La Campaña Nacional (1856-1857).

Una visión desde el siglo XXI

La provincia en la memoria histórica va más allá de los textos. Las celebraciones patrióticas son las que dotan de contenido a la vida ciudadana, le dan un sentido de pertenencia nacional y son las que se encargan de que los hechos estén presentes en las diversas generaciones. En el centro de la ciudad de Alajuela, Costa Rica, se encuentra una antigua edificación que data de inicios del siglo XIX y la cual tiene diversos e importantes significados en la historia costarricense y centroamericana. Las antiguas celdas de la prisión de la ciudad y los dormitorios de la tropa que le custodiaba, ahora sirven de albergue para una institución que ya es un importante referente cultural en el país y la región centroamericana, por sus múltiples y diversas actividades que van desde la exposición permanente que recuerda la participación costarricense en la guerra centroamericana contra el filibustero norteamericano William Walker, a conciertos musicales, exposiciones de artes plásticas y eventos académicos, nos referimos al Museo Histórico-Cultural Juan Santamaría (mhcjscr@racsa.co.cr), que bajo la dirección del historiador Raúl Aguilar Piedra, ha expandido su actividad hacia el campo editorial, promoviendo la publicación de obras de índole histórica muy importantes para el acervo bibliográfico centroamericano. En la presente reseña nos referiremos a uno de los más recientes trabajos del prolífico autor e historiador alajuelense Iván Molina Jiménez: La Campaña Nacional (1856-1857). Una visión desde el siglo XXI. 1

La obra consta de doce capítulos y un prólogo y epílogo, así como de una cronología, ilustraciones: mapas, dibujos de la época, iconografía de los protagonistas, y un importante aparato referativo acompañan a esta nueva lectura de uno de los eventos más importantes de la historia centroamericana después de la independencia que, contradictoriamente, sirvió para la fundación de los Estados Nacionales.

Esta nueva lectura que propone Molina Jiménez es diferente a la tradicional. Desde una perspectiva local, una región y sus habitantes tiene un peso económico importante en el proceso político y militar que significó el involucramiento de Costa Rica en la Guerra Antifilibustera. El autor, con maestría, muestra cómo la sociedad del Valle Central costarricense vive el conflicto con miras a desmitificar la historia de la gesta antiintervencionista. Para mostrar cómo es esa experiencia, el autor realiza un análisis de los diferentes contextos: económicos, militares y sociales, y les hace acompañar en sus páginas de explicación histórica con documentos generados por protagonistas de la época, en una especie de diálogo a través del tiempo que permite ir identificando a nuevos sujetos sociales y actores importantes en este evento, tales como las mujeres, los niños y los indígenas.

La presencia de Walker en Centroamérica tiene diferentes explicaciones según los países, para la historiografía tradicional nicaragüense –por ejemplo- la misma es el resultado de las contradicciones entre liberales y conservadores. Para la homóloga historiografía costarricense es una intervención extranjera que pone a prueba la capacidad de la sociedad y el Estado costarricense para defenderse de ella y de cuyos eventos se desprenden actos de heroísmo que representan valores paradigmáticos en los que se fundamenta el Estado Nación en proceso de gestación. El autor encuentra un origen común del fenómeno, válido para toda la región: el fracaso y la desintegración de la República Federal propiciaron la intervención, lo cual también explica la participación de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Un contexto particular tanto para Nicaragua y para Costa Rica, es destacado por Molina Jiménez, en el primer caso está determinado por la renta que significaba para el país el tránsito de pasajeros y el significado potencial del canal por su territorio; en el segundo caso, el autor pondera el contexto histórico del Valle Central, sus procesos políticos y económicos sociales, no exento de la problemática política que atravesaba Nicaragua, a saber: el conflicto entre liberales y conservadores, sus enfrentamientos militares, como la Batalla de Ochomogo y la Guerra de la Liga, no alteraron la vida citadina de las poblaciones del Valle Central costarricense, antes bien, el incremento demográfico, la expansión del comercio y de la frontera agrícola son elementos que sirvieron de base para la configuración de un capitalismo agrario en los que la producción y comercialización del tabaco y el café tuvieron un rol preponderante después de 1830 y que el autor ha tratado en su memorable obra Costa Rica: la génesis del capitalismo. Esta expansión del comercio y de la frontera agrícola se manifiesta en la creación de espacios urbanos y el surgimiento de unos patrones de consumo mestizados: bancas de cedro con sofás alemanes; tasajos con jamones de Westafalia y quesos de Holanda; vihuelas con pianos; catecismos y breviarios religiosos que alternan con la literatura de Walter Scott.

En la contextualización de la guerra, ésta no tuvo un impacto directo sobre la sociedad del Valle Central de Costa Rica, en contraste con Nicaragua, cuyas principales ciudades fueron directamente afectadas por los eventos militares. Al analizar los orígenes políticos de éstos, el autor considera elementos como que la contratación de mercenarios para dirimir los conflictos internos en Nicaragua, y particularmente el decreto mediante el cual se contrataba William Walker, cuyas pretensiones eran bien conocidas, fue el detonante para que los demás países de Centroamérica se involucraran en el conflicto, ya que ello alteraba el equilibrio militar de los Estados nacionales. En la sociedad del Valle Central costarricense, el ejército había tenido un constante crecimiento entre 1830, cuando contaba con 2812 hombres, y 1854, cuando llegó a tener 7187 hombres, toda vez que éste representaba un espacio para el ascenso social y económico, por lo que campesinos y artesanos que lo integraban, vieron en el cuerpo castrense un espacio de oportunidades.
Las contextualizaciones han permitido al autor explicar la lucha antiintervencionista desde una perspectiva desmitificadora de la historia nacional costarricense, visibilizando a nuevos actores sociales y nuevos espacios y territorios. Este esfuerzo debiera tener una continuidad con otros trabajos que en Centroamérica se propongan trascender la lectura patriótica y muchas veces localista de la historia de esta gesta centroamericana.


Notas

Arriba

vuelve 1. Molina Jiménez, Iván. La Campaña Nacional (1856-1857). Una visión desde el siglo XXI. Edición del Museo Histórico-Cultural Juan Santamaría. Alajuela, 2000. 105 pp, bajo el cuido de Raúl Aguilar Piedra.

 


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