Guillermo Barzuna
GRAFFITI: La voz ante el silencio
Notas*Obras
consultadas
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"... lo están gritando
siempre que pueden
lo andan pintando
por las paredes..."
Joan Manuel Serrat
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I. Palabras iniciales
Ante el desgaste de las expresiones oficiales, públicas y mercantilistas;
los graffitis arriesgan la construcción de una nueva protesta en la década
de los noventa y en los inicios del nuevo milenio. Cada mañana los habitantes
de esta ciudad podemos redescubrir algo nuevo; con humor, ingenio, ironía
y acento poético, gracias esa palabra sigilosa y ya no tan clandestina,
que surge como un rasguño en los muros gracias a la complicidad de la
noche.
"Porqué no privatizan el hambre"
"Tengo una urgencia verde, que el asfalto no comprende"
"Tú eres mi sintaxis, yo soy tu mala ortografía"
"Bienaventurados los borrachos, porque ellos verán
a Dios dos veces"
"Siete enanos pueden más que un príncipe":
Blancanieves.
"Cada vez que me meto en un hueco, me acuerdo del presidente"
En las puertas de un nuevo siglo, en este persistente , abismal malestar de
la cultura parafraseando a Freud y el inevitable desencanto de las juventudes;
hay que reconocer en el graffiti, la creación de una escritura de ruptura
y de transgresión ante el creciente silencio de los muros y de sus habitantes.
Nuestro pueblo verbaliza al socializar en los distintos espacios urbanos. En
la calle se piropea ;en las fiestas se cuentan chistes; en el bar se habla de
los otros y del fútbol. Igual situación se presenta en autobuses,
estadios, pulperías y parques. El diálogo, esta vez nocturno,
continúa en las blancas paredes, virginales y seductoras para el graffitero(a).
Es la pared confidente, como posible analista, como un elemento que no delatará
necesariamente la intimidad del enunciante ni sus tabúes investidos.
Es la presencia de esas manos anónimas que en palabras de Eduardo Galeano
constituyen la imprenta de los pobres, al no tener acceso a la condición
editorial.
"Vos y yo en la cima, haciéndonos dioses de tormentas"
"Combo sí, pero el de tu cuerpo"
"Amarte es un ritual, odiarte la verdadera pasión"
"Santa Madre Mota, tu que estás en la nota, protégenos
de la OIJ"
"No hable de la gente, hable con la gente"
"Lo del 'Medio' ambiente, será porque ya destruimos
la mitad"
"Basta de pornografía, vistan a Jesús"
"Perdí la sabiduría en un pupitre"
II. El asunto de la ¿marginación?
El dilema se presenta entre un texto reconocido oficialmente y los textos de
creación popular, que son marginados al no encajar en las determinaciones
que la oficialidad exige para ser aceptados como parte de una cultura, que institucionaliza
una visión de mundo en el ámbito de lo consabido como artístico.
La marginalidad lingüística la oficialidad la sitúa como
cultura popular o contracultura, en un evidente proceso de exclusión
en relación con el "verdadero arte". Dice Batjin que la cultura
popular es el espacio en que los límites se borran, donde los polos se
tocan y forman la unidad de la vida; donde se ironiza la certeza de la cultura
oficial y la frontera se convierte en una paradoja, a través de un lenguaje
cuya cualidad más destacada es la exageración de las injurias
y de los elogios: "El vocabulario de la plaza pública es un jarro
de doble rostro. Los elogios son irónicos y ambivalentes, colindando
con la injuria. Esto explica porque en el lenguaje familiar (sobre todo en las
obscenidades) las injurias tienen frecuentemente un sentido afectuoso"1.
En las culturas marginales se desarticula lo establecido, se violenta el grado
cero de la escritura. No existe una mirada, sino una pluralidad de múltiples
voces y visiones. Hay en la estrategia de creación un rechazo deliberado
a la adopción de convenciones verbales: etiqueta, cortesía, piedad,
consideración, respeto del rango. Un ejemplo radiante de lo anterior
es la denominada jerga o argot del pachuco en las áreas urbanas de Costa
Rica.
Se transgrede lingüísticamente la norma, no necesariamente en un
intento por cambiar el mundo, sino como una modificación de los valores,
una manera distinta de configurar su visión de las cosas. Tal es el caso
de productos como los piropos, el argot, el graffiti. Se trata de textos verbales
e icónicos que expresan el malestar de una generación usualmente
marginada o no reconocida y satanizada por los estatutos sociales, bajo epítetos
que van de lo vulgar a lo grotesco.
Sin embargo en la realidad se evidencia un proceso de vasos comunicantes entre
estas manifestaciones marginales y ciertos sectores de clases medias y altas,
sobre todo pertenecientes a las juventudes adolescentes; quienes usualmente
las asumen como suyas. Quizás ser joven es un tipo de marginación,
de ahí su gran identificación, sobre todo con el argot, por la
fuerte carga ingeniosa y expresiva de este tipo de discurso.
El graffiti siempre fue una forma de comunicación oculta, subterránea,
basada en códigos de identificación que buscan transgredir o evadir
lo establecido. La vieja izquierda, los hippies, los desempleados, los solitarios
eternos, grupos de minorías y otros implementaron su práctica
en los años 70 y 80. En los 90, grupos no tan marginados asumieron el
rol de graffiteros. La marginalidad no obstante, subsistiría frente al
discurso oficial que lo catalogaría siempre dentro de los submundos sociales
o de los que no encajan dentro del "status quo" de lo "culto".
En una diégesis de la historia del graffiti costarricense se pone de
manifiesto por lo tanto, una apertura a otros sectores de la población.
En sus inicios fueron grupos políticos, universitarios, obreros, sectas
religiosas, además de los nombrados anteriormente. Hoy día, grupos
organizados de adolescentes han asumido, junto a los otros, el oficio de pintar
las paredes en tonos que van desde un auténtico descontento hasta fórmulas
de evidente esnobismo y copia de lo escrito en otras latitudes. En este sentido
la globalización y la comunicación intercontinental arrima datos
significativos en la praxis del graffiti. Internet es una vitrina donde conseguir
textos ante la posible falta de imaginación. Lo que sí resulta
importante en este devenir del género son los cambios temáticos
en correspondencia con los cambios sociales e históricos del final del
milenio. De defender ideas revolucionarias o consignas de verdades absolutas
a la apertura de temas: amor, poesía, lo cotidiano, derechos de las minorías,
ecología, droga; en tonos de ternura, ironía, desencanto y más.
Del baño al muro invisible, en un intento por reconquistar las calles,
las plazas y las paredes, como recintos de una virtual y posible comunicación
con los habitantes de las urbes.2
III. Los signos del graffiti.
Existe un bar en la "Calle de la Amargura" en las cercanías
de la Universidad de Costa Rica, que tiene una pizarra en el vestíbulo
de los baños, para que los transeúntes escriban algún mensaje.
Curiosamente siempre he visto dicha pizarra en blanco. No ocurre lo mismo en
los lugares aledaños, en donde no se incita oficialmente a escribir.
Si hay azulejo resbaladizo a la resistencia de la pluma, se acude al zócalo
inferior de la madera, al marco de la puerta o a cualquier vericueto dispuesto
a la impresión de la escritura anónima, para expresar parte de
nuestra historia contra la pared.
El graffiti es una escritura, algunas veces doctrinaria, que se escribe o dibuja
sobre los muros externos e internos. Del italiano graffio: rasguño.
En términos generales son inscripciones que se caracterizan por su pronta
desaparición, por el anonimato y por la fuerte carga expresiva por parte
del emisor del texto.
De acuerdo con Robert Reisner en uno de sus libros sobre el graffiti neoyorquino,
ya en La Biblia, aparecen referencias a esta categoría. En dicho libro
se menciona una inscripción que antecede al muralismo gráfico
actual: El profeta Daniel pudo leer para el rey Baltazar las palabras: "Mene,
Tekel, Peres", escritas misteriosamente sobre la pared por la mano del
hombre. En las ruinas de Pompeya destruidas en el año 79, arqueólogos
encontraron, anotadas en cimientos, las opiniones de diversos latinos en los
inicios del primer milenio. Igual fenómeno se presenta en la cultura
china y en ciertos espacios precolombinos.3
Establecidos someramente estos antecedentes, se puede afirmar la presencia
en esta producción del escritor anónimo, que manifiesta un conjunto
de fantasmas psíquicos, religiosos, políticos, sociales, en un
trabajo intelectual en diferentes escalas y usualmente desmitificador. Actividad
que difícilmente se pesca "in fraganti"; de ahí el encanto,
la seducción prohibida de este tipo de discurso generalmente contestatario
y rebelde en aras de un interlocutor que, se pretende, reaccione ante lo emitido.
Imaginación, ingenio, vandalismo, irritación a los sentidos, represión,
creatividad, espíritu crítico, reiteración de motivos
comunes, son algunas claves sígnicas de estos textos de expresión
anímica marginal que connotan a su vez estructuras y condiciones ideológicas
del entorno en el cual surgen.4
Ya en las sociedades ágrafas, incluso el hombre de
la prehistoria imprimió sus sentimientos y dotes facultativas en los
muros de las cavernas por medio de grabados. Para estos grupos existían
un conjunto de actividades, vitales en su existencia, que tenían que
realizar en conjunto (cazar, protección de tribus y enemigos, recolectar
el alimento de la tierra, defensa de la intemperie, fabricar armas, buscar refugio).
De estos quehaceres surgiría la necesidad de expresar todo este conjunto
de actividades y los fenómenos naturales que se presentaran (noche-día-fuego-estrellas-nieve-cometas-tormentas).
Los dibujos rudimentarios, domésticos de las cavernas resultan a la luz
de la historia, los signos más reveladores para establecer la visión
de mundo de estos seres originarios de la vida en sociedad (arte rupestre).
Se deduce que el antecedente primario de los actuales dibujos y de la escritura
en muros internos y externos de las ciudades actuales es antiquísimo.
En el caso del graffiti externo, resulta contestatario en relación con
situaciones sobre todo de índole político: alto costo de la vida,
condiciones materiales de las clases marginadas, propuestas de los grupos opositores,
caída de la popularidad de los gobernantes, hambre, desempleo, represión
policial, corrupción.
En Costa Rica una producción abundante es la del muralismo interno, en
donde se realiza una verdadera catarsis de estados de ánimo reprimidos
socialmente. Se constituye en un desplazamiento o conducta generalmente ofensiva
ante una actitud u objeto determinado.
Mensaje que se realiza en el ámbito del anonimato, de ahí la sinceridad
sin límites y la incitación al destinatario a que asuma algún
tipo de reacción. Mensajes que van desde signos de una gran intimidad
hasta expresiones de carácter cotidiano e incluso poéticos. De
la denuncia al insulto. De la degradación a la exaltación. Del
mensaje cerrado al abierto, que de hecho incide en la continuación del
mismo. Se le agrega, tacha, corrige, añaden dibujos; lo que da cómo
resultante un interesante termómetro de necesidades importantes de la
sociedad y de sus represiones inmediatas. Medio por lo tanto , de expresión
y de comunicación en donde se unen las manifestaciones gráficas
y lingüísticas. Como categoría popular refleja las concepciones
predominantes sobre la vida en una determinada época y lugar. Desde fórmulas
estereotipadas, gastadas o productos programados de los medios, hasta formas
de innegable poder creativo. En ambos casos, más allá de la pulcritud
y de moralismos que muchas veces impiden una eficaz comunicación con
el "otro"; el graffiti interno se convierte en la manifestación
expresiva de los fantasmas que los diversos grupos sociales no se atreven a
evidenciar públicamente. La recurrencia a temas sexuales, racismo, machismo,
droga, feminismo, concepciones políticas de extrema izquierda o derecha,
homosexualidad, credos religiosos, insultos personales y agresiones son propios
del graffiti interno escudados por el anonimato, lo que posibilita la expresión
de los ángulos más reprimidos por la moral dominante.
En otras latitudes, el graffiti externo, de evidente signo creador, ha tenido
un gran desarrollo y se le respeta. La revolución cultural del 68 con
sede en París, realizó importantes creaciones que aún
persisten como testimonio en los muros de la ciudad de una juventud que solicitó
un cambio vital. En ese mismo año en México los muros tomaron
la palabra."No queremos Olimpiada,queremos Revolución". En
China el graffiti icónico embellece ciudades y es una tradición.
El arte de caballete ha tomado en cuenta el facultativo mural y lo ha incorporado
al quehacer de la pintura contemporánea. Por último para los habitantes
de la ciudad de New York, en donde el subterráneo o metro es un transporte
imprescindible, el graffiti de inscripciones y dibujos constituyen un placer
para los transeúntes que circundan el lugar. Expresan, sobre todo los
jóvenes, lo que les pasa, como sienten la gran ciudad y sus efectos,
y lo transmiten a la gente del entorno. Lo que se inició como una forma
de expresión clandestina se ha convertido con el pasar del tiempo en
un digno trabajo, de acuerdo con el talento de los emisores. De esta manera
el graffiti en algunas ciudades ha dejado atrás el anonimato y posee
su permanencia.
"Más vale borracho conocido, que alcohólico
anónimo"
"Silvio encontramos tu unicornio, y lo preñamos
con rosas"
"El fútbol es la única religión que
no tiene ateos"
"Costa Rica, país sin ejército y sin selección"
"Costa Rica, país de carpinteros, por delante la
brocha
y por detrás, el serrucho"
"Ser rico no es pecado, es milagro"
Pareciera en este termómetro de la urbe josefina que humor, religión,
sexo, política, amor son las principales pautas del inconsciente colectivo
del habitante de los muros citadinos. Se añaden a esta lista, enunciados
sobre paz y violencia, ecológicos, filosóficos, con autor. En
todos ellos hay un claro rechazo de la verdad absoluta y un alto grado de desencanto
ante lo nombrado en temas políticos, de familia, educativos y religiosos.
Es así como las palabras prohibidas, el tabú, lo indecible socialmente
se ponen de manifiesto en esas inscripciones epigráficas del graffiti.
Una lectura atenta de esta producción resulta reveladora en lo registros
de vidas de diferentes poblaciones humanas: Incitación a pensar, a reír,
a rechazar o identificarse con los pormenores de lo escrito por ese anónimo
colectivo más allá de las indagaciones que los grafólogos
puedan descifrar. Termómetro de necesidades por el cual el enunciante
disgusta, divierte, agrada, incita a la respuesta; en pocas palabras: comunica
su incomunicación en soledad.
Se afirma que el aburrimiento, la limpieza de las paredes, la monotonía
del blanco resultan en tentación para escribir sobre los muros. Va más
allá. Las carencias, las necesidades de ruptura, de diálogo con
el otro colectivo reafirman la presencia de estos rasguños significantes.
El graffiti, sin embargo, resulta momentáneo, por la
interferencia de la brocha gruesa de pintura que lo elimina paulatinamente.
Por eso su vigencia en el "estar aquí-ahora se concreta en lo circunstancial-inmediato
en relación con temas políticos, racistas, sexuales,y otros. Temas
enfocados, usualmente, bajo un intenso tono de humor negro, en torno a protestas
y demandas de la población.
IV. Palabras finales.
Discurso postmoderno, expresión marginal, texto alternativo o de contracultura.
En todo caso es una producción polémica que seduce a muchos y
con grandes detractores. En algo si están de acuerdo ambos sectores.
Los graffitis son básicamente subversivos e irreverentes en sus enunciados
y en los espacios en donde dejan sus huellas. Se filtran en puestos oficiales,
iglesias, cementerios. Se extienden por escuelas, universidades, bares, pupitres,
asientos de autobús5. La aventura del síndrome de la soledad, de
la ruptura con el sistema es uno de los síntomas en esta interminable
creación grafitera.
En los noventa, además de que se enriquecen o se destierran causas y
utopías , el graffiti crece en número y en impacto. Ante tanto
smog, ruido, violencia publicitaria de la ciudad; estos mensajes rompen el silencio
en una nueva estrategia comunicacional en la que éstos "lobos esteparios"
o graffiteros(as) han llegado a escribir que "los graffitis más
hermosos son los que ya no intentan convencer".
© Guillermo Barzuna
Notas
Arriba
vuelve 1. Batjin, Mijael. La
cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento: el contexto de Francois
Rabelais. Alianza Editorial, Madrid, 1987, p. 149.
vuelve 2. Luis Britto García.
Contempla las producciones contraculturales dentro del imaginario postmoderno.
"La cultura de Occidente sanciona sus códigos con la combinación
mítica de la constricción y del fuego infernal, nueva metáfora
de las llamas encadenadas.
Las contraculturas, por el contrario, recurren a la metáfora
del fuego desencadenado. La quema del dinero en la Bolsa de Nueva York, la incineración
de las tarjetas del servicio militar por los pacifistas, la quema de sostenes
por las feministas, el incendio de los ghettos por los afro-norteamericanos
y el combate callejero con molotovs, constituyen ritos de purificación
opuestos al fuego cautivo de los cilindros del motor y de la carga de los proyectiles.
El fuego desencadenado, por lo mismo que simboliza el tiempo inmediato y eternamente
presente de la naturaleza, se opone al tiempo de la civilización, estructurado
y prolongado hacia el pasado y el futuro por las cadenas de la causalidad. El
desencadenamiento del fuego busca así clausurar un orden perimido, para
sustituirlo por un tiempo nuevo y purificado.
Porque en los procesos históricos, una y otra vez,
cuando el domesticado fuego del centro se extingue, le corresponde reavivarlo
a los dispersos fuegos de la periferia. Britto García, Luis. El
imperio contracultural: del rock a la postmodernidad. Nueva Sociedad, Caracas,
1994 -p23.
vuelve 3. Parte de estas reflexiones
fueron publicadas por el autor en los siguientes textos:
a) Caserón de teja. Ensayos sobre patrimonio y cultura popular en
Costa Rica. Editorial Nueva Década, San José. 1989.
b) "Graffiti, la pared como testimonio". Revista Herencia.
Universidad de Costa Rica. Vol 2, N°1, 1990.
vuelve 4. Interesantes trabajos
sobre graffiti costarricense los podemos encontrar en:
a) Jorge Jiménez y Solum Donas. Ciudad en graffitis. EUNA, Heredia.
1997
b) Patricia Araujo. "Artículos sobre graffiti en la Universidad
de Costa Rica". Revista Herencia. U.C.R.
c) Oswaldo Arias. "Graffiti pictórico gráfico de las Zonas
Urbanas de San José". Tesis de Grado. Facultad Bellas Artes. U.C.R.
vuelve 5. Algunos signos claves
en el discurso del graffiti son:
a) Marginalidad: se expresan, a través del graffiti, aquellos mensajes
que no es posible someterlos al circuito oficial, por razones ideológicas,
de costo, o simplemente por su manifiesta privacidad. Sectores de minoría
social.
b) Anonimato: los mensajes graffiti mantienen en reserva su autoría,
a no ser organizaciones o grupos que mediante su autorreconocimiento buscan
proyectar una imagen pública. Aunque a veces se forman con un icono o
una asociación.
c) Espontaneidad: su inscripción responde a una necesidad que aflora
en un momento preciso o imprevisto, pero conlleva el aprovechamiento del momento
en que se efectúa el trazo.
d) Escenicidad: el lugar elegido, diseño empleado, materiales, colores
y formas generales de sus imágenes o leyendas, son concebidas como estrategias
para causar impacto. Medio de comunicación indirecto, en que cabe no
la voz pero si la respuesta.
e) Velocidad: las diferentes inscripciones se consignan en el mínimo
de tiempo posible por razones de seguridad, por las características propiamente
denotativas y referenciales, o simplemente por presumir muchas veces, una intrascendencia
en el mensaje, que implica no "gastar mucho tiempo" en su concepción.
f) Precariedad: los medios utilizados son de bajo costo y fácilmente
conseguibles en el mercado.
g) Fugacidad: también hablamos de fugacidad por su efímera duración,
pues la vida de estos grafemas no está garantizada y pueden desaparecer
o ser modificados minutos posteriores a su elaboración.
Obras consultadas
Arriba
- Batjin, Mijael. La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento:
el contexto de Francois Rabelais Alianza Editorial, Madrid, 1987.
- Britto García, Luis. El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad.
Nueva Sociedad, Caracas, 1994 -p23.
- Barzuna Guillermo. Caserón de teja. Ensayos sobre patrimonio y cultura
popular en Costa Rica. Editorial Nueva Década, San José. 1989.
- Barzuna Guillermo. "Graffiti, la pared como testimonio". Revista
Herencia. Universidad de Costa Rica. Vol 2, N°1, 1990.
- Jorge Jiménez y Solum Donas. Ciudad en graffitis. EUNA, Heredia.
1997.
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