Víctor Valembois

 

De Mercier a Houtart: Revolución en el acercamiento religión — sociedad y su impacto en América Central

Universidad de Costa Rica

valembo@sol.racsa.co.cr

Notas*Bibliografía

Los cristianos hablan con Dios; los burgueses hablan de Dios.

S. Kierkegaard

 

Revoluciones en la “granja” religiosa

En una conferencia organizada en diciembre del 2004 por el Instituto de Investigaciones Filosóficas (INIF), de la Universidad de Costa Rica, hablé sobre cuatro destacadas figuras originarias de Bélgica que, como sacerdotes todos, muy condicionados por el acontecer nacional como internacional de su época, pueden ser considerados como integrantes de una sola línea de pensamiento socialcristiano, es más, “socialcatólico” (Valembois, 2004).

Observé cómo eran eslabones de un proceso de transformación radical, sin que por ello tuvieran, ni mucho menos, una estricta continuidad ideológica. ¿Quién dijo que no ocurrieron, que no ocurren, revoluciones en la Iglesia, me refiero a la Católica, Apostólica y Romana? Cada uno de los personajes evocados implicó o generó una especie de revolución, y que me perdonen si sale una asociación, un tanto iconoclasta, con aquella granja orwelliana. He dicho revolución, no rebelión.

Una primera revolución implicó la labor de Désiré Mercier (1851-1926). En la línea de la Rerum Novarum -las cosas nuevas-, de 1891, se pone a estudiar ciencias exactas y ciencias sociales, cosa inaudita y hasta mal vista en la opinión pública general: el clero no había de ensuciarse con esos menesteres terrestres. Pero no contento con eso, a contrapelo de los mismos partidos y grupos de presión dizques cristianos, claramente dominantes en el panorama político de entonces, Mercier logró cristalizar tres recopilaciones agrupadas bajo el común denominador de “Código de Malinas” (por la ciudad, en Bélgica donde está al arzobispado). Esos trabajos teóricos (sobre la relación propiedad privada/social; sobre el justo salario, etc.) resultan ahora pan comido en muchas partes del mundo. Pero en su tiempo, inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, constituyeron empeños revolucionarios. Y, claro, por eso a Mercier también lo trataron de socialista o, simplemente, le impusieron el mote de “bolchevique”. El origen de esta confusión tiene que ver con otra revolución, esa sí sangrienta, la de Octubre de 1917, que removió todo el estamento ruso y mundial.

Una segunda revolución, en el plano de las ideas y en su aplicación pacífica, la logró Jos Cardijn, como seguidor de Mercier, en cronología y en ideología: él respeta y convive con organismos políticos y religiosos de nombre cristianos, se mantiene dentro de la Iglesia Católica. Es más, su filosofía consiste en gran medida en una práctica muy cristiana dentro del mundo de los obreros: recuperar para el redil esas ovejas descarriadas por el llamado de Marx, más de medio siglo antes, allá mismo en Bruselas. Pero a su vez, esa dimensión espiritual del devoto sacerdote no aparece ya tan etérea, solamente en el ámbito de lo eclesial, como era con Mercier. Cardijn se lanza a las fábricas, a las oficinas, a los mercados. Junto con la comida de la “buena nueva”, alimenta con porciones diarias de auto-estima a esos empleados y subalternos, a esos campesinos también, mediante dosis de cultura, con educación, diversión y hasta con excursiones. El obrero no es sólo una máquina de producir; también tiene derechos humanos, por ser humano. Ello implicó ciertamente una revolución copernicana frente al enfoque tradicional: medicina del alma, profilaxis espiritual era el enfoque de Cardijn.

Una tercera revolución la llevó a cabo Sireau, siempre en Bélgica, pero como modelo exportable, con su teoría y práctica del Colegio pro América Latina (copal), pensado y vivido en función del apostolado en el vasto subcontinente del Río Bravo para abajo. En este caso, nuevamente, revolucionario es el sistema implantado, si se piensa no sólo en los antecedentes inmediatos de Mercier y Cardijn, sino, a mayor plazo, en confrontación con la prédica religiosa tradicional desde la Conquista: a través de la misma fe se imponía una doctrina ajena, una visión occidentalizada como única o, en todo caso, superior. Con toda la buena voluntad que se quiera, era un en-doctrinamiento, esa es la palabra. Fue esa la realidad del mensaje de los misioneros de hace poco, que no contaban con el conocimiento adecuado de las bases culturales, empezando por la lengua, de las ovejas humanas latinoamericanas. Los grandes, como Bartolomé de las Casas y Pedro de Gante (un flamenco por cierto) fueron menos imperiales, porque anticiparon la moderna mirada antropológica universal. 

Sin embargo, la más profunda revolución, eje principal de este comentario, es la cuarta, llevada a cabo por François Houtart. Fue y es discípulo y admirador de Cardijn, pero siendo su prolongación radicalizada.

Para ubicar, especialmente para los centroamericanos, la peculiar revolución que lleva a cabo François Houtart, lo tengo que hacer junto con su creación, el Centro Tricontinental1 (cetri) de Louvain-La-Neuve (Bélgica). Ambos van juntos. El es el creador y el animador de este vasto proyecto de estudio y de vivencia cristiana inmersa en una realidad social que no tiene nada de ello. Su instituto es y será una prolongación de su gestor que a la vez lo trasciende.

Semántica nueva del “docete omnes gentes”

Constatamos en el CETRI una orientación geográfica y unos alcances espaciales diametralmente diferentes a los de Mercier. Bien intencionado y progresista para su época, un siglo después, Mercier estaba demasiado anclado al eje Vaticano-Bélgica. Además, su visión supuestamente universal (kat-holein-gein, sobre toda la tierra) en la práctica resultaba profundamente eurocéntrica. Representa la línea tradicional de la Iglesia, por algo llamada “de Roma”, con toda el bagaje cultural que esto representa. En cambio, el CETRI se proyecta resueltamente hacia la construcción de una nueva relación social y espiritual con el mundo. El CETRI comparte la idea central del Internet: no hay centro (ni “Roma”, ni “Lovaina” como sustituto): todos somos centro y por ende todos nos volvemos periferia, dependiendo del centro circunstancial que se adopte.

cetri fue primero un centro de investigación. Abierto en 1976 en Louvain-la-Neuve (Bélgica), tiene como antecedente inmediato las actividades específicas desarrolladas anteriormente en el Centro de investigaciones sociales y religiosas de la Universidad Católica de Lovaina (UCL). Ahora bien, justamente con la idea de no convertirse en un núcleo belga dominante, sus investigaciones siempre se llevan a cabo sobre el terreno --en América Latina, África o en Asia--, por centros locales, no necesariamente universitarios, “con la idea de contribuir al desarrollo teórico y metodológico de sus miembros”, se señala (ver http://www.cetri.be/). Por ello, el equipo central de cetri no es numeroso. No existe la idea (vaticana) de lo piramidal y mucho menos de la infalibilidad. Al contrario, prevalece el deseo de compartir el conocimiento.  

A pesar de esta aspiración mundial o global, reflejada en el mismo historial de Houtart, América Latina guarda un sitial especial en la investigación del CETRI. No olvidemos que ya en los años cincuenta, Houtart asumía responsabilidades como delegado internacional de la Juventud Obrera Cristiana, en misiones de prospección y animación en América Central. Fueron muchas las investigaciones que realizó en esta región. La primera fue un material de base para CELAM (el Consejo Episcopal Latinoamericano), para dar a conocer la problemática continental en el Concilio Vaticano II (1962) y como parte de los preparativos para la Conferencia de Medellín. Esta investigación, además, sirvió para el desarrollo de la teología de liberación. De los esfuerzos del CETRI surgieron también centros de investigación y trabajos en Brasil, Venezuela, México, Colombia y  Chile.

Nicaragua, sin embargo, ocupó un lugar privilegiado en la agenda del CETRI con las investigaciones impulsadas por Houtart en el los campos de la sociología rural y la cultura religiosa nicaragüense. Esto fue facilitado por un acuerdo inter-universitario entre la Universidad Centroamericana (UCA) y la Universidad Católica de Lovaina (UCL). Un acuerdo similar fue suscrito por el CETRI con el Centro de investigación socio-religiosa de la Academia de Ciencias de Cuba.

El trabajo de Houtart y la proyección institucional del cetri han puesto en práctica el mandato bíblico de “enseñad a todas las gentes” (Mateo 28,19) que aquí tomé como título. La labor de Houtart y del CETRI le quitó a este mensaje el sesgo europeizado que había adquirido.

De las “epístolas” de Pablo a la circulación tecnológica de la información

Otro punto importante en el trabajo de Houtart y del CETRI lo constituye la labor de acumulación y de intercambio de información. La información es como el dinero: si no circula, no vale. Nuevo giro de ciento ochenta grados: Houtart acumula información, con énfasis únicamente en lo actualizado, de allí la preferencia por las revistas. Y, lo más importante, hace circular esa fortuna. Siempre inspirándome en el sitio en la red de cetri, comento a continuación dos iniciativas para darlas a conocer mejor.

Primero está el Centro de documentación como tal: el banco de datos. Es como un evangelio, aquí en versión (casi) laica. Empezó en Louvain-la-Neuve en 1976. ¿Su objetivo? No solo almacenar 500 revistas y boletines relacionados con los tres continentes del Sur, la mayoría editados en el Sur. Desde luego, en la dimensión local este material sirve a lo que proclamaba Lorca: “dejad la ventana abierta”. In situ, se encuentra a disposición de investigadores, responsables de acción social, política o cultural. También los estudiantes deseosos de ver el mundo más allá de esa ventana (bastante cerrada) de la televisión, aparte de viajar, encuentran en ello donde profundizar: veo en ello tanto la herencia del Cardijn que no limitaba lo religioso a una categoría aparte, como la continuación del esfuerzo intercultural profundo que defendía Sireau, con el enfoque internacional, incluso interconfesional, ecuménico, del mencionado “Colegio pro América Latina”.                                                          
     En seguida está el uso de la tecnología. Allí nuevamente Houtart logró pasar más allá del boyscoutismo y el estribillo navideño ese de “los hombres de buena voluntad” (pero nada más), hacia una institucionalidad del tránsito informativo. Corre por allí una frase, medio irónica, pero inspirada en la realidad. Por su ambigüedad semántica solo tiene sentido en inglés: in a World without Walls and Fences, who needs Windows and Gates?También entonces para la búsqueda espiritual y humanista, por lo menos en cetri, se entendió la necesidad de aprovechar todas estas nuevas posibilidades.

 Información sistemática y circulación oportuna: en Houtart se da otro cambio revolucionario (aunque, en realidad, no sé cómo habría reaccionado Mercier si hubieran puesto a su disposición Internet y un correo electrónico). Entrado ya el siglo XXI, Pablo (el viejo Saulo) ¿seguiría mandando epístolas a los romanos? Desde luego, le convendría adaptar la transmisión de sus cartas manuscritas, transportadas de mano en mano. Entrar a http://www.cetri.be/ para encontrar acceso no a una, sino a varias bibliotecas informatizadas es toda una revolución.   

“Si el Norte fuera el Sur”

Con recursos, uno en el Sur puede adquirir publicaciones del Norte; lo que falta del todo es la oxigenación de Sur a Sur y de Sur a Norte. Esta implica otro y aporte complementario con relación a lo que mencionamos antes: el banco de datos en versión up to date, ahora con una orientación preferencial contraria a la que rigió el intercambio de ideas e información desde la Conquista. Es la meta de la revista Alternatives Sud, que lleva como subtítulo: (en francés) Cuadernos trimestrales sobre el pensamiento en el Sur. Debate de ideas sobre los grandes problemas de la sociedad. Análisis críticos y alternativas. El término “Alternativas” se vuelve elocuente en sí: se trata de perspectivas que difieren de las que maneja la economía dominante. La mención “Sud” pretende corregir el vocablo, desde luego también europeizado de “Tercer Mundo”2. Se trata entonces de poner en evidencia alternativas a la logística y a las políticas que por ahora rigen el destino de la humanidad y de contribuir de este modo a una acción nueva que cuadre en el desafío que se presenta a todas las sociedades, tanto del Norte como del Sur.

La revista nació en 1994, en el seno del CETRI, pero en co-edición con una casa parisiense,  con el objetivo de “dar a conocer el pensamiento y los análisis del Sur sobre  los vínculos sociales a escala mundial y sobre la evolución de las comunidades de allá”. La idea es contrarrestar un prejuicio muy frecuente según el cual el Sur se caracterizaría por la ausencia de ideas y la falta de iniciativas. El problema real, sin embargo, es la ausencia de conocimiento en el Norte respecto del trabajo de grupos de acción y de revistas científicas en África, en América Latina y en Asia. Alternatives Sud, en cierto sentido realiza entonces lo que Mafalda ridiculizaba (“¿cómo vamos a desarrollarnos, si vivimos ‘abajo’?”) y lo que el cantante latinoamericano imagina: revolver todo, de pies a cabeza.

También “Davos”: al revés

Para ubicar la personalidad y el enfoque de François Houtart, y en prolongación suya del CETRI, me resta describir brevemente otro frente de batalla, siempre en el eje del presente trabajo: de cómo Houtart y el CETRI invierten el sentido de una realidad existente para plantear algo totalmente opuesto. Para este punto me baso en un libro, reseñado en la bibliografía, publicado siempre bajo el empuje de Houtart (Houtart y Polet, 1999).

Como se sabe, desde hace algunos años, los países más desarrollados, por medio de su Foro económico mundial, organizan encuentros para defender su perspectiva, ahora llamada neo-liberalismo. Discuten sin alternativa…sólo entre ellos, con ideólogos suyos, reunidos en la estación invernal de Davos, en Suiza. Es el mismo lugar de la famosa Montaña Mágica de Thomas Mann. Como “volteando la tortilla”, a partir de 1999, en asociación con una cantidad de organismos sensibles a la necesidad de organizar otro modelo de discusiones, CETRI ha creado la organización “Foro Mundial de Alternativas” -también conocida como Otro Davos- para encuentros simultáneos y paralelos al foro oficial.

Del libro que se produjo con motivo del primer encuentro anti-Davos, se desprende que las desigualdades existentes no se deben a algo natural sino que son producto de un sistema que genera injusticia (Houtart y Polet, 1999, 7). Esta tesis general se refrenda tanto con gráficos como con datos estadísticos de Naciones Unidas, concretamente del PNUD. Las desigualdades no sólo se están agudizando especialmente del lado Sur con el problema de la deuda, sino que ya aparecen evidencias de la pauperización de importantes sectores del Norte (Houtart y Polet, 1999, 9-10). Este esfuerzo interdisciplinario, a escala mundial, ha contado con la colaboración de destacadas personalidades, tanto del mundo universitario norteamericano --como Perry Anderson--, como de destacadas figuras del Sur –como el intelectual de Senegal Samir Amin. Es una plataforma, no de abierta o violenta lucha de clases, sino de búsqueda de alternativas. Detrás de esta plataforma, Houtart no está retomando el viejo estribillo de Marx (“Proletarios del mundo, uníos”). Sin embargo, en esta iniciativa, la perspectiva paternal y de religiosidad evasiva y estrecha practicada por el Cardenal Mercier, es superada por la crítica abierta a estructuras que contradicen el humanismo.

Un Quijote llamado Houtart

En todo el desarrollo anterior no he pretendido vender un “socialcatolicismo” belga sobre todo made by Houtart, como producto de exportación. La pregunta que muchos se pueden estar haciendo es: ¿dónde queda el segundo polo, el del “cristianismo” en toda esta discusión?  Para contestar esta interrogante apunto a continuación unas cuantas publicaciones recientes de este pensador, sacadas siempre de la página de Internet:

“Mondialisation et solidarité: un point de vue chrétien” (globalización y solidaridad: perspectiva cristiana), diciembre del 2001, 8 páginas;

“Une mondialisation de la justice, de l'amour et de la vie” (Para una globalización de la justicia, del amor y de la vida), homilía con motivo de la fiesta patronal de la UCL, 3 de febrero de 2003, 4 páginas;

“L'avenir de la sociologie de la religion. L'analyse marxiste de la religion au regard de la critique post-moderne” (El porvenir de la sociología de la religión. Análisis marxista de la crítica postmoderna), enero del 2003, 12 páginas.

Por su enunciado, estos títulos mantienen la perspectiva cristiana, cosa que por cierto no tiene por que ocurrir en forma explícita; puede resultar subyacente como en tantos otros trabajos de Houtart, también en español. Llama la atención que muchos conceptos que tienen una fuerte connotación cristiana, se mantienen en los enunciados de estos escritos: como la idea de justicia e injusticia, por el lado de los diagnósticos y los conceptos de solidaridad y de proximidad, en el plano de las acciones. En este sentido, el discurso y la práctica de Houtart y del CETRI no sólo se orientan hacia el “prójimo” en el sentido que lo maneja el discurso bíblico, sino que adquiere una connotación ecuménica y retoma, por ejemplo, la panchayat de la India (con el aporte en línea de Gandhi).

Todo lo dicho sobre Houtart apunta a la imagen de un Quijote enderezando entuertos. Pero Houtart de loco no tiene nada. Su estructura mental y su orientación metodológica lo empujan a invertir el sentido de la realidad, de la misma manera que Marx invirtió el sentido de la realidad teorizada por Hegel. De esta manera, se aprecia una revolución completa en el abordaje socialcristiano de Mercier a Houtart. La evolución es tan grande que los sectores muy católicos pero de fachada, de aquellos que denuncia Kierkegaard (ver el epígrafe), lanzan contra Houtart el cacareado mote de “comunista” (y ahora a lo mejor el de “terrorista”, dentro de la re-semantización que cierto gobierno del Norte impone).

Houtart merece nuestro respeto. Al haber tenido el privilegio de visitar a Houtart en su oficina, en Louvain-la-Neuve, no sólo me llamó la atención la foto destacada de su maestro Cardijn, sino además, la pobreza casi de cartujo con la cual ha seguido viviendo este catedrático universitario, a la sazón con legítimo derecho al descanso y hasta a la jubilación. Por sus actos los conoceréis.

© Víctor Valembois


Bibliografía

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Centre Tricontinental (CETRI) de la Université Catholique de Louvain (UCL), en Bélgica: http://www.cetri.be/

Houtart, François y Polet, François, coord. (1999), L´autre Davos. Mondialisation des résistances et des luttes. Paris: L´Harmattan, 1999.

Valembois, Víctor (2004), “¿Una línea ideológica belga con posible impacto en Costa Rica?”, ponencia para las jornadas anuales organizadas por el Instituto de Investigaciones Filosóficas (INIF), en la Universidad de Costa Rica, en diciembre del 2004. Sujeta a publicación próxima en la Revista de Filosofía, Universidad de Costa Rica.


Notas

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vuelve 1. Según mi fuente, el sitio en la red, el nombre de cetri se debe a la Conferencia “tricontinental” celebrada en La Habana en 1966, siendo en sí un aporte a las relaciones Sur-Sur en superación de la secular unilateralidad norte-sur. En la actualidad, el cetri tiene estatuto de Fundación y cuenta con subvención belga de cooperación al desarrollo (ver http://www.cetri.be/).

vuelve 2. Involuntariamente asocio el empeño con el de José Ortega y Gasset, quien manejó la revista Sur como empeño todavía dentro de Europa, para dar a conocer también lo que se producía al sur de los Pirineos. Aquí es lo mismo, pero dos generaciones más adelante y a nivel mundial. Posteriormente surgió la editorial del mismo nombre, en Buenos Aires.


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