Amalia Chaverri

Tanda de sueños, visiones y ficciones

Universidad de Costa Rica

amchave@sol.racsa.co.cr

*Bibliografía

1. Introducción

Tanda de cuatro con Laura, publicada por Alfaguara (2002), es la tercera novela del costarricense Carlos Cortés. La segunda, titulada Cruz de Olvido, y ésta, han estado dentro de mis intereses literarios; por ello, antes de iniciar mi propuesta de lectura, me referiré, con carácter introductorio, a ciertas constantes que se dan entre ambas, más allá de la distancia que media entre sus propuestas textuales.

1.1 Características del referente

Teniendo siempre como referente la realidad costarricense, Cruz de Olvido cubre un mundo y un espectro social político y geográfico amplio; en otras palabras, un espacio macro: dos países, dos ideologías y el tema contundente de la relación poder político/corrupción, en el marco de la guerrilla sandinista. Tanda de cuatro con Laura se desarrolla en un microcosmos del espacio de la anterior: un circuito teatral con el antiguo –ahora de nuevo presente- cine Rex, a cuyo alrededor giran recuerdos del Líbano, Roxy, Adela, Coliseo o Raventós, Palace, Center City.

Cruz de olvido comienza con esta frase: En Costa Rica no pasa nada desde el Big Bang. En esta nueva novela, dice el narrador: No pasó nada, nunca pasaba nada bonito en la vida. Ambas oraciones (en los dos espacios) plantean lo mismo. Paradójicamente, pienso que Cortés nos hace una jugarreta y lo que quiere decirnos es que lo que no sucede es la concientización de lo que sí ha sucedido; en otras palabras, esa "evasión consciente" de los costarricenses, para no ver lo que no queremos ver.

1.2 El tema urbano

Cortés no puede escapar a la seducción que le produce la ciudad de San José. En Cruz de Olvido podemos recorrerla palmo a palmo, calle por calle, bar por bar, etc. Es tan fuerte la presencia de la ciudad, que San José se convierte en el alter ego de Martín Amador, quien dice: "La ciudad, esa mañana, amanecía contagiada por mi nerviosismo". En Tanda de cuatro con Laura, el circuito de cines también se puede recorrer, y de igual manera, ese microcosmos cine/San José se convierte en alter ego de los personajes: "Durante su trayecto vio la ciudad entera como la escena inmóvil de una película, una imagen detenida en una burbuja de ámbar a la que volviera después de muchos años, el resumen de su vida en un esquivo juego de luces y sombras". En otro momento dice el texto: La ciudad se presentó ante sí como una alucinación en blanco y negro.

1.3 El tema del regreso y el abandono

En Cruz de Olvido Martín Amador regresa, como heróe derrotado, en búsqueda de su hijo y cargando con la culpa de haberlo abandonado. En Tanda de cuatro con Laura, Andrés regresa al Rex. Su regreso no es otra cosa que un regreso a sus orígenes, pues sus recuerdos, su memoria, y su "vida", comienzan a tomar forma a partir del momento en que ingresó y fue abandonado en el Rex.

1.4 La orfandad

Martín Amador llega de Nicaragua cargando sus tres orfandades: orfandad ideológica, orfandad existencial y orfandad de padre. Andrés, en Tanda de cuatro con Laura, es huérfano. Nunca supo quienes fueron sus padres: ¿Cómo sería la cara de su padre, igual a la suya? se pregunta en una ocasión. De la orfandad existencial de Andrés iremos dando cuenta en el camino.

1.5 La soledad

Regreso y orfandad van de la mano con la soledad. En ambas novelas, ante la soledad existencial, los personajes se sienten impelidos a abrazarse a sí mismos. Martín Amador, consciente de su soledad, se abraza a sí mismo y se pregunta: "¿A quién podía abrazar si no en aquel entonces?". En Tanda de cuatro con Laura encontramos esta imagen del abrazo a sí mismo. Dice el texto: se abrazó a sí mismo como un ángel sin alas… Y luego: No pudo encontrar a nadie que lo abrazara y se abrazó a sí mismo.

1.6 Capítulos "autónomos"

Las dos novelas de Cortés tiene, curiosamente, un capítulo que puede desprenderse y tener vida propia. Es el caso del capítulo Marzo se me hace siempre tan largo, en Cruz de Olvido, un encuentro y desencuentro con la madre; y del capítulo 5 en Tanda de cuatro con Laura, cuando se narra el día que La Negra disfraza a Andrés, lo lleva al cine y ahí lo abandona.

1.7 Desenlaces apocalípticos

La visión de mundo expresada en estas dos novelas es la "no salida", la desesperanza, la imposibilidad de salvación, el no vislumbrar un camino claro y verdadero. En el mundo macro en que se desarrolla Cruz de Olvido no había otra opción que una situación apocalíptica, cuando al final se queman y se derrumban todos los símbolos nacionales, como símbolo del derrumbe de una nación. Algo similar se da en el microcosmos de Tanda de cuatro con Laura, el desplome del cine Rex, que arde como ardió Roma. Final apocalíptico símbolo del final de la época gloriosa del cine y decadente socialmente, símbolo de un momento histórico e histérico.

Estas rápidas analogías muestran que en ambos contextos literarios, macro y micro, y con igual intensidad, se perfila la tónica del escritor: la fuerza desgarradora con que disecciona la condición humana: sus perversiones, alucinaciones, pasiones, tristezas, desolaciones, odios y amores; así como la búsqueda de la identidad y la insoslayable inquietud del sentido de la exitencia.

2. Tanda de cuatro con Laura

2.1 El título

Dentro de la norma intituladora de la novelística costarricense, Tanda de cuatro con Laura se inserta con holgura en una modalidad que ha tomado fuerza a partir de los años ochenta, cuya característica es ser títulos que remiten tanto al lenguaje coloquial, como a costumbres y prácticas que cubren a un espectro amplio de la colectividad. Lo significativo de estos títulos es su connotación democrática, pues al haber perdido la solemnidad, sin por ello carecer de poesía, implican un acercamiento a la realidad y quehacer cotidiano. Baste recordar dentro de esta línea: Soda Palace, Encendiendo un cigarro con la punta del otro, Tenés nombre de arcángel, Un tango llamado nostalgia, De qué manera te olvido, Mambo número cinco, Retrato de mujer en terraza, Si trina la canaria, Baila, rumbera baila y ahora Tanda de cuatro con Laura. Títulos todos muy representativos de esa corriente.

2.2 El Rex: habitat constructor de realidades

El cine REX, también conocido como Palacio de Cristal, es el habitat donde se desarrolla la acción. Este Rex, antropófago de vidas y recuerdos, que se había inaugurado en 1958, con cinco pisos, proyectores Philips, butacas de madera, donde "había estado" el Moderno y donde también "había estado" el Olimpia, cumple ahora otros fines para los que fue construido; sin embargo, sus grandes letras y sus balcones siguen siendo signos de ubicación geográfica y puntos esenciales de referencia en el contexto de la novela.

Dentro de la simbología textual, este Rex, que he llamado antropófago pues se traga a todos los otros cines, luce ahora como un cascarón decadente. Es tumba de recuerdos, infierno de pasiones, lugar de iniciación sexual, cementerio de películas, laberinto, hogar, museo, putero, espacio de perversiones, acopio de recuerdos, escondite, guardería, espacio de la memoria cineófila y lugar donde se ejercía la censura; es inclusive, en un fugaz momento, nido de amor, nunca paraíso completo.

Es un cuerpo del que conocemos su esqueleto: cañerías, tuberías, sistemas de ventilación, pasadisos, escaleras, cuartos, puertas, espejos, baños, inodoros. Cuerpo en el que habitan almas atormentadas, fantasmas y recuerdos de otros cines, de una época pasada y agotada. Dice el texto … el Rex era como un transatlántico condenado al matadero, encalado en un puerto de desguace, sin deseos de navegar…… Si te asomás a cada piso, a cada corredor, a cada escalera, a los sótanos, son como siete ciudades sumergidas, una dentro de la otra.

De igual manera, en el interior de ese espacio físico, el contexto y dinámica del fenómeno del cine, es decir, películas, escenas independientes, actrices, actores, etc. se convierten en referentes obligados de los estados de ánimo, deseos y fustraciones de los personajes, porque los personajes se buscan, aman, odian, piensan, sufren, en una simbiosis total con esos referentes cinematográficos.

Veamos algunos ejemplos de la forma en que el escritor concreta lo anterior. De la ficción cinematográfica dice el texto: Las películas están en el corazón, son un estado del alma, memoria, pura memoria… Las pantallas conectan con otra realidad, cuanto más grandes mejor, son pasajes a la ciudad eterna. Para qué necesitaba nada más?

Sobre el estado anímico de los personajes, dice el texto: "Identificó su desamparo con la sensación de abatimiento que le causó enfrentarse al vacío de la sala principal sin butacas y sin pantalla. (Recordemos que en Cruz de Olvido la ciudad amaneció contaminada por la angustia de Martín Amador). Más adelante: En la gran noche todos los deseos son en blanco y negro, todos los deseos son una película que se ve con otros ojos.

2.3 Algo sobre los personajes principales

Andrés, abandonado en el Cine Rex, nunca conoció a sus padres. Estuvo en reformatorios, conoció drogas y otros vicios. Regresa al Rex como adolescente, donde continuará con el aprendizaje de la vida, entre otras cosas, con su iniciación en la experiencia sexual. Por eso, el binomio Rex/cine es también alter ego de Andrés. Ante la preguntan que de donde salió, Andrés contesta que de un cine viejo. Para explicar lo que había sentido en ese momento dice el texto: Sintió que el segundero de su vida se había detenido en aquel momento inexplicable en que La Negra lo dejó solo y tuvo rabia " Y enfatiza: "sintió que había encontrado su lugar en el mundo y no estaba dispuesto a perderlo". De niño, en los cines también Andrés dormía, y jugaba….

Su identificación es tan fuerte que en un momento dice el texto: como cuando se sale del cine y afuera no se reconoce el mundo y menos el tipo de vida que se lleva con las personas con las que supuestamente se comparte.

Alejandra es el personaje femenino principal. Tuvo y tiene una relación conflictiva con su padre y con su madre, apodada La Bruja. De personalidad problemática, de alma atormentada y confusa, de reacciones impredescibles y agresivas, pero también con momentos salvadores donde es cariñosa y comprensiva. En fin, personaje paradójico, violenta y tierna, fuerte y débil, dulce y grosera y siempre tremendamente vulnerable. La relación de Andres con Alejandra es un nudo de laberintos, como laberíntica es la vida del Rex y de los personajes, almas y visiones que en él viven.

Ronal Vargas. Personaje conocido como El Sátiro, apodo que le viene de sus perversiones y costumbres corruptas. Estuvo siempre relacionado con el cine como crítico, como miembro de la censura, y como parte de una familia que estuvo ligada al negocio de la cinematografía. Sus actitudes y la manera cómo el narrador lo ve, hacen de él un personaje detestable, ridículo y cómico, grotesco y repulsivo, simpático en oportunidades, enigmático siempre. No es gratuito que el texto lo defina como el hombre de las mil caras. El capítulo donde se describe el "funcionamiento" de su casa/cine club, es uno de los más violentos del texto.

Alvarito Peralta, es el actual dueño del Rex e hijo del viejo Peralta su fundador. Tenía un apartamento para deleitarse con las jovencitas que le suplían para sus perversiones. Dice el texto: "Alvarito era muy capaz de incendiar la ciudad con tal de convertirla en un gran estacionamiento para que los turistas acamparan en hordas antes de invadir los parques nacionales y las playas."

Curling, especie de cancerbero del Rex, de sonrisa diabólica, un tanto misterioso; había pasado ahí casi toda su vida y se sabía cada centímetro de los tres mil metros cuadrados de construcción. Curling estaba igual de condenado que el Rex, dice el texto.

2.4 Los difusos límites…

El camino recorrido nos permite plantear una síntesis de la propuesta textual: los difusos límites entre la realidad, la ficción cinematográfica, las visiones y los sueños, son los ejes sobre los que se desarrolla la problemática psicológica y existencial de los personajes. Veamos.

La interacción de los personajes entre sí y con el contexto, está permeada y en estrecha relación con el el binomio imagen/realidad. Las imágenes se conciben como constructoras de la realidad, como asidero psicológico, o como formas de evasión, lo cual no son más que otras formas de la realidad. En otras palabras, la imagen en general y la imagen cinematográfica en este caso, se convierte en realidad verdadera; enfatizando, la "realidad" es inseparable de la construcción de imágenes. Dice el texto: Las imágenes son las que dan consistencia a la realidad…(…) Las imágenes te pueden llevar a donde querás ir, se dijo, todo es cuestión de concentrarse, apretar los ojos, desearlo hasta el infinito, rezar, imaginar, dejarse arrastrar por la vida…

Pero no sólo es la imagen cinematográfica. Unido a ella está la realidad de los sueños, de las visiones y de las alucinaciones.

El recurso literario para insertarnos en esa maraña de realidades, ficciones, sueños y visiones, es el constante uso de verbos como soñar, adivinar, alucinar, imaginar. También expresiones como las siguientes: Se mareó y entrecerró los ojos, luego vio (…) Suspiró y abrió los ojos. No vio nada. No era nada (…) Tuvo la impresión (…) Para no dar la certeza de que es la realidad (…) Tal vez se lo imaginó (…) En sueños (…) Tuvo la clarividencia (…) Entrecerró los ojos y suspiró ¿Que estaba pensando? (…) Todo se enturbió, se volvió movedizo, sospechoso, retorcido. Y así muchas más.

Esta propuesta de imagen/construcción de realidad, inserta en el entramado textual, es coadyuvante con el tema de los difusas fronteras entre la "verdadera" realidad de los personajes y su transmutación en otra realidad, según sean las necesidades psicológicas que así lo requieran. Dice el texto: No se ve con los ojos sino con la imaginación. Cada uno ve lo que quiere. La única forma de que los deseos se vuelvan realidad es convertirlos en imágenes.

Por eso, las metamorfosis de los personajes y de las situaciones, y el constante desplazamiento de la realidad, nos adentran en la difícil zona de saber cual es la verdadera realidad o si, inclusive, estamos en capacidad de conocerla. Veámoslo un poco desglosado:

a) El no poder distinguir cuando soy yo o cuando soy, en cuanto que soy un personaje del cine. Es la imposibilidd de hacer coincidente dos imágenes, la propia o la que está en el espejo o en el cine. Es cuando los propios rostros son irreconocibles. Es el problema del hombre de las mil caras cuando no sabe si es él o su máscara. Dice en un momento el texto: ¿Soy yo este o el que está en el cine?

b) Es un no saber si lo que veo es la verdad o es una visión. No sabemos si Alejandra se viste de varias maneras o si es que Andrés la ve transformarse continuamente en uno de sus ídolos femeninos. Así, el desasosiego de Andrés es no saber cuando está con la verdadera. En un momento se dice: Era Alejandra, pero diferente. El también era otro (…)¿ Era verdad su acto de amor con Alejandra o era simplemente una desesperada fantasía de adolescente.?

c) ¿Cuándo es sueño y cuándo realidad? Las siguientes oraciones son elucuentes por sí mismas: Andrés piensa: no tengo,suerte, estoy en un sueño y no en una película, que es donde quisiera estar (…) Andres no soñaba, era una de esas alucinaciones que lo perseguían en la vida real (… ) ¿Estaba soñando con los ojos abiertos como siempre? ¿Qué me queda, se dijo, sino soñar como único consuelo.

Y la expresión que resume lo hasta aquí expuesto en cuanto al servicio que la imágnes, sueños, alucinaciones, etc, ayudan al escape de nosotros mismos, es la siguiente: "Uno escapa siempre de uno mismo, ¿no?, del único de quien es imposible escapar. Siempre hay que huir, pero es imposible huir de nosotros mismos".

3. Palabras finales

En primer lugar, diciendo que se trata de un texto perturbador, retador e ingeniosamente construido, tanto por el recurso de los desplazamientos cronológicos, como por la forma en que el tan en boga tema del cine y el uso de sus referentes, trascienden y rebasan lo anecdótico (también válido como tal) y sirven para plantear un tema más profundo.

En segundo lugar, decir que he dejado muchos temas por fuera. Si la literatura es plusignificativa, estamos ante un texto con una amplísima gama de posibilidades de lectura: desde la búsqueda del intertexto del cine hasta una analogía con la realidad costarricense, pasando por el tema de la corrupción, de las perversiones, de la identidad sexual y muchos otros mas. Porque también dice el texto: El mundo se convirtió en una película de la serie B, de bajo presupuesto… de pésimo gusto…. Se volvió una telenovela.

En tercer lugar, plantear que este nudo de complejidades psicológicas y de enfrentamiento con los difusos límites de lo verdadero, lo ficcional, los deseos y los sueños, son el reto que el lector debe asumir. Durante su lectura, deberá ir descodificando, insertándose, y dejándose llevar por el juego, que es lo que el texto persigue, pienso yo… En otras palabras, saber que al sumergirnos en esta vorágine textual también somos partícipes de esa experiencia.

Cierro recordando a Segismundo cuando dijo que la vida es un frenesí, una sombra, una ficción… Y que la vida es un sueño y los sueños sueños son. En Tanda de cuatro con Laura leemos lo siguiente: Qué es la vida sino mentir, exagerar un poco, qué es la vida sino unas cuantas sombras desorbitadas, proyectadas contra una indecisa fuente de luz? Leemos, también deconstruido, el mito de la caverna de Platón.

Leída, aprehendida y gozada la novela, podemos repetir con Segismundo y con los personajes de Tanda de cuatro con Laura que la vida no es más que un sueño, una sombra y una ficción.

©Amalia Chaverri


Bibliografía

Arriba

  • Chaverri, Amalia, 1999: "Cruz de Olvido. La (in)fidelidad de la ficción", en: La Nación. Suplemento Cultural Áncora, Costa Rica.
  • Chaverri, Amalia, 1986: Introducción a una titulología de la novelística costarricense. Tesis de Licenciatura, Facultad de Letras, Universidad de Costa Rica.
  • Cirlot, Juan-Eduardo, 1991: Diccionario de Símbolos, Barcelona: Editorial Labor..
  • Cortés, Carlos, 1999: Cruz de Olvido, México: Editorial Alfaguara.
  • Cortés, Carlos, 2002: Tanda de cuatro con Laura, México: Editorial Alfaguara.
  • Genette, Gerard, 1987: Seuils, París: Editions su Seuil.
  • Jitrik, Noé, 1995: Historia e Imaginación Literaria. Las posibilidades de un género, Buenos Aires: Editorial Biblios.
  • Ortega, Julio, 2000: "Los mejores libros del 99", en: La Nación. Suplemento Cultural Áncora. Costa Rica.

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