289, 1893, 7), nuestro Rossi, quien acaba de recibir la “Cruz supernumeraria de la Real orden española de Carlos III, ejerce en Trujillo de comisionado para el arreglo y repartimiento de tierras” (VII, 292, 1).
Mientras un homónimo salvadoreñoo conocerá un ascenso continuo en el Esquadrón de dragones de San Salvador (Gazeta VII, 1803, 316; X, 1806, 447) y será mencionado en varias etapas de la transición política (Gazeta XIV, 1810, 191; XVI, 1811, 252), Rossi y Rubí desaparece totalmente del escenario público. En 1806, cuando descubre Simón Bergaño en el Diario de México (fundado por VillaUrrutia) el plagio de un artículo del Mercurio redactado por Rossi, le rinde homenaje pero no aprovecha la oportunidad para actualizar la información sobre él. Sus últimas contribuciones a la Gazeta, en 1803,habían tenido un marcado carácter naturalista : informe sobre la yuca (VII, 291), instrucción sobre la yerba de Guinea (VII, 293). Después de tribulaciones, dolorosas muchas de ellas, por medio mundo, es posible que haya optado finalmente nuestro personaje por la desengañada y práctica sentencia de Candide : “Cela est bien dit […] mais il faut cultiver votre jardin” (224).
© Catherine Poupeney Hart
Documentos manuscritos
“Carta de D. José Rossi y Rubí a D. Alejandro Malaspina refiriéndole su prisión por los franceses y su libertad por canje. La Habana, 26 de agosto de 1795”. Museo Naval, Madrid. Ms. 279, fols. 105-106.
“Don José Rossi y Rubí, Alcalde Mayor de Suchitepeques acredita sus meritos y servicios y pide los honores de Coronel de Exercito con alguna Intendencia del Perú, México, o Caracas. Truxillo de Honduras, 5 de agosto de 1797”. Archivo General de Indias, Guatemala 515, N. 4.
“Dn. Josef Rossi y Rubi hace presentes sus descubrimientos sobre la Secta de los Framazones. Nueva Guatemala, 28 de febrero de 1796”. Archivo General de Indias, Estado 48, N. 26, fols. 1-8.
“El Presidente de Guatemala Dirige un testimonio y plano en que se acredita haberse abierto un camino de grande utilidad publica en la Provincia de Suchitepequez por direccion del Alcalde Mayor que fue de ella Don José Rossi y Rubi […] 3 de Mayo de 1802”. Archivo general de Indias, Guatemala 515, N. 33.
“La Audiencia de Guatemala da cuenta a V.M. con Testimonio de no haver resultado cargo alguno à Don José Rosi y Rubi en la Recidencia que dio del tiempo que fue Alcalde Mayor de Suchitepequez […]. 3 de mayo de 1802”. Archivo general de Indias, Guatemala 515, N. 294.
“Testimonio de los méritos y servicios del Alcalde Mayor de Suchitepequez Don Joseph Rosi Rubi en que solicita se informe a su Magestad. Año de 1800”. Archivo general de Indias, Guatemala 515, N. 241.
Textos impresos
Barón Castro, Rodolfo, José Matías Delgado, y el Movimiento Insurgente de 1811. San Salvador: Ministerio de Educación, 1961.
Bonfiglio, Giovanni. Dizionario storico-biografico degli italiani in Perù. Bologna : Il Mulino, c. 1998.
Gazeta de Guatemala. [Guatemala] : Ignacio Beteta.
Manfredi, Dario. Alessandro Malaspina. A Biography. (trad. Don S. Kirschner & Teresa J. Kirschner). Nanaimo, B.C. : Alexandro Malaspina Research Centre, 2001. (http://web.mala.bc.ca/black/amrc/index.htm?Biographies/biography.htm&2)
Manfredi, Dario. Il viaggio attorno al mondo di Malaspina con la fregata di S.M.C. “Astrea”, 1786-1788. Memorie della Accademia Lunigianese di Scienze “Giovanni Capellini”, Vol. XLV-XLVII (1975-1977), La Spezia, 1988.
Mercurio peruano. Edición facsímil. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2004. http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=12130
Solís, Maria del Rosario. “La obra de José Rossi y Rubí en el Mercurio Peruano: búsqueda y creación del lector criollo ilustrado”. Montréal: Université de Montréal, 2005.
Taracena Arriola, Arturo. Invención criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los Altos de Guatemala: de región a Estado, 1740-1850. San José-Antigua Guatemala : Editorial Porvenir-CIRMA, 1997.
Taracena Arriola, Arturo, La Expedición Científica al Reino de Guatemala (1795-1802) José Mariano Moziño, un ilustrado americano. Guatemala : Editorial Universitaria, 1983.
Voltaire. Candide ou l’optimiste. Paris : Librairie Nizet, 1959.
vuelve * Se leyó este trabajo en el VIII Congreso centroamericano de historia (Antigua Guatemala, julio 2006). Lta investigación ha sido posible gracias al apoyo del Conseil de Recherches en Sciences Humaines du Canada.
vuelve 1. Mientras la presente exposición se ocupa de la vertiente centroamericana de la trayectoria de Rossi y Rubí, una investigación reciente de María del Rosario Solís se centra en su experiencia peruana. La memoria intitulada “La obra de José Rossi y Rubí en el Mercurio peruano : búsqueda y creación del lector criollo ilustrado” (2005) fue realizada a raíz de un seminario sobre prensa colonial que impartí en el otoño 2003.
vuelve 2. Es explícito al respecto el Prospecto de ampliación de la Gazeta de Guatemala : “El Editor tiene la satisfacción de hacer saber al Público, que se trata de establecer en Guatemala una asociacion de literatos al modo de la que se juntó en Lima […] para la formacion del Mercurio Peruano, obra bien conocida y estimada, honor del Imperio de los Incas, y de la literatura americana” (1797).
vuelve 3. Se han conservado en particular en el Archivo de Indias (Guatemala 515) unos legajos relacionados con dos importantes encuestas : la primera, realizada en 1801 a petición del mismo Rossi, sobre su vida y costumbres como acto complementario de la retractación pública (“solemne voluntaria palinodia”) que hizo el Cura de Retaluleuh de acusaciones injuriosas, y luego, su juicio de residencia como alcalde mayor de Suchitepéquez : en ambos encontramos numerosos informes personales y testimonios de miembros de la Audiencia, funcionarios subalternos, párrocos etc.
vuelve 4. A esto hay que añadir el dominio de, por lo menos, cuatro lenguas modernas —que hablaba “con alguna elegancia” (AGI, Estado 48, 26)—, y buenos conocimientos de música, fácilmente detectables en varios artículos del Mercurio, según apunta María del Rosario Solís, quien recuerda que Rossi ha sido identificado por Robert Stevenson como compositor de una ‘Tonadilla a duo para violines’ llamada El Macareno y la Maja” (102-103).
vuelve 5. Se trata de un viaje de exploración comercial para la Real Compañía de Filipinas, y la fragata Astrea zarpa de Cádiz a principios de septiembre de 1786, fondeando en el Callao cinco meses más tarde (Manfredi 1988, 63, 72). Curiosamente, estas fechas no concuerdan con los datos de archivo, proveídos en la mayoría de los casos por el propio Rossi, y que sitúan su llegada a Lima un año antes. En cambio, la anomalía desaparece en el Mercurio peruano :“En el año de 1787, Hesperiófilo puso término á sus viages por un engaño de la fortuna, y se domicilió en esta Capital.” (179I, I, 7, 49). No es éste el único caso de fluctuación en las fechas : en varias ocasiones menciona “13 años de méritos y servicios contraídos en el Perú” (AGI, Estado 48; Guatemala 515), cuando en el mejor de los casos no pueden haber pasado de ocho. Las discrepancias en las hojas de servicio de Rossi con respecto a otros datos públicos parecen responder a una preocupación por alargar el tiempo pasado al servicio de la Corona.
vuelve 6. El Mercurio peruano informa en el T. X de su salida en mayo de 1793 por Panamá a los Reinos de España (1794, 3, 143).
vuelve 7. Se refiere aquí el documento, sin nombrarlo, al Mercurio Peruano, órgano de la Sociedad.
vuelve 8. Esta pérdida lo sumió en una desesperación que contribuyó a la dispersión de la Academia filarmónica (núcleo inicial de la Sociedad peruana), al pasar él “á la Sierra para mitigar su dolor con la ausencia” (MP, 1791, 7, 50). Volvió a Lima con energías renovadas y una experiencia seguramente más profunda de las culturas autóctonas. Su esposa Doña Isabel Camila López de la Huerta, era hija del Gobernador de Tarma y Arica, y nos dice la carta de naturaleza que se le concedió el monarca en 1794 que le dejó una niña “que oi vive en Lima” (no se vuelve a mencionar la existencia del fruto de esta unión en los documentos). Mientras la carta de naturaleza sitúa su matrimonio en 1797, en el acta conservada en el Archivo Arzobispal de Lima consta que se celebró el 10 de agosto de 1788, muriendo la esposa pocos días después de la boda (Bonfiglio 287). Concuerda este último dato con la datación en el Mercurio peruano de la tragedia matrimonial de Hesperiófilo, unos veintiseis o veintisiete meses antes de la publicación del periódico : “Después de veinte y dos meses de separación se reunió […] la sociedad que parecía arruinada. […] Hesperiófilo dexó en la Sierra la misantropía de su viudez. […] Así continuamos por espacio de algunos meses, hasta que el Análisis que Don Jayme Bausate hizo preceder á la publicación de su Diario curioso, nos franqueó un camino plausible, para hacer públicas y útiles nuestras tareas.” 1791, I, 7, 51). ¿Tendrá que ver la existencia de la niña con la mención de una fecha más temprana para la boda en la carta de naturaleza?
vuelve 9. Cerdán había sido un colaborador activo del Mercurio. Sin nombrarlo, el “Prospecto de ampliación” de la Gazeta le rinde homenaje caracterizándole como “[u]n magistrado ilustre, que fue Presidente de aquella Sociedad Académica [de Amantes del país de Lima], y uno de los que mas se distinguieron en el Mercurio, dedicando sus tareas y sus lucubraciones filosoficas a la ilustracion de este Reyno”.
vuelve 10. Renombre menor, sin embargo, que si se hubiera conocido su identidad desde el inicio, y si todos los artículos escritos efectivamente por Rossi hubieran sido firmados por él.
vuelve 11. Le redactarán éstos más tarde certificados de buena conducta para su expediente. No deja de ser admirable la comunidad de valores y el respeto mutuo que manifiestan estos testimonios, más allá de los avatares de los conflictos internacionales : “Nous […] certifions”, escribe el comandante Jean Villatte “qu’il s’est comporté de la manière la plus édifiante et qu’il emporte avec lui les regrets” (AGI, Guatemala 515, 4).
vuelve 12. “Lima es en el dia el centro de mis deseos; y si no puede ser colarme allá de Secretario, ù Director de Tabacos, ocupeme V.S. en donde quiera” (MN, 279, fol. 105).
vuelve 13. Tomando en cuenta que tres meses era tiempo suficiente para que la noticia de la caída en desgracia del ilustre navegante pudiera alcanzar la capital de la capitanía, de donde escribe Rossi, y que debían ser notorios los lazos personales y profesionales entre los dos italianos, así como las buenas relaciones que logró trabar nuestro alcalde mayor con sus captores francmasones del Cabo Francés, es muy posible que la virulencia de su ataque contra la secta se deba a una necesidad vital de distanciarse radicalmente de una ideología con la que estaba difusamente asociado Malaspina (Manfredi 2001, 21).
vuelve 14. Por ejemplo encabezando las operaciones para salvar Trujillo de un incendio que tardó 11 días en apagarse, o participando en la reducción de los Indios Zambos y Mosquitos (AGI, Guatemala 515, 294).
vuelve 15. Estos testimonios retoman en lo esencial las grandes líneas de su administración expuestas por el mismo alcalde mayor en su balance de 1800 : “Desde su primer ingreso à esta Provincia, se dedicó à componer los cabildos, las Cárceles, los caminos, los ranchos de publico hospedage, y todo à su costa : hizo un nuevo arreglo de estas milicias disciplinadas, promovio los aumentos legitimos de la Poblacion, fomentó la agricultura y // el comercio, mejoró la moral del Pueblo, conservó un systema de paz y sociego entre todos los vecinos, y sobre todo amó, protegio y favoreció à los Yndios, con toda la desinterezada predileccion que tanto recomiendan las Leyes, y ellos merecen por mil motivos.” (AGI, Guatemala 515, 241).
vuelve 16. Éstos son los términos de la recomendación que sella su destino : “Por el testimonio y Plano que acompaño a V.E. se enterará de que D.n Jose Rossi y Rubi, Alcalde Mayor que hà sido de la Provincia de S.n Antonio Suchitepeques ha hecho trabajar un camino de grande utilidad publica y con mucho merito suyo y gastos : y no obstante que como todos los de este Reyno, es de herradura, tiene recomendacion particular por su amplitud, puentes y metodo con que lo ha hecho; circunstancias que me obligan à recomendarle por todo // su buen desempeño y en la Alcaldia que estubo à su cargo, y buen trato que ha dado à sus habitantes. Yà anteriormente tengo hablado bien de D.n José Rossi, y se le propuso [sic] à S.M. para arreglar y formar la Poblacion de Truxillo, que tantos gastos ha ocasionado al Real Erario, sin que hasta aora en los muchos años que hàn pasado se haya logrado establecer y arraygar un Pueblo como debe ser. Pero la maña de Rossi para esta clase de empresas me dà, y da ignalmente à la Junta de Real Hacienda, confianza de que se realizará el pensamiento. // En tanto, y desde luego, recomiendo el merito de Rossi para las gracias que S.M. tenga à bien dispensarle. Dios guarde à V.E. m.s a.s Guatemala 3 de mayo de 1802. Ex.mo S.r Ant.o Gonzalez.” (AGI, Guatemala 515, núm. 33).
vuelve 17. Que la construcción de la carretera se deba a una iniciativa de la Sociedad, queda claramente expuesto en un testimonio por el oidor VillaUrrutia : “[...] consta por el oficio de cinquenta y tres la parte que con la apertura del camino nuevo tubo la Real Sociedad, que es por lo que V.S. ha tenido a bien pedirme informe, como director que fui de aquel cuerpo asta su cesación” (1802, Guatemala 515, 16).
vuelve 18. “Nada prueba mas la ilustracion de un Magistrado, que sabe velar sobre la felicidad publica de que le constituye garante el Soberano, como la policia de caminos. Los nuestros, por una desgracia digna de eterno, é implacable llanto, son acaso los mas incomodos, y fragosos, y que unida á su natural aspereza la abundancia de peligrosos, y profundos rios que por todas partes los dividen, presentan la idea de un reyno miserable, que solo puede transitarse á expensas de la vida, pobre por necesidad, y que jamas podra prosperar, mientras no se remedie el mas poderoso obstaculo que ha sido, y sera siempre la traba mas penosa de su comercio. El Caballero Rosi, que ha dado en esta parte, repetidas pruebas de su ilustrado zelo y de la infatigable constancia con que procura atraer a su Provincia la felicidad, y riqueza de que antes era depositaria, nos atrevemos à asegurar que es el unico sugeto capaz de realizar un proyecto tan benefico, como dictado por su sensibilidad, y patriotismo”. (Gazeta, 1800, IV, 174, 330).
vuelve 19. La reiteración de las menciones y la adopción de un registro tendencialmente ditirámbico hace pensar en una tentativa de presión de los editores de la Gazeta sobre decisiones de las autoridades coloniales a través de la creación de una opinión pública. Otra faceta del mismo fenómeno es la adopción de una dinámica de foro, del fomento de debates con la creación, por ejemplo, de colaboraciones apócrifas que suscitan la controversia.
vuelve 20. Habría que tomar en cuenta la posibilidad de una presencia no públicamente asumida de Rossi en el periódico, y rastrearla en la maraña de escritos sin firmas, o firmados con seudónimos.
vuelve 21. A esta experiencia europea añade, por supuesto, sus observaciones en varios ámbitos americanos, refiriéndose al “millon de leguas quadradas que he andado, visto y escudriñado en los reynos de Buenos Ayres, Chile, Lima, Cuzco, Quito, Santa Fe, Darien, Yucatan, y éste de Guatemala en toda su extension.” (616)
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