Werner Mackenbach
Alexandra Ortiz Wallner
Las denominaciones con que han sido tildados los textos de Jacinta Escudos son varias: van del testimonio, pasan por la literatura femenina/feminista para llegar a la literatura de la posguerra o del cinismo. Sin embargo, su obra literaria publicada (tres novelas y tres libros de cuentos) y no publicada (cinco poemarios, dos libros de cuentos y dos novelas) constantemente se ha negado a una clasificación unidimensional y definitiva. Con cada nuevo texto, esta autora nos ha sorprendido con nuevas facetas de su creación artística, confirmando así un criterio con el que la escritora misma, en varias ocasiones, “clasificó” a los autores salvadoreños contemporáneos: los inclasificables.
De manera innovadora e inusual, los textos de Jacinta Escudos pueden explorar temas incrustados en el lado oscuro de los seres humanos, así como atreverse a incursionar en lo cursi, lo trivial y sentimental (valga la redundancia), sin perder su afán por cuestionar los mitos y desmitificar los temas tabú más arraigados en nuestras sociedades: desde las situaciones más cotidianas relacionadas con la vida familiar hasta la sexualidad.
La mayor constante de la obra que a lo largo de más de veinte años nos ha presentado esta escritora es su compromiso con la lengua: contra la palabra hueca y falsa, sea en forma de un patetismo ideológico o de una literatura ready made para el consumo fácil. Su escritura radica en una obsesión íntima, existencial por la expresión artística auténtica. Es una praxis constante, una razón de vida -único amparo frágil y precario que le permite sobrevivir, en el sentido más fundamental de la palabra-.
A continuación entrevistamos a la interlocutora de siete entrevistas a autores/as centroamericanos/as que fueron publicadas en los meses de agosto y septiembre de 2004 en el suplemento cultural Áncora del periódico La Nación (Costa Rica). En este conjunto de voces, la de Jacinta Escudos cuentista-novelista-poeta-cronista-ensayista no debe faltar, siendo ella una de las escritoras contemporáneas más importantes y originales del istmo.
-En esas entrevistas que hiciste. ¿cuáles fueron tus criterios de selección? ¿Qué sentido tiene para vos hablar de literatura(s) centroamericana(s) hoy?
Me pareció necesario hablar sobre algunos autores que además de muy buenos, son emblemáticos de aspectos que compartimos varios escritores en Centroamérica. Con ello quise crear una idea de la problemática, la diversidad y la calidad de la literatura en la región. Por supuesto, es una muestra mínima, pero significativa. Habría muchos autores más sobre los cuales escribir. Para mí es muy importante hablar de literatura centroamericana como conjunto, porque considero que estamos en un momento privilegiado. Hay un gran número de autores realmente valiosos, con una variedad de temas, géneros y estilos, y eso nos enriquece a todos.
-Las discusiones en torno a la (de)construcción de las identidades son una constante en diversos ámbitos culturales de Latino y Centroamérica. Al igual que algunos de los autores retratados en tu serie en Áncora, has vivido en diferentes países del istmo y en Europa. ¿Cómo se piensa desde la escritura de Jacinta Escudos este problema de la(s) identidad(es)?
En mi obra publicada el tema de las identidades no ha sido tratado, porque no había sido una inquietud personal mía. Si se lee mi trabajo con cuidado, casi nunca menciono lugares concretos. Pero se ha deducido que porque viví en Managua o vivo en San Salvador, la acción transcurre allí, y es falso suponer eso.
“Lo nacional” o la pertenencia a un colectivo ha perdido todo sentido para mí, a partir de mi retorno al Salvador después de 20 años de ausencia. A tres años de mi regreso, me siento extranjera. Y ser extranjero en tu propia tierra te convierte en paria, que es como me siento. Esta certeza es la que me ha cuestionado por primera vez en la vida sobre las nacionalidades, las patrias, las identidades, todas las cuales son categorías inútiles y frágiles. Por el momento mi conclusión es que mi patria soy yo y hogar es donde cuelgo mi sombrero.
-En momentos en que la esfera de lo privado está tomando un lugar notable en la producción literaria más reciente, ¿cómo son y cuáles serían los vínculos entre tu escritura y el erotismo?
Lo que pasa es que estoy en un momento de transición en mi escritura, en un turning point que va a cambiar mi trabajo de acá en adelante y no sé si el erotismo seguirá teniendo una presencia tan fuerte.
-En tus textos, el cuerpo convertido en un espacio es una presencia poderosa y perturbadora a la vez, se trata de un espacio que hiere. ¿Está negado el placer?
El placer está negado, claro, lo niegan el entorno, las normas, los prejuicios, la religión, la sociedad, las imposiciones, los miedos del individuo. En lo personal, me cuesta concebir el placer desligado del amor. Por desgracia, el amor es una de esas categorías de la cual la gente desconfía y huye como del demonio mismo. La gente tiene horror de amar, de entregarse, de abrirse y confiar en otra persona. En parte es comprensible porque hay hombres y mujeres por igual que han usado el amor como un instrumento de dominación, de humillación, de dolor. La sociedad está perdiendo la capacidad de amar, y con ello, la capacidad de sentir placer, sobre todo a nivel espiritual. Y el espíritu vive en un envase llamado cuerpo, no se pueden desligar uno del otro.
-Como escritora salvadoreña y centroamericana viviste en primera persona los ideales de las luchas revolucionarias y fuiste testigo de su desarticulación. ¿Qué sentido puede tener hoy para vos una frase como "literatura comprometida"?
Ninguno, y no sé a estas alturas si en verdad lo tuvo, porque el concepto se manejó siempre como “militancia de izquierda”, y no tenía nada que ver con lo literario, mucho menos con su calidad. Mi compromiso literario, tanto entonces como ahora, es seguir mi proceso como escritora, que va indefectiblemente ligado a mis procesos personales, ser fiel a mí misma aunque lo que escriba vaya en contra de las modas literarias, de lo que esperan los demás, o de las camisas de fuerza que a veces nos quieren imponer los editores y los críticos, y en ese proceso, encontrar la calidad literaria, que es lo que me interesa alcanzar.
-Como es el caso con muchos/as escritores/as centroamericanos/as contemporáneos/as también tu obra no publicada es mucho más amplia que la publicada. ¿A qué factores se debe esto en el caso de Jacinta Escudos? Y finalmente: ¿En qué proyecto (literario) estás trabajando ahora?
Tengo nueve libros y medio inéditos. Cinco poemarios que no se han publicado porque los editores dicen que “la poesía no se vende”. Y los otros, dos libros de cuentos y dos novelas, no se han publicado por varios motivos, demasiado largos de enumerar. Uno sigue siendo la falta de espacios para hacerlo en la región. Y publicar en el extranjero es cuestión de contactos (que yo no tengo) y de convencer a las editoriales que podés vender, que es lo único que les interesa, por encima de la calidad literaria.
El “medio libro inédito” es la novela en la que trabajo ahora, escrita en clave fantástica, una ruptura total con todo lo que he escrito. Me era necesario romper con todo mi trabajo anterior porque me saturé de la violencia, me harté de vivir en medio de ella, de respirarla, de sentirla, de verla en la tele, de leerla en los diarios y en los libros e incluso de escribir sobre ella. Necesitaba un refugio urgente de la violencia, sobre todo en este país que es invivible, y para ello inventé un mundo paralelo donde las cosas se resuelven de manera más luminosa que en la vida real.
FICHA BIO-BIBLIOGRÁFICA
Jacinta Escudos, El Salvador, 1961.
PUBLICACIONES Y PREMIOS
-Letter from El Salvador, poemas (edición inglés-español no autorizada), 1984
- Apuntes de una historia de amor que no fue, novela, 1987
- Contra-corriente, cuentos, UCA Editores, San Salvador, 1993
- Cuentos sucios, cuentos, Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, 1997
- El desencanto, novela, Dirección de Publicaciones e Impresos, San Salvador, 2001
-Felicidad doméstica & otras cosas aterradoras, narraciones, Editorial X, Ciudad de Guatemala, 2002
-Crónicas para sentimentales, cuentos (inédito), Premio Juegos Florales de Ahuachapán, 2002
- A-B-Sudario, novela (título original: Memorias del año de la Cayetana), Premio Centroamericano de Novela “Mario Monteforte Toledo”, 2003, Alfaguara, San Salvador, 2003.
*Dirección: Associate Professor Mary Addis*
*Realización: Cheryl Johnson*
*Modificado 17/01/05*
*© Istmo, 2005*