Mario Pleitez

 

“Novela histórico escrita en el siglo XXI desde la diáspora, sobre tema pre-independencista”

 

Universidad Evangélica de El Salvador (UEES)

mariopleitez3@hotmail.com

 

Notas


Referentes históricos pre independencistas

Para el abordaje del tema de la época de la pre independencia en la región centroamericana, debemos ubicarnos en diferentes contextos históricos tales como Europa, España y América.

Esto significa considerar como se desarrollaban algunas variables políticas, económicas, culturales etc., que nos darán base para explicarnos la coyuntura de una época de crisis y cambios en diversos ámbitos del mundo.

Consideremos pues, que en Europa, en el siglo XVII y XVIII existía un nuevo orden que se veía venir por la decadencia del poder absoluto de las monarquías, la pérdidas de las colonias de las grandes potencias de la época, el avance de la ciencia, los valores filosóficos e ideológicos, el ascenso del poder religioso protestante en contra del catolicismo y tantos otros que tuvieron figuras de personajes que ahora aparecen en las páginas de la historia, unos como héroes y otros como villanos, según el cristal como se miren.

Ordenemos las ideas de nuestro interés para los fines de nuestro trabajo que ahora abordamos.

 

La Ilustración española:

En el siglo XVII, los “arbitristas”1,habían denunciado los males que aquejaban a la monarquía española, sobre todo los que afectaban al terreno económico. Con la instauración de la nueva dinastía en la persona de Felipe V el pensamiento ilustrado procedente de Francia contribuirá a que una minoría de intelectuales españoles, apoyados en ocasiones por los Borbones, especialmente por Carlos III, traten de desarrollar una política “moderna” que rompa los viejos moldes de la “tradición” castellana. Aunque nuestros ilustrados se inspiraron en la Enciclopedia, la Ilustración española posee una serie de características propias que la diferenciación de la europea, tanto desde el punto de vista teórico como en las medidas que se llevaron a la práctica.

Los ilustrados españoles se definen por los siguientes rasgos:

Estad ideas reformadoras chocarán con una serie de obstáculos, entre los que se pueden destacar:

 

El despotismo ilustrado en España:

El despotismo ilustrado en España se centró en las siguientes actuaciones: la unificación política y la centralización administrativa; la reforma de la Hacienda; la política económica; y la política religiosa y cultural.

 

América española en los siglos XVII y XVIII:

La decadencia española del siglo XVII afectó también de manera negativa a las posesiones americanas. El monopolio comercial se vio gravemente alterado por el contrabando y por los ataques de corsarios y piratas. Los ingleses se establecieron en Jamaica (1655) y en las Bahamas (1672) y los franceses en la mitad occidental de la isla de Santo Domingo (Haití, 1697). Las poblaciones indígenas de las colonias españolas, salvo algún reducto aislado, fueron sometidas definitivamente. La población criolla (población blanca) aumentó de forma gradual y el fenómeno del mestizaje se generalizó. La escala social se encontraba estrechamente relacionada con el color de la piel: blancos, mestizos, indios y negros.

A lo largo del siglo XVIII, se creó una “conciencia criolla”; esta población dominante, que poseía grandes explotaciones agrarias (“haciendas” y “ranchos”) y dominaba el comercio colonial, se consideraba discriminada por parte del gobierno español que nombraba para los altos cargos en América (virreyes, capitanes generales, obispos) a “españoles peninsulares”.

Las medidas reformistas de los Borbones españoles trataron de organizar el territorio para su mejor control y sobre todo, de explotar de un modo más racional las enormes riquezas americanas. El siglo XVIII supone una época dorada para Imperio español tras la decadencia del siglo XVII.

Las principales medidas que se tomaron fueron:

 

Estructura formal del referente literario: “Relación breve y verdadera”

Esta novela histórica fue editada en 2001, por editorial Indigo de París, con ISBN 2-914378-01-7, consta de 147 páginas y está divida en XII capítulos, escrita por Carlos Abrego, Salvadoreño que emigró a Francia a finales de los años sesenta.

Debemos entender que la escritura de una novela histórica implica ciertos requisitos especiales y parámetros específicos, en cuanto al manejo de lo narrado  que debe guardar equilibrio para que el tratamiento del tema pueda oscilar entre ficción y realidad y pueda conferírsele el carácter literario y estético que le corresponde a dicho género narrativo, pero al mismo tiempo, debe mantenerse fiel a las categorías históricas que allí se manejan las que deben ser conducidas con cuidado, para evitar el sesgo de tiempo, espacio y personajes que constituyen lo formal del contenido.

Si a esto agregamos que la temática general del libro, es la época pre independencista de Centroamérica, y que no coincide ni con la época ni lugar en que fue escrito y editado y que resulta además ser muy diferente a los acontecimientos del contenido, entonces,  el mérito es mayor, por el rescate de la memoria histórica a que alude y con el agravante que el autor, muy a pesar de haber emigrado a otro continente hace más de tres décadas, hace prevalecer el sustratum cultural  y el compromiso de identidad del colectivo del que es oriundo; es decir, se requiere mucho más esfuerzo escribir de lo nacional, de lo histórico, social y político desde la diáspora que desde la patria misma.

 

Marco referencial del contenido de la novela:

Los acontecimientos tienen lugar en Sonsonate, en donde se encontraba el convento de Santo Domingo que albergaba al Superior de la Iglesia católica que era punto de  referencia del poder eclesiástico español. Y sobre todo en Santa Ana la Grande, nombre de la Villa más importante de la Provincia de San Salvador y Guatemala, sede de la Capitanía General de la región.

Es la primera década de 1800, cuando las familias descendientes de los españoles, se habían establecido en el occidente de la provincia a finales de la colonia, muestran un evidente dominio político, social, económico y cultural sobre las otras clases subyugadas como resultado de la imposición española en la región occidental.

Por esa época, la iglesia católica y sus prelados, representaban el poder jerárquico simultáneo y paralelo con  el Estado español y la Santa Sede. Entonces es que aparece en escena el vocero del vaticano, el hermano Pedro, un fraile de la orden de los franciscanos, vividor y aprovechado que se supone lleva información confidencial con fines inquisidores y su misión genera especulaciones diversas, tanto en el sector de la curia, como entre los seglares pudientes de la región.

La iglesia católica, dados los rumores de infiltración de un conspirador contra la Corona española y la Capitanía General de Guatemala, un tal Pedro Darriguel, ha viajado desde Guatemala a Santa Ana la Grande para hacer las averiguaciones del caso y se ha presentado ante el párroco de Sonsonate Luis Gutiérrez y Montoya, en el convento de Santo Domingo, con una carta de recomendación.

En la provincia de San Salvador, el hermano Pedro fue confundido con un alto emisario del Santo Oficio que llevaba noticias de España a través de la Capitanía.

Sor Marta de la Paz, prima de Isabel de Montoya, es al mismo tiempo su protectora en la ciudad de Guatemala, mientras ésta estudia en la Universidad de San Carlos por el año 1809, época en que se supone, han visto por el lugar, al apoderado de Filipinas Pedro Darriguel.

La curia del Santo Oficio de Guatemala pretendía enjuiciar a Darriguel por tráfico ilícito de libros de contenido dudoso para la ideología española.

Por la época de la cuaresma de 1809, Don Antonio de Montoya, descendiente de la española, Doña Margarita Loyola y Araujo, y su esposa, Doña Concepción de Montoya y Montúfar padres de la adolescente Isabel, son criollos hacendados pudientes de Santa Ana la Grande.

Doña Josefa Alvarado Murcia, es la encargada de preparar la fiesta en honor a la virgen del Rosario, fiesta litúrgica que se celebra desde 1773 por los habitantes de la zona en honor de sus milagros y en esa fecha de 1809, además del quincentenario del temporal y expansión de la peste de viruela que afectó a la ciudad en honor a San francisco, su protector.

Las familias de abolengo como Doña Josefa y Doña Conchita, son vecinas.

Doña Josefa, recibirá en su casa al hermano Pedro que viene de Guatemala.

Isabel ha sido enviada por sus padres a Guatemala para alejarla de Ramón Posas.

Por esa época, en la Universidad de San Carlos, circulaban toda clase de libros de origen francés sin que pudieran confiscarse, debido a un decreto emitido desde su fundación por la Corona española. Entonces, los estudiantes, profesores,  intelectuales y extranjeros influyentes, tenían acceso a ellos, muy a pesar del inconveniente ideológico que representara su lectura para los intereses políticos y religiosos de la Colonia.

Inclusive, Don Pedro fue llevado a declarar al comisariato de Guatemala por haber entrado en negocios con Pedro Darriguel por asuntos de cacao, telas, pero en ningún caso dijo haber influencias en temas sobre Rosseau y otros ilustradores y enciclopedistas.

La gente de abolengo de la región, estaban a distancia,  en guerra contra Napoleón por la usurpación de poder en España y ese tema era motivo de discusión en las tertulias de las familias pudientes, sin embargo, en la Provincia de San Salvador, Sonsonate y Santa Ana la Grande, había entrado en disputa una nueva corriente liberal que se acentuaba en algunos círculos de las familias criollas.

El esposo de Doña Josefa, Inocencio Alvarado, Regidor del Ayuntamiento desde el 22 de noviembre de 1806, era muy discreto en el tratamiento del tema, quizás para mostrar su lealtad como servidor de la Corona, o bien para preservar ante los demás su conflicto de tener un hijo bastardo con la india Magdalena Rosa, el indio Eusebio, contemporáneo con Isabel, la hija de Doña Conchita.

El Doctor Octavino Alvarado, médico de cabecera y amigo de confianza de las dos familias protagonistas, visitaba frecuentemente las tertulias que tenían lugar en ambas residencias, además, en muchas ocasiones, actuaba como consejero de las familias en cuestión.

El conflicto político que preocupaba al ambiente familiar de las familias criollas era que así como se pintaba el ambiente incierto del poder en España por la presencia del poder francés, los impuestos de las Alcabalas y la Hacienda Real, eran de futuro incierto para enviarlos a Nueva España y que era mejor alternativa, según algunos, de ser utilizados allí en la misma Colonia de la región.

Los fieles a la corona española, pretendían por el contrario, apoyar el retorno de Fernando VII.

Bajo esas circunstancias, el cura párroco de Santa Lucía de Santa Ana la Grande, Julio Carranza, tenía en mente apoyar a indios y mestizos para la construcción de la parroquia de Coatepeque, hacer colectas aprovechando las fiestas patronales en Santa Ana.

En Guatemala cunde el temor, los revoltosos quieren cambiar gobiernos, sin tomar en cuenta la tradición ni antigüedad de las familias criollas pudientes que ostentan el poder económico a través del comercio externo.

Ingleses y franceses son los cabecillas de los revoltosos, entrando libros prohibidos por la iglesia que están introduciendo nuevas ideas contrarias al orden establecido. El síntoma se pone de manifiesto, porque los libros primero entran por Guatemala y los estudiantes universitarios y algunos intelectuales y académicos que funcionan como profesores de la Universidad de San Carlos, por supuesto, tienen una ideología de corte liberal, alientan lectura en sus clases que influyen en el pensamiento de sus estudiantes, a tal grado que “todos los que regresan a sus provincias de origen, regresan cambiados, después de haber tenido contacto con el ambiente universitario y con esas lecturas que les proporcionan sus maestros”.

Por supuesto, los avances científicos de Europa, como la circulación de la sangre, dada a conocer desde 1744,  han modificado el pensamiento universitario, y cuestionado las relaciones sociales y especialmente estéticas, filosóficas e ideológicas con  los pensadores franceses especialmente.

La procesión y festividades en torno a la Virgen de Santa Lucía, recordando con ritual festivo la invasión de la viruela, eran toda una fiesta en la que participan tradicionalmente, las grandes autoridades de Santa Ana la Grande, representadas por la Alcaldía principal; el alférez real; el alguacil mayor; el subdelegado de la Real Hacienda; los administradores de la estafeta de carrera; los estancos de tabacos y aguardiente y por supuesto, el cura Carranza que ya se había acostumbrado a esa fiesta tradicional, en donde se mezclaban chapetones, criollos y mestizos de Santa Ana, Chalchuapa y Metapán.

En esa fiesta, el pito y el tambor, los confetis, los cohetes de vara, los cántigos monótonos, eran parte del ritual que acompañaba a la imagen de la virgen.

Doña Conchita y Don Alfonso eran criollos de alto respeto. El 15 de mayo de 1809, era el festejo de la merienda de la quincena de la virgen del Rosario y la casa de esta familia, es la anfitriona de la gran fiesta.

Criollos y peninsulares, se colocaban en total jerarquía sin distinción de sus costumbres en casa de la anfitriona, después del ritual religioso disfrutaban, la gran fiesta especial en casa de Doña Conchita, comían, bailaban y conversaban con la mayor naturalidad, mientras en el atrio de la iglesia, la muchedumbre y las peregrinaciones de los lugares aledaños, compartían de esparcimiento familiar.

La misión del hermano Pedro era descubrir la organización secreta que apoyaba libros, tertulias y reuniones de lectura coordinadas supuestamente por Pedro Darriguel, a quien no habían podido capturar, porque siempre alguien lo escondía y se escapaba antes que el ayuntamiento pudiera reunir las pruebas de sedición.

En San Salvador, las ideas de Arce, hermanos Aguilar, Castillo y Delgado, se habían hecho evidente en otros círculos cada vez mas extendidos de la provincia.

El hermano Pedro confiesa su punto de vista al respecto a Doña Conchita y Don Alfonso, de que la niña Isabel, en Guatemala, hace alardes de sus lecturas y libertinaje en complicidad con Pedro Darriguel y de ello tienen conocimiento el Ayuntamiento y el Clero mismo y peligra ser detenida y acusada de sedición.

Además, se tienen noticias que en San Salvador, hay quienes se reúnen a  leer libros venidos de Francia y que eso está fraguando ideas contrarias a la Corona Española.

Alfonso Montoya, viaja a Guatemala en forma discreta, se aloja en casa de Florencio Alvarado, un comerciante de gran prestigio y allegado con la iglesia.

Además, se decía que los libros franceses que Isabel compraba, eran enviados a Santa Ana a casa de Don Alfonso.

Don Florencio sospechaba que las ideas del Iluminismo francés, debían de provenir de gente especializada, intelectuales y pudientes criollos que lo introducían  en forma clandestina.

Don Alfonso, fue recibido en Guatemala por el Arzobispo español Antonio Dhiguero y comentaron de cosas triviales, familiares, del terremoto que azotó la ciudad el 27 de junio de 1773 y otros acontecimientos que ligaban la lealtad familiar a la colonia española.

Todo ello fue el preámbulo para el encuentro de Don Alfonso con su hija Isabel, acusada de complicidad de comprar libros a Pedro Darriguel. Precisamente Don Alfonso está en Guatemala para averiguar por él mismo lo dicho por el hermano Pedro y tener la versión de la curia al respecto, así como de su amigo de negocios y de su sobrina y protectora la monja Sor Marta. Sus intenciones son llevarse para Santa Ana a Isabel y asegurarse que no pueda ser acusada de sedición alguna.

Isabel retorna a Santa Ana, el fraile enferma de influenza y dice su verdadero apellido con intención de ser pretendiente de Isabel ya como seglar. Eusebio enferma y se descubre en su habitación, montones de libros húmedos.

Debido a las circunstancias de los enfermos, el Doctor Octavino, recomienda que Eusebio debe ser trasladado a otra habitación y que es preferible que el fraile sea apartado de la casa para evitar que se entere de los libros que suponen habían sido enviados por Isabel y así salvar a ambos de cualquier especulación del Ayuntamiento y en común acuerdo, deciden que la madre natural de Eusebio, Magdalena Rosa, cuide de su hijo en casa de Doña Josefa y mandan al hermano Pedro donde el cura párroco.

En el seno de la familia se discuten los acontecimientos o posibilidad de “gobernar la Villa por medios propios”.

El Ayuntamiento tiene noticias que el padre Delgado promociona cabildos de masas de indios y ladinos para promover la independencia y la separación Iglesia-Estado.

El 10 de agosto de 1811, el fraile está repuesto de salud y repone que desea ir a inspeccionar la casa de los Alvarado. Doña Josefa confiesa a Doña Conchita que se sabe lo de los libros y no está dispuesta a permitir que arresten a Eusebio.

La principal preocupación consiste en que el Ayuntamiento tiene ordenes de revisar casa por casa en vista de los acontecimientos políticos que se han presentado, haciendo caso omiso de la clase social de que se trate.

Entonces, las familias vecinas entran en la discusión de cómo deshacerse de los libros que están en el cuarto de Eusebio, una alternativa consiste en quemarlos, o enterrarlos, pero llamarían la atención de otros vecinos, autoridades e inclusive de la servidumbre, compuesta por ladinos e indios,  ya que calculan que son alrededor de unos cuatrocientos libros.

Don Anastasio, suegro de Doña Conchita y protector de la india Magdalena Rosa, entra visiblemente sofocado y en el centro de la sala, frente a las mujeres, dijo de un solo golpe la frase: “Ya estalló en San Salvador”

La Capitanía está defalcando San Salvador. Tropas de Guatemala han confiscado los fondos de la Hacienda Real y también fondos de particulares. La gente está indignada. Están atropellando, entran en las casas y ponen en arresto los fusiles de todo el mundo, sin distinción ni respeto por nadie.

Lo terrible del asunto, replicó don Anastasio, es la ley del Hábeas Corpus, que protegía a las personas del encarcelamiento arbitrario. Esa ley no era aplicable en América, por lo tanto, todos estaban en peligro de ser encarcelados, enjuiciados y hasta condenado. La Corona Española no tiene en estos momentos, ningún poder, hay que apoyar a San Salvador, pronto se le unirán otros poblados, ahora no somos mas que santanecos, metapanecos, no hay más españoles. Las discusión acalorada entre los familiares era tal, que se olvidaron alcurnias, la situación era muy grave.

Si no somos más españoles y somos enemigos de la Corona, ¿qué somos ahora?

Todo mundo, bajo el techo de los Alvarado Murcia estaban aparentados con la casa

De una u otra forma, en caso de llegar las tropas a aquella casa, nos encontrarán conspiradores.

El temporal duró toda la semana siguiente. Entre las muchas noticias, se supo que Hermano Pedro, se había embarcado hacia Filipinas con credenciales del convento de Santo Domingo de Sonsonate. Eusebio está repuesto y entra en la sala, transformado después de su enfermedad, usa un traje que le confeccionara su madre, todos se ponen de pie y les confiesa de su intención de vivir con su madre. Todos vuelven al asunto de los libros, pero la conversación central gira en torno a los acontecimientos. En toda la Villa hay un ambiente de sospecha y de delación. No hay más familias fieles al Rey cautivo, nuestras familias son lo importante de salvar. Lo que sucede en San Salvador, no debe de hacernos perder la calma, debemos por precaución, deshacernos de los libros para evitar cualquier percance. Se encaminan todos hacia el cuarto de Eusebio.

Entonces, Doña Josefa, ante la presencia de sus familiares y amigos de confianza se encaminan a ver el alijo, pero al abrir el cuarto de Eusebio, se enteran que los libros han desaparecido.

Magdalena Rosa, de poco a poco se los ha llevado y los tiene en su casa. Todo esto, con el conocimiento de Doña Josefa, quien durante el tiempo que duró la recuperación de Eusebio, hizo un plan para con su concubina pudiera proteger a los miembros de la familia, a Isabel y al mismo Eusebio.   

Aquel sábado cinco de noviembre de 1811, el cielo amaneció despejado, las primeras noticias de San Salvador decían que el Intendente había encarcelado al presbítero cura Manuel Aguilar y a su hermano; que el cura Delgado había sonado las campanas de la Merced para anunciar de las acusaciones de los hermanos Aguilar; otros decían que el cura Delgado se presentó ante el Intendente pero no fue recibido, la gente gritaba ¡muerte a los chapetones!, pero que al ser liberados los curas, y otros pudientes que les acompañaban, Manuel Rodríguez, Domingo Lara, Arnazamendi, Pablo Castillo, gritaban a la muchedumbre que se calmara, que había que respetar a los españoles y sus bienes; había quienes pretendían tomarse por asalto la sala de Cabildo del Ayuntamiento y las armas así como las Cajas Reales; que la gente ya no obedecía a la iglesia sino a los curas libertarios; en fin, era un caos.

Se supo, además que Manuel José Arce, dijo a la muchedumbre “No hay Rey, ni Intendente, ni Capitanía General, sólo debemos obedecer a nuestros Alcaldes”

Las noticias en Santa Ana, eran contradictorias, tanto las de San Salvador, como las de Guatemala. Por eso, no se atrevían a tomar partido por los insurrectos. En algunos barrios habían turbas saqueando a los europeos pero era gente no organizada.

Don Alfonso prohibió a su servidumbre participar en los movimientos insurreccionales con la amenaza de ser azotados. Isabel se enteró que Eusebio y su madre habían salido con rumbo desconocido. El comandante del Ayuntamiento recibió a Don Alfonso y le mostró mapas de la situación y le confesó que la revuelta propuesta en San Salvador era un fracaso, al menos en el plano militar, era desorganizada y ellos tenían control de la situación.

Luego de algunos días, la situación parecía estabilizarse, el gobierno autónomo seguía en ejercicio sin aceptar las mediaciones que le proponían emisarios venidos de Guatemala.

Doña Conchita y doña Josefa, habían acordado no abordar el tema porque tenían ideas encontradas y era preferible mantenerse al margen si querían conservar su amistad. Se decía que en las plazas tenían lugar cabildos abiertos en donde participaban mestizos, ladinos e indios representando a los insurrectos. Doña Conchita afirmaba que esas gentuzas sin preparación, no tenían capacidad alguna para conducir la nueva nación. Lo único que le preocupaba era que su hija Isabel, tomara partido en esos cabildos. El doctor Octavino se trasladó a San Salvador quedándose a vivir en casa de su hermano Ernesto Alfonso. El doctor participaba en reuniones de criollos republicanos y estaba de acuerdo con la propuesta del cura Delgado de promover una confederación de municipios autónomos que gobernaría con diputaciones libremente electas y revocables por asambleas populares, era una buena solución republicana por la posibilidad de volver a la monarquía si en España Fernando VII se reapoderaba del trono.

En San Salvador, los insurrectos eran mayoritarios y entre otras cosas, llegaban a concebir que se suprimieran los impuestos de Estancos de Tabaco y Aguardiente caseros.

Lo cierto y lo falso de las noticias se mezclaba. Romper con España, era aceptar el dominio de los Estados Unidos o el de Francia, entonces, ningún beneficio para los criollos.

Con la llegada del representante intendente de Guatemala y el nuevo gobernador a Santa Ana, se interpretaba una salida no sangrienta, negociada entre la intelectualidad criolla.

Se propuso una reunión secreta de hombres y mujeres a la que fue invitada por diferentes medios, Isabel, doña Josefa, Magdalena Rosa, era en el barrio España, de noche y era tanta la multitud convocada que se volvió motín, habían intereses diferentes que defender. Después de muchas horas de deliberaciones, se organizó una marcha pacífica hacia el Cabildo para exigir un gobierno municipal sin chapetones y que apoyara a San Salvador.

La marcha no logró salir del barrio, los soldados de las Milicias Reales fueron despachadas y armados de bayonetas y caballos, acometieron contra la masa de mujeres. Recibieron la orden de aplacar con todo a la muchedumbre a quienes suponían bien armados. Después de la masacre de miles, tenían la orden de capturar a los cabecillas, entre ellos, Juan de Dios Trigueros y su mujer, Juana de Dios Arriaga, Lucas Monzón, Inés Anselma Ascencio, Bruno Lorenzo Rosales, Dominga Fabia y otros muchos, que fueron engrillados y mandados por orden del alcalde de Santa ana, Mariano Méndez y sus ediles a las cárceles de Guatemala.

El veintitrés de noviembre, fue capturado Francisco Román Reina y Ramón Salazar su sobrino, quienes no ofrecieron resistencia.

El veintidós de noviembre, entró a Santa Ana, el nuevo intendente José de Aycinena que ordenó liberar aquellos reos que no fueran cabecillas.

Don Alfonso cayó gravemente enfermo al saber que su hija estuvo en el motín de los insurrectos. Doña Conchita tomó de nuevo las riendas de la casa y envió a su hija bajo la custodia de su prima a Guatemala.

Eusebio y su madre huyeron hacia Chalatenango.

Doña Josefa se trasladó sin su marido a San Salvador. Su marido explicaba que su mujer urgía de un merecido reposo después de tantas calamidades.

 

Valoración final del contexto de la novela

Una novela histórica, es un compromiso de contundencia académica por cuanto debe atender los cánones mas o menos establecidos del género en sí, sobretodo en cuanto al componente ficción y continuidad estética, pero también sin descuidar la realidad de acontecimientos, lugares y personajes a los que alude.

En esta dimensión, “Relación breve y Verdadera”, cumple con los requerimientos del caso porque su linealidad nos permite seguir los acontecimientos históricos en sí, pero va más allá, porque nos cuenta de las intrigas de las familias criollas de los protagonistas y los arquetipos de valores que a finales de la colonia, entran en crisis como consecuencia de los acontecimientos políticos que se avecinaban.

Otro elemento fundamental, es el hecho de la injerencia ideológica del pensamiento de la iglesia católica en la vida de las familias criollas y población en general, que en su afán por sostener su vínculo de poder, precisamente a través de la dicotomía Estado-Iglesia, influyen en la vida del nuevo continente y que en la novela está bien representado por el hermano Pedro, quien  aprovecha cada circunstancia, cada acontecimiento, para sacar provecho personal,  justo como pasó en otros lugares de América, haciendo uso de un fuero inexistente, pero útil para sus propósitos de vivir a expensas de otros, de manera cómoda. Además los prelados de las iglesias de pueblo, villas y de la Capitanía General de la Nueva España, dejan ver sus diferencias y conflictos internos, hay descontento entre ellos y diferencias evidentes con la Santa Sede de Roma. Mas bien, lo acontecido en España con el desmoronamiento de la monarquía española a manos de Napoleón, deja a la Iglesia en un clima de desventaja y vacío de poder de la jerarquía eclesiástica que se refleja en los representantes de la curia de la región.

Otro elemento fundamental reflejado en la novela, es la presencia del iluminismo francés sobretodo, y además de otros colonizadores como los ingleses en el pensamiento iniciador de liberación del dominio español. Así cómo el ingreso legal e ilegal de los libros que constituyeron  el arma clave de esa posibilidad de liberarse de España y pronunciarse como provincias independientes, claro, en esto tuvo mucho que ver el flujo migratorio no solo de lecturas, sino que se vio fortalecido con la presencia de intelectuales, considerados por la Corona como caudillos y que se infiltraron como comerciantes y profesores en las enseñanzas de las artes liberales en la Universidad de San Carlos, las tertulias y círculos de lectura de gente influyente.

Nos parece que el autor, sabe combinar con Isabel, el involucramiento de la juventud en asuntos vedados a las mujeres de la época, y su participación en temas literarios de contenido filosófico-político que hasta entonces eran del dominio exclusivo de hombres e intelectuales extranjeros.

Las tradiciones y costumbres de los criollos, reflejados en la familia Montoya y Alvarado, ponen en evidencia que en la época de la pre independencia, éstos pretenden estar ajenos a los acontecimientos que se aproximan, pero sin abandonar, hasta último momento, su vínculo con lo acontecido en España; es decir, llevan una vida oprobiosa, fomentando el comercio externo y viviendo a expensas de los beneficios de los impuestos de las alcabalas de la Corona, pero con el constante temor de que la inmensa mayoría de mestizos, ladinos e indios, reclamen tarde o temprano, parte de lo arrebatado por los invasores españoles en siglos anteriores.

La novela matiza los acontecimientos políticos que se aproximan, con los conflictos sentimentales y doble moral de las clases dominantes, tal es el caso del incesto y mestizaje, reflejados en Eusebio, Magdalena Rosa,  Inocencio y Josefina, y es que el orgullo clasista, de ésta última, termina por doblegarla al final de la novela y constituir una alianza estratégica con su concubina, en aras de salvar el honor de la familia, porque los acontecimientos políticos que se avecinan, son inciertos.

De aquí intuimos, que Santa Ana la Grande, constituye un escenario clave para la independencia. La villa tiene cercanía con Guatemala, desde el punto de vista geopolítico, pero igualmente con San Salvador en donde los representantes de la iglesia gestan el movimiento pre independencista.

El final de la novela, resulta dramático ya que el autor, junta la preocupación evidente en torno a la incertidumbre del futuro de los criollos; su lealtad o no hacia la Corona española en manos de Francia; las noticias contradictorias del movimiento independencista generado de San Salvador y las principales villas; la posición de los militares de las guarniciones de la Capitanía de Guatemala y locales; la toma del liderazgo en las acciones por parte de la intelectualidad de criollos y de los principales líderes mestizos de San Salvador, Santa Ana y lugares aledaños, así como la participación masiva del pueblo mestizo en general, quienes por último resultan siendo masacrados en un afán por evitar que tomen un papel protagónico y son engrillados y encarcelados como responsables y culpables del caos, de la revuelta, el pillaje y destrucción. 

Los únicos que salen bien librados son de nuevo, las clases pudientes que retoman el control de la situación y establecen un nuevo orden social en complicidad con el ejército y la iglesia, tal como aparece en la historia oficial y oficiosa de los movimientos independencista de Centroamérica, dejando de nuevo, al margen,  los deseos reales de la población de liberarse del dominio y explotación de que fueron y siguen siendo víctimas los más desposeídos.

Breve noticia del autor

Carlos Abrego, es un salvadoreño que por las mismas razones de miles de compatriotas, se vieron forzados a abandonar la tierra que les vio nacer y forman  el gran éxodo que hoy en día se cuenta por miles de compatriotas diseminados en todo el planeta.

A diferencia de lo actual, Carlos salió de El Salvador a finales de los años sesenta, sus motivaciones políticas fueron una justificación válida. El país iniciaba persecución y represión contra todos aquellos que se sospechara de afiliación, militancia o simpatía con el pensamiento socialista, en aquel momento, viajó a la anterior Unión Soviética en donde permaneció algún tiempo estudiando, luego a mediados de los setenta se traslada a Francia en donde fija su residencia obligada, pero sin desprenderse totalmente de lo acontecido en El Salvador.

Escribe poesía, ensayos de crítica literaria en revistas y periódicos de Europa, la mayor parte en francés y español, tiene contacto con personalidades del mundo de las letras Europeas y con los connacionales residentes en Francia.

Trabaja como bibliotecario y participa en tertulias y lecturas abiertas con escritores de todas partes del mundo, con quienes entabla contacto e intercambia ideas literarias y periodísticas.

Su sensibilidad y toma de conciencia social con la solidaridad de El Salvador durante la época de la guerra, lo lleva a entrar en contacto con escritores como Roberto Armijo, y otros salvadoreños del ambiente de arte del cine, música y teatro residentes en Francia y también en franca solidaridad con su país natal.

Esta es su primera novela sobre tema histórico publicada en 2001en Francia y permanece en el anonimato en nuestro país.

A través de un amigo, le conocí por vía electrónica en el 2002, desde entonces establecimos un diálogo franco, sincero y solidario sobre asuntos relacionados con la investigación literaria, periodística y fraternal.

No fue sino hasta éste 2006, que tengo oportunidad de conocerlo personalmente, al visitar El Salvador después de casi 40 años de ausencia física y leo su novela que es motivo de la ponencia que ahora comparto con todos ustedes.

© Mario Pleitez


Notas

arriba

vuelve 1. Escritores que durante el siglo XVII, denunciaron la difícil situación que atravesaba España, proponían una serie de medidas económicas o “arbitrios”, de ahí el nombre que recibieron.

vuelve 2. Derecho o privilegio especial y exención que se concedía a un territorio y a sus habitantes.

vuelve 3. Censo y padrón estadístico de las propiedades rurales y urbanas y de los vecinos de su municipio.

vuelve 4. Convenio que el gobierno de un Estado establece con el papado para reglamentar las relaciones mutuas entre la iglesia y el Estado.

vuelve 5. Sociedad creada por iniciativa privada pero con el apoyo del Estado. Sus preocupaciones se centraban en la enseñanza y las actividades económicas y su objetivo consistía en promover el desarrollo del país.

vuelve 6. Aldea de misioneros en la cual se concentraba a los indios, para ofrecer formación religiosa y repartir tierras de cultivo entre ellos.


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