Iván Molina
Jiménez*
Dos crónicas nicaragüenses sobre la
Costa Rica de la década de 1940**
Universidad de Costa Rica, San José
ivanm@fcs.ucr.ac.cr
Notas
La crisis política y militar del resto de Centroamérica,
en la década de 1980, fue la base de un flujo creciente de desplazados
y refugiados hacia Costa Rica, cuyo número alcanzaba casi las
300.000 personas en 1990, de las cuales el 92 por ciento procedía
de Nicaragua.1 La repatriación iniciada tras los acuerdos de
paz y la derrota electoral de los sandinistas fue poco exitosa, debido
a la pobreza y a la falta de empleo que prevalecía en territorio
nicaragüense, donde los salarios mínimos en 1995 eran tres
o cuatro veces más bajos que en su vecino del sur,2 y a una creciente
demanda de fuerza de trabajo inmigrante y barata en ciertas actividades
que los costarricenses tendían a abandonar: el trabajo agrícola,
en especial la cosecha de café y de caña de azúcar,
la construcción y el servicio doméstico.
La inmigración de nicaragüenses en busca de empleo
en el decenio de 1990 fue tal que su peso en la población total del país
subió de 1,9 a 5,9 por ciento entre los censos de 1984 y el efectuado
en el año 2000. Esta última proporción, una vez corregido
el fuerte subregistro que la afecta, podría oscilar entre 8 y 10 por
ciento, en cifras absolutas de 330.000 a 400.000 inmigrantes,3 los cuales enviaron
de vuelta a Nicaragua unos 250 millones de dólares en el 2001.4 El flujo
de tales trabajadores, además de variar decisivamente la composición
étnica de la sociedad asentada en el Valle Central, su principal área
de ubicación,5 ha tenido un impacto profundo en la cultura costarricense,
al fomentar políticas claramente discriminatorias y tendencias racistas
y xenófobas,6 unas y otras fuertemente vinculadas con la identidad racial
construida por los políticos e intelectuales liberales en las últimas
décadas del siglo XIX.7
La vecina de un barrio pobre de Cartago, los Llanos de Santa
Luc?a, se quejaba de la inmigraci?n nicarag?ense (crecientemente femenina y
con niveles educativos cada vez mayores)8 con base una met?fora militar; en abril
de 1996, advert?a:
"la verdad es que están invadiendo mucho a Costa Rica [por lo
que] lo mejor sería que regresaran a trabajar a su país pues,
¿por qué... tienen que venir aquí a incomodarlo a uno?...
No hay lugar aquí en Costa Rica donde no aparezcan un montón."9
La activación en la década de 1990 de las tendencias descritas
(propiciada por la prensa escrita, radial y televisiva) no es una
experiencia inédita en el país, ya que procesos similares
ocurrieron en el pasado, con base en las definiciones étnicas
de lo costarricense y en la legislación aprobada y en la política
inmigratoria practicada entre 1850 y 1950. La venida al país
de afrocaribeños, chinos, judíos y de los mismos nicaragüenses
originó distintas medidas discriminatorias y un discurso
público centrado en la defensa de la pureza racial de Costa
Rica, el cual tendía a asociar a estos "otros" con las
enfermedades, la prostitución, la violencia y el crimen.10
La principal diferencia entre los procesos pasados y el actual consiste
en que, antes de los decenios de 1980 y 1990, los "otros" tendieron
a concentrarse fuera del Valle Central, con lo que una "otredad"
de carácter étnico y cultural se identificaba y reforzaba
con una de tipo geográfico. El escritor León Pacheco lo
expresó diáfanamente en 1954:
"...el litoral del Atlántico, primero, y el del Pacífico,
después, han sido pedazos del territorio nacional añadidos
a la totalidad del país, desde todos puntos de vista. Se han
aclimatado en ellos hasta nuestros tiempos tipos humanos, extraños
a nuestra sensibilidad y tradiciones: el negro jamaicano y el
nicaragüense en el Atlántico. Ultimamente en las nuevas
explotaciones del Pacífico, el nicaragüense y el panameño."11
La xenofobia y el racismo, en los últimos años del siglo
XX, están presentes en todos los grupos sociales, y sus manifestaciones
se expresan por vías muy diversas, de los graffitti a Internet; según
un internauta costarricense:
"...costa rica no puede mantener tanto nica, es un paisito muy pequeño,
y va a ver, si esta vara sigue asi, va a llegar un dia que el numero de nicas
en CR va a llegar a ser la mitad de la poblacion. y eso me pone muy triste.
aunque como se lo explique antes, los nicas vienen a buscar mejor vida,
ellos llegan sin educacion, sin morales, sin salud, sin aceo. y la cosa es
que ellos estan acostumbrados ya a ver violencia y crimenes feos, y asi cuando
llegan a costa rica lo hacen, y el crimen se va para arriba. y tambien como
esa gente es super pobre se tira a la calle a robar. y lo peor es el acento
que se tienen. pobre gente, me da lastima, pero que ya no mas. la amnistia
ni se porque la hicieron. en lugar de dejarlos que se quedaran se le hubiera
pedido a las naciones unidas que cojan un pedaso de algun pais grande para
que hicieran un campo ahi y los pusieran a vivir ahi como refugiados, porque
costa rica no los puede mantener."12
El conflicto con los nicaragüenses, entre los costarricenses de bajos
recursos, quienes califican a los inmigrantes de "muertos de hambre",13 tiene por ejes la competencia a veces más imaginada que vivida
por el empleo y por el acceso a los servicios y beneficios sociales.14 Los datos
disponibles no permiten afirmar que la mano de obra extranjera desplazara significativamente
a la local, aunque sí hay evidencia de deterioro en los salarios y en
las condiciones de empleo en actividades (construcción, agricultura y
servicio doméstico) con fuerte presencia de trabajadores indocumentados.
El conflicto potencial que se desprende de lo anterior fue visualizado con claridad,
en septiembre de 1998, por un obrero bananero:
"...en las instituciones, los extranjeros no tienen sus derechos, y
en las empresas transnacionales se aprovechan del problema que tiene uno como
emigrante, que venimos en la miseria, ni para comer el día. Entonces
se aprovechan, hacen a un lado la mano de obra tica, porque son personas que
tal vez exigen más, los derechos que han adquirido en este país,
mientras que un extranjero viene a lo que un patrón, la empresa diga,
no pide ningún derecho a nada, nada."15
La estrategia aplicada por el Estado para enfrentar la inmigración
combina la persecución y expulsión de los nicaragüenses
con políticas que, a la vez que les facilitan legalizar su situación
en el país, le permiten a las autoridades ejercer un mayor control
sobre dicha población (tal fue el caso de las "amnistías"
de 1990, 1993 y 1999). Lo que falta por investigar es el grado en que los
trabajadores venidos de Nicaragua, dada su capacidad para construirse
como comunidad y mantener sus tradiciones, prácticas e identidades
en territorio extranjero, participan en un doble y complejo proceso:
la apropiación y la transformación de la cultura de Costa
Rica, en particular la de los sectores populares de las ciudades
y el campo.
Las comunidades josefinas de La Carpio, Pavas, León XIII, Hatillo,
San Sebastián y Alajuelita, con una decisiva presencia de inmigrantes,
constituyen actualmente, junto a otros asentamientos similares, un complejo
laboratorio étnico, social y cultural, el cual proporcionará varias
de las bases fundamentales de la cultura urbana de la Costa Rica del siglo XXI
(el 40 por ciento de los nicaragüenses residía en el área
metropolitana de San José en 1997).16 La esperanza de un peón de
construcción oriundo de Nicaragua, que asocia educación y movilidad
social, revela una de las formas que puede asumir la transformación ya
en curso, y patentiza de nuevo la tensión existente entre las fuerzas
de la integración y la discriminación que desde el siglo XIX operan
en la nación costarricense. El trabajador indicado expresó en
1993:
"vivimos en Los Guido [en el cantón josefino de Desamparados]
y los niños tienen ahora sus galletas, sus helados. Yo no tengo
ningún vicio, excepto fumar. Uno trabaja para ellos. Quisiera
hacer algún curso en el INA [Instituto Nacional de Aprendizaje]
para dejar de andar haciendo zanjas."17
*
El énfasis en el presente, que caracteriza a la mayoría de las
investigaciones que examinan los actuales procesos migratorios, supone que,
con raras excepciones, se descartan u olvidan los flujos de población
entre Costa Rica y Nicaragua ocurridos antes de la década de 1980. El
estudio de esas interesantes experiencias históricas, vital para contextualizar
mejor la que está en curso a inicios del siglo XXI, dispone de una fuente
privilegiada: las crónicas de costarricenses y nicaragüenses que,
tras cruzar la frontera, dejaron constancia por escrito de lo que vieron y vivieron
en el país vecino, ya fuera en prosa o en verso.18
El rescate de dos de tales testimonios es el propósito de la presente
contribución documental. El primero, escrito por Rubén Valladares
S., fue publicado en León en 1943, y se distingue por su orientación
elogiosa de una sociedad costarricense cuya política había empezado
a polarizarse peligrosamente. El segundo, en contraste, es mucho más
crítico: elaborado por Francisco Ibarra Mayorga, fue impreso en San José
en 1948, el año que estalló la guerra civil que llevó al
Poder Ejecutivo a José Figueres. La transcripción de los textos,
efectuada por Verónica Ríos Quesada (CIICLAUCR), conserva la ortografía
y los errores originales.
Viajando por Tierras Ticas
24 Crónicas sobre diversos aspectos de la vida Costarricense
Prólogo del General don Alberto Reyes
Comentarios de Joaquín Salazar Soléizano [sic]
y
Enrique Mayorga Rivas
León Nicaragua, C. A.
A manera de Prólogo
Por Alberto Reyes
Por invitación de mi fraternal amigo Don Rubén Valladares
S., tengo a mucho honor prolongar este librito de impresiones suyas de viaje
por tierras ticas, que su autor publica hoy en esta forma por insinuación
de varios amigos y con finalidades de divulgación, a fin de que conozcamos
más de cerca y claramente, hasta donde llega la cultura y el progreso
físico y espiritual de aquel paìs hermano.
Sobranceras saldrían las frases y cuanto yo pudiera decir
del escritor señor Valladares S., puesto que su nombre es ampliamente
conocido en el azaroso campo de las letras y, en particular, en las del periodismo,
en donde su actuación no es de ahora, y a travéz de la cual, ha
revelado siempre grandes dotes y cualidades de observador magnífico,
de acusioso y perseverante innovador. Y no sólo dentro del terruño
el Sr. Valladores [sic] S., ha enarbolado su bandera de escritor: lo hemos visto
fuera de la Patria cabalgando con gallardía y virilidad en ese escabroso
terreno y salir siempre airoso, siempre triunfante, como sale en toda empresa
que él acomete.
Estas bellas crónicas de Valladares S., son el fruto de
sus observaciones de quince días de viaje que juntos, hiciéramos
en Febrero pasado a Costa Rica. Solamente un cerebro y una mente tan serena
y despejada como la suya, pudo haberse fortalecido en tan corto lapso con todo
lo que nos brinda en sus admirables crónicas, que llevan toda la esencia
y la ambrosía de la belleza del paisaje, de la pujanza de la industria,
de la organización Bancaria y Financiera de aquel admirable gran país,
al igual que nos retrata la vida cívica con admirables, pinceladas en
exquisito lenguaje.
Leyendo estas impresiones de viaje, puede perfectamente el lector
orientarse de la vida costarricense en todos sus aspectos y manifestaciones;
puede darse cuenta de la forma en que se vive en el campo, en la aldea, en los
suburbios de la ciudad y en el centro de la misma; puede uno cerrar los ojos
después de haber leído estas crónicas y tener vivo en la
retima [sic] todo el maravilloso panorama que nos ofrece Costa Rica, abigarrada
de gentes trabajadoras, cultas, gentiles, que tienen a flor de labios, brotadas
del corazón, frases amables y afectuosas para sus visitantes. Nada ha
escapado a las observaciones del autor. Todo está revelado con numerosos
detalles y veracidad vívida. Todo, como dijimos al principio ha sido
el resultado de sus observaciones, que concatenadas a sus magníficas
ideas, ha revelado en esas páginas la vida de un pueblo que vive las
realidades de la hora y que mantiene su espíritu siempre en alto, siempre
en alto las nobles y bellas causas, para aquellas causas que la justicia humana
marca como idealidades para los espíritus generosos y para las buenas
obras.
Eso es, en síntesis, este pequeño librito de Valladares
S., que ve la luz pública por el influjo de varios de sus amigos, entre
ellos el que estas líneas escribe.
León, 11 de Junio de 1943
Apreciaciones personales sobre un libro de Rubén Valladares
S.
por Joaquín Salazar Solórzano.
Cuenta el conocido cronista americano Froylán Turcios,
que existen dos categorìas de turistas: los que viajan con los ojos del
entendimiento cerrados y aquellos que llevan los ojos material y espiritualmente
abiertos, para captar cuanto les parece digno, ayudando a formar de tal manera
el archivo de la humanidad.
De los segundos es Rubén Valladares S.
Hombre multiforme que ha logrado en sus aventuras pensamentales obtener verdaderos
éxitos. Sus crónicas VIAJANDO POR TIERRAS TICAS, son una prueba
evidente de mi afirmación.
A través de ellas, cualquier persona podría sondear
la gama de talento del cronista, lo mismo que su gran espíritu de observación.
Ha aprendido lo que otros en condiciones mejores y si se quiere privilegiadas,
no han ni siquiera llegado a sospechar. Mientras él, es en nuestros medios
maestro de las crónicas, muchos que hasta han escrito, de manera profesional,
libros de crónicas, se han quedado siendo croniqueros. Rubén Valladares
S., es cronista por antonomasia, que escribe lo que ve y lo que siente é
interpreta acertadamente el medio dentro del cual actúa. No es ampuloso
en el decir, mas sí castizo en el hablar. Y habla como hablan los iniciados
de otras épocas: con vehemencia y elocuencia.
Tengo la sensación de que es una de las pocas personas
que conocen a fondo la vida costarricense sin vivirla, porque en su pequeña
estancia en la República de Costa Rica, se dedicó a interpretar
la vida y costumbres de mis conciudadanos é hizo las acotaciones que
creyó conveniente, para luego aplicarlas a sus crónicas, razón
por la cual, cualquier costarricense, por apático que sea, siempre encontraría
en ellas muchas cosas nuevas que había dejado pasar desapercibidas.
Visitó los más destacados centros de enseñanza
secundaria de la capital y provincias inmediatas. Se hizo presente en la Biblioteca
Nacional de Costa Rica, lo mismo que en el Teatro Nacional. Recorrió
las carreteras interprovinciales del país; estuvo admirando desde la
cúspide del Volcán Irazú la grandeza de la América
Central y sintió como el indio fundirse el paisaje intensamente gris
y siempre frío de la Meseta Central costarricense, con el suyo, costeño
y policromado... Se sintió entonces Garabito y Juan Vásquez de
Coronado... Luego, descendió de la encrespada montaña y tomó
la carretera del Pacífico y en Heredia, convivió espiritualmente
con el espíritu luminoso de Omar Dengo, al visitar la Escuela Normal
de Costa Rica. Fué a la sincera ciudad de Alajuela y allí, el
tamborcillo del 56, Juan Santamaría, le arrancó expresiones patrióticas
y profundas meditaciones. Y se sintió heroico y caballeresco.
Estuvo de paseo en Santa Ana con el propósito determinado de saludar
al Gral. Jorge Volio, a quien el pueblo leonés conoce bastante bien,
porque en su compañía ha derramado su sangre por las libertades
de América; pero desafortunadamente no le encontró en su quinta
particular. También entabló relaciones con industriales costarricenses
é hizo sentir en ellos el cariño fraternal de los hermanos nicaragüenses.
Habló con científicos y literatos y de algunos
de ellos nos cuenta sabrosamente; se refiere a ciertas anécdotas presidenciales,
y pareciera querer hacer de ellas, futuras normas de conducta.
Le llamó hondamente la atención la organización
de los Almacenes de Depósito y, siente al parecer por ellos verdadera
pasión.
Visitó las Logias Masónicas, donde siempre tiene su sitio particular
para servir desde él a la humanidad, que tanto necesita del servicio
mutuo, máxime en estos momentos de tragedia mundial.
Viajando por tierras ticas
Crónicas al vuelo de Don Rubén Valladares S.
por Enrique Mayorga Rivas.
Sabemos que por insinuación de numerosos amigos suyos, Don Rubén
Valladares S., va a engarzar, en un folleto, sus crónicas al vuelo de
su reciente visita a Costa Rica y que fueron publicadas en la prensa local.
Las narraciones que hace el señor Valladares S. en sus 24 crónicas,
son la cosecha de sus observaciones en quince días que allá permaneció.
Son el fruto de su acuciosidad y método de vida ordenada que se ha impuesto
desde su juventud. Son la obra más completa que escritor alguno, en tan
corto lapso, haya podido concebir de la bella tierra tica, en donde florece
con grandes matices la belleza de sus mujeres y la de sus paisajes, en donde
está de manifiesto la cultura cívica más completa de estos
pueblos americanos.
Bien vale la pena de que se conserven en folleto esas interesantes
narraciones del señor Valladares S., no sólo porque ellas contienen
hechos vividos, sino también porque servirán de consulta, puede
decirse, para quien desee visitar Cota Rica. Leyendo las narraciones de que
nos ocupamos, se siente el ánimo transportado a aquella tierra generosa
y culta, de hombres dignos y valientes paladines de la democracia. Dan ansias
de llegarse a Costa Rica. Goza el espíritu y se aviva la mente con esas
crónicas del señor Valladares S., que le enseñan al lector
cuánto se debe ver y observar cuando se tiene el criterio investigador
y se trata de llevar consigo la mayor suma de conocimientos, sea para introducirlos
en sus propias empresas o para difundirlos en beneficio de los demás.
Y esa es la obra que ha hecho el escrito señor Valladares
S., aprovechal [sic] para sí mucho de lo que vió y observó
y difundirlo para la cultura y conocimiento de otros.
Bien vale la pena de conservar esas crónicas en folleto
y felicitamos a los instigadores de la obra, al propio tiempo que lo hacemos
con su autor, el apreciable caballero y amigo Don Rubén Valladares S.
León, Junio de 1943.
Palabras preliminares
Líbreme Dios del pecado de Vanidad, a lo cual podría
atribuirse la publicación del presente volumen que contiene 24 crónicas
que escribí, bastante ligeramente, después de mi reciente y gratísimo
viaje a la vecina República hermana de Costa Rica, en la no menos grata
compañía de mi antiguo y fraterno amigo el Gral. Don Alberto Reyes.
Séame permitido aclarar y declarar que no existe rasgo, el más
mínimo, de vanidad en este intento bibliográfico, ni existe tampoco
ninguna otra pasioncilla, aunque fuera muy tolerable, de notoriedad y exhibicionismo,
ya que estas frecuentes flaquezas humanas no se han metido aún en mi
pobre humanidad, quizás porque antes ya se me habían colado otros
tantos defectos y rencuras de mollera, que no permiten nuevos acomodamientos.
La culpa de esta publicación llamada posiblemente a fracasar, la tienen
unos cuantos amigos de esos que le espetan a uno cualquier galantería
a toda hora que lo encuentran a tiro y, por añadidura, le dan consejos
que, se tiene la debilidad de acoger, sin madurarlos, para descubrir que pueden
haber sido dados como ese racimo de recetas caseras que a diario se intercambian
las amables y respetables Sras. de casa en nuestros medios sociales.
De una debilidad, y no de una vanidad, nace pues este volumen que va largado
a los vientos, con una sanísima intención que me sirvió
de asidero para descargar mi maltrecha conciencia: ella es, la de que, con su
producto total, se beneficien, en sus beneméritas labores, dos Organizaciones
que son honra y blasón de esta querida ciudad de León de Nicaragua:
la Biblioteca Pública "José Madriz" y el Asilo de Mendigos
y Ancianos.
Ya presiente la risilla que puede brotar de algunos labios charladores, al considerar
que mi pretendido regalo es algo ilusorio, porque si no se vende el libro, que
es lo probable, nada habré obsequiado, pues no queda ni el consuelo de
venderlo por libras para hacer cucuruchos en las pulperías, ya el tamaño
tan pequeño de las hojas se opondrá a ello, quedando yo, en resumen
como un engañador, como un farsante más, agregado a los muchos
que ya hay.
Habría sido mejor, sin duda, donar con toda entereza, el valor gastado
en la edición, a esas dos Instituciones Públicas, porque aunque
hubiere sido algo menor, se le podría haber aplicado en lleno la sentencia
popular de que "vale más un pájaro en la mano que cien volando".
De todos modos, ya estas lamentaciones son tardías y podràn servir
nada más que como conejillos de Indias para librar el experimento.
Hagan pues el favor de perdonar, todas aquellas personas que se sientan afectadas,
en alguna forma, con la irreflexión de publicar este pequeño tomo
de escritos que no tienen otro mérito que la sinceridad que encierran,
ni otro objetivo que hacer justicia a un pueblo que marcha como luciente "palillón"
en el desfile de países centroamericanos hacia los dominios del Porvenir.
I si llegare por casualidad, a haber compradores, muchas gracias
en nombre de la Biblioteca y el Asilo; y si se decidieren también a leer
el libro, aunque sea en parte, un millón de gracias por tan excesiva
bondad.
Rubén Valladares S.
Viajando por Tierras Ticas
I
Visitar la hermana República de Costa Rica, es como ir a ver un modelo
de pueblos cultos, libres y demócratas.
San José, es algo que atrae y se cuela en el alma, gracias a su aspecto
de ciudad moderna, limpia, muy limpia, y bien organizada.
Pero lo que más subyuga es la general cultura y exquisita amabilidad
de sus habitantes.
Allí la cultura y buenos modales son un distintivo propio del ciudadano
tico, algo que està amalgamado a su propia estructura, por lo cual, ellos
mismos ni se dan cuenta de que poseen tan atrayente virtud ciudadana.
San José es una ciudad preciosa. Sus calles son rectas, lo mismo que
sus avenidas, y probablemente las manzanas son exactas, o sea de 100 varas por
lado, todas, o casi todas iguales. Al preguntar allá por una dirección,
ya sea a un policía, o a un particular, todos con la mayor cortesía
y deseo de servir, dicen invariablemente, según el caso, tantas varas
al Norte o Sur y cuantas al Este u Oeste, etc. Eso y el aspecto de una planificación
regular, da idea de la exactitud de la medida. La ciudad goza de un clima excelente,
que fluctúa alrededor de los 20 grados centígrados. Su altura
es de 1.169 metros sobre el nivel del mar.
La Avenida Central, cortada por la Calle Central, son las principales arterias
vitales del movimiento capitalino. Son verdaderos ríos de personas transitando
y ocupadas en sus diversas actividades. La zona comercial es extensa y muy bien
presentada con grandes almacenes precedidos de vitrinas murales con exhibiciones
artísticas, como la de cualquier ciudad de EE.UU o Europa.
Tiene San José diversas plazas públicas, bellas y bien cuidadas,
destacándose el Parque Nacional, extenso y limpio, pudiendo admirarse
al centro, erigido en bronce, el monumento conmemorativo de la Campaña
Nacional contra los filibusteros. El Parque Morazán, el Parque Central,
la Plaza de Artillería, la de Carrillo, muchas pequeñas plazoletas,
todas bonitas, donde se yerguen bustos como el de Maceo y otros grandes hombres
consagrados por la posteridad, en estas tierras americanas dedicadas hoy, más
que nunca, a la conquista de la Libertad y de la Democracia, ideales ya alcanzados
por nuestra pequeña pero gran hermana Costa Rica.
II
Antes de entrar en materia de otra naturaleza, deseo citar algunos rasgos de
la vida normal costarricense que confirmarán lo dicho en el capítulo
anterior, o sea, que aquel país es un modelo de Civismo, Libertad y Democracia.
El ciudadano que ejerce la primera magistratura de la República es apenas
"El primero entre sus compatriotas" por el digno y alto cargo que
desempeña. Hay anécdotas interesantes y sugestivas de casi todos
los grandes hombres que han ocupado el sillón Presidencial en Costa Rica,
anécdotas que son referidas allá con verdadera satisfacción,
porque se consideran como fragmentos de la vida y del alma nacional.
Para no citar más que una de esas anécdotas, referiré la
siguiente: Gobernaba el país el señor Lcdo. Don Cleto González
Víquez, quien como casi todos sus antecesores y sucesores, acostumbraba
ir por las calles de la capital, enteramente solo o acompañado de amigos.
Sucedió una vez, según referencias, que uno de tantos "muchachillos"
traviesos como los hay en todas partes, estaba frente a una puerta, pugnando
por tocar el timbre de cierto edificio, pero no podía alcanzarlo por
su escasa estatura. Entonces acertó a pasar por allí el Lcdo.
González Víquez, y viendo los apuros del "muchachillo",
se prestó gustoso a servirlo tocando el timbre. Al oírse el sonido,
el zamarro pequeñuelo dijo picarezcamente al Presidente: "corramos
Don Cleto que aquí echan agua... Por lo demás, en la época
presente, el Dr. Calderón Guardia va a operar al magnífico Hospital
San Juan de Dios, como simple y distinguido profesional solamente. No hace mucho,
una viejecita de suma pobreza, rogó a la Superiora del Hospital, (que
por cierto es una virtuosa Hermana de Caridad Nicaragüense) que deseaba
ser operada por el Dr. Calderón Guardia. Notificado el Sr. Presidente
del "antojo" de la paciente, se apresuró a complacerla con
el mayar [sic] gusto, y la operada recobró su salud.
El Sr. Hine, tercer designado a la Presidencia que recibió el poder el
4 de Marzo para ejercerlo durante la ausencia del Dr. Calderón Guardia,
estaba esa misma noche en el Club Unión, suntuoso edificio y destacado
Centro Social situado frente a la plazoleta donde se contempla la efigie de
cuerpo entero del ilustre y patriota Juan Rafael Mora, departiendo con sus amigos
en la acostumbrada tertulia, con tal naturalidad y camaradería, que nada
hacía pensar que era, nada menos que S. E. el Sr. Presidente de la República.
III
El Reformatorio "San Dimas".Instalado
cómodamente en el Gran Hotel Europa en la grata y fraterna compañía
de mi viejo amigo el distinguido nicaragüense Gral. Alberto Reyes, empezamos
a recorrer la ciudad, y a realizar algunas investigaciones de carácter
comercial.
El Hotel Europa tiene edificio propio construido por su propietario Don Carlos
Ventura y está administrado eficientemente por sus apreciables hijos
Carlitos y Manuel, caballerosos y gentiles como todos sus compatriotas. El Hotel
Europa está bien ubicado en la parte central de la ciudad y goza de merecida
fama en San José de ser el lugar donde se sirven mejores y más
abundantes viandas. Por eso sus comedores se ven llenos todo el tiempo, aún
de personas distinguidas de la misma ciudad, que llegan atraídas por
el notable servicio del Hotel Europa de los amigos Ventura.
Uno de los centros que primeramente visitamos, fue el Reformatorio "San
Dimas", situado al Oriente y a orillas de la ciudad. El motivo de la preferencia
era el de saludar a nuestro bueno y viejo amigo el Hermano Agustín Hervè,
Director que fue, por casi un cuarto de siglo, de la banda de música
de los Supremos Esfuerzos del Hospicio San Juan de Dios, en esta ciudad.
El recordado Hermano Agustín está allí, con tres colegas
más, administrando el Reformatorio de Menores "San Dimas";
Centro Penal que desempeña un magnífico papel en la vida costarricense.
Ejerce de Hno. Director el Hno. Félix, ayudado del Hno. Agustín,
del Hno. Luis, que también estuvo en León, y de otro Hno. La institución
está patrocinada por el Gobierno; pero antes no dió el resultado
eficaz de ahora que fue puesto su manejo en manos de los Rotarios de San José,
quienes en perfecta armonía con los Hermanos Cristianos, dirigen la marcha
del Reformatorio San Dimas, corrigiendo los errores de los pequeños delincuentes,
cortando los brotes de futuros hombres dañosos para la sociedad, y devolviéndolos
convertidos en factores de trabajo y producción.
Había en el momento de nuestra visita 84 muchachos de los 10 a 17 años
de edad. Hay además de los 4 Hnos. Cristianos, 4 policías para
imponer el orden y resguardar el Centro Penal.
Hay seis talleres donde aprenden y trabajan los muchachos; se fabrican escobas
chatas modernas; cepillos para pisos y paredes; toallas, colchas y telas para
la indumentaria de ellos mismos; hay sastrería, carpintería y
producción de bonitos juguetes de madera.
El local es amplio, limpio, asoleado y aireado abundantemente; está dotado
de todo; dormitorios, comedores, campos de juegos y hasta piscina espaciosa
para baños y natación. Se entenderá que en un ambiente
así y con el sistema implantado por Rotarios y Hermanos Cristianos en
el màs completo entendimiento, los resultados son positivos en provecho
del país.
Ojalá que aquí podamos crear pronto un Reformatorio de Menores,
que tantísima falta nos hace. Traslado al Club de Leones Local, llamado
a realizar obras así, enmarcadas en su programa de acción.
IV
La Biblioteca Nacional.El competente y
ameritado Don Julián Marchena, Director desde hace más de cinco
años de la Gran Biblioteca Nacional de San José C.R., nos recibió
amablemente, y después de leer la bondadosa credencial que me otorgó
la Sociedad de Bibliotecas de León, Nicaragua, mantenedora de la "José
Madriz", nos deleitó durante más de una hora mostrándonos
la extensión, calidad y organización de ese enorme fanal de cultura
abierto a los ojos y a las conciencias de todos, sin excepción alguna,
ya que igual derecho de sorber de sus limpias aguas fortificadoras de la inteligencia
tiene el ciudadano tico, aunque este sea un humilde "conchito", como
lo tiene el profesional o el Banquero que allì buscan documentarse para
complementar algún conocimiento especial, derecho concedido también
a todo visitante aunque no sea costarricense.
La Biblioteca Nacional de San José es una especie de Catedral del Libro.
Su edificio es propio, construido hace 37 años. Tiene dos pisos, todos
colmados de vitrinas y elegantes estanterías, llenas interminablemente
de tomos multiformes y bien cuidados.
Está dividida en Secciones comprensivas de los diversos ramos de la Literatura,
Ciencias, Artes, Industrias, etc. etc.
El Director Sr. Marchena tiene en su Oficina el plano de la distribución
seccional y cada sección su detalle alfabético y numerado de todas
las obras. allí existentes. Encontrar una obra es cosa de minutos. Hay
actualmente algo más de 80 mil volúmenes, de todos los ramos del
saber humano.
Se distinguen por su gran utilidad las colecciones empastadas de los periódicos
de Costa Rica, que ocupan una de las Secciones de la Biblioteca. Allí
están, desde la Gaceta Oficial, hasta las pequeñas hojas que han
tenido vida pasajera; desde el primero hasta el último número.
Está la Sección Española constituida por 2.400 volúmenes
en vitrinas especiales, y en lugar especial, como un homenaje reverente y permanente
a la Madre común de estos pueblos americanos.
La Biblioteca abre sus puertas de 8 a 11 am. y de 1 a 9 pm., viéndose
visitada a toda horas por interesados que llevan hasta sus propias maquinillas
de escribir para tomar notas.
En un arranque patriótico, entregué al Sr. Marchena dos obras
nicaragüenses que llevaba en mi cartera: el folleto "Somoza hacia
el Atlántico", donde se describe panoràmica una de las obras
de progreso de la Administración del Sr. Presidente Somoza, y las "32
lecciones para aprender Inglés" de nuestro compatriota Don Francisco
Palma Martínez, haciendo alguna breve exposición, a mi entender,
de la importancia de ambos libros, los que ya quedaron incorporados al índice
de aquella Catedral del Libro.
V
Los Almacenes Generales de Depósito.
Estos organismos de reciente fundación en Costa Rica, han desempeñado,
y están desempeñando, un papel harto importante en el engranaje
económico de la República.
Visitamos al de Alajuela en donde se nos atendió expléndidamente,
dándonos toda clase de datos y facilidades para conocerlo y estudiarlo
y el que, en San José pertenece al Dr. Raúl Gurdián, ameritado
hombre público, 50 % tico y 50 % nica, porque es hijo de una distinguida
dama costarricense y de un hermano de los apreciables Sres. Gurdián de
esta ciudad (Félix, Virgilio, Roberto, etc.). El Dr. Gurdián posee
una personalidad vigorosa, en lo político, económico y social
de aquel país, lo cual satisface y enorgullece a los nicaragüenses
que visitan Costa Rica.
Gentilmente nos acompañó él mismo, guiando su propio carro,
a ver el edificio, bodegas, Cámaras Fumigadoras, etc. de su Almacén
situado en la Avenida 10, Calle 5 y 7, lo mismo que su funcionamiento.
Para este último aspecto, entramos en contacto directo con Don Alfredo
Moya que ejerce la Gerencia del reputado establecimiento.
El Sr. Moya, con toda cortesía y buena voluntad, nos explicó el
completo funcionamiento de los Almacenes Generales de Depósito en C.R.,
proveyéndonos de folletos, conteniendo la ley creadora de esos organismos,
divulgación de su objetivo, etc., y suministrándonos toda clase
de fórmulas para verificar las operaciones pertinentes.
Para aquellos apreciables lectores que no estén bien enterados del objeto
y trascendencia de los Almacenes Generales de Depósito, vayan, como explicación,
las propias palabras de los propagandistas de allá, que dicen así:
"Los Almacenes Generales de Depósito son Instituciones creadas con
el objeto de facilitar sus negocios a industriales, comerciantes y sobre todo
a los agricultores que son los que más necesitan de su ayuda. Esta consiste
en hacerles préstamos sobre sus productos a los más bajos tipos
de interés y de bodegaje."
"¡Todos sabemos las dificultades que tienen los agricultores al recoger
sus cosechas y como en cosechas los precios son siempre bajos, se encuentran
obligados a vender o a sacrificar sus productos para hacer sus gastos urgentes
y en tal forma dejan de percibir las ganancias a que tienen derecho en premio
de su esfuerzo".
"Si en vez de vender sus productos a precios ruinosos para el cosechero,
los trae al Almacén, nosotros le prestaremos sobre ellos hasta tres cuartas
partes de su su [sic] propio valor y así podrá él esperar
que los precios mejoren para su propio beneficio."
VI
Los Almacenes Generales de Depósito.
Para instalar esos grandes Centros de Cooperación económica se
han construído edificios propios, espaciosos y seguros, que reunen todas
las condiciones para garantizar los efectos dados en depósito. Los planos
han sido aprobados y su construcción vigilada por el Banco Nacional de
Costa Rica.
Para poder funcionar, se ha necesitado conforme la ley, autorización
expresa del Gobierno, mediante la garantía respectiva.
De toda mercadería o producto que entra a los Almacenes, se da aviso
al Banco Nacional de Costa Rica quien tiene el derecho de vigilancia. También
se da aviso inmediato al Banco Nacional de Seguros, para que conforme arreglos
hechos, quede todo lo que entra, automáticamente asegurado, estableciendo
así plena tranquilidad para el cliente.
Los Almacenes de Depósito, además de contar con un sólido
capital propio, lo cual de por sí es una garantía para los depositantes,
están controlados por el Banco Nacional de Costa Rica, quién ejerce
constante vigilancia sobre ellos, para cuidar de los intereses de todos, inclusive
los del mismo Banco, porque éste, como se verá más adelante,
ejerce las funciones de Banco Central de Redescuento, a fin de alimentar su
economía y robustecer sus arcas para que sigan desempeñando sus
funciones benefactoras para la comunidad.
En efecto, cuando un Almacén General de Depósito, agota sus fondos,
ocurre con su cartera de documentos al Banco Nacional de Costa Rica, y éste,
mediante el articulado de la Ley Creadora, redescuenta los documentos a un tipo
de interés especial establecido, siempre que todo ande a derechas con
la referida Ley. Así los Almacenes se mantienen capacitados para operar
en todo tiempo, y enteramente a la orden de sus numerosos clientes. No està
de más decir que allá las funciones bancarias diversas, inclusive
la de estos organismos prendarios, son ejercidas con amplitud y rapidez, con
el ánimo y convencimiento de que se trata de funciones de interés
general, convenientes para prestatarios, prestamistas y para el país
entero.
Solo así se explica que uno, nada más, de los cuatro Almacenes
Generales de Depósito que actúan en la vecina República
Sureña, tenía en Febrero ppdo. operaciones en activo por más
de dos millones y medio de Colones.
I sólo así se explica también que, gracias a esas Instituciones
Coordinadoras, los Comerciantes é Industriales Costarricenses resolvieron
en parte el pavoroso problema de escasés de mercaderías y materias
primas para sortear el porvenir que ha ido llegando frio é inflexible
para todos estos países, privados a estas horas de muchos efectos para
su vida normal.
VII
Los Almacenes Generales de Depósito.Que
perdonen mis pocos lectores la fuerte ración de lata que les estoy dando
con este sólo tema de los Almacenes de Depósito, pero sírvame
de excusa, la creencia que tengo sana y honrada, de que es algo de importancia
para nosotros los pinoleros; algo que debe implantarse cuanto antes, ya que
existe la ley y su reglamentación, y sería una lástima
que los propósitos y la letra del articulado respectivo, se queden como
algunas otras cosas, muertos de risa en las columnas de nuestra respetable Gaceta
Oficial.
Observando, a vuelo de pájaro, el funcionamiento de los Almacenes Generales
de Depósito, explicaré que cuando un cliente lleva un lote de
productos, se extienden a su presencia dos documentos: uno llamado CERTIFICADO
DE DEPÓSITO que es a manera de recibo de la mercadería, indicando
número de bultos, peso, precio del día y todo otro detalle pertinente,
lo mismo que la cantidad adelantada sobre la prenda recibida.
Tal Certificado de Depósito es un documento de fuerza pública,
donde claramente se establece que la mercadería pertenece al dueño
depositante, la que puede vender o negociar, con sólo traspasar el documento
cuyos términos tiene que aceptar íntegros el nuevo dueño
debiendo darse aviso al Almacén del traspaso, para los efectos de registro
y seguridad del comprador.
El otro documento se llama VALE DE PRENDA, el que contiene idénticos
detalles del Certificado de Depósito, y, allí, bajo la firma del
depositante de los productos se garantiza al Almacén, de la cantidad
recibida y emprestada con la prenda del depósito de mercaderías.
Este último documento queda en poder del Almacén, y cuando los
productos se venden o son devueltos mediante pago del préstamo, ambos
documentos son cancelados y la operación queda concluida.
Además del módico interés que se cobra, se paga al Almacén
para que pueda sostenerse, un pequeño almacenaje y una cuota de fumigación,
para que los productos puedan tener vida duradera y garantizada para todos los
interesados, inclusive para el mismo Almacén que cifra en ellos su base
de responsabilidad para los préstamos.
Finalizando este tópico, explicaré claramente al público
que, al menos, en cuanto a León se refiere, ya existe la solicitud presentada
al Banco Nacional (El Sr. Huezo y el Sr. Ministro de Hacienda lo saben bien)
por un núcleo de personas, entre las que figura el suscrito, para la
fundación del primer organismo de esa clase en esta ciudad.
Sin embargo, la solicitud no ha sido resuelta no obstante las gestiones al respecto.
Se dice que el Banco opina que debe ser él quien funde cada Almacén
de Depósito; y aunque quizás sería mejor que la cosa sea
de administración particular vigilada por el Banco como en Costa Rica
y Colombia, y como lo contempla la Ley Max, si esto es un obstáculo,
que lo afronte el Banco, en buena hora y demuestre que lo sabrá administrar.
Lo importante es que se haga y no que los propósitos y las letras del
articulado de la Ley sigan muertos de risa en las columnas de nuestra anciana
Gaceta Oficial.
VIII
Entre la escuadra y el compás costarricenses.Pido
mil perdones a todos aquellos de mis lectores que al solo nombre de Masonería,
hacen la señal de la Cruz y si hay oportunidad, se santiguan o persignan,
para contrarrestar el mal que se presenta.
A propósito de esa creencia que, no por ser tan generalizada, debe considerarse
correcta, me permitiré exponer aquí unas pocas ideas de orden
personal, sin ànimo de convencer a nadie, pero con el deseo de que lean
este capítulo con el menor escozor posible.
Se ataca sistemática y rudamente a la Masonería asegurando que
es una Religión, contraria a la Cristiana que nos legaron nuestros mayores,
de la cual, se piensa, que no debemos apartarnos por ningún motivo. El
ataque es infundado, porque la francmasonería no es en manera alguna
una religión, y la mejor prueba de ello es que se exige a los hombres
que pretenden ingresar a esa organización que tengan una creencia o religión
conocida. De lo contrario, no puede nadie ser admitido. Por eso hay masones
católicos, protestantes, confusianos, judíos, etc. etc.
Se ataca sistemáticamente a la Masonería, calificándola
como una pandilla de gente perversa, desalmada, amoral, etc., y a las Logias
como antros de perdición y de crímen. El ataque es también
infundado, porque basta examinar uno a uno a sus afiliados para desbaratar semejantes
afirmaciones. En realidad no es un coro de ángeles una Logia Masónica,
como tampoco lo es ninguna organización, de cualquier carácter
que sea, porque la criatura humana es de suyo imperfecta, y todos, cual más,
cual menos, tenemos defectos que nos debieran obligar a ser tolerantes con las
culpas agenas.
Dicho lo anterior, quiero analizar también, aunque sea someramente, lo
relativo a la Masonería Costarricense.
Gracias a la gentileza del Dr. Carlos Manuel Fernández, Venerable Maestro
de la Respetable Logia Regeneración No. I, pudimos conocer al magnífico
Templo Masónico de San José, edificio de cemento armado, compuesto
de dos pisos y perfectamente acondicionado para llenar todos sus requerimientos.
En el primer piso están las oficinas, salón de recepciones y todo
servicio sanitario: en el segundo, el salón de sesiones o tenidas, dotado
de todo cuánto se necesita para ellas, notándose elegancia y buen
gusto en todo.
En la Secretaría figuran los retratos de los Grandes masones desaparecidos,
principalmente de aquellos que desempeñaron cargos de importancia. A
la cabeza está la efigie del Pbro. Francisco Calvo, quien fue el Fundador
de la Masonería Costarricense, no obstante su condición de Sacerdote
Católico y Canónigo Penitenciario de aquella Sta. Iglesia Catedral,
cosa que no es secreto en aquel país.
Ejerce actualmente el cargo de mayor elevación o sea el de Gran Maestro
de la Soberana Gran Logia de Costa Rica el distinguido ciudadano Don Arturo
Faith. Venerable Maestro de la Respetable Logia Hermes No 7 lo es el Dr. Arturo
Volio, siendo lucido el Cuadro Lógico de aquellas Logias, figurando en
ellas, para no citar más que nombres aquí conocidos, el eminente
oculista Dr. Alexis Agüero y el Dr. David Escalante, especializado en enfermedades
de los pulmones.
En Cartago tuvimos el gusto de tratar a los destacados masones Alfonso Maroto
Gerente del Banco, Manuel Angel Hernández, Emilio Ibarra Troyo y Anís
Halabí, quienes como los de San José, especialmente Don Carlos
Manuel Fernández, tuvieron con nosotros rasgos de fraternidad y cooperación
que no olvidaremos nunca.
Fraternidad y cooperación entre sí, y con todo ser humano, constituye
uno de los basamentos de la Institución masónica, lo cual saben
cumplir airosamente en la tierra del ex Presidente Masôn Gral. Don Tomás
Guardia
IX
CARTAGO.Fuimos a Cartago, atraídos
por su clima delicioso, por su relativa quietud, y por diversos motivos que
enmarcan la ciudad en una pura luz de simpatía.
El Hotel Holanda nos sirve de excelente alojamiento. Es en verdad un sitio cómodo,
confortable, decente y magníficamente ubicado. Su propietario es un caballero
de nacionalidad holandesa, muy amable y propio para ejercer el difícil
cargo de Jefe de Hotel. Buen servicio, buenos cuartos y buena gente esa del
Hotel Holanda. Cualquier persona que quiera pasar un buen tiempo, obtener salud
y bañar el espíritu en aguas diáfanas y tonificantes, que
se vaya a la bonita ciudad de Cartago, Costa Rica, y, de preferencia, al Hotel
Holanda, frente a la plazoleta donde reside la estatua del ilustre ex Presidente
Don Jesús Jiménez, hijo predilecto de ese pueblo.
Cartago nos evoca inmediatamente la Corte de Justicia Centroamericana que tuvo
en ella su asiento, estando allí el sitio donde otrora se pensaron y
se hicieron imprecaciones y votos fervientes por la paz y concordia de las cinco
pequeñas nacionalidades del istmo centroamericano.
I como buenos leoneses, nuestra mente penetra en la oquedad del tiempo para
rendir homenaje a las figuras ilustres y bien recordadas de los Dres. José
Madriz, Francisco Paniagua Prado, que, como la del Dr. Daniel Gutiérrez
Navas, ocuparon allí una rumbosa Magistratura, en la flamante Corte de
Cartago.
La ciudad está situada a 1456 metros sobre el nivel del mar y goza de
un clima regio, oscilante entre los 16 y 19 grados centígrados.
Después de la primer ojeada nos llaman la atención frente al espacioso
Parque Central, las ruinas de una iglesia. Constituidos en el lugar, trabamos
plàticas con el Jefe de las ruinas Don Hernán Quesada Sanabria
quièn está contratado por la Gobernación local para mantener
aquello decente y grato a los ojos de los turistas y curiosos.
Se trata de la Catedral de Cartago, comenzada en la época colonial, ella
sóla en una manzana de terreno. Severa y solemne construcción
aquella, con tres grandes naves, separadas por gruesas y bastas columnas; construcción
toda de piedra amarrada con mezcla bien podrida, de cal y arena. En torno de
ese magestuoso edificio, los cartaginenses o los "cartagos" como ellos
se suelen llamar, echan hilos de leyenda, debido a la circunstancia, rara en
verdad, de que en tres ocasiones, distantes una de otra, el edificio ha sido
presa de la destrucción, por sacudidas terráqueas. Nos decía
Don Hernán, bajando la voz y volviendo a ver las columnas desplomadas
del templo, que la culpa la tuvo un cura de la naciente catedral, cuando tuvo
una fatal reyerta con un hermano suyo (del Sr. Cura, quién fue el que
quedó con vida en la mortal refriega), por asuntos no muy santos que
se diga, olorosos a faldas y adornados quizás con "guarias"
la bella flor nacional de C. R. Por eso, dice Don Hernán, fue la primera
destrucciôn; y después para demostrar que allí no puede
existir el templo, cuando los trabajos van adelantados, viene inevitable el
otro sacudión que deja las cosas listas para comenzar de nuevo. De allí
que, a las 3 veces, decidió la ciudad abandonar el intento, y encargar
a los antecesores de Don Hernán, y ahora a él, para que limpien
aquello de alimañas y suciedades, y conviertan las derruídas columnas
en enormes maceteras llenas de geranios, guarias y otras preciosas flores multicolores,
cosa que, al menos Don Hernán está cumpliendo muy bien.
La única campana que se ve en las ruinas, es un símbolo, está
rota, como rota está la vida del que debió ser grandioso edificio.
Esa campana saludó en 1821 el advenimiento de la Independencia nacional,
y en épocas recientes, cuando el capítulo a cargo de los Tinoco,
el pueblo, al filo de una media noche la descolgó y la escondió
por temor a que fuera utilizada como material de guerra. Cuando pasó
el capítulo, el mismo pueblo, al silencio de otra media noche, la puso
en su sitio; y esto sucedió, como si nada hubiera sucedido.
X
CARTAGO.Los días Domingos, a diferencia
de la Capital, son los de mayor animación en cuanto a comercio se refiere.
Son como días de feria. Bajan los pobladores de los Cantones y Distritos
circunvecinos unos a comprar, otros a vender y algunos también, los conchos
elegantes, a lucir sus trajes de casimir, generalmente abotonados hasta el cuello,
nuevos y vistosos, rematados por parejas de pies sonrosados y lustrosos completamente
al aire.
El Centro de operaciones lo forman los dos mercados, separados el uno del otro
por la calle principal de la ciudad. Como el clima da lugar a ello, en plena
calle también, se forman los grupos ejerciendo actos comerciales de diversa
naturaleza. Uno de los productos de mayor comercio visible, es el "dulce"
o panela que lo hacen allá en forma cónica, pesando cada pedazo
o "tapa" 2 _ lbs. uniformemente. La fuerte casa comercial José
Joaquín Masís é hijos, pertenecientes a caballerosos amigos
controla ese ramo del comercio cartaginés.
Cartago fue la antigua capital de la República y de su calidad moral
é intelectual dará una buena idea el hecho de que muchos de los
Presidentes de Costa Rica han sido originarios de ella.
Tiene la ciudad magníficos servicios públicos de luz y agua, esta
última, tan abundante y buena que da lástima verla desperdiciarse
por todos lados. Buenos edificios públicos como el Colegio San Luis Gonzaga
de Segunda enseñanza; los Teatros Apolo y Cartago, la Iglesia de San
Nicolás, preferida por la gente elegante; la Iglesia de Los Angeles,
elevada a la categoría de Basílica por el fracaso de la Catedral,
a que se hizo alusión en el capítulo anterior. En esta Iglesia
de Los Angeles pueden verse, todos los días y a todas horas, penitentes
como el Lunes Santos en el templo de San Francisco de esta ciudad caminando
de rodillas, desde la entrada hasta el Altar Mayor. A veces van familias enteras
cumpliendo su "promesa" o quizás implorando de ese modo, algún
favor necesario para su atropellada ida terrenal.
Tiene Cartago una pequeña pero bonita industria de sacos de cabulla,
perteneciente a Don Anís Halabi, comerciante é industrial y persona
correcta y caballerosa. Observamos su funcionamiento el que quizás podamos
realizar por acá, según los propósitos que nos animan.
Otra curiosidad de Cartago se observa en las noches en que hay "retreta"
que son al menos tres por semana. No obstante que el Parque Central es grande,
cómodo y bien situado, el público dispuso que los conciertos sean
en la cuadra situada entre los dos mercados. Allí van todos y forman
una como faja humana "sin fin" en plena calle recorriéndola
en hileras de 2, 3 ó 4 personas que dan vueltas y más vueltas,
hasta que se cansan y se salen. Se forma también una gran vaya observando
la faja "sin fin". De ese modo, pasan alegres é inocentes las
"retretas" en Cartago.
XI
El Sanatorio Durán.Ir a Costa Rica
y no conocer el Sanatorio Durán, es imperdonable.
Nos movía también el propósito sentimental de saludar a
algunos compatriotas que allí, en ese gran mecanismo experimental y curativo,
tienen empeñadas esperanzas para lograr una renovación del documento
o permiso correspondiente a su propia vida. A pesar de que todos nos vivimos
quejando de las penalidades de la vida, cuando se está en peligro de
perderla, cómo se ensancha el espíritu y se agranda el mundo al
obtener una renovación del pasaporte para vivir más. ¡Oh
la alegría del vivir!
Acomodados en una de esas Cazadoras, nombre que allá
llevan las camionetas de pasajeros, el Gral. Reyes y yo, nos fuimos cerro arriba,
pasando por los poblados de Potrero Cerrado y Tierra Blanca; y muy cerca del
bonito pueblo de Cot, en cuya jurisdicción está el Sanatorio en
una pintoresca estribación del volcán Irazú, a 2.33 [sic:
ilegible] metros sobre el nivel del mar.
Nuestra cazadora para frente al portón, que
está franco por ser día de visita reglamentaria, (los Jueves y
Domingos el público puede visitar libremente el Sanatorio). El paraje
es precioso: parques y jardines en abundancia, provistos de asientos cómodos,
escaños fijos y flotantes para uso de los enfermos, que así reciben
enormes dosis de aire puro y de sol, empapados sus ojos en los bellos panoramas
que por doquier se contemplan cambiados constantemente por las tonalidades que
va dando con su enorme brocha luminosa, el Astro Rey de los Mundos.
Todo está bien organizado; edificaciones suficientes, convenientemente
separados unas de otras; sitios para todos los menesteres científicos,
habitaciones adecuadas confortables para Médicos y asistentes, etc. etc.
Después de conocer el blok general del Sanatorio, penetramos en el Departamento
donde, a preguntas nuestras, supimos que había una compatriota. Allí
estaba ella, contenta al ver fibra nica en dos pinoleros que hablaban en el
tono peculiar de su tierra; que le daban noticias generales del país
propio, y que se permitieron abrazarla por el visible recuperamiento de su salud,
por la fuerza del vínculo, que une mucho más a los compatriotas
fuera del solar nativo, que dentro de él.
Había dos o tres compatriotas más, a una la saludamos de largo
porque estaba en un segundo piso, y a los otros ya no nos fue posible porque
el regreso era inminente.
Director General del Sanatorio es el Dr. Raúl Blanco Cervantes; Jefe
de la Sección de Mujeres y Niños el Dr. Fernando Saborío;
Jefe del Pensionado de ambos sexos, el Dr. Miguel Iglesias. El joven Dr. nicaragüense
Don Constantino Urcuyo atiende el sector de Varones.
El registro oficial de enfermos ese día, 28 de Febrero de 1943, era como
sigue:
VARONES adultos 73 niños 25
MUJERES adultos 63 niños 46
PENSIONISTAS:
VARONES adultos 27 niños I
MUJERES adultos 15 niños 2
TOTALES adultos 178 niños 74
Gran total: 252 pacientes
Las pensiones mensuales cuestan actualmente US $90.00 Dls. de primera y US $70.00
de segunda.
Andaban visitando el Sanatorio el mismo día las apreciables compatriotas
Marijita Teller, Doña Rosa de Román y Doña Elsa Moncada
de Inestroza. Con ésta última regresamos en la misma cazadora
y echamos largos párrafos del amado terruño. Doña Elsa
es hija del ex Presidente Moncada. Se le parece mucho física e intelectualmente.
Es una dama inteligente y agradable.
En uno de los parquecitos del Sanatorio está como era de justicia, el
busto en bronce del Dr. Carlos Durán, hombre de Ciencia y Apóstol
del Bien, fundador de la Institución.
XII
La lechería Robert y la cima del Irazú.Gentilmente
invitados por nuestro buen amigo Don José Joaquín Masís
salimos un día a conocer la lechería de los Hnos. Robert Hermanos
y el propio cráter del Volcán Irazú.
A 21 kilómetros de Cartago sobre excelente carretera pavimentada, a 2800
metros sobre el nivel del mar, en la misma falda del Irazú, se encuentra
la valiosa hacienda ganadera de los Hermanos Robert, llamada anteriormente San
Juan de Chicuá cuando perteneció a Don Ricardo Jiménez,
el hombre de mayor prestigio, de mayor fuerza moral, de mayor arraigo mental;
la personalidad más corpulenta de los tiempos presentes, en la hermana
República del Sur.
La organización de los Robert, es magnífica. Su ganado es puro,
de sangre Jersey; importan como frecuencia nuevos cementales, no obstante lo
genuino de la [sic: ilegible]. Establos modernos y cuido excesivo forman parte
de aquel orden que reina donde Robert. En la hacienda principal, hay actualmente
60 vacas de ordeño; todas tienen nombre y su genealogía bien definida
en libros y ficheros. Para concretar las observaciones examinemos el caso de
la vaca "Isaura" que es la de las mejores: dió en los dos ordeños
de ese día 44 lbs, o sean [sic: ilegible] m 20 libros. Se ordeña
a las 6 a.m, y a las 2 _ pm. Los Robert están sacando dos mil botellas
diarias, agregando el producto de otros ordeños menores que tienen en
la cercanías.
Hace poco vendieron uno de sus toros llamado "Noble", por cinco mil
Colones. Los terneros machos valen alrededor de 200 colones de 15 días
de edad. Son transportables en avión.
En la hacienda de los Robert, como un negocio aparte y debido a la bondad del
clima, hay un bonito Hotel Campestre donde pueden ir las personas que lo deseen,
y mediante reservamiento anticipado, a pasar temporadas de descanso y de salud.
El Hotel Robert está provisto de cantina, lugares de juego, buena cocina
y toda comodidad. Allí almorzamos con el amigo Masís y su apreciable
hijo Rodrigo.
Fuimos también a probar suerte a la propia cima del viejo Irazú,
hasta donde llega una de las innumerables carreteras pavimentadas que entrucruzan
Costa Rica. Se llama probar suerte porque el Volcán es veleidoso; a veces
de despeja, presentando un panorama entrador desde su enorme cabeza calva abollada
por el cráter, o se envuelve tercamente en nubes que no permiten distinguir
nada a diez varas de distancia. Este volcán es dueño de la cima
más alta de la cordillera central a 3.482 metros sobre el nivel del mar.
Ese día estuvo amable el Irazú: especialmente a nuestra llegada,
despejó sus algodonales flotantes (las nubes) y aventó largo la
neblina para dejarnos contemplar las maravillas del paisaje: se ven las poblaciones
como altarcitos de navidad, y las tierras labradas divididas en parcelas multicolores,
semejan la planificación de la enorme ciudad trazada por algún
Gran Arquitecto.
El anciano Irazú tiene, dentro del gran Cráter, encegado por un
mar de arena, a donde se penetra cómoda y seguramente, otros dos cráteres,
el último, que apareció en 1.918, se mantiene arrojando humo y
vahos sulfurosos, pero sin trascendencia ninguna. Es como si, en distracción
inocente, se mantuviera fumando una pipa colosal.
Agradecimos al Volcán su cortesía y regresamos donde los Robert
a ver el segundo ordeño.
XIII
UN TREBOL DE 4 HOJAS. La Lechería Peralta.En
la hacienda de los Robert, no hay silos. Toda la variada y abundante alimentación
del ganado, es en pastos frescos, bien cortados a máquina, afrechos diversos,
rociado, casi todo, con melaza, ya sea natural o preparada con panela. El agua
limpia y abundante, es [sic: ilegible] factor principal, ya que sirve también
para lavar constantemente los establos cuyos pisos son de cemento.
Entre los pastos vivos, tienen allí campos de alfalfa, de trébol
y otros forrajes. Al ver una parcela sembrada de trèbol, recordé
la leyenda del trébol de 4 hojas [sic: ilegible], según la creencia
de cierta gente, versada en cosas superticiosas, es un legítimo amuleto,
capaz da acarrearle suerte a manos llenas al dichoso mortal que logre pescar
uno, en un campo de trébol.
Para tantear la suerte nos pusimos a buscar un trébol de 4 hojas, ayudados
por Don Enrique Robert, uno de los dueños de la valiosa propiedad. Después
de afanes bastantes, el triunfo fue conmigo y realmente me alegré de
haber obtenido un trébol de 4 hojas que traje cuidadosamente en mi cartera
como el mejor regalo para mi hija Estela que tiene aquí un comercio con
ese nombre, y que, entusiasmada con la leyenda, tiene puesto en un rótulo
una figura de 4 hojas, lo que le ha valido, por cierto, alguna crítica
de los pròjimos que no saben de [sic: ilegible] la media. Naturalmente
quedé muy bien con mi insignificante regalito y allí, en la tienda
"El Trébol" puede ver cualquier incrédulo el ejemplar
auténtico de hojas, en un marquito envidriado como lo tiene la dueña.
En cuanto a mí toca, no creo en la influencia de mariposas negras ni
Domingos sietes, ni en la de herraduras viejas, ni tréboles de 4 hojas;
pero aprecio el significado que encierran y la enseñanza que imprimen
algunas de esas cosas. Es bien conocida la leyenda de la herradura vieja, atribuida
a Jesús de Galilea, el Sublime, en sus viajes constructivos por aquellas
tierras lejanas en compañía de sus discípulos; y ahora
vemos la lección que encierra el trébol de 4 hojas, o sea, que
para encontrarlo se necesita constancia y trabajo, cosas que siempre son recompensadas.
Esas enseñanzas y el estado de ánimo que se deriva de la leyenda,
sirven de mucho, no hay duda, a todo ser viviente.
o
Fuimos a ver también, a poca distancia de la ciudad de Cartago, la magnífica
organización que tiene el Sr. Diputado Don Joaquín Peralta en
su hacienda de ganado "San Juan Bosco". Estaba allí, por suerte
nuestra, el propio Don Quincho, todo un caballero tico, persona de valía
en lo social y político de aquel país. El Sr. Diputado Peralta
es de los amigos más cercanos del Presidente Calderón Guardia,
al grado de que forma en el rol de las comitivas presidenciales que van dentro
y fuera del país. Nos atendió exquisitamente y nos dio toda clase
de informes sobre su lechería Modelo. El ganado que allí tiene
es el pardo suizo, de gran tamaño y producción. Su instalación
y procedimientos son similares a los de Robert, pero tiene enormes silos que
sobresalen de la tierra, dando a la casahacienda un aspecto de castillo.
El Sr. Peralta vigila personal y constantemente su negocio, por el cual muestra
gran empeño y dedicación. En el segundo piso de la casa tiene
sus oficinas, donde se ven las diversas medallas y Diplomas que ha merecido
su excelente ganado en Exposiciones nacionales y extranjeras. Tiene allí
bien ordenada y a mano toda clase de información relativa a cada animal
de su vaquería; tiene un completo botiquín para el tratamiento
de las enfermedades y él personalmente ha estudiado todo el ramo, es
un gran instruído en ganadería, con la ventaja de que no es egoísta;
gusta de comunicar sus conocimientos a quien quiera aprovecharlos, cooperando
con todos con cuanto él sabe y puede hacerlo.
Nos dijo que sus terneros machos los vende todos y tiene compromisos de futuro,
a veces hasta con seis meses de antipación [sic]. El precio es de 250
a 300 colones por animalitos de 15 días. De Nicaragua le han comprado
ya.
Finalmente dijo que cualquier nica que quiera ir allá ver o estudiar
su organización con gusto lo acogerá, teniendo abiertas sus puertas.
Mil gracias don Quincho; y ya lo saben nuestros paisanos.
XIV
Desamparados. Patarrá. Santa Ana, etc.Instalados
galantemente por nuestro viejo amigo Don Fernando Castro Avilés, salimos
un Domingo por los alrededores de San José en la grata compañía
también de Doña María Alvarado, compatriota nuestra.
Después de bordear la capital y observar algunos edificios públicos
como la Estación del Pacífico, moderna y eficiente, como eficiente
y magnífica es la organización ferrocarrilera electrificada hacia
Puntarenas, manejada diestramente por Don Claudio Cortés, hermano del
ex Presidente Don León Cortés.
Llegamos al Cantón de Desamparados, población pequeña y
bonita, que tiene como grandes particularidades: su iglesia que ostenta ufana
una cúpula, que recuerda según dicen, la de Santa María
la Mayor en Roma.
Cada poblado de Costa Rica por pequeño que sea tiene como distintivo
su casa escuela, su iglesia y su edificio para la policía, todos y en
todas partes, cómodos, elegantes y atractivos.
Pero al visitar Desamparados cualquiera se sorprenderá con
el rumboso edificio para escuela que recién acaban de terminar en Marzo
último. Se diría que es una pequeña Universidad. Ocupa
una manzana entera, y está consagrada a Don Joaquín García
Monge, el ilustre pensador, ejemplar ciudadano y pulcro escritor, que honra
a Costa Rica. La Escuela García Monge iba a ser inaugurada
el 31 de Marzo último, bajo la Dirección de Don Edgar Chacón.
Es algo suntuosa para el bonito poblado de Desamparados.
Fuimos luego al balneario de "Patarrá", formado alrededor de
una gran piscina a la que afluyen varios vertientes encausados por tuberías
que descargan juntas en ella. Es un lugar pintoresco, provisto de una casa principal,
con cantina, comedores, etc. y algunas casetas de campo para el público.
Hay también arboledas bajo cuya sombra algunos paseantes, en el ras del
suelo, limpio y oloroso a campo abierto, toman su lunch de manera alegre y saludable.
Ese balneario tan concurrido, útil y productivo, pertenece a un hombre
hecho por sí mismo, surgido de la masa común pero con energía
y capacidad notorias: se llama Don Fernando Naranjo, ante quien, yo tuvo el
gusto de descubrirme, apreciando sus méritos. Don Fernando tiene otras
empresas de significación y se le calcula un capital de medio millón
de Colones. Edificante ejemplo, para propios y extraños.
A propósito de Don Fernando Naranjo y su empuje trabajador, cabe rendir
aquí un homenaje a otro hombre que en mucho mayor escala, pero con antecedentes
similares llegó a la cumbre de la prosperidad, habiéndose mencionado
en una ocasión como candidato a la Presidencia de la República.
Dueño de casi todos los edificios del poblado de San Francisco en la
Provincia de Heredia; dueño de grandes plantaciones de café y
de otros múltiples negocios. Hombre sencillo, de excelente figuración
humanitaria y muy apreciado por sus conciudadanos. Me refiero a Don Julio Sánchez,
poseedor de un capital no menor de veinte millones de Colones.
Pasamos luego por el pueblo de Santa Ana, casi con el único objeto de
visitar y saludar al Gral. y ex sacerdote Don Jorge Volio que allí vive
en una casita de arquitectura extraña, ostentando letreros en latín
y español edificantes, si nos seguimos por los últimos que fueron
los que entendimos. No estaba el para los nicaragüenses, recordado y querido
Gral. Volio. Le dejamos recado en una tarjeta bajo la puerta, y trajimos unas
cuantas semillas de "Jacaranda", de los frondosos árboles bellamente
florecidos que están frente a su residencia.
XV
En Alajuela se concentra el culto a Juan Santamaría, el famoso tambor
alajuelense, de quien se dice que el 11 de Abril de 1856 en la memorable jornada
de los ejércitos centroamericanos contra los filibusteros, en la ciudad
de Rivas prendió fuego al Mesón, donde los invasores estaban parapetados,
hecho que inclinó la balanza del éxito a favor de nuestra gente.
Allí, en la plaza principal de Alajuela, se perfila arrogante la figura
en bronce del soldado tico, con la tea redentora en la diestra, en ademán
de cumplir su patriótico y sublimo gesto libertario. Todo alajuelense
se ufana de ser coterráneo del héroe que supo dar gloria a su
pueblo y a su patria.
Sin embargo, es de justicia mencionar aquí otro rasgo que acredita la
honradez de los costarricenses, pues no ha faltado allá quien, por la
verdad histórica, haya estudiado a fondo el caso heroico del memorable
tamborsoldado, originario de Alajuela. Se ha compaginado el caso con el de Emanuel
Mongalo, maestro de escuela rivense, que, inflamado de patriotismo se alistó
en las filas defensoras contra los hombres rubios que obedecían órdenes
de Walker, y que, según decir de los vecinos de Rivas, se decidió
a prender fuego al histórico Mesón, lo que consiguió a
costa de su vida, el mismo día 11 de Abril de 1856 [sic: Mongalo participó
en la batalla de Rivas de junio de 1855].
Eso dicen allá en un acto de honorabilidad, y aún de cortesía,
sin que por ello se mengüe en un ápice, el culto fervoroso por su
héroe nacional.
En Alajuela está instalada la gran Fábrica de Aceites y Grasas
de la Compañía Costarricense de ese nombre, Sociedad Anónima,
que funge bajo la Gerencia del Ingeniero Don Alonso Garrido Canabal, hermano
del Gral. Don Tomás del mismo apellido, tan conocido por su actuación
política en el Estado de Tabasco de la República Mejicana.
La organización aceitera que tuvimos la oportunidad de visitar, es grande
y eficiente. Extrae aceite de ajonjolí; semilla de algodón, maní,
higuerilla, etc. etc., todo bien montado y en plena producción. Agradecemos
a Don Alonso sus atenciones para con nosotros.
En Heredia pudimos examinar la fábrica de fósforos nacionales
que tiene instalada el esforzado costarricense Don José Gamboa, merecedor
de una nota de sobresaliente por su audacia y arresto al lanzarse en una industria
casi desconocida para él, descansando tan sólo en sus cualidades
de buen mecánico y hombre de aspiraciones.
Afortunadamente el éxito ha recompensado sus empeños. Su pequeña
industria, donde casi todo se hace a mano, está llenando actualmente
una necesidad nacional, produciendo un artículo de difícil obtención
y trasporte [sic] en los momentos de guerra que cruzamos. Don José Gamboa
está pues, respondiendo a un impertivo [sic] de la hora y confirmando
la doctrina de que el éxito es de los constantes y trabajadores. La diligencia
de la hormiga, siempre será más trascendente que el canto de la
cigarra.
XVI
El Banco Nacional de Costa Rica.El Dr. Alexis
AgüeroLa Protección a los animales.Tuvimos oportunidad
de conocer a los Sres. Don Ramón Madrigal y Don Julio Peña, Presidente
de la Directiva el primero y Gerente el segundo del Banco Nacional de C. R.
Sobre los hombros de esos dos hombres, descansa la mayor suma de responsabilidad
(debido a sus cargos) en el funcionamiento de la máxima arteria conductora
de la Economía Nacional. Don Ramón, a pesar de atender a sus grandes
negocios personales, vive alerta a los intereses del Banco. Ni siquiera es difícil
obtener una entrevista con estos encumbrados personajes.
El Dr. Alexis Agüero Soto, es digno de mencionarlo como una gloria de C.
R. Está actualmente en la cima de sus éxitos profesionales. Hace
pocos años, no se pudo sospechar apenas de la celebridad que le estaba
reservada al Dr. Agüero. Hizo sus estudios profesionales en Guatemala y
México, y, graduado de Médico y Cirujano, volvió a su patria
estableciéndose en Limón. Más tarde fue a Europa y decidió
especializarse en ojos, en una Universidad de Viena, llegando a dominar completamente
esa rama del saber.
Se dice que el célebre oculista español Dr. Castro Viejo, tenido
como la cumbre de la Cirugía en materia de ojos, residente hoy en EE.
UU, y autor del trasplante de córneas, visitó en C. R al Dr. Agüero
é hizo grandes elogios de él, lo que significa una verdadera consagración
para nuestro compatriota centroamericano.
La Clínica del eminente Dr. Agüero se mantiene atestada de pacientes
de Panamá, Colombia, Venezuela y países centroamericanos, además
de los del propio C. R.
La protección a los animales.De
intento dejé ese tópico para finalizar con él estas pequeñas
crónicas que ya deben estar cansando a más de algún lector.
En C. R. existe ya arraigada en el alma nacional, el respeto y trato considerado
y justo para los "animales de nuestro Señor". Es tradicional
en el costarricense, el uso de la pequeña carreta para diez quintales
de carga, la que, además, se esmeran en decorar pintando flores y motivos
campestres en la parte exterior de las tablas que la circundan; y aún
en los yugos, los que son mejores y más cómodos que los de aquí,
al extremo de que mi compañero de viaje, el Gral. Don Alberto Reyes,
traerá una valona de muestra para empezar a implantar en Nicaragua esa
clase de yugos.
Desde en 1924, el 22 de agosto, fue dictada allá la ley creadora de la
Asociación Nacional Protectora de Animales, la que funciona reglamentariamente
con ramificaciones en toda la República siendo Presidente de la Sociedad
la Doctora Calderón.
La Asociación tiene ya una Clínica en San José para la
asistencia de animales que lo necesiten; tiene ambulancias y ha logrado formar
una liga de defensas de los pájaros, formada por niñas de la escuelas
rurales; es decir, dando al ladrón las llavas porque los niños
han sido siempre, en todas partes, los principales atacantes de los pájaros.
Se cuenta también con un servicio secreto de adultos para obtener informes
fidedignos, responsables, respecto al maltrato de los animales.
Recordamos allá a nuestro abnegado Francisco Palma Martínez, que
aquí en Nicaragua se ha dedicado con valentía y empeño
a proteger a las "pobres bestias de Dios". I a fé que lo va
consiguiendo, logrando con ello dos grandes finalidades: una es: evitar el sufrimiento
a tanto ser irracional, y la otra, la principal, mejorar conformación
moral de los seres racionales.
Naturalmente, estamos a millares de leguas de distancia del "mínimo
y dulce Francisco de Asís", porque, en la hecatombe mundial que
estamos contemplando nos está vedado decir; los hermanos hombres, menos
que podamos exclamar: hermanos bueyes, hermanos caballos, hermanas hormigas,
hermanos gusanos...
Gracias de nuevo a mis amables lectores, y un recuerdo cariñoso a todos
los amigos costarricenses que fueron amables con nosotros.
XVII
EL BRILLANTE BALNERARIO DEL "OJO DE AGUA".Separándose
un poco de la carretera que une a Heredia con Alajuela, en pocos minutos, se
llega al reluciente balneario del "Ojos de Agua" concurrido, principalmente
los Domingos y dìas festivos, por la buena gente de las provincias de
San José, Heredia y Alajuela.
Es un sitio encantador, en términos generales. Nuestros distinguidos
acompañantes, el Ingeniero Alonso Garrido Canabal y Don Fernando Castro
Aviléz intencionadamente nos dieron la gran sorpresa de ese día.
Tomándonos del brazo nos dijeron: vengan por aquí. A unas cincuenta
varas de la entrada hacia a la izquierda, nos plantaron, sin previo aviso, frente
a un espectáculo fascinante. Era el boyante manantial donde, al centro
de una gran cisterna, dentro de un círculo de un metro de diámetro,
salta impetuoso un torrente de agua, limpia, pura, con un ligero tono vidrioso,
que se levanta como medio metro sobre el nivel de la circunferencia de concreto,
semejando una masa cilíndrica de purísimo cristal, para, a esa
altura, desbordarse sobre la cavidad de la enorme pilarecipiente.
Se nos dijo que es algo extraordinario el caudaloso manantial, advirtiéndonos,
que lo que allí se ve salir, es tan sólo el sobrante del agua,
que, a poca distancia anterior de allí, es largada hacia Puntarenas,
por medio de una Gran Cañería que recorre 72 kilómetros,
abasteciendo pródigamente del precioso líquido al principal puerto
del Pacífico de aquel país.
El bello balneario del "Ojo de Agua", está dotado de todo confort.
Hay una gran piscina, dividida en 3 compartimientos: uno bastante seco para
niños, resguardado por cerquillos defensores; otro para adultos no nadadores,
separado del tercero con gruesos cables, siendo este último de una profundidad
de dos cuerpos para expertos bañistas, avezados en el saludable deporte
de la natación. En este último sector hay trampolines y trapecios
colgantes, desde ramas de árboles, los que en un afán desinteresado
de servir, alargan su brazo musculoso, emparaguado de frondas, para deleite
del ser humano que, en cambio, se mantiene asesinando árboles para convertir
su carne en toda clase de menesteres para su servicio; desde la soñada
cuna, rodeada de alegría é ilusiones, hasta la caja mortuoria,
envuelta en dolor y lágrimas.
Hay una buena cantina y restaurante con servicio a la carta, a precios racionales.
Allí almorzamos al amor de la sombra, finamente agujereada por rayitos
de sol, de una enramada hecha con plantas trepadoras, incluyendo una variedad
tan pintoresca, como que deja caer, a intérvalos, algo así como
pequeñas arañas de alumbrado que en vez de florecer en luz, se
iluminan de flores que cautivan y perfuman el ambiente.
Hay en el balneario una entera organización, contando con un buen administrador,
cantineros, policía, ropería para alquilar trajes de baño,
etc. etc.
Discurre el tiempo, en ese paraje delicioso, de una manera rápida, al
grado que uno se empeña en detenerlo, sin conseguir otra cosa que desilusionarse
una vez más, porque ya sabemos, hasta la saciedad, que las horas de dolor
son largas, y las del placer cortísimas, aunque los cronómetros,
inflexibles y desalmados, las marquen todas del mismo tamaño.
XVIII
EL SESTEO Y EL CAFÉ DE COSTA RICA.El
Sesteo, situado frente a frente, al Occidente del Parque Central, es ahora el
Cafécantina más elegante de la ciudad.
Su propietario parece un señor español, a juzgar por los diversos
motivos que denuncian por todos lados, el culto a la amada tierra del Cid y
de Pelayo.
Se sirve en "El Sesteo", de preferencia el aromático y delicado
café de Costa Rica, ese grano de oro que sus caficultores se han esmerado,
con sentido de conveniencia y hálitos de patriotismo, en mejorar, uniformar
y afamar en los mercados ultramarinos, al extremo de tenerlo, copioso y elevado,
allá en Inglaterra, país que guarda el nido de Aguila de Winston
Churchill, de ese querido "Good Old Winnie" como lo llaman afectuosamente
casi todos sus compatriotas y que, con el Presidente Rooselvet de los EE.UU.,
constituyen la dualidad más grande, más sincera y más potente
que puedan haber producido los tiempos presentes, para consagrarlos como Sumos
Sacerdotes en los Altares de la Democracia Mundial.
En Londres, el Café de Costa Rica tiene compradores seguros, liberales,
vigilantes; convencidos como están de su alta calidad, que se torna rica
bebida oscura, en las blancas tazas humeantes.
Los interminables rimeros de sacos, llenos de precioso grano, ostentan orgullosos,
además del nombre de la finca productora, el sello que dice, a grandes
letras, Café de Costa Rica, lo cual es como una marca de
fábrica prestigiada que abre, automáticamente, como tocados por
varita mágica, los mercados consumidores.
En Costa Rica, el primoroso y amable cultivo del café, es como una obligación
pública, adentrada en la conciencia nacional. Es como una bandera que
los ticos tremolan en sus manos trabajadoras, enseñando al mundo lo que
es capaz de hacer un pueblo, aunque pequeñito, pero libre, organizado,
soberano y digno, muy digno.
Los cafetales en la tierra de Mora y los Jiménez, tienen carta de ciudadanía,
porque aún en los aledaños de la propia capital, se ven algunas
parcelas con cafetos, estirándose, más adelante, al suburbio citadino,
que busca en el campo el modo de resolver su problema de expansión.
Son a manera de grandes jardines los cafetales costarricenses. Limpios, cuidados,
sombreados. En las callejuelas intermedias, la tierra está siempre libre
de yerbas entrometidas, mostrando su carne morena, esponjada, como en una sucesión
de pechos que alimentarán sin descanso a las filas en guardia de los
cafetos productores.
El Diputado Don José Joaquín Peralta, tiene en el mismo sitio
de su vaquería, también un cafetal, para el que destina, a guisa
de reconstituyente, todas las materias orgánicas, desperdicios y residuos
de sus ganados. Todo se recoje allí, en "San Juan Bosco", cuidadosa
y sistemáticamente, depositándolo en grandes pilas de concreto,
donde se remueven, mezclándolos, unos desechos con otros, para después,
convertidos en abono poderoso, enterrarlos en fosos de un metro cuadrado, a
la vera de los cafetos, con intervalos tablereados.
Volvamos al Sesteo, punto de partida de este capítulo para observar la
decoración predominante en motivos y estilo colonial español.
Adornos, faros, cortes arquitectónicos, todo responde al sello colonial,
sobresaliendo, en los muros, algunos paisajes del Quijote en alto relieve, con
frases al pié, extraídos de la obra inmortal de Don Miguel de
Cervantes Saavedra.
Al Sesteo concurre la mejor sociedad Josefina, principalmente las noches oficiales
de conciertos que son solo tres por semana. Entonces el Cafécantina se
ve colmado de visitantes, siendo necesario, a veces, reservar las mesas con
toda anticipaciòn.
Los numerosos sirvientes, algunos de ellos negros legítimos, van elegantemente
uniformados, sosteniendo las bandejas en las puntas de los dedos, y desarrollando
pasos de baile, por entre el laberinto de las mesas, sin que nada se les caiga.
Todo es paz y alegría, música y entusiasmo en "El Sesteo",
pero suele suceder alguna vez, como número no programado, que algún
ciudadano tico, rompiendo el tradicional pacifismo nacional, le descargue un
silletazo en la cabeza a un militar extranjero, que, al calorcillo de las copas,
le diga algo inconveniente a la bella esposa del apuesto caballero. Pero el
orden se restablece en cinco minutos. El golpeado sale a buscar árnica
para curar su chichón; y la paz y alegría siguen triunfando en
"El Sesteo".
XIX
Los Mercados de Cartago. Un Casamiento.Como
se dijo anteriormente, hay dos mercados en Cartago; el principal y el llamado
Mercadito. El mercado grande, es un buen edificio que ocupa toda una manzana
de terreno. Su parte interna es amplia y casi sin divisiones, esquelética,
estando alineados los comercios en callejuelas bien demarcadas, cortadas por
otras que las cruzan como si fuera una pequeña población trazada
a cordel.
Predominan en el interior de ese mercado las ventas de legumbres y frutas. Repollo,
lechugas, patatas blancas y moradas, enormes tomates, petit pois, berros, rábanos,
etc. etc. Lucen las naranjas apiladas cuidadosamente, su grato color de oro
viejo, en pirámides que atraen y hacen formal invitación a saborear
su jugo alimenticio.
Hay allí diversidad de comercios; de los más prolijos aspectos,
inclusive pequeños talleres como uno de relojería que presenta
al dueño y sus empleados trabajando con su lente poderoso, adherido a
sólo un ojo, a travez de cristales circundantes.
En el Mercadito del frente lo que principalmente se nota son pequeñas
abastos mercantiles ofreciendo una miscelánea de mercaderías,
desde horquillas para las cabelleras femeninas, hasta el colchón fornido
para camas, y el sweter de cuero para hombres y muchachos.
Hay bastante movimiento en los mercados de Cartago, convirtiéndose en
una especie de feria los días Domingos, alegres y bulliciosos, en esa
parte central de la ciudad.
Un casamiento en Cartago.El Domingo 28
de Febrero pudimos apreciar lo que es un casamiento en la ilustre ciudad de
Cartago. Se trataba de personas de buena posición social.
Nos constituimos, como turistas, a la hora de la invitación, en los jardines
que circundan el bonito y aristocrático templo de San Nicolás.
A esa misma hora empezaron a concurrir los invitados. Notamos que algunas damas,
elegantemente trajeadas, portaban pequeños, pero a cual más lindos,
ramilletes de flores naturales que completaban su primor con unos grandes jazmines:
tales eran las bellas manos perfumadas que los aprisionaban.
Cuando la concurrencia estuvo completa, todos en el atrio del templo, un caballero
que actuaba de maestro de ceremonias, se dedicó a citar nombres de parejas
que, al ser nombradas se juntaban y penetraban al sagrado recinto de la iglesia,
formando valla; hombres a la derecha y damas a la izquierda. De esa suerte se
constituyeron unas veinte parejas, notando entonces que las señoras de
los pequeños bouquets eran las madrinas de la boda. Los novios llegaron
en automóvil, asistidos solamente de las personas que podían caber
en tres carros, es decir de sus familiares y algunos íntimos amigos.
Cuando la vaya de padrinos estuvo formada dentro del templo, penetró
la radiante novia del brazo de su padre, siguiendo el novio con la suegra infieri;
y cuando ellos pasaban, las parejas de padrinos se iban enlazando y se incorporaban
al cortejo.
Por lo demás, todo igual. Un silencio profundo; centenares de ojos clavados
en los rostros felices de los novios, y luego, como lo hace aquí nuestro
buen amigo el Dr. Octavio José Calderón, Cura de la Insigne Basílica
leonesa, la solemne admonición, tan vieja y tan nueva, que comienza diciendo:
"Considerad hermanos que celebráis el sagrado sacramento del matrimonio",
etc., admonición que, al menos el 50% de los que están en el trance
de matrimoniarse, no escuchan, aunque oigan el sonido de la voz grave y clara
del ministro católico. Los que oyen y entienden la epístola aludida,
son los circunstantes, ajenos a la ceremonia.
Terminado que fue el acto, en el atrio del templo se cruzaron los efusivos saludos
del estilo, ingresando los novios y sus familiares é íntimos a
los carros donde llegaron y dispersándose luego la asistencia, unos para
sus casas y otros para concurrir a una fiesta que en honor del matrimonio se
dio esa noche en los amplios salones del Club Social de Cartago.
XX
Un rincón ameno; tal es el refugio de una dama
tica.Amablemente invitados, un Domingo pleno de sol y de quietud
en la capital costarricense, porque allí los días de trabajo son
bulliciosos, y los de fiesta muy apacibles, salimos en gira campestre, a respirar
aire libre y observar cosas nuevas. En el carro, iba suficiente provisión
de boca, para escoger, a nuestro gusto, el lugar más propicio para saborear
el lunch.
Una circunstancia inesperada constituyó un motivo de constante é
inocente regocijo entre los viajeros: fue la descomposición del mecanismo
de la bocina de nuestro Buick, la que no pudo ser corregida por el flamante
conductor del vehículo que era su propio dueño, ni mucho menos
por ninguno de sus acompañantes, tan entendidos en mecánica como
en dar lecciones del idioma chino.
Aconteció entonces que en toda ocasión que era necesario, cada
uno de nosotros, por turno, asumíamos las funciones del adormilado pito,
haciéndolo de tan diversas maneras y entonaciones, que causaba reventar
de risas y comentarios a cual más pimentosos. No faltó tampoco
una vez en que, al correr en la misma dirección de un grupo formado por
dos jovencitas tirando la una, y empujando la otra, un carrito donde iba, gozoso
y confiado, un bebé como de un año, bello y radiante como el sol
que doraba sus dorados cabellos, perdimos todos, al ver que íbamos alcanzándolas,
el control de turnos en la función de pífanos, y sonamos en coro
nuestras bocinas naturales, produciendo un ruido tal, que las chicas se asustaron,
parándose en el acto, lo mismo que nuestro carro, brequeado en lleno
por la mano conductora, no obstante las 15 varas que había de distancia
todavía.
El único impacible a las emociones del momento fue el lindo querubín
del carrito, que, escudado en su inocencia sonreía alborozado, y su sonrisa
era como un rayo de luz celestial, iluminando el paisaje.
Pasamos por el balneario de Patarrá donde bajamos a ver a los bañistas
un rato y saborear sendos vasos de rubia "Gambrinus" que pronto enredaron
mayor entusiasmo en las espirales de humo desprendidas de los cigarrillos "Presidente",
ambos productos de manufactura nacional.
Serpenteó nuestro carro por varios kilómetros de negras carreteras
asfaltadas, observando en quintas y chalets de las fincas cafetaleras, los grupos
de habitantes josefinos que los Domingos salen reglamentariamente a hundir en
el campo la fatiga del complicado ajetreo semanal propio de la ciudad.
Ya cerca de las doce meridianas, escogimos admirablemente el sitio ideal para
nuestro lunch, resultando ser un amable rincón ameno, donde una dama
distinguida, ilustrada y culta, ha refugiado su personalidad, después
de una vida afanosa y útil a la familia y a la sociedad: después
de viajar por varios países, trabajar en diversas actividades útiles,
inclusive colaborar en Revistas y Periódicos.
Fue gratísimo el rato que allí pasamos, porque, además
de lo bien sazonado de las viandas que incluían "gallitos"
distintos y apetitosos (gallitos son allá los emparedados o sandwiches
de aquí) iba rociado todo con delicioso café y amenizado con la
chispeante, y aún vehemente, charla de la distinguida dueña de
la residencia.
Pasado el yantar, nos dispersamos por el florido huerto, admirando la variedad
de flores de las plantas jardineras donde están mezclados pequeños
frutales enanos, de más o menos un metro de tamaño, cubiertos
de grapefrutes, mandarinas y naranjas de tamaño natural siendo las ya
maduras de un hermoso color amarillo dorado. El secreto de obtener esos frutales
liliputienses, nos lo dio la dueña del cercado, y podemos sugerirlo a
todo aquel que quiera utilizarlo.
Hacia las tres de la tarde nos despedimos, agradeciendo la amable acogida y
el rato florido que pasamos en el rincón ameno que sirve de refugio a
la muy apreciable dama costarricense Srita. Lola CastroCervantes.
XXI
"Ya se oyen los claros Clarines..."Recorriendo
una de las mejores calles comerciales de San José, nuestras miradas se
colocan de pronto sobre unos cuantos libros con cubierta color celeste, llevando
el sugestivo nombre que sirve de epígrafe a este capítulo.
Un título semejante: "Ya se oyen los claros clarines...", no
podía sino intrigar, y bastante, a espíritus nicaragüenses,
que se honran en todas partes de haber nacido en la misma tierra del virtuoso
de la letra y de la rima, del Emperador de la Poesía Castellana, el inmortal
Darío, quien en su bella "Marcha Triunfal" deja oír
el canto sonoro de los claros clarines de la libertad.
En la vitrina donde se mostraban los libros, había una cartel, a letras
rojas, donde se explicaba al público que aquellos tomos de reciente edición
(1943) eran de la pluma del Lic. Don Alejandro Alvarado Quiroz, orador y escritor
de grandes méritos y, a la vez, Rector de la Universidad de San José.
Se informaba también en el cartel que el producto monetario de su venta,
se destinaba íntegro para la Cruz Roja de Guerra.
Atraídos por tan poderoso imán, penetramos en la Librería
Lehmann y compramos inmediatamente varios ejemplares, inclusive dos que trajimos,
como una pequeña atención a Bibliotecas Públicas de la
localidad.
Leímos, mejor dicho saboreamos el contenido del libro, totalmente interesante,
el que está prologado, nada menos, que por don Julio Acosta, en un bellísimo
preámbulo que, para dar a conocer el libro aludido, nada mejor que obsequiar
a mis pacientes lectores con uno de los párrafos donde Don Julio aprecia
la obra del Lcdo. Alvarado Quiroz y que dice:
"Viene , pues, este libro de Alejandro Alvarado a aumentar la interesante
bibliografía de la guerra actual. Con admiración ferviente se
refiere a los grandes hombres que tienen en sus manos la salvación del
mundo, y con la misma nos habla de Francia, cuyo pueblo se alista en silencio
para renovar la epopeya de 1789, como dice el General de Gaulle, y de la Gran
Bretaña, que hizo posible con su heroicidad y su férrea constancia
que se pudiera atajar al Monstruo; y de los Estados Unidos, arsenal inagotable
de la democracia, que ha desparramado en todas direcciones su maravillosa producción
bélica; y de la China, en cuyo viejo suelo se representó el primer
acto de la tragedia, y que no se cansa jamás; y de Polonia, tierra mártir,
pero que se levantará más grande y más potente, y de Yugoslavia,
de Checoslovaquia, de Holanda, de Bélgica, de Noruega, etc. No dice que
lo hará más adelante, pues no puede omitir el homenaje más
cálido a los rusos, que olvidaron todas sus diferencias, de cualquier
género que fueran, para, defender el suelo de sus padres, y que van llegando,
merced al sacrificio sin ejemplo, a la comprensión de la verdad. Y no
puede olvidar tampoco a los griegos, que renovaron hace pocos meses las proezas
de sus abuelos ante la fuerza de los bárbaros de Jerjes. Se inclina como
un buen caballero de los tiempos feudales ante la Reina de Inglaterra, la de
los dulces ojos, para llamarla como solía hacerlo Homero con las diosas
de la Ilíada. Con su nobleza de buen costarricense pone de manifiesto
la actitud constante de los Estados Unidos con respecto a nosotros, delicada
actitud de amistad y decoro en todo el curso de nuestra historia. A la vez,
como un profeta de los tiempos del viejo Israel, azota a los verdugos de los
pueblos, a los que extraen doctrinas nuevas de los cementerios ideológicos
de Persia y de Asiria, a los que fusilan rehenes, a los que juran como orates
el exterminio de razas de historial insigne y que son honra perpetua del género
humano.
Por eso es que, transitando por las páginas del libro, se obtiene la
sensación de que:
"Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en un trueno de oro,
la augusta Soberbia de los estandartes..."
XXII
"Los Cóndores llegan...Llegó la Victoria"... Antes de llegar al capítulo XXIV que será el final de estas crónicas,
no es posible pasar adelante sin aludir algo más al pequeño, pero
jugoso libro, del Lcdo. Alvarado Quiroz a que ya me referí en el capítulo
anterior.
Uno de esos ejemplares puede verse en nuestra querida Biblioteca Pública
leonesa, honrada con el nombre luminoso de JOSE MADRIZ, a quien la palabra severa
de la historia contemporánea, ha llamado "un albo cordero, extraviado
entre una manada de lobos".
Don Alejandro Alvarado Quiroz hace relucir en su libro las virtudes cívicas
de los diversos pueblos en el curso de su vida como países. Enfoca asimismo
la calidad extraordinaria de los varones prodigiosos que, al presente, están
sobrellevando la enorme responsabilidad de defender la santidad de las ideas
democráticas, y el derecho que tenemos todos los hombres de ser libres
y dignos.
Habla de la China secular, amurallada y copiosa de territorio y de población,
tan pacífica y trabajadora, que despertó la codicia imperialista
del Japón, habiendo sido en la China donde se escribió el prólogo
de la actual conflagración mundial.
Alude a Polonia, la mártir de todos los tiempos, desde 1.772 en que por
causa de Federico II se verificó su primer desmembramiento territorial,
siguiendo en 1.792 y 1.795 en que Prusia, Austria y Rusia cometieron contra
élla nuevos atentados, hasta 1.815 cuando en el Congreso de Viena, Polonia
quedó prácticamente borrada del mapa. Napoleón Bonaparte,
erigió más tarde en lugar de la nacionalidad polaca, el Gran Ducado
de Varsovia, y siguió a travez de la historia este pueblo heroico y bizarro,
luchando por su libertad, hasta lograrlo como consecuencia de la paz de 1918.
Poco tardó sin embargo, el brillo de esa aurora, porque en esta nueva
hecatombe mundial, la garra germana se clavó inmisericorde en la noble
entraña de la tierra de Kosciusko, Pilsudsky y Paderewsky; pero el espíritu
polaco sigue y seguirá invencible, esperando que, cuando venga la nueva
Victoria que alumbrará al Mundo por un largo período, renazca
su fisonomía de pueblo libre, al amparo de la tesis Argentina, sostenida
en una de las conferencias americanas, que dice: "La victoria no da derechos",
tesis digna de figurar en la blanca mesa redonda que sirva para organizar la
futura paz mundial.
Habla de Bélgica que por tremolar heroica la bandera de la fidelidad,
fue la primera víctima del Kaiser en 1914, quedando su caballeroso monarca,
el Rey Alberto, reducido a Dixmude, bajo el sombrìo cielo de Flandes;
atropello que se ha repetido ahora, pero que, como en 1918, Bélgica espera
confiada en que ya se acerca la Suprema Hora de la Justicia.
Todos estos pueblos deben acogerse, cada día más, a las estrofas
visionarias de Darío, y atisbar, en la descomunal barahunda de las NUEVAS
BATALLAS GANADAS que "los áureos sonidos anuncian el advenimiento
triunfal de la gloria. Dejando el picacho que guarda sus nidos, tendiendo sus
alas enormes al viento, los Cóndores llegan, VENDRA la Victoria".
XXIII
EL ASILO CHAPUI.En el amplio boulevard
que conduce a La Sabana, el moderno aeropuerto de San José, junto al
magnífico Hospital San Juan de Dios, y cerca de la regia residencia de
nuestro ilustre compatriota Dr. Don Constantino Herdocia, se alza severo é
imponente el edificio que sirve de presentación al Asilo de Alienados
y enfermos mentales.
No era ni día ni hora de visitas de particulares, pero, debido a nuestra
condición y credenciales de periodistas ocasionales, pues tuvimos el
honor de que "El Cronista" nos diera su amplia representación
durante el viaje, fuimos admitidos y atendidos por el Sr. Inspector de turno
Don Tomás Vega Argueda, que fué nuestro amable guía en
nuestra corta inspección al benemérito "Asilo Chapuí".
Funge como Director del Centro el prestigiado alienista Dr. Roberto Chacón
Pavo, asistido por otros facultativos especialistas, y por un cuerpo suficiente
y preparados de enfermeros de ambos sexos.
El perímetro del Asilo, es de 8 manzanas, todas ellas bien aprovechadas
y perfectamente distribuidas en beneficio de los asilados.
El Dr. Chacón Pavo, siguiendo y superando quizás los pasos de
sus insignes antecesores, mantiene solvente el crédito científico
de la Institución, por medio de procedimientos modernos para sortear
la niebla que oscurece la razón de los desdichados pacientes.
Se han catalogado por grupos, según el estado de mayor o menor inquietud
o anormalidad de las células cerebrales de los damnificados; y, de acuerdo
con esta clasificación, se les dá el tratamiento propicio a las
condiciones de cada grupo.
Hay asilados no solamente de Costa Rica, sino de otros países, principalmente
de los centroamericanos, sumando actualmente algo más de 300 varones,
y unas 200 mujeres, en cuyo número, como podrá comprenderse, tienen
que observarse infinidad de características mentales, desde los desgraciados
que sufren accesos de furor, hasta los pintorescos soñadores que, en
su descentrado magín, ha germinado la agradable idea de que son grandes
personajes bíblicos o históricos como Jesucristo, Francisco de
Asís, Pilatos, César, Alejandro, Napoleón, y aún
Rooselvet, Gandhi y Montgomery.
Es, en realidad, un Mundo aparte un Asilo de Alienados, donde las leyes y normas
corrientes son cosas inútiles é inservibles. Donde han tenido
que crearse é inventarse procedimientos especiales que encajen en las
condiciones extraordinarias de los extraños habitantes de ese Mundo.
Allí, con frecuencia, más que la Ciencia campal, y que el estudio
profundo de todos los componentes del cuerpo humano, vale la experiencia, el
psicoanálisis y el sentido común (que sigue siendo el menos común
de los sentidos).
El Dr. Chacón Pavo es a manera de Gobernador o Patriarca de ese país
ensombrecido, donde se vive a una usanza distinta de la que el común
de las gentes considera normal. Sin embargo, cuánto tenemos que envidiar
a los pobres locos de Dios. Ellos no saben, en su verdadero sentido, lo que
es traición, rencor, falsía, ambición, venganza, nada de
esos grandes defectos que envilecen la conciencia de tanto ser demente [sic]
despejada como circula por nuestro Mundo.
El Asilo Chapuí tiene parques y jardines cubiertos de flores lindas y
multicolores que cultivan los asilados adictos a estas labores. Hay pequeñas
industrias en producción plena, operadas también por alienados
que ponen en su labor igual o quizás mayor empeño, q los
buenos y sanos. Por ejemplo tejidos, al estilo simple del bastidor de madera
y el huso gordo de hilo, que baila incansable mientra [sic] vomita su fibra;
cepillos de crin y de fibra para diversos usos, etc. Hay costurería y
sección de tejidos y bordados a mano, donde las mujeres, algunas jóvenes,
agraciadas, y aún bellas, hacen primores, soñando quizás
en un príncipe heredero de Inglaterra o de Grecia, o en un bravo piloto
aviador que en descomunal combate, haya abatido cuando menos, diez máquinas
enemigas...
Hay bibliotecas con obras apropiadas, campos de juego, salones de recibo, oficinas;
todo grato a la vista, correspondiendo al plan de confort y atractivos generales
que prevalece en la entera organización.
El Estado vela por el mantenimiento del Asilo Chapuí, por medio de una
Junta Especial cuyo Presidente es ahora Don Alberto Echandi, actual Srio. de
Relaciones Exteriores, destinándose casi todo el Producto de la Lotería
Pública de Beneficencia para subvenir a las ingentes necesidades de tan
ponderado Centro de Asistencia Social.
XXIV
TOPICOS GENERALES.Una grata velada, con
viandas exquisitas en un hogar distinguido. Desgranó el teléfono,
una tarde, su campanillar, reconocido, en el apartamento nuestro del Hotel Europa.
Mi compañero de viaje, Gral, Don Alberto Reyes que ejercía de
Jefe de la misión privada de buena voluntad que transitó durante
dos semanas por las amables tierras ticas, tomó el aparato y recibió
la gentil invitación, para ambos, de comer esa noche en casa de la distinguida
joven dama Doña Lily de Jiménez, amiga del Gral. Reyes acompañados
de Don Gerardo Lara, Presidente de la Unión Cooperativa de Fabricantes
de Jabón de San José, y de las Sritas. Chira Echeverría
y otra a quien cariñosamente llamaban "Machita", pero cuyo
nombre completo siento no recordar.
Estuvimos puntuales a la cita y confesamos que la velada fue encantadora. Finos
licores prologaron la comida que revistió los caracteres de un legítimo
banquete, que se introdujo en los dominios de la noche, en la más agradable
de las charlas, hasta eso de las diez, hora en que tomamos un carro y fuimos
a terminar la velada al lugar de moda en San José: "El Sesteo".
Desde aquí, por medio de las potentes ondas radio espirituales, reiteramos
nuestras gracias más cumplidas a la brillante dama Doña Lily,
por su gentileza con nosotros.
El Teatro Nacional.Tuvimos ocasión
de admirar el Teatro Nacional cuyas puertas se abren, por estos tiempos, en
su capacidad funcional, muy pocas veces. Esa noche daba un concierto la cantante
azteca conocida con el nombre artístico de RUISEÑOR MEJICANO.
Por ella y por la fama del Teatro Nacional Josefino, ocurrimos al acto. No debo
entrar en detalles de la preciosidad que es el Teatro, porque varias veces ha
sido descrito de palabras, por la prensa y por la radio por diferentes personas.
Es un verdadero estuche, digno de la fama que se lleva habiéndonos causada
una singular buena impresión los frescos que lo decoran, inspirados en
motivos de interés nacional costarricense, como la exaltación
de su magnífico café, etc.
A propósito de la magnificencia del Teatro Nacional, se cuenta por allá
entre gentes de bromas llevar, amigas de chistes y chismes inofensivos, que
en una de esas rarísimas situaciones que fugazmente han ensombrecido
de guerras civiles el diáfano cielo tico, los bandos contrincantes que
ocupaba cada uno una parte de la propia ciudad capital, después de dos
o tres días de preocupaciones y desvelos, sin reventar un solo cartucho,
decidieron firmar una paz decorosa, tomando en cuenta, las partes beligerantes
que de la lucha armada podía salir con graves daños el Teatro
Nacional.... Bonito y significativo el cuento y sólo es de lamentar que
no sea religiosamente cierto.
Los Teatros Raventós y Palace.Colocados
en pleno corazón de San José, frente al Parque Central, son lindos,
confortables y modernos. Sus aparatos de cinematografía parlante son
la última palabra en cuanto a nitidez de luz y de sonido, llegando, al
poder concentrarse en el espectáculo, a considerar aquello como cosa
real; tan avanzada y tan perfecta es la maniobra artística.
La función crediticia de los Bancos.Es
otra de las grandes cualidades que tiene Costa Rica y que debe apuntársele
a su Haber con letras mayúsculas: la amplitud, rapidez y comprensión
con que se estudia y se atiende el problema del crédito para impulsar
la economía nacional. Es algo que subyuga, sobre todo a los nicaragüenses
luchadores, la manera como se maneja y se mueve allá esa gran palanca
propulsora del progreso.
Lo que quizás pueda faltarle un poco a los ticos, según el decir
amable de ellos mismos; es el material humano de la calidad del nica: decidido,
arrojado, incansable. También las tierras, accidentadas en su mayor parte,
son otro obstáculo para el mayor desarrollo económico costarricense.
Pero ellos han vencido y vencerán porque tienen su gran civismo, su amor
entrañable a la paz y su envidiable organización que todos admiramos.
Honor a Costa Rica!
Francisco Ibarra Mayorga
LA TRAGEDIA
DEL NICARAGÜENSE
EN COSTA RICA
1948
Imprenta Borrasé
San José, C. R.
A MI PATRIA INOLVIDABLE
Nicaragua en el siglo pasado se dió por entero con
toda su cultura a Costa Rica. En el presente siglo con sus maestros, poetas,
escritores periodistas, comerciantes, obreros y campesinos, ha brindado un poderoso
impulso, al programa de civilización de esta tierra Centroamericana.
¢ 1.00
Ejemplar
LA TRAGEDIA DEL NICARAGUENSE EN COSTA RICA
Es verdaderamente doloroso y alarmante lo que está pasando con los nicaragüenses
en Costa Rica, después del implantamiento del nuevo gobierno revolucionario
que, en sucesivas manifestaciones públicas, ha hecho sentir su deseo
de devolver la paz y la tranquilidad a sus moradores, sean estos nacionales
o extranjeros. Es verdad y del dominio publico que muchos nicaragüenses
tomaron participación al lado del gobierno anterior, la mayor parte porque
fué reclutada y algunos otros porque creyeron, cándidamente, en
las reformas y en los cantos de sirena de los líderes de VANGUARDIA POPULAR.
Pero también es cierto que al lado de la causa de la liberación
de Costa Rica, venían nicaragüenses conscientes que estuvieron peleando
en los diversos frentes organizados de la revolución y muchos otros que
en el orden intelectual, político y económico prestamos, dentro
y fuera de Costa Rica, eminentes servicios a la causa de su libertad.
Es sensible y extraño que los hombres de estado de Costa Rica de este
movimiento no hayan hecho públicamente, por la prensa o por otro medio
de difusión, el reconocimiento de esos servicios y en cambio hayan permitido
y sigan permitiendo el descrédito, persecuciones y atropellos sin motivo
contra los nicaragüenses como responsables de todos los crímenes
y atentados en perjuicio de personas y de bienes costarricenses.
Tengo noticias fidedignas de que algunas autoridades fuera de la capital, principalmente
en la zona bananera y del Guanacaste están consintiendo arbitrariedades,
y tolerando abusos sin motivo contra los trabajadores de mi país. Pongo
en conocimiento del gobierno estas anomalías y vejámenes que,
si continúan, serán de graves consecuencias para la tranquilidad
y seguridad personal de mis compatriotas en ésta Republica.
No quiero con esto justificar a los culpables de delitos y faltas que deben
ser castigados dentro de los preceptos de la ley, pero no es justo que por unos
cuantos delincuentes se denigre pública y privadamente y se maltrate
a una colonia como la nuestra que, al través de la historia ha contribuido
tanto al adelanto, cultura y progreso de Costa Rica.
EL BACHILLER RAFAEL FRANCISCO OSEJO, FUE UNO DE LOS
PRIMEROS FUNDADORES Y SOSTENEDORES DE LA INDEPENDENCIA DE COSTA RICA Y DE SU
ESCUELA
Los nicaragüenses desde la colonia, en los preliminares
de la independencia y hasta los tiempos actuales, han concurridos junto con
los costarricenses al desenvolvimiento y bienestar de Costa Rica.
LOS PRIMEROS EDUCADORES DE COSTA RICA FUERON NICARAGUENSES.
EL PRIMER LICEO Y REGISTRO PUBLICO DE LA PROPIEDAD FUE FUNDADO POR UN EMINENTE
HIJO DE NICARAGUA: EL LIC. MAXIMO JEREZ, "EL LEON DEL ISTMO".
Durante la colonia vinieron los primeros educadores de Nicaragua
sacerdotes en su mayoría, a iniciar la enseñanza costarricense.
En los albores de la independencia brilla esplendorosamente el Bachiller Rafael
F. Osejo, el primero en proclamar la independencia. Osejo de origen nicaragüense,
insigne maestro, legislador y magistrado, dió todas sus luces mentales
y energías a Costa Rica. Fué el primer rector y organizador de
la Casa de Enseñanza de Santo Tomás y después del Colegio
de Cartago. Se le designó con el honroso cargo de miembro de la Junta
Superior Gubernativa y por sus múltiples y extraordinarios servicios
lo declaró la Asamblea de 1823, "Benemérito de la Patria".
Posteriormente llegaron otros destacados maestros como don José Sacasa,
Manuel Barberena, Pedro César, Buenaventura Selva, éste último
de muy vasta ilustración y talento. Sucesivamente vinieron después
otros dignísimos profesores, sobresaliendo don José Ma. Zelaya,
Anselmo H. Rivas, Emiliano Cuadra, Benito Rojas, Salvador Jirón, Salvador
Castillo, Cruz y Máximo Jérez. Este último insigne abogado,
eminente político, profundo filósofo, escritor y maestro. Fundó
el primer Liceo de costa Rica y el Registro Público de la Propiedad actual.
Jérez fué el precursor de la Escuela Positivista en Costa Rica.
Por su acendrado unionismo no tuvo inconveniente en firmar el Tratado CañasJérez,
que cedió el Guanacaste, rica posesión nicaragüense, a Costa
Rica. Anselmo H. Rivas, maestro de don Ricardo Jiménez, figuró
como gran profesor y primer director del Colegio San Luis Gonzaga de Cartago.
La cultura musical vino de Nicaragua. Fué el maestro Juan Evangelista
Mayorga, el primero en iniciar la enseñanza musical a muchos jóvenes
costarricenses. Le siguieron otros compatriotas suyos organizadores de orquesta
y bandas como don Damián Morales, que enseñaron música
al autor del Himno Nacional de Costa Rica.
A fines y a principios del siglo pasado Ramírez Goyena, autor de la "Flora
Nicaragüense", de conocido renombre, Alceo Hazera, José Amador
y otros más en la enseñanza; Pedro Ortiz y Enrique Guzmán
en el periodismo y Rubén Darío en la literatura, dieron vigoroso
impulso a las letras costarricenses. Sería prolijo seguir enumerando
los valores literarios, científicos, médicos y educativos de mi
patria de origen, que han dado su poderoso concurso, en los tiempos modernos,
a esta República hermana. Pero no debemos olvidar a los más sobresalientes
como Juan de Dios Matus, Arturo Elizondo, Pedro Joaquín Chamorro, lo
mismo que el venerable y preclaro ciudadano don Adán Cárdenas,
ex presidente de Nicaragua, sus hijos Adolfo, director de las 2 empresas más
grandes de ingeniería que existen en Costa Rica, como son las Plantas
de Guacimal y la del Brasil, Miguel, Adán y Alejandro, Manuel Pasos Arana,
José León Quesada, Isaac Marcial y León Guerra, Rosalio
Sequeira, Salvador Calderón Ramírez, Pío Bolaños,
Alejandro Bermúdez, Rodolfo Espinoza, Adolfo Ortega Díaz, Salomón
de la Selva, poeta y escritor continental, Armando Saavedra y Leonardo Montalbán,
primeros directores del Dario [sic] de Costa Rica, Leonardo Rodríguez,
Francisco Mayorga Rivas, Justo Pastor López Alejandro Chamorro, Mons.
Borge, Constantino Herdocia y Octavio Williams, todos de muy grata recordación
y vinculados espirtualmente [sic] a esa culta sociedad. Figura descollante fue
Clorito Picado sabio científico, a quien tanto debe Costa Rica y América,
nacido en Carazo, Nicaragua.
TIENEN SANGRE NICARAGÜENSE DON RICARDO JIMÉNEZ
OREAMUNO, DON CLETO GONZÁLEZ VIQUEZ, EL DR. MONTEALEGRE FERNÁNDEZ,
DON OCTAVIO BEECHE, DON ALEJANDRO ALVARADO QUIROS, DON LEONIDAS PACHEO Y OTROS
VARONES ILUSTRES. EL EGREGIO EXPRESIDENTE DE COSTA RICA, LIC. ASCENSION ESQUIVEL
IBARRA, NACIO EN RIVAS, NICARAGUA.
Por otra parte un caudaloso torrente de sangre nicaragüense
corre por las venas de los costarricenses, tanto en la alta sociedad como en
la clase obrera y campesina. A ese respecto, don Cleto González, hijo
prócer de esta tierra, escribió extensamente sobre este origen
de los ticos y hacía notar, cuan valioso ha sido este cruce de sangre,
de la que ha brotado una brillante juventud de hombres de estado, agricultores,
comerciantes, poetas, científicos, maestros y jurisconsultos, tales como
Leonidas Pacheco, Alejandro Alvarado padre e hijo, Andrés Venegas, Octavio
Beeche, Fernández Escoto, familia Salazar, Solórzano, Gurdián,
Cabezas, Doña Julia Fernández viuda de don León Cortés,
Castro Avilés, Montealegre, de la que surgió el Dr. Montealegre
Fernández, expresidente de la República, Elizondos, Carrillos
Mezas, Santos, Baltodanos, Salazar Guardia, Fernández Salazar, Vicente
Salazar, Gámez, Guerreros, Lacayos, Chamorros y los eximios ciudadanos
Cleto González Víquez y Ricardo Jiménez Oreamuno, que con
don Ascensión Esquivel Ibarra, nacido en Rivas de Nicaragua, forman la
trinidad máxima de jurisconsultos, estadistas y beneméritos de
Costa Rica. De este último ascendiente mío habla don Cleto González
Víquez en los siguientes términos. "Era uno de los más
esclarecidos presidentes de Costa Rica, hábil abogado y notable estadista,
que muchos recordamos con cariño y veneración y que todo costarricense
guarda en su memoria con gratitud y con orgullo. El Lic. don Ascensión
Esquivel, fue nacido en Rivas de Nicaragua, de madre y padre nicaragüense".
LA UNIVERSIDAD DE LEON DE NICARAGUA, MADRE ESPIRITUAL
DE COSTA RICA EN EL SIGLO PASADO, EDUCO A DON JUAN MORA FERNÁNDEZ, JOSE
MARIA CASTRO, MANUEL AGUILAR, BRAULIO CARRILLO Y SINNUMERO DE NOTABLES COSTARRICENSES,
JEFES DE ESTADO, EXPRESIDENTES Y ALTOS FUNCIONARIOS
La Universidad de León en el siglo pasado fué
un foco de luz, donde saciaron su cultura muchos próceres de Costa Rica,
entre otros, don Juan Mora Fernández, primer jefe de estado de Costa
Rica, el ex presidente don José Ma. Castro, don Manuel Aguilar y don
Braulio Carrillo, también jefes de estado, el estadista don Pedro Zeledón,
don Juan Manuel Zamora y muchos sacerdotes que ocuparon distinguidas posiciones
de legisladores, Miembros de la Junta Superior Gubernativa, entre los que pueden
citarse: don Juan de los Santos Madriz, Manuel Alvarado, José María
Esquivel, Celio Umaña, Joaquín Rivas, Vicente Castro, Joaquín
Quesada y el esclarecido patricio Florencio del Castillo. El ilustre publicista
y escritor costarricense, don Luis F. González, mi maestro en el Liceo
de Costa Rica, dice al respecto: "La cultura impartida en la Universidad
de León en todos los últimos 50 años del siglo pasado,
influyó muy directamente en nuestra enseñanza. Aquella cultura
vino a Costa Rica por medio de los graduados en la Universidad dicha. La organización
de la Casa de Santo Tomás, las leyes de instrucción pública
de 1832, así como la organización de la Universidad de Santo Tomás,
constituyen un reflejo de la cultura de la Universidad leonesa". Monseñor
Thiel, venerable obispo de Costa Rica, se expresó en conceptos inmortales
de nuestra Universidad: "Salieron de aquel establesimiento casi todos los
próceres de nuestra independencia, patriotas verdaderos que supieron
con tino fundar la República de Costa Rica".
EL ARTESANO NICARAGUENSE FIGURA EN PRIMERA LINEA EN
LA PEQUEÑA INDUSTRIA COSTARRICENSE
Fué el artesanado nicaragüense desde el siglo pasado en la zapatería,
talabartería, sastrería, herrería y la modesta arquitectura
el que brindó su valioso contingente en esa pequeña industria
y el que todavía se distingue, en talleres de primera clase, como el
de don Gilberto Reyes, en la industria del calzado; don Segundo Lazo en Alajuela
y Fernando Martínez, en Puntarenas; el de don Isidro Reyes y José
Vicente Zamora, en el ramo de sastrería; el de don Miguel Guevara, en
el de talabartería. Asimismo en otros órdenes de la enseñanza,
el arte y el comercio es digna de mencionarse actualmente la Escuela Gregg,
regentada por la competente Directora doña Olivia Robleto de Soto, Instituto
comercial que goza de gran reputación en esta capital; el estudio fotográfico
de don Francisco Molina Alemán, reputado artista muy conocido en San
José; el taller de barbería de don Adolfo Aguirre, con más
de veinte años de existencia; el taller de belleza "Dorian",
de doña Herminia de Rivera; la tienda y confección de trajes de
la viuda del malogrado Gral. Noguera Gómez; modistería de primera
calidad, de Margarita Noguera; el establecimiento comercial "Bazar Nicaragua";
Farmacias como El Iris, de Hans Raven, Rex, de Augusto Estrada y La Salud de
don Brajin Solís; algunas pulperías, como la muy popular del honorable
caballero don Audino Días Rivas, denominado "La Viña"
La Gacela de Salvador Lacayo y la Nueva Granada, de don Alfredo Cousell; pensiones
de primer orden, entre otras la Pensión Morice, Pensión Nicaragua,
Guillén Largaespada, Tas Inn. No puede pasar inadvertida la costosa y
bella urbanización que está llevando a cabo en terrenos cercanos
a la Sabana, don Felipe Mantica, etc.
EL TRABAJADOR NICARAGUENSE, "CONQUISTADOR DE LA
SELVA", COMO DICE DON OTILIO ULATE BLANCO, HA CONTRIBUIDO PODEROSAMENTE
AL PROGRESO Y ECONOMIA DE COSTA RICA
No digamos de la fecunda e impagable labor del peón y trabajador nicaragüense
en los campos malsanos e inclementes de la Costa Atlántica, primero y
el Pacífico después, en donde dejaron sus huesos, y perdieron
su juventud, riqueza personal, millares de nicaragüenses, talando la montaña,
construyendo la vivienda, sembrando el banano, acosados por las fiebres, por
las fieras y los reptiles, en esa espantosa vida bananera de Costa Rica. Disputándose
así con la naturaleza y con la muerte, recibiendo un salario de hambre,
muchos hasta sin un lecho donde dormir, como pago a su extraordinario tributo,
el nicaragüense ha contribuido con abnegación casi Franciscana,
al progreso costarricense, lo mismo que al mantenimiento del presupuesto nacional,
del que viven millares de familias de la meseta central. La presencia venturosa
del nicaragüense en Costa Rica, ha sido una realidad necesaria, dentro
de la cual ha conquistado su trabajo o una posición, con el sudor de
su frente, entera honradez e inteligencia.
Por eso me atrevo a decir, con justo orgullo, que si algún pueblo en
América ha contribuido poderosa y eficazmente a la cultura de otro, ha
sido el de Nicaragua con su vecino costarricense.
LA SIEMBRA DE LOS CEREALES DE PRIMERA NECESIDAD, ARROZ,
MAIZ, FRIJOLES SE DEBE EN GRAN PARTE A LOS NICARAGUENSES
La siembra del arroz, el maíz y los frijoles, alimento básico
del pueblo costarricense, la hacen en gran parte el trabajador de Nicaragua
o de este origen, en el Guanacaste, Upala los Chiles y otros lugares del Pacífico,
antigua y ricas posesiones de Nicaragua, en donde los laboriosos campesinos
siembran esos granos, que llenan con abundancia la despensa de los hogares pobres
y ricos de Costa Rica. Asimismo, el ganado que desde hace más de un siglo
viene a ofrecer su carne abundante a los mercados de éste país,
ha sido también un poderoso alimento en la vida de este pueblo centroamericano.
EL TURISMO NICARAGÜENSE ES UN FACTOR ECONOMICO
MUY IMPORTANTE EN COSTA RICA. NUESTRA TIERRA ES ACOGEDORA Y HOSPITALARIA.
El turismo nicaragüense es un factor de primera calidad, que produce millones
de pesos en la economía de Costa Rica. Sin lugar a equivocarme puedo
decir que ningún turismo extranjero le aventaja, ni mucho menos le iguala.
El nicaragüense baja del avión ansioso de derrochar su dinero en
hoteles, paseos, cantinas, tiendas y lugares de diversión. Gasta con
largueza y comparte con sus amigos y amigas de Costa Rica sus horas de alegría
y felicidad pasajera. Y así como en su tierra es hospitalario y generoso,
cuando sale de sus fronteras patrias, lleva en su espíritu andaluz, ese
sello imborrable de su fisonomía placentera, locuaz y acogedora.
Siento regocijo en manifestar que mis compatriotas quieren al costarricense
sin reservas. Cuando un hijo de este país hermano pisa mi suelo patrio,
se le abren las puertas de par en par y encuentra siempre una mesa servida,
un aposento listo y una cálida atención, como muestra elocuente
de nuestro afecto fraternal. Ya en grandes ocasiones de la historia como en
los años de 1880 a 1885, y en este siglo en 1918, cuando la tiranía
de los Tinoco, el pueblo nicaragüense abría sus hogares a los numerosos
costarricenses que llegaron por esas épocas, en circunstancias de todos
conocidas.
Cuando estoy defendiendo a mi patria en esta forma, estoy defendiendo también
a muchos millares de costarricenses de ese mismo origen y a centenares de familias
ticonicaragüenses, humildes y pobres, ricas y cultas, que conviven en paz
y al amparo de las leyes, en esta tierra venturosa.
LAS PAGINAS LAPIDARIAS DE DON OTILIO ULATE SOBRE EL
NICARAGUENSE EN COSTA RICA.
Esa triste creencia del término medio de la población costarricenses
[sic], de que todos los nicaragüenses somos delincuentes y perniciosos,
se debe en gran parte a la ignorancia de muchos y al poco cuidado de la escuela,
para desvanecer esos dolorosos prejuicios, fuentes de perennes discordia [sic]
entre los pueblos hermanos.
A este respecto debo recordar el lamentable asesinato del dignísimo caballero
González Laman en 1935, que se atribuyó inmediatamente sin ningún
examen, a los nicaragüenses. La reacción contra nosotros en aquella
época fué en extremo bochornosa, hasta que se aclaró ese
hecho escandaloso, cometido por ciudadanos costarricenses de sangre y de nacimiento.
Con ese motivo un brillante escritor costarricense, don Otilio Ulate Blanco,
hoy presidente electo de Costa Rica, mimado de las multitudes por sus prestigios
[sic] indiscutible, escribió una página lapidaria que tituló
"La leyenda negra" en defensa de los nicaragüenses.
Entre otras cosas decía este prestigiado estadista: "El nicaragüense
en Costa Rica ha sido un elemento de trabajo habituado a la faena ruda, desafiador
de todos los peligros, conquistador de la selva, que no se arredra ni ante los
obstáculos de la naturaleza ni ante los miasmas deletéreos del
pantano. Siendo tan crecido el número de individuos de esa nacionalidad
que viven dispersos en el territorio costarricense, es de gran lógica
elemental, por la fuerza del número, que dentro de esa colonia haya mayor
suma de maleantes que en las restantes; pero el común de las gentes no
suele detenerse ante esa consideración de la proporcionalidad y con un
criterio simplista e inadmisible y con absoluta ausencia de razonamiento y de
justicia, si un nicaragüense delinque se aplica con alguna frecuencia a
sus connacionales por extensión, el mismo concepto de desvío de
las normas morales que se le aplica al que incurrió en pecado. La gente
culta, la siquiera medianamente culta, sabe bien que esto no es así y
que las responsabilidades deben individualizarse en quien incurrió en
ellas, pero entre nosotros la gente llamada culta padece de la pereza de pensar
y no tiene lo bastante desarrollado el sentido de la justicia pura y desinteresada
para dirigir su esfuerzo a combatir el yerro: y deja que la leyenda negra siga
corriendo entre la masa ignara que parece no asombrarse de que al nicaragüense
se le atribuye el mal que hizo y el que no pensó hacer. A Nicaragua como
nación, nos vincula ya no solo la vieja y gastada razón de la
hermandad histórica sino un hondo motivo de gratitud imperecedera por
afecto desinteresado y leal respecto de nosotros, puesto a prueba en tantas
ocasiones que ya son multitud; y a los nicaragüenses que conviven con nosotros
les debemos también gratitud porque ellos han sido obreros de nuestro
progreso, cooperadores eficientes de nuestra tarea colectiva que honran a su
patria fuera de ella y qué, en términos generales, también
honran a la tierra hermana bajo cuya bandera han plantando su tienda de peregrinos
y a cuyos destinos han legado su propio destino con fe en el porvenir".
Negar nuestra cultura del pasado y del presente; negar ese vigoroso aporte de
sangre nicaragüense, origen fecundo [sic] tan nobles varones costarricenses,
brillantes forjadores de esta nacionalidad; negar esa verdad indiscutible de
la historia de que nuestra Universidad de León, en el siglo pasado fué
el alma mater de los costarricenses, ubre inagotable que dio su leche portentosa
a los hombre cumbres de Costa Rica, eso es algo que no tendría explicación
y si solo se internara [sic] sería como querer profanar las tumbas de
esos preclaros hijos espirituales, de aquella madre fecunda; negar a Máximo
Jérez, fundador de un Liceo y de un Registro Público, que ya debía
tener como justa recompensa un busto o por lo menos una inscripción agradecida,
recordatoria de su luminoso esfuerzo; negar esa enjundiosa labor de los primeros
maestros nicaragüenses, cuando abría sus ojos Costa Rica a la vida
independiente; negar a Ascensión Esquivel Ibarra, hijo legítimo
de la bella tierra de los lagos, como uno de los grandes presidentes que ha
tenido Costa Rica; olvidar el esfuerzo del brazo nicaragüense, en lucha
a muerte con la montaña infesta, para convertirla después en riqueza
productiva, eso sería un atentado contra los cánones de la justicia
y del agradecimiento...
Por esas razones, en esta hora angustiosa de mi patria elevo una respetuosa
protesta a los hombres de buena voluntad de Costa Rica. Este es el momento de
hacer las rectificaciones honrosas que coresponden [sic] a pechos bien nacidos.
EL PREJUICIO CONTRA EL NICARAGUENSE EN COSTA RICA DEBE
DESAPARECER, COMO UNA NECESIDAD DE CONCORDIA Y CONVIVENCIA.
Por unos cuantos malos hijos de Nicaragua, radicados aquí, como sucede
en todas partes con las colonias extranjeras numerosas, no es justo que se recrimine
y ofenda, de un modo tan penoso, a la colonia más provechosa y útil,
de todas las que ha tenido éste país en el curso de su historia.
Esos costarricenses que en una infecunda labor periodística y privada
han sembrado y siguen cultivando el odio entre ambos pueblos vecinos y amigos
no saben ni calculan el inmenso daño que habrán de ocasionar a
las futuras relaciones de estas dos naciones hermanas, que tan juntas han andado
en el largo recorrido de su historia y de su vida independiente.
LA JUSTICIA Y EL AGRADECIMIENTO SE HARAN SENTIR ALGUN
DIA A FAVOR DE LOS NICARAGUENSES EN COSTA RICA.
Dios ha de querer en este momento de tribulación y martirio nicaragüense,
iluminar la conciencia de los hombressensatos [sic] de Costa Rica; de su prensa
responsable; de sus maestros y de su escuela; y de sus universitarios,
con muchos de los cuales recibí el pan espiritual en esta noble universidad
hermana; y de sus autoridades encargadas de proteger sin distinción ni
discriminaciones a sus habitantes, sean éstos nativos o extranjeros,
para que con gran espíritu de comprensión y de conveniencia nacional,
hagan cesar las persecuciones y atropellos que se están cometiendo en
la zona bananera y otros lugares e impedir ese descrédito, productor
de rencores y enconos entre dos pueblos hermanos y vecinos.
Pero si mi voz, altamente patriótica y honrada, inspirada tan solo en
la justicia, se pierde, en esta vez en el vacío de la indiferencia, yo
le pido a los costarricenses, como ellos lo harían en igual forma si
estuviesen en idénticas circunstancias en mi patria, que nos den un plazo
prudencial, el justo tan solo para que se opere la caída en Nicaragua
de Somoza, a fin de desocupar el suelo costarricense, una vez que un gobierno
de orden y garantías permita el retorno de mis compatriotas a su tierra
natal.
Día vendrá, estoy seguro, cuando se serenen las pasiones del momento
y cese esa campaña injusta e implacable de difamación contra nosotros
y cuando, además, la escuela costarricense le enseñe a sus niños
esa grandiosa labor de cultura y de progreso que han hecho los nicaragüenses
en Costa Rica, día vendrá digo, en que se levantará un
monumento a Nicaragua en memoria de sus preclaros hijos, maestros y educadores
y humildes obreros de la ciudad y del campo, como lo tiene Andrés Bello
en Chile, don Pablo Buitrago, nicaragüense en San Salvador, Morazán,
con un parque que lleva su nombre en Costa Rica y tantos otros en el mundo civilizado.
LOS NICARAGÜENSES DEBEN CONVENCERSE DE QUE SON
EXTRANJEROS EN COSTA RICA Y POR LO MISMO NO TIENEN DERECHO NI OBLIGACIÓN
DE INTERVENIR EN SU POLÍTICA INTERNA.
Por esas viejas vinculaciones de la historia desde la colonia, en que Costa
Rica dependía espiritualmente de Nicaragua y en que viajaban los costarricenses
hacia mi patria y los nicaragüenses a Costa Rica y, además, por
un sentimiento unionista de mis compatriotas, que ingenuamente se consideran
todavía hijos de la antigua patria centroamericana, cuando se establecen
aquí, intervienen en la política y participan en los diferentes
bandos en que se divide la opinión pública en cada período
electoral, como en el borrascoso que acaba de pasar, de tan graves consecuencias
para la unidad de la familia costarricense. Pero el nicaragüense no se
ha dado cuenta, desgraciadamente, de que en Costa Rica es extranjero y que si
en los momentos difíciles de su política, cada tendencia lo utiliza
en su propio beneficio, explotándole, precisamente, este sentimentalismo
morazánico, una vez concluida la contienda, las persecuciones contra
los caídos van, principalmente, enderezadas hacia al ignorante y pobre
campesino y obrero de mi patria, en forma tan cruel y despiadada, como está
pasando en estos momentos en la costa del pacífico y otros lugares, que
llaman a la piedad y a la misericordia!
Ojalá que en ésta vez con tan duras y dolorosas lecciones, mis
compatriotas abran los ojos de la experiencia y del patriotismo y no intervengan
más en los asuntos internos de Costa Rica como extranjeros que son y
seguirán siendo toda su vida, aunque se nacionalicen en ésta república
vecina de la nuestra, pero de espaldas en los problemas de sus hermanos del
Istmo.
Son muy hondos y difíciles los problemas de nuestra patria y el deber
nos exige, por eso mismo, fijar tan solo la mirada en nuestro suelo inolvidable,
inmensamente rico y privilegiado por la naturaleza, al que tendremos forzosamente
que regresar algún día, para hacerlo próspero y grande
al amparo de una paz, de un gobierno y de un grupo de patriotas, comprensivos
de nuestros maravillosos destinos futuros, que harán de Nicaragua la
tierra más feliz de Centroamérica.
FRANCISCO IBARRA MAYORGA
Junio 1948
©Iván Molina Jiménez
Notas
Arriba
vuelve * Costarricense. Catedrático
de la Escuela de Historia e investigador del CIICLA, Universidad de Costa Rica.
Correo electrónico: ivanm@fcs.ucr.ac.cr.
vuelve **La investigación
de base para este trabajo fue financiada por la Vicerrectoría de Investigación
y se realizó en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura
Latinoamericanas (CIICLA) de la Universidad de Costa Rica. Agradezco la colaboración
de Juan Luis Vargas y Paulina Malavassi.
vuelve 1. Torres-Rivas, Edelberto,
ed., Historia general de Centroamérica. Historia inmediata, t.
VI (Madrid, FLACSO-Comisión Quinto Centenario, 1993), p. 204.
vuelve 2. Morales, Abelardo
y Castro, Carlos, Inmigración laboral nicaragüense en Costa Rica (San José, FLACSO, 1999), p. 55.
vuelve 3. Instituto Nacional
de Estadística y Censos, IX censo de población, p. 4. Chen
Mok, Mario, Rosero, Luis, et al., Migrantes nicaragüenses en Costa Rica
2000: volumen, características y salud reproductiva (San José,
Programa Centroamericano de Población, 2000), pp. 12-13. Véase
también: Rosero, Luis, "La revolución demográfica". La Nación, 31 de enero de 1999, p. 15 A. Para una crítica
de Rosero, véase: Morales y Castro, Inmigración laboral,
pp. 32-33.
vuelve 4. "Apetecidas
remesas a Nicaragua". La Nación, 26 de noviembre del 2001,
p. 36 A.
vuelve 5. "Nicaragüenses
no superan los 400 mil". La Nación, 5 de diciembre de 1999,
pp. 4 y 5 A.
vuelve 6. Alvarenga, Patricia,
Conflictiva convivencia. Los nicaragüenses en Costa Rica. Cuadernos
de Ciencias Sociales. San José, No. 101 (1997), pp. 9-53; ídem,
La identidad amenazada: los costarricenses ante la inmigración
nicaragüense. Vannini, Margarita y Kinloch, Frances, eds., Política,
Cultura y Sociedad en Centroamérica, siglos XVIII-XX (Managua, Instituto
de Historia de Nicaragua y Centroamérica, 1998), pp. 63-70. Sandoval,
Carlos, Comunicación y etnicidad: construcción de identidades
entre costarricenses y nicaragüenses en los noventa. Reflexiones.
San José, No. 63 (octubre de 1997), pp. 29-39.
vuelve 7. Molina Jiménez,
Iván, Costarricense, por dicha. Identidad nacional y cambio cultural
en Costa Rica durante los siglos XIX y XX (San José, Editorial de
la Universidad de Costa Rica, 2002), pp. 15-28..
vuelve 8. Proyecto Estado de
la Nación, Estado de la nación en desarrollo humano sostenible,
5 informe (San José, Proyecto Estado de la Nación, 1999), p. 47.
Morales y Castro, Inmigración laboral, pp. 38-40 y 47-48.
vuelve 9. Alvarenga, La
identidad amenazada, p. 68.
vuelve 10. Soto, Ronald,
Inmigración e identidad nacional en Costa Rica. 1904-1942. Los
otros reafirman el nosotros (Tesis de Licenciatura
en Historia, Universidad de Costa Rica, 1998), pp. 262-459.
vuelve 11. Soto, Inmigración
e identidad nacional, p. 459.
vuelve 12.Sandoval, Carlos,
comp., "¿Cómo me siento en Costa Rica? Autobiografías
de nicara-güenses". Información Documental (San José,
Instituto de Investigaciones Sociales, 2000), p. viii.
vuelve 13. Alvarenga, Conflictiva
convivencia, p. 40. Estrecho abanico laboral. La Nación,
6 de diciembre de 1999, p. 5 A.
vuelve 14. Sandoval, ¿Cómo
me siento en Costa Rica?, p. v.
vuelve 15. Morales y Castro, Inmigración laboral, p. 136. Alvarenga, Patricia, Trabajadores
inmigrantes en la caficultura. Cuaderno de Ciencias Sociales. San
José, No. 116 (2000), pp. 9-54.
vuelve 16. Proyecto Estado
de la Nación, Estado de la nación en desarrollo humano sostenible,
5 informe (San José, Proyecto Estado de la Nación, 1999), p. 47.
La proporción se mantenía en 1999. Nicaragüenses no
superan los 400 mil, p. 5 A. Sobre el caso específico de La Carpio,
véase: Marín, Maritza, Monge, Allan y Olivares, Edith, Tejedores
de supervivencia: redes de solidaridad de familias nicaragüenses en Costa
Rica: el caso de La Carpio. Cuaderno de Ciencias Sociales.
San José, No. 118 (2001), pp. 9-107.
vuelve 17. Sandoval, Carlos, Sueños y sudores en la vida cotidiana. Trabajadores y trabajadoras
de la maquila y la construcción en Costa Rica (San José, Editorial
de la Universidad de Costa Rica, 1997), p. 131.
vuelve 18. Entre los testimonios
nicaragüenses, véase: Darío, Rubén, Costa Rica.
Picado, Teodoro h., ed., Rubén Darío en Costa Rica (segunda
parte. 1891-1892) (San José, Imprenta Alsina, 1920), pp. 73-74. Toledo
de Aguerri, Josefa, Al correr de la pluma (Managua, Tipografía
y Encuadernación Nacional, 1924), pp. 17-46. Selva, Salomón de
la, Canto a Costa Rica. Repertorio Americano. San José,
13 de septiembre de 1930, pp. 150-151. Cuadra, Manolo, Costa Rica, pueblo
extraño. El gruñido de un bárbaro. Visiones y
confesiones (Managua, Nueva Nicaragua, 1994), pp. 130-140. Entre los costarricenses,
véase: Bákit, Oscar, Cuentos mariachis (San José,
Editorial Costa Rica, 1991).
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