Marc Zimmerman

El Salvador at War después de la guerra

University of Illinois at Chicago

marczim@uic.edu

Notas*Obras citadas

 

En memoria de Gabriela Yanes

El Salvador at War entre otros libros

Tantos años han pasado, y ahora con la Guerra Fría terminada y los centros de interés ya en otros lugares, esto parece un espectro, una ilusión breve, un paréntesis histórico en la longue durée braudeliana de Centroamérica. Y, sin embargo, a pesar de todos los errores cometidos, de los caminos tomados y no tomados, la lucha salvadoreña y la revolución cultural que parecía por lo menos tan central a ella, son temas que fascinan todavía a algunos de nosotros. Estos confirman o presentan un reto a nuestras creencias sobre una revolución supuestamente popular y tercermundista, animan nuestro sentido de nostalgia y esperanza, de dolor y pérdida, y nos llevan cuestionar nuestras interpretaciones históricas y políticas.

Es en este contexto que he decidido discutir un libro mío del tiempo de lucha, un libro que nunca circuló, y creo que nunca fue tema de discusión en El Salvador, aunque es un libro plenamente sobre este país, El Salvador at War (1988). Subtitulado "Un collage épico", era de hecho la tercera parte de una serie de collages épicos sobre Centroamérica que ha llegado a llamarse El cuarteto centroamericano.1

Ubicado entre varios otros trabajos, El Salvador at War fue construido empalmando, cortando y condensando poemas y aún fragmentos y trozos de poemas de escritores de mayor o menor reputación y calidad, y también testimonios de aquellos que no escriben y no han tenido voz, todo combinado en una construcción cronológica. Este libro, aunque múltiple, constituye una especie de "narrativa nacional" estructurada para presentar los conflictos, procesos y eventos más importantes de la historia nacional, especialmente en términos de las continuas luchas históricas de los sectores salvadoreños subalternos y a veces rebeldes.

Por medio de una síntesis de la poesía conversacional y las características polifónicas que

proporcionan las técnicas del collage, traté de reconstruir una historia nacional a través del discurso de ciertos escritores y actores sociales —formas que representan variados modos de pensamiento sobre la historia en función de lo que Benedict Anderson (1983) ha definido como una "comunidad imaginada" sin caer en lo que Lyotard ha designado como una "macro-narrativa". Este esfuerzo por manifestar las voces múltiples lleva al libro a tratar las cuestiones teóricas sobre la representación con respecto a la modernidad y a la postmodernidad europea y latinoamericana, así como las relaciones socio-estéticas en las sociedades metropolitanas y periféricas. Lo que resulta de esta técnica editorial no puede pretender representar una historia objetiva sino una construcción ideológica basada en las dimensiones supuestamente predominantes de la historia salvadoreña. Se trata, entonces, de una construcción influenciada, sobre todo, por la perspectiva de resistencia y oposición antidictatorial y anti-intervencionista que caracterizaba tanto al sector intelectual de izquierda de la clase media salvadoreña —particularmente desde la década de 1960 hasta el presente_como a los sectores de la clase trabajadora y los campesinos que pudieron ser ubicados e incluidos en el texto. En última instancia, la estructura del collage está influenciada por horizontes culturales e ideológicos que se pueden caracterizar como el comienzo del nuevo orden mundial impuesto por la política reaganiana en los ochenta.

El Salvador at War está organizado a partir de un esquema cronológico que va desde la conquista hasta las tragedias de Guazapa y San José las Flores y el terremoto de 1986. Como los asuntos de género y de representación del discurso histórico centroamericano son importantes para el diseño y el valor potencial de este libro, es fundamental tratarlos aquí.

Literatura y formaciones sociales/ modos de discurso e historia

Como he dicho en otro texto, Nicaragua, El Salvador y Guatemala se convirtieron en espacios de oposición revolucionaria importantes en la década de los ochenta, no directamente por las condiciones de miseria y dictadura que existían en esos países, sino porque los esfuerzos para contener la oposición social y política fomentaron el desarrollo de fuerzas culturales de oposición que fueron eficaces al grado que articularon y propagaron mitos, estructuras y, por supuesto, organizaciones de resistencia por parte de grupos o sectores importantes capacitados para hacer de la transformación nacional un asunto de acción colectiva, y que llegaron a funcionar como una fuerza cultural de oposición "nacional-popular" al estilo gramsciano. El discurso literario centroamericano, particularmente la poesía política y la narrativa testimonial, tuvo un papel importante en la constitución de lo nacional-popular; por lo tanto, el estudio de la literatura centroamericana —sobre todo de la poesía como el modo que, desde Darío, logró un lugar privilegiado en la vida literaria y cultural— viene a ser central para entender plenamente los procesos políticos en estos países.

Finalmente, las tradiciones literarias y poéticas en los países centroamericanos, cuando estos atraviesan por crisis revolucionarias, logran articular narrativas nacionales/populares _esto es así más específicamente en las obras construidas como collages épicos totalizantes como los famosos poemas documentales de Ernesto Cardenal y las Historias prohibidas del pulgarcito de Roque Dalton, e incluso anterior a éstos, el libro híbrido de historia, crítica y prosa poética, Guatemala, las líneas de su mano por Luis Cardoza y Aragón.

En cierto sentido, El cuarteto se construye sobre, y alrededor de, las bases de estos textos claves y también otros escritos de autores nacionales que han tratado de emular, cuestionar y extender los "relatos fundacionales" contra-culturales en función de nuevas y variadas perspectivas derivadas de las situaciones y visiones históricas en evolución, para constituir narrativas nacionales aún más grandes, polivocales y hasta cierto grado descentralizadas. Los resultados son formas que tratan de trazar las fuerzas nacionales e internacionales dominantes, y los modos dominantes de oposición cultural y política, tanto como las contradicciones expresadas en las tendencias literarias forjadas por las ideologías radicales en el curso de su desarrollo antes, durante y más allá de la época de los collage-narrativos de Cardenal, Dalton y Cardoza. Mis propios libros-collage muestran cómo la poesía conversacional, la narración documental y testimonial y otros recursos se unieron en las macro narrativas centroamericanas para proyectar aún más el discurso oral y escrito centroamericano en la medida que éste se alzaba en una relación significativa con los procesos sociales que culminaron en las fuerzas culturales de oposición en sus respectivos países, especialmente con el desarrollo de las contradicciones y movimientos sociales en respuesta a la crisis del modelo agro-exportador de los años cincuenta y sesenta en la zona.

El Salvador at War en sí

¿Cómo se puede caracterizar el libro salvadoreño a la luz de los otros collages? Como parte del Cuarteto, El Salvador at War presenta paneles claves de un vasto mural que trata sobre la formación de sociedades agro-exportadoras inestables, controladas por dictaduras militares y aptas para la rebelión e insurrección al grado que pudo echar raíz una fuerza cultural de oposición y, por supuesto, otras organizaciones revolucionarias. Pero como una contribución específica de El Salvador, este volumen tiene carácter y vida propia, marcados por las peculiaridades de la historia salvadoreña y su sociedad, y la relación de la poesía y otros modos de expresión literaria con el proceso socio-político general.

Aquí se debe notar una premisa en mi reconstrucción de la historia literaria y especialmente poética del país, de acuerdo a la cual, Las historias prohibidas del pulgarcito representa un resumen no solamente de la historia salvadoreña sino también es la síntesis máxima del intento de transformar "el modo de producción poética nacional" de tal manera que afecta toda la poesía nacional que viene después. Esta visión identifica a los escritores previos (tales como Gavidia, Lars, los miembros del grupo de los Seis, Geoffroy Rivas, etc.) como contribuyentes al sistema que Roque y su generación sintetizan y que sirve como macro estructura en relación de la que podemos ver a los otros muchos escritores que vinieron después --los jóvenes como los "poetas de la violencia" pero también los veteranos como Claribel Alegría que se juntaron con el nuevo modo de producción poética. Esta perspectiva, sin duda discutible ahora después de la guerra, indica la forma y orientación de El Salvador at War. Obviamente es la presencia central de un escritor, Dalton, y un texto, Las historias la base que caracteriza la forma y tono de este libro.

Sin duda, la primera parte del libro está basada por completo en Las historias prohibidas y retoma casi por completo la visión irónica y sardónica de la historia salvadoreña como Roque la vio. Claro, primero contiene una condensación de Las Historias, segundo una linealización del texto y tercero, una interpolación de varios otros textos (por Roque y varios otros poetas) para trazar una visión que implica perspectivas múltiples (especialmente perspectivas políticas, indígenas, feministas e inclusive rurales). Esta visión modificada crea cierta tensión con Roque y apunta a otras direcciones que van a desarrollarse en los años después del momento culminante de su libro —es decir, la guerra de fútbol y todo lo que eso implica para el Mercado Común Centroamericano, la zona en sí, el país, y aún la situación de la izquierda.

Como centro de nuestro texto, Las historias nos da una visión marxista, en cierto sentido ortodoxa y lineal del pasado y especialmente del siglo XIX, en la cual los liberales como Morazán y Barrios son, a pesar de sus pretensiones clasistas y sus acciones con respecto a los pueblos indígenas, los próceres de las revoluciones del siglo 20. También la visión que presenta es principalmente masculina, urbana y cosmopolita, y está estructurada sobre la ruptura en la historia nacional y en la izquierda salvadoreña impulsada por la guerra del fútbol, pero dando una importancia profunda a los acontecimientos de 1932 como base de un desarrollo que nos lleva a esta ruptura.

El libro pone en relieve la perspectiva de Las historias como expresión máxima de la contracultura salvadoreña de la Generación Comprometida, pero, por supuesto, hay también tensiones en contra de las limitaciones de esta perspectiva que aparecen en el texto tanto como en las introducciones. Y estas tendencias contrarias empiezan a salir con más claridad cuando ya en la Parte II empezamos a enfocar el tiempo ya después de 1969 y más allá de Las historias.

De hecho, me enfrenté con la muerte de Roque y todo lo que eso implicaba para el país, la izquierda y el pensamiento histórico en sí. También, con esta puntuación de la vida política y poética como paquete histórico, enfrenté la necesidad de extenderme desde las Historias hasta el 86 ya sin una forma específica para guiar el intento. Pero tuve mucha ayuda. Roque siguió produciendo su poesía hasta 1975; luego tuve acceso a las antologías de Cea y Argueta, además de la producción poética-collage de Cea con su enfoque en el campo, y de la producción de poesía testimonial por Cea y muchos otros. En los últimos años, tuve también el texto collage preparado por Gabriela Yanes, Horacio Castellanos Moya y Manuel y Lyn Sorto, Espejos de la guerra. Todos estos textos, más poemarios y manuscritos, poemas testimoniales y documentos testimoniales de carácter poético que recibí de varios lugares me dieron la base para montar el libro como collage. Todo eso implicó no solamente extender sino transformar la visión de Dalton hacia el mundo de las comunidades de base, de Rutilio Grande, de Monseñor Romero, de Sumpul, Mozote y los acontecimientos del conflicto de baja intensidad, así como todas las transformaciones vitales y poéticas que eso implicaba.

El intento de crear una poesía más popular, centrada en una búsqueda por la unidad entre los diversos sectores sociales resultó en transformaciones que involucraron las orientaciones documentales y testimoniales de las dimensiones urbanas, proletarias religiosas y feministas. En los años después de la muerte de Dalton, sus camaradas más cercanos e influenciales en la poesía (Argueta, Quijada Urías, Armijo, López Vallecillos, Cea, y otros más jóvenes), continuaron el desarrollo del sistema poético salvadoreño, contribuyendo a las dimensiones que ya he indicado.

Sintomáticos en este contexto son los ejemplos recientes de poesía rural, feminista, testimonial y hasta religiosa que surgieron entre estos escritores y también entre muchos poetas que no eran parte de los grupos mencionados _específicamente las mujeres escritoras, culminando en el trabajo reciente de Claribel Alegría y otras. La feminización de la historia y el discurso nacional dependió mucho de Alegría y de las otras poetas mujeres. El libro también se apoyó mucho en los testimonios y las canciones de las comunidades de base y los grupos musicales de los años 70 y 80, para dar más peso rural y testimonial al sistema literario.

La poesía de la guerra y ahora

Fomentada en la ciudad por la nueva inteligentisia urbana, la cultura revolucionaria salvadoreña creció en los años sesenta y setenta y se dispersó al campo donde empezó a arraigarse en relación a las inquietudes sociales y religiosas rurales. Un sistema poético urbano e izquierdizante sujeto a las influencias metropolitanas globales se convirtió en un espacio no solamente para la formulación y expresión de visiones sectarias y subalternas, sino para el esfuerzo de muchos escritores representando varios sectores para avanzar más allá su postura y orientación inicial a una base más amplia y representativa que expresó muchas de las voces de un pueblo en crisis. La poesía en sí es una poesía de emergencia, escrita en condiciones de lucha y represión —una poesía sencilla, directa, y portátil que creció en los tiempos de lucha, que se dispersó en el campo y que, en reacción a una guerra de baja— intensidad, se hizo parte de un sistema expresivo en formación de protesta, compromiso y testimonio. Pero claro, el sistema en formación era un sistema intervenido, quebrado y fragmentado que por falta de una correlativa funcional no podía mantenerse como un sistema discursivo de coherencia y porvenir.

El mundo, la teoría y mi postura personal han cambiado radicalmente en el curso de los últimos años. El esfuerzo por proyectar "fragmentos de una épica nacional aún no escrita que expresen los impulsos anticipatorios de una unidad nacional aún no lograda" y ya intervenida es talvez una sueño utópico de otro tiempo. Mucho ha cambiado. Y muchos de los cambios ya estaban en proceso cuando yo estaba terminando el collage y no podían sino afectar o infleccionar la naturaleza de mi libro. El pueblo, traumatizado por la violencia, motivado en sus sueños de desarrollo económico y cambio democrático, ya empezó a girar hacia los procesos de transición y ajuste que caracterizan la vida y la violencia contemporánea de El Salvador.

No es accidente que, aún durante los tiempos de guerra y la "poesía de combate" en El Salvador –y sobre todo por tendencias marcadas de testimonialismo y feminismo en toda el área centroamericana—varios escritores y críticos que se opusieron a la hegemonía izquierdista en la poesía lanzaron críticas severas en contra del dogmatismo, doctrinarismo y panfletismo que encontraron en la nueva poesía.

En El Salvador, hubo un ataque en contra de la poesía política que vino sobre todo de David Escobar Galindo. Su ataque era en nombre de una lucha contra la cultura de violencia y barbarie por parte de un poeta cuya poesía meditativa y testimonial en los años ochenta, era, como indica Achugar (1984/85), de hecho, producto de y contribuyente al mismo sistema de discurso politizado de las variantes extremas que él criticaba.

Si el desarrollo de la poesía conversacional y comprometida, el exteriorismo, el estilo brecht-bretoniano de Dalton y otras tendencias de los años sesenta se desarrollaron paralelamente con la guerrilla foquista en el campo y la ciudad durante esta época, entonces la poesía campesina-liberacionista, la poesía guerrillera, feminista, tallerista, y testimonial —y otras se juntaron para configurar la poesía de los años 70-80 en Centroamérica, aún mientras otros modos de poesía seguían surgiendo. El hecho que el testimonio se volvió tan importante en la poesía de los años ochenta nos indica el grado de presión histórica y política que había sobre el sistema poético. También el hecho de que Escobar Galindo, el poeta hegemónico de los años de Cristiani, tanto como Cuadra, el poeta laureado de la UNO en Nicaragua, hayan criticado lo que ellos designan como la sobre-testimonialización y sobre-politización de la poesía, corresponde con el momento post-revolucionario que viven sus respectivos países. En este contexto, no es sólo porque tiene más tiempo para escribir que Cardenal empieza a producir una poesía mística afín a su producción de los años setenta, o que Claribel Alegría deja atrás su prosa para dedicarse de nuevo a la poesía, y a veces incluso a la poesía íntima, más a tono con su formación como discípula de Juan Ramón Jiménez. Por otra parte, la reacción natural en contra de la poesía politizada es parte de la transición democrática que persiste ya por varios años. En un libro reciente ya hemos visto el esfuerzo por reconstruir a Roque como un poeta más allá de la política de su tiempo, como un contribuyente a la literatura universal tanto nacional y regional como latinoamericana. Los modelos ahora son diferentes, y podemos reconocer hasta un rechazo de los poetas muy politizados entre los medio-veteranos; y hay una nueva poesía visionaria y no política que se va produciendo entre una juventud inquieta.

Como tal, las formas logradas dentro del campo de esa poesía no podían ser más que contribuciones a un proceso como parte del que lleva Centroamérica a su etapa de "transición democrática", con todas las limitaciones que eso implica como parte del nuevo orden mundial y —¿por qué no decirlo?— postmoderno-periférico.

Es cierto, como dicen Nicaso Urbina y Douglas Salamanca en sus artículos sobre las tendencias entonces nuevas en la poesía (1991) que no se puede pensar en el desarrollo de la poesía centroamericana exclusivamente en función de procesos revolucionarios. Eso es claro aún en mi libro con Beverley, donde el enfoque sí es político, dada la situación mundial y centroamericana. En este sentido, no podemos negar la opinión de Urbina (1991: 914) respecto a que la nueva coyuntura implica el surgimiento de una nueva poesía en la cual los elementos reprimidos o ocultados en la época de crisis y guerra ya se hacen visibles y aún hegemónicos. Igualmente, se puede generalizar la perspectiva de Salamanca sobre el presente y futuro de la poesía nicaragüense a la poesía presente y futura en El Salvador y Guatemala:

La era que ahora se inaugura conlleva el desgarramiento que entraña una vuelta a la realidad; la amarga realidad del subdesarrollo, en momentos en que parecen menos viables que nunca los minúsculos, dependientes y super-endeudados países como Nicaragua.... Se inicia, pues, ahora para la literatura un período de búsqueda, signado por el espectro de la precariedad e iluminado débilmente por la esperanza de construir la democracia. Una cosa puede al menos asegurarse: la renovación de nuestras letras no surgirá de los estamentos sandinistas, ni mucho menos de los sectores de la derecha. Las mayores promesas parecen concentrarse —una vez más— en [una] curiosa pléyade constituida por disidentes, escépticos, renegados y apóstatas. (Salamanca, 1991: 858-59)

Sin duda, los cambios sociales de los últimos años no sólo han sucedido por el desarrollo interno de los países en cuestión. Entonces, a pesar de las palabras de Salamanca, podemos esperar que los cambios en la poesía no irán a estar siempre y sin contradicción a la par con un ritmo histórico que vendrá tan condicionado por el mundo exterior —así como los acontecimientos recientes nos indican. Pues, más fácilmente se transforman las estructuras socio-económicas y políticas de un país que cambian sus patrones fundamentales de cultura, ideología y discurso. Es cierto que los nuevos poetas parecen cansados con la politización de la poesía o con la necesidad de relacionar sus inquietudes vitales y estéticas con la política. He conocido poetas en años recientes que me dicen que el modelo de Roque y sus modificaciones y elaboraciones, campesinas, feministas —lo que sea— ya no sirven y que talvez nunca sirvieron, que este modo de producción poética sería un callejón sin salida. Claro, puedo entender su exasperación y enojo, su frustración y hasta hostilidad con un modelo para acciones sociales costosas en vida y esperanza, con un mundo conflictivo que no parecía capaz de dar fruto. Los poetas quieren, siempre han querido, creo yo, algo más que lucha de clases, o de casta, o muerte en su poesía.

El distanciamento de la poesía salvadoreña de los acontecimientos directamente políticos, la poesía como representante y no referente de la creciente globalización y transnacionalización de la cultura y vida salvadoreña son más bien lo que yo he notado como tendencias activas de los últimos años. Además de un rechazo, hasta odio, de las viejas tendencias políticas. O, si hay política, se tiene que ver con las posibilidades de la juventud en un mundo en transición: un mundo, además, de drogas, pandillas, robo, represión y violencia.

A pesar de todo eso, se espera que en los años que vienen, enfrentados por las nuevas situaciones impuestas por las transformaciones globales y locales, los escritores logren un balance entre lo estético y lo existencial, lo social y lo político. Y es de esperar, entonces, que para bien o para mal, la poesía salvadoreña y centroamericana en general siga adelante, a pesar de sus variaciones y rechazos como expresión de los acontecimientos y las luchas por las cuales pasan los escritores y los sectores más populares y amplios de la región.

©Marc Zimmerman


Notas

Arriba

vuelve 1. Los otros libros son Zimmerman, ed. 1980; Zimmerman, ed.1985 y Zimmerman y Rojas, ed. 1993.

 


Obras citadas

 

  • Achúgar, Hugo, 1984/85: "Poesía política e interpelación populista: el caso de la poesía salvadoreña", en Vidal, ed.: 313-32.
  • Anderson, Benedict, [1983] 1991: Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, edición revisada, Londres. Verso.
  • Beverley, John y Marc Zimmerman, 1990: Literature and Politics in the Central American Revolutions, Austin: University of Texas Press.
  • Cardoza y Aragón, Luis, 1965: Guatemala: las líneas de su mano, 2 ed., México : Fondo de Cultura Económica.
  • Dalton, Roque, 1974: Las historias prohibidas del pulgarcito, México: Siglo XXI.
  • Dalton, Roque, 1994: En la humedad del secreto. Antología poética de Roque Dalton, ed. Rafael Lara Martínez, San Salvador: Dirección de Publicaciones.
  • Salamanca, Douglas, 1991: "Literatura, sandinismo y compromiso", en Revista Iberoamericana, 157, 843-859.
  • Urbina, Nicasio, 1991: "Palabras de silencio hablado. Introducción a la poesía nicaragüense" en Revista Iberoamericana, 157, 891-914.
  • Vidal, Hernán, Ronald Sousa y Marc Zimmerman, eds., 1984/85: Literature and Contemporary Revolutionary Culture I, Minneapolis: Society for the Study of Contemporary Hispanic and Lusophone Revolutionary Literatures.
  • Yanes, Gabriela, Manuel Sorto, Horacio Castellanos Moya, y Lyn Sorto, eds., 1985: Mirrors of War. Literature and Revolution in El Salvador, Trad. Keith Ellis, Nueva York: Monthly Review Press.
  • Zimmmerman, Marc, Bridget Aldaraca, Edward Baker, e Ileana Rodríguez, 1983 [1980]: Nicaragua en Revolución: Los poetas hablan/ Nicaragua in Revolution: The Poets Speak. Minneapolis: MEP.
  • Zimmerman, Marc, ed., 1985: Nicaragua in Reconstruction and at War, Minneapolis: MEP.
  • Zimmerman, Marc, ed., 1988: El Salvador at War: A Collage Epic, Minneapolis: MEP.
  • Zimmerman, Marc y Raul Rojas, eds., 1993: Guatemala: Voces desde el silencio, Guatemala: Palo de Hormiga.
  • Zimmerman, Marc y Oscar de León Palacios, Trad., 1998: Voices from the Silence: Guatemalan Literature of Resistance, Athens, OH. Ohio University Press.

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